
Invitado por el Instituto Serbio para el Estudio del Desarrollo Cultural, el también profesor y crítico disertó sobre el tema general La Cultura cubana hoy, desde la formación de la nación después de la colonización con la fusión de las fuentes españolas y las llegadas desde África con la trata de esclavos.
Tras resaltar los valores universales desde aquellos inicios en las obras de los poetas José María Heredia, José Martí y Julián del Casal se refirió al desarrollo de la música y su influencia en otras latitudes, la que calificó de primer don de los cubanos y su expresión popular más auténtica sin discusión alguna.
López Sacha consideró que el siglo XX fue el gran horno de la cultura cubana con grandes figuras en las letras y la plástica de relevancia y reconocimiento globales para afirmar después que la Revolución triunfante el 1 de enero de 1959 la potenció.
Desgranó minuciosamente el impulso del gobierno revolucionario a esta esfera con la creación de instituciones nuevas en el cine, el ballet, el teatro, la danza contemporánea, la Imprenta Nacional, el sistema de enseñanza artística, Casa de las Américas y otras instituciones.
También incursionó en los conflictos surgidos a inicios de los 70 al imponerse una línea que consideraba el arte como ideología y formación de conciencia y no expresión de la condición humana.
Afirmó que ante los problemas creados por esa postura tanto en la creación como en y con los creadores, la dirección del país comprendió que eso no podría continuar y en 1976 se creó el ministerio de Cultura, que devolvió el quehacer en esa esfera a los creadores de cultura y puso a los funcionarios a cargo de las cuentas.
Los importantes logros desde entonces, recordó, se vieron paralizados, truncados, con el comienzo en 1990 del llamado Período Especial, cuando la economía cubana se desplomó ante la pérdida del 75 por ciento de su comercio.
Resaltó la visión del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, quien en 1993, en una reunión con intelectuales, expresó que lo primero que se debía salvar es la cultura.
Y eso fue posible porque el espíritu es el que enseña a resistir, remarcó el disertante al comentar el asombro del mundo ante cómo Cuba pudo aguantar.
Resumió la labor posterior y hasta ahora, con sus complejidades y contradicciones, para desarrollar la cultura en una etapa de depresión calificando de milagro el más reciente éxito de su país en esta esfera: la celebración de un mes de la cultura cubana en el Kennedy Center de Washington y justo bajo el gobierno de Donald Trump, enfatizó.
En la tribuna, moderada por el director del instituto, Vuk Vukicevic, habló también el embajador de Cuba en Serbia, Gustavo Tristá del Todo, quien enumeró el programa de prioridades de la Revolución para esta esfera desde el mismo 1959 con la apertura de instituciones.
Resaltó la importancia de la Campaña Nacional de Alfabetización en 1961 como el hecho cultural más trascendente porque abrió el horizonte a casi un millón de analfabetos, la fundación del instituto cubano de cine, el Consejo Nacional de Cultura, la Escuela Nacional de Arte el Instituto Cubano del Libro, entre otras muchas.
Fueron las claras señales, dijo, de la decisión de llevar la cultura al pueblo, bajo la máxima de José Martí: Ser culto, es el único modo de ser libre, concluyó el embajador.
El cineasta Goran Radovanovic, disertó sobre sus experiencias y anécdotas del contacto con la cultura cubana durante una estadía en la Escuela Internacional de Cine y TV en San Antonio de los Baños.
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