Aún existen enfoques que, al referirse a la Crisis de Octubre, reducen los análisis a los conocidos «13 Días» –del 16 al 28 de octubre–, desconociendo que, si para Estados Unidos la crisis había comenzado en octubre de 1962, ya Cuba vivía una crisis que amenazaba su supervivencia como nación independiente y soberana desde mucho antes

Aún existen enfoques que, al referirse a la Crisis de Octubre, reducen los análisis a los conocidos «13 Días» –del 16 al 28 de octubre–, desconociendo que, si para Estados Unidos la crisis había comenzado en octubre de 1962, ya Cuba vivía una crisis que amenazaba su supervivencia como nación independiente y soberana desde mucho antes, enfrentada a las más disímiles formas de agresión del Gobierno de Estados Unidos, incluyendo la invasión mercenaria por Playa Girón en abril de 1961. Tampoco se puede entender lo sucedido en octubre de 1962 sin hacer mención a la Operación Mangosta, la más amplia operación de guerra encubierta diseñada e implementada por Estados Unidos contra otro país en esa década, aprobada por el presidente Kennedy desde noviembre de 1961. El propósito fundamental de esta operación era crear el escenario ideal que facilitara una invasión directa de las fuerzas armadas estadounidenses.
Pero tampoco la crisis concluyó definitivamente luego de que el 28 de octubre se hiciera pública la carta de Jrushchov a Kennedy, donde el premier soviético se comprometía a retirar los cohetes de la Isla, decisión que no había sido consultada al liderazgo cubano. Solo la posición valiente e intransigente de la dirección cubana, al negarse a cualquier tipo de inspección del territorio cubano y plantear los Cinco Puntos, fue lo que salvó el prestigio moral y político de la Revolución en aquella coyuntura.
Después del 28 de octubre de 1962 comenzó a ceder la escalada de confrontación, pero ello no significó que en los meses de noviembre y diciembre de 1962 desaparecieran la tensión y el peligro de una guerra termonuclear. En esos dos meses Cuba continuaría desarrollando una intensa batalla política y diplomática, siendo Fidel su principal artífice.
El lunes 29 de octubre, en Naciones Unidas, la delegación soviética anunció la designación del viceministro de Relaciones Exteriores, Vasilievich Kuznetzov, para encabezar las negociaciones con Estados Unidos. Por la parte estadounidense participarían Adlai Stevenson y John McCloy, y por Cuba, Carlos Lechuga. Otra noticia dada a conocer ese día fue la aceptación de U Thant, secretario general de la onu, de la invitación del Gobierno revolucionario para que visitara la Isla. En sus conversaciones con la alta dirección del país quedaron delineadas las posturas firmes de Cuba en cuanto al necesario cumplimiento de los Cinco Puntos. Se planteó que no se permitiría ninguna inspección de control en territorio cubano con pretensiones de verificar la verdadera retirada de los cohetes, pues Cuba no había violado ninguna ley internacional, y Estados Unidos sí, pero nadie controlaría el cumplimiento de su palabra de no invadir a la Isla.
U Thant coincidió con Fidel respecto a la ilegalidad del bloqueo y con otros muchos argumentos planteados por el líder de la Revolución, ello explica el por qué Washington evitó luego una discusión amplia en Naciones Unidas sobre la crisis y la participación directa de U Thant en las negociaciones.
Desde el regreso de U Thant a New York, los negociadores soviéticos y cubanos venían confeccionando un proyecto de Protocolo Tripartito para ser sometido al Consejo de Seguridad, en el que quedaban recogidos los intereses de Cuba planteados por Fidel en los Cinco Puntos.
El 6 de noviembre el Gobierno de Estados Unidos solicitó oficialmente, como solución de la crisis, la retirada de los IL-28 convertidos de pronto en armas «ofensivas». El bloqueo naval y las violaciones al espacio aéreo cubano continuarían todavía por varios días, al tiempo que Kennedy amenazaba con tomar nuevas medidas agresivas a partir del 20 de noviembre. Precisamente ese día, los soviéticos terminaron cediendo cuando llegó a la Casa Blanca un mensaje de Jruschov, en el cual se anunciaba que los IL-28 también serían retirados en un plazo de 30 días. El presidente estadounidense inmediatamente realizó una conferencia de prensa, donde declaró que se habían reducido significativamente los peligros, con la decisión soviética de retirar las «armas ofensivas», y que habría paz en el Caribe si estas se mantenían fuera del hemisferio y si no se usaba a Cuba.
Una batalla política y diplomática
No obstante, para Cuba continuó la batalla política y diplomática. En la tarde del 25 de noviembre, la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ori) y el Consejo de Ministros de la República se reunieron, para tratar los problemas referentes a la solución de la crisis y discutir la respuesta a las palabras del presidente Kennedy. Allí se acordó hacer pública una declaración para dar a conocer al pueblo y al mundo la posición del Partido y el Gobierno cubanos, de condena a la violación flagrante del Derecho Internacional por parte del Gobierno de Estados Unidos.
El 26 de noviembre Carlos Lechuga, embajador cubano en Naciones Unidas, visitó a U Thant para expresarle que era muy importante que la onu no perdiera el control del proceso de negociaciones, pues ya a esas alturas los soviéticos y estadounidenses se reunían sin consultar a U Thant, a quien solo se le informaba después de los acuerdos tomados. Además, era de conocimiento público que U Thant, quien debía rendir cuentas de las gestiones como mediador, había manifestado en La Habana que los dos temas, el de la solución a corto plazo y el de la normalización de las relaciones internacionales en la zona del Caribe, estaban vinculados, por lo que las acciones subversivas y bélicas contra Cuba y el bloqueo económico también serían objeto de análisis, como aspectos esenciales de la solución de la crisis a la largo plazo. Por todo ello Estados Unidos evitó en todo momento verse en una posición tan incómoda en Naciones Unidas, y entrar en un debate con los cubanos. Incluso, en uno de los documentos desclasificados en Estados Unidos, que contiene las sugerencias que McCloy hizo a Kennedy antes de que éste último se reuniera el 29 de noviembre con el viceprimer ministro de la urss, Anastas Mikoyan, se recomendó al Presidente estadounidense que le expresara al dirigente soviético que si la urss mantenía la intención de incorporar a los cubanos en la discusión de los arreglos finales se examinaría la alternativa de interrumpir unilateralmente las negociaciones.
El 28 de noviembre, el Gobierno revolucionario cubano cursó instrucciones a su embajador en la onu, Carlos Lechuga, previendo una posible discusión en el Consejo de Seguridad de los proyectos independientes de declaración de Estados Unidos y la urss. Se le orientaba que, en caso de no arribarse a un acuerdo conforme a los puntos de vista de Cuba –que era lo más probable–, declarara que no existían garantías para Cuba y que fuese muy crítico frente a la posición estadounidense, denunciando ante la onu las consecuencias de esta, llamando la atención al Consejo de Seguridad Nacional sobre el descaro de entrar a discutir el derecho a la invasión, lo cual pugnaba con los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Al día siguiente, Lechuga volvió a recibir instrucciones desde La Habana, en las cuales se le indicaba que, si bien estaba excluida una declaración tripartita, tampoco Cuba estaba de acuerdo con el proyecto de declaración de los soviéticos. La única alternativa era una declaración independiente, que dejara al desnudo la infame conducta de Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad.
El 3 de diciembre la oficina del ministro de Relaciones Exteriores, Raúl Roa, envió a Lechuga un mensaje cifrado, que era una versión de un memorando enviado por Dorticós a Roa, en el que se subrayaba que Cuba haría una sola declaración, de acuerdo con las instrucciones enviadas y que era «imposible ocultar en el Consejo de Seguridad las discrepancias entre la urss y Cuba», aunque no había que destacarlas expresamente, pero sí fijar la posición cubana de que la promesa de no invasión, sin las garantías mínimas contenidas en el proyecto de Protocolo, no constituían una seguridad para la Isla.
Una de las discrepancias fundamentales de Cuba con el proyecto de Declaración de la urss estuvo en la afirmación de que, en todo, el Gobierno soviético actuaba de acuerdo con el de la República de Cuba, lo cual no era cierto. Además, Cuba discrepaba con la declaración soviética cuando esta consideraba como compromisos algunos asuntos a los que nunca los estadounidenses se comprometieron, tales como el respeto a la soberanía de Cuba y la inviolabilidad de sus fronteras, así como la no interferencia en sus asuntos internos. En realidad, Kennedy no se comprometió oficialmente a nada. Todo quedó en palabras y letras de correspondencia. Además, Estados Unidos nunca se comprometió a dejar de seguir agrediendo a Cuba de las más disímiles maneras, sino a no invadirla directamente, sobre lo cual tampoco se establecieron garantías.
Finalmente, la crisis se liquidó de manera formal con dos cartas a U Thant, una muy breve firmada conjuntamente por Adlai Stevenson y V. Kuznetsov, y otra más extensa del Gobierno revolucionario cubano; ambas con fecha 7 de enero de 1963. Estados Unidos había logrado imposibilitar un amplio debate en las Naciones Unidas, y muy pronto reanudaron los planes de agresión abierta y encubierta contra la Isla. Los Cinco Puntos planteados por Fidel –que de haberse resuelto realmente hubieran permitido una solución justa y profunda más allá de la coyuntura– quedaron como constancia de que solo se había logrado una paz efímera y que aún el pueblo cubano tendría que seguir enfrentando por muchos años la política hostil de las distintas administraciones estadounidenses.
Los cinco puntos de Cuba
- Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económica de Estados Unidos contra nuestro país.
- Cese de todas las actividades subversivas.
- Cese de los ataques piratas.
- Cese de las violaciones de nuestro espacio aéreo.
- Retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos.
Fuente: GRANMA