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ES NECESARIO DENUNCIAR EL SILENCIO CÓMPLICE DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS. BRUNO RODRÍGUEZ PARRILLA

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BRUNO RODRÍGUEZ PARRILLA

Transcripción* de la conferencia virtual de Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, desde el MINREX, el 12 de mayo de 2020, “Año 62 de la Revolución”. 

Juan A. Fernández (Presentador).-  Buenas tardes.

Desde la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba damos inicio a la conferencia de prensa del ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez Parrilla, en relación con el atentado terrorista perpetrado contra nuestra Embajada en los Estados Unidos el pasado 30 de abril.

Primero el Ministro realizará una intervención con información novedosa sobre estos graves acontecimientos y posteriormente pasaremos a una breve sesión de preguntas y respuestas.

Informamos que esta conferencia se desarrolla en un formato virtual cumpliendo con las medidas sanitarias establecidas para el enfrentamiento a la COVID-19.  Se transmite en vivo como parte de la emisión del Noticiero al Mediodía de la Televisión Cubana y por la página en Facebook y el canal YouTube de la Presidencia y la Cancillería cubanas.

Ministro, por favor, tiene usted la palabra.

Bruno Rodríguez.-  Muchas gracias a todos quienes desde sus casas siguen esta conferencia de prensa en Cuba o en otros países, y reitero la sugerencia de “Quédese en su casa”.

Como conoce nuestro pueblo, el pasado 30 de abril, a las dos y cinco de la madrugada se produjo un ataque con arma de fuego contra la Embajada de Cuba ante los Estados Unidos.

El autor, Alexander Alazo Baró, cuyas imágenes pueden verse (Señala), es una persona de origen cubano que vive en los Estados Unidos desde 2010.

Hemos reconocido la actuación profesional y rápida de las fuerzas de la policía local y del servicio secreto en el momento del ataque; sin embargo, debo decir que el Departamento de Estado demoró casi cinco días para ponerse en comunicación con las autoridades cubanas y emitir alguna comunicación de carácter oficial sobre este grave suceso.

El Departamento de Estado y el Gobierno de los Estados Unidos, lamentablemente, han optado por silenciar este grave ataque terrorista.  Hasta este mismo instante no se ha producido ninguna declaración pública de condena a este hecho, ni de rechazo a un acto terrorista; ante una situación de esta gravedad, es necesario denunciar el silencio cómplice del Gobierno de los Estados Unidos.

Como muestran las imágenes (Señala), el atacante se aproximó a la Embajada, gritó frases ofensivas y lanzó contra la reja una bandera cubana profanada con varias frases incoherentes y después trató de incendiarla con gasolina.

Se produjo entonces un ataque a tiros, como puede verse (Señala), contra la Embajada, que está en medio de la capital de los Estados Unidos, a unas cuadras de la Casa Blanca, utilizando un fusil semiautomático de asalto por parte de un individuo que viajó con el arma y las municiones desde el estado de Pensilvania.  Iba con la intención de batir lo que hubiera delante, incluso seres humanos si hubieren estado en su línea de fuego; él mismo confesó después que actuó con intención de matar.

Debe precisarse que en el momento del asalto y de los disparos —empleó 32 proyectiles— había 10 funcionarios cubanos en la sede de la Embajada bajo fuego.

Es necesario preguntar al Gobierno de los Estados Unidos cuáles son sus motivaciones para mantener silencio sobre el hecho, mantenerlo alejado de la opinión pública y no lanzar mensajes de disuasión de actos como este en cumplimiento de sus obligaciones legales como país sede de la sede diplomática.

Se trata de un acto terrorista, un acto cometido contra nuestra sede diplomática en Washington, pero que no puede verse separado, sino como un resultado directo de la política y del discurso agresivo del Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, del discurso de odio y de la permanente instigación a la violencia de políticos estadounidenses y grupos extremistas anticubanos que han hecho de este tipo de ataques su medio de vida.

Se sabe que Alazo Baró planificó el atentado con suficiente antelación, que visitó el lugar de los hechos previamente y con fines de exploración unas dos semanas antes del ataque.

Se declaró en el momento de la agresión como un seguidor del actual Presidente de los Estados Unidos.   Vieron los carteles que profanaban la bandera cubana, y se arropó en la bandera de los Estados Unidos.  No ofreció resistencia al momento de ser arrestado, como acaban de ver en las imágenes de video (Señala).

En los documentos legales a los que el público ha tenido acceso, se establece que, según la esposa, Alazo Baró visitó un hospital, en el que seguramente expresó sus sentimientos y delirios de persecución de supuestos grupos criminales cubanos o del propio Gobierno cubano, y posteriormente visitó las oficinas de varias agencias de aplicación de la ley, es decir, de varias agencias de seguridad nacional de los Estados Unidos para formular acusaciones contra nuestro Gobierno y denunciar que este supuestamente pretendía asesinarlo.

Corresponde al Gobierno de los Estados Unidos explicar qué cursos dio a esas acusaciones de Alazo Baró o cómo actuó cuando un individuo con esas características y esos antecedentes formula ante las agencias de aplicación de la ley acusaciones de cualquier naturaleza contra un país que tiene una sede diplomática en territorio estadounidense.

Debo decir que se aprecia negligencia en la conducta del Gobierno de los Estados Unidos, que no actuó ante informaciones de esa naturaleza.

El señor Alazo Baró había visitado las agencias de aplicación de la ley, era poseedor de una licencia para portar armas, dueño de una pistola marca Glock; obtuvo en el periodo previo al ataque un fusil AK-47 y dos semanas antes, como dije, hizo una exploración in situ, en el lugar de la Embajada.

El Gobierno de los Estados Unidos incumplió su obligación de prevenir este ataque del cual recibió señales suficientes.

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En los documentos legales del arresto se registra que Alazo Baró es una persona que sufre algún trastorno mental, que, según dijo, utiliza medicamentos; sin embargo, también en el propio documento del Gobierno de los Estados Unidos se recoge que se encontró en su auto un paquete de polvo blanco que resultó ser cocaína.

Es sabido que Alazo Baró tenía dificultades económicas, había perdido un pequeño negocio y no tenía empleo en el momento del ataque.  Según declaró su esposa, ellos han transitado por períodos en que no han tenido siquiera vivienda, lo que los ha obligado a vivir en el auto.

Sin embargo, como ya dije, es una persona que tenía licencia para armas y licencia de conducir, ¿cómo pudo haber permitido el Gobierno de los Estados Unidos, disponiendo evidentemente de estos antecedentes, que esta persona actuara de esa manera premeditada con ánimo de agresión y de matar?  Corresponde al Gobierno de los Estados Unidos, también, realizar una investigación exhaustiva, a fondo que permita determinar de dónde salió el dinero utilizado.

Según documentos legales, Alazo Baró actuó motivado por odio a Cuba y por temor a agresiones de supuestos grupos criminales cubanos, que todo el mundo sabe que no existen.  Es sabido que en Cuba no hay organizaciones criminales ni crimen organizado, esto lo sabe el Gobierno de los Estados Unidos y todo el mundo.

Debo informar que Alazo Baró en su infancia y juventud y mientras vivió en Cuba mantuvo una conducta social totalmente normal, con inclinaciones religiosas, y en su etapa profesional se dedicó a la labor pastoral.  Cumplió de manera normal el Servicio Militar General, sin ninguna dificultad o suceso relevante alguno.

En el año 2003 Alazo Baró viajó a México con una visa religiosa para asentarse allí, habiéndose casado antes con una ciudadana mexicana de similar vocación.  Residió en México durante varios años y mantuvo una relación normal con Cuba.  Viajó a nuestro país en ocho ocasiones, la última vez en el año 2015, una relación como la que tienen con Cuba los cubanos que residen de manera permanente en el exterior.

Hay que recordar que en años normales, antes de las medidas de recrudecimiento del bloqueo y restricción de los viajes de cubanos a Cuba, nuestro país era visitado por más de 600 000 cubanos anualmente.  De manera que dentro de las relaciones normales que tiene el país con los cubanos que residen en el exterior, dentro de sus propósitos de reunificación familiar, facilitación de los viajes y del derecho a viajar, Alazo Baró visitó frecuentemente nuestro país, la última vez en el año 2015.

Debo decir que durante su período en el exterior también tuvo contacto regular y recibió servicios consulares de manera normal por parte de nuestras oficinas.  De manera que ha quedado establecido que el señor Alazo Baró nunca tuvo ni ha tenido ningún problema en Cuba ni con su país de origen.

Hay que preguntarse y hay que preguntar al Gobierno de los Estados Unidos cómo un individuo con una conducta normal, religiosa, pacífica se transforma en alguien con problemas mentales que, con escasos recursos económicos, se hace poseedor de un fusil de asalto, se traslada, viaja de un estado a otro de la Unión y se lanza a cometer una agresión armada contra una sede diplomática en la capital de esa nación. Seguir leyendo ES NECESARIO DENUNCIAR EL SILENCIO CÓMPLICE DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS. BRUNO RODRÍGUEZ PARRILLA

CONTRA EL DESALIENTO. HOWARD ZINN

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HOWARD ZINN

En 1963, el historiador Howard Zinn (1922-2010) fue despedido del Spelman College de Atlanta, en el estado norteamericano de Georgia, donde oficiaba como catedrático en el Departamento de Historia, a causa de su activismo en torno a los derechos civiles. En el año 2005, fue invitado a regresar para pronunciar el discurso de graduación. Este es el brillante y conmovedor texto de su discurso, pronunciado el 15 de mayo de ese año.

Me siento profundamente honrado por haber sido invitado a volver a Spelman después de 42 años. Me gustaría dar las gracias al cuerpo docente y los miembros del Consejo que votaron a favor de esta invitación que se me hace, y especialmente a su presidenta, la doctora Beverly Tatum. Además, es un privilegio especial estar aquí con Diahann Carroll y Virginia Davis Floyd.

Pero un día como este es vuestro: hoy os licenciáis como estudiantes. Para vosotros y vuestras familias es un día feliz. Sé que tenéis vuestras esperanzas para el futuro, de modo que puede ser un tanto presuntuoso deciros cuáles son las esperanzas que tengo yo depositadas en vosotros, pero son exactamente las mismas que tengo en el caso de mis nietos.

La primera esperanza que tengo es que no os veáis desalentados por el aspecto que presenta el mundo en este momento. Es fácil sentirse desanimado, porque nuestra nación se encuentra en guerra, —otra guerra más, guerra tras guerra— y nuestro gobierno parece determinado a extender su imperio aun a costa de las vidas de decenas de miles de seres humanos. En este país hay pobreza, y personas sin techo, y gente que carece de atención médica, y aulas abarrotadas, pero nuestro gobierno, que tiene a su disposición billones de dólares, se gasta su opulencia en guerras. Hay un millar de millones de personas en África, Asia, América Latina y Oriente Medio que necesitan agua limpia y medicinas para combatir la malaria, la tuberculosis y el SIDA, pero nuestro gobierno, que dispone de miles de armas nucleares, sigue experimentando con armas nucleares aún más mortíferas. Sí, resulta fácil descorazonarse con todo esto.

Pero permitidme deciros por qué, pese a lo que acabo de describir, no debéis sentiros desanimados.

KENNEDY.jpgQuiero recordaros que hace cincuenta años la segregación racial estaba tan fuertemente arraigada aquí en el Sur como lo estaba el apartheid en Sudáfrica. El gobierno nacional, aun con presidentes liberales como Kennedy y Johnson en el poder, miraba hacia otro lado mientras se golpeaba, se asesinaba y se negaba la oportunidad de votar a las personas negras. De modo que las personas negras del Sur decidieron que tenían que hacer algo por sí mismas. Iniciaron boicots, sentadas, piquetes y manifestaciones, y fueron golpeadas y encarceladas, y algunas fueron asesinadas, pero sus gritos de libertad se oyeron por todo el país y en todo el mundo, y el Presidente y el Congreso hicieron finalmente lo que antes no habían conseguido: aplicar las enmiendas número 14 y 15 de la Constitución. Mucha gente había dicho: el Sur nunca cambiará. Pero sí que cambió. Cambió porque la gente corriente se organizó y se arriesgó y desafió al sistema y no cejó. Fue entonces cuando la democracia revivió.

Quiero recordaros también que cuando se estaba librando la Guerra de Vietnam, y los jóvenes norteamericanos iban muriendo y volvían a casa paralizados, y nuestro gobierno bombardeaba las aldeas vietnamitas —dejando caer bombas sobre escuelas y hospitales y matando gente normal en gran número— parecía que no hubiera esperanza de detener la guerra. Pero como en el caso del movimiento del Sur, la gente empezó a protestar y enseguida la protesta prendió. Se trataba de un movimiento de toda la nación. Los soldados regresaron y denunciaron la guerra, los jóvenes se negaron a ingresar en el ejército, y la guerra tuvo que terminar.

La lección que esa historia entraña es que no debemos desesperar, que si tienes razón y te empeñas, las cosas cambiarán. Puede que el gobierno intente engañar a la gente, puede que los diarios y la televisión hagan lo propio, pero la verdad siempre halla el modo de salir a la luz. La verdad tiene un poder mayor que cien mentiras. Sé que tenéis cuestiones prácticas que atender: conseguir un empleo, casaros, tener niños. Puede que alcancéis una próspera posición y se juzgue que habéis tenido éxito según la definición de éxito de nuestra sociedad, por riqueza, posición o prestigio. Pero eso no basta para una buena vida.

Recordemos el relato de Tolstoi, La muerte de Ivan Ilich. Un hombre reflexiona sobre su vida en su lecho de muerte, sobre cómo obró correctamente en todo, obedeció las normas, se hizo juez, se casó, tuvo hijos, y se le consideró un éxito. Sin embargo, en sus últimas horas, se pregunta por qué se siente fracasado. Después de convertirse en célebre novelista, el mismo Tolstoi decidió que eso no bastaba, que debía hablar contra el trato que se daba a los campesinos rusos, que debía escribir contra la guerra y el militarismo.

Tengo la esperanza de que sea lo que sea que hagáis por conseguir una buena vida —ya seáis profesores, trabajadores sociales, gentes de empresa, abogados, poetas o científicos— dediquéis una parte de vuestra vida a hacer de éste un mundo mejor para vuestros niños, para todos los niños. Tengo la esperanza de que vuestra generación exija la terminación de la guerra, que vuestra generación haga algo que no se ha hecho todavía en la historia y borre las fronteras que nos separan de otros seres humanos sobre esta Tierra.

No hace mucho vi una foto de portada del New York Times que no me puedo quitar de la cabeza. Mostraba a varios norteamericanos corrientes sentados en sillas en la frontera meridional de Arizona con México. Sostenían escopetas a la busca de mexicanos que pudieran intentar cruzar el límite con los Estados Unidos. Esto me resultó horrendo: el darme cuenta de que en este siglo XXI de lo que llamamos “civilización,” hemos recortado lo que decimos que es un solo mundo en doscientas entidades creadas artificialmente a las que llamamos “naciones” y estamos dispuestos a matar a cualquiera que cruce una frontera. Seguir leyendo CONTRA EL DESALIENTO. HOWARD ZINN

60 AÑOS DE REVOLUCIÓN: LA REVOLUCIÓN CUBANA, FORTALEZA MORAL Y SOCIALISMO. ÁNGELES DIEZ

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ÁNGELES DIEZ

A continuación reproducimos la conferencia impartida por Ángeles Diez, Cuba, 60 años de Revolución, el pasado día 22 de enero de 2019. Recomendamos su lectura que bien merece un análisis y pensamiento sosegado, en la que se trata no solo la historia de la Revolución, sus valores y pilares, sino también su influencia en el mundo repasando conceptos como internacionalismo, imperialismo o capitalismo de una forma sencilla y muy analítica. 


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Este año se cumple el 60 aniversario de la Revolución Cubana y a lo largo del año se van a realizar distintos actos conmemorativos. En muchos de ellos se hablará de lo que fue la revolución, se hablará de las condiciones de vida en Cuba de la época (de la pobreza, del analfabetismo, del burdel para los americanos, de la mafia, de la Dictadura de Batista…), se hablará de los jóvenes que lideraron la revolución (Fidel, el Che, Camilo…) del movimiento de masas que decidió acabar con la dictadura y con su condición de neocolonia estadounidense; también se hablará de los logros de la Revolución cubana, de cómo Cuba se transformó por dentro y por fuera, de cómo esa pequeña isla se hizo grande, gigante, y se convirtió en una potencia moral y en un referente de liberación nacional.

Seguramente, también hablaremos de la resistencia heroica del pueblo cubano ante la guerra constante y sistemática de la potencia imperial estadounidense. Hablaremos de los héroes cubanos, de las mujeres y hombres que han dado su vida por un proyecto de nación trascendente; y de la influencia de este país en todo el mundo; y especialmente en el momento actual en los procesos revolucionarios latinoamericanos que resisten al imperialismo, como en el caso de Venezuela.

Pero en todos estos homenajes habrá referencias circunstanciales, casi en forma de consigna necesaria pero desgastada, incluso vacía, al carácter socialista de la revolución cubana.

Sin embargo, desde mi punto de vista, todos los demás aspectos: El antiimperialismo, el humanismo, la justicia social, la democracia popular…, todos y cada uno de los logros de la Revolución cubana pivotan alrededor del socialismo como constelaciones que toman su energía y sus contenidos de esa estrella madre.

El socialismo es el motor de todas y cada una de las armas de que disponemos para luchar contra el capitalismo. El antiimperialismo, el humanismo, la justicia, la democracia, cuando nacen de un proceso revolucionario se llenan de contenidos propios que no son sólo anticapitalistas sino que aportan a la construcción de un proyecto propio.

La Revolución cubana fue al mismo tiempo una revolución por la soberanía y por el socialismo. En palabras del querido filósofo cubano Fernando Martínez Heredia, fue una revolución “anticapitalista de liberación nacional”. No fue una copia de las revoluciones anteriores aunque sin duda influyeron en ella, especialmente la revolución rusa. Cuba tomó un camino propio. Pero el socialismo fue una necesidad sin la que no se hubiera podido dar esa liberación nacional. Algo que los estadounidenses nunca han llegado a entender: que el socialismo y la revolución cubana forman una unidad indisoluble.

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