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EL RÍO HUMANO FLUYE SIN OBSTÁCULOS Y DESEMBOCA EN ALEGRÍA TRAS LA VACUNACIÓN. LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

▲ Debidamente protegidos, muestran sus certificados de vacunación al salir de las instalaciones de la Secretaría de Marina en la alcaldía Coyoacán. Foto José Antonio López

LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

A pesar del tamaño de la muchedumbre que quiere vacunarse contra el Covid, ésta es una cola distinta. Nada que ver con los tumultos para subirse al Metro a la hora pico o las conglomeraciones para entrar a ver un partido de futbol. Ni siquiera con las filas para abordar o salir de un avión, divididas en primera clase y turista, en las que los pasajeros se arremolinan como si fueran a perder el vuelo de no subirse primero o se amontonan en el pasillo para bajar a tierra antes que los demás, no vaya a ser que la nave vuelva a despegar con ellos a bordo.

No, este sábado, en la Preparatoria número 5, de Coapa, uno de los tres centros de vacunación de la alcaldía Tlalpan, no hay empujones ni colados, ni salas VIP ni mordidas para pasar antes. Tampoco estacionamientos reservados. Quienes llegamos a inocularnos somos, para efecto de los organizadores, ciudadanos de a pie que merecen el mismo trato, más allá del grosor de la billetera. Y pasamos uno a uno, respetando la sana distancia, los filtros para recibir el biológico ordenadamente, en un clima de amabilidad, cortesía y celeridad.

Todo está bien organizado y dirigido. La logística se opera pulcramente. El personal que atiende a quienes vamos a vacunarnos (médicos, enfermeras, siervos de la nación, trabajadores de la Secretaría de la Cultura) nos trata amigable y diligentemente, se diría que hasta con cariño de por medio. Dan instrucciones precisas, señalan la ruta que hay que seguir, revisan documentación con presteza, toman datos con gentileza, explican con sencillez y precisión la vacuna que van a aplicar, incluyendo su lugar de procedencia (Sinovac, China), advierten sobre posibles efectos secundarios, conducen a los vacunados a una enorme cancha habilitada como sala de reposo para ver si no hay reacciones, revisan la hoja de vacunación y nuevamente la credencial del INE y, luego, 30 minutos después, autorizan la salida entre calurosas despedidas.

Agua y amaranto

En la entrada principal hay sillas de ruedas para quienes tienen dificultades de movilidad. Nada más pasar el primer filtro, obsequian una bolsa con una botella de agua, una manzana y una palanqueta de amaranto. En la sala para revisar la papelería requerida, tomar números de teléfonos y correos electrónicos de contacto, en el salón donde se inyecta y en el espacio en el que, bajo la mirada médica, se espera a que no haya alergias al biológico, hay sillas suficientes para sentarse cómodamente.

Los organizadores, vestidos con chalecos de distintos colores, dispersan el río humano que atraviesa el portal en diversos afluentes que fluyen sin obstáculos, de manera que no hay esperas innecesarias. A lo largo de todo el recorrido no hay una sola muestra de la rigidez y frialdad que parecen ser la regla de las oficinas públicas. Por el contrario, aquí la norma de las brigadas de vacunación es la calidez y el trato humano, especialmente para quienes tienen más edad, inusual en casi cualquier trámite gubernamental.

Nadie pone reparo alguno en la vacuna china. No hay expresiones de desconfianza sobre su eficacia o seguridad. Y la contundencia de las emociones de quienes la reciben o de sus acompañantes son sorprendentes. Los cubrebocas no alcanzan a ocultar las lágrimas. Las llamadas por celular a los cercanos para avisar que la misión se ha cumplido son testimonio de la alegría de saberse, por primera vez en un año, un poco más seguro.

Ya en la calle, esa ciudad de iguales y ese clima de concordia que se vive en la Prepa 5 se desvanece. Las grandes camionetas de lujo con su chofer adentro aguardan en doble fila. Estamos cobrando 20 pesos por estacionarse, dicen los vieneviene a quienes estacionaron sus vehículos en la vía pública. Otros más, la mayoría, se enfilan caminando hacia Tlalpan o rumbo a Acoxpa para abordar el transporte público. Se acabó la fiesta.

Fuente: LA JORNADA

ESTRELLA ROJA SOBRE MÉXICO. LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

Lázaro Cárdenas

LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

El 26 enero de 1959, el general Lázaro Cárdenas llegó a Pekín, invitado por Mao Tse Tung. El mariscal Chan-Yi le había expresado al periodista portugués asentado en México, Antonio Rodríguez, colaborador de Siempre!: Le pido que transmita mis saludos y los del gobierno de la República Popular al general Lázaro Cárdenas. Dígale, por favor, que el presidente Mao le invita a visitar China.

México no tenía entonces relaciones diplomáticas con China (se formalizaron hasta 1972). Del lado mexicano, el ­vínculo entre ambos países se alimentaba, básicamente, de iniciativas de intelectuales, artistas, médicos y militantes de izquierda, en mucho coordinadas por la Sociedad Mexicana de Amistad con China Popular, fundada en 1953, apenas tres años después del triunfo de la revolución en la nación asiática.

A lo largo de los años, en la Sociedad participaron figuras tan prominentes como el filósofo Elí de Gortari, el escritor Fernando Benítez, el pintor Xavier Guerrero, la doctora Paula Gómez. El organismo funcionó en un primer momento –como ha recordado Jesús Vargas– en casa de Esther Chapa, comunista, feminista y sufragista.

El viaje del general estuvo precedido de visitas previas de intelectuales y periodistas que dieron a luz libros y reportajes narrando sus experiencias. Vicente Lombardo Toledano, el primer mexicano en peregrinar a la nueva Meca revolucionaria después del triunfo comunista, escribió Diario de un viaje a la China nueva, testimonio con indiscutibles méritos literarios sobre el nuevo coloso. Con una pluma privilegiada, Fernando Benítez publicó una obra excepcional: China a la vista. Según él, tres meses después de regresar a México seguía hablando sin cesar de lo que había visto. En septiembre de 1958, Elí de Gortari dio a conocer sus Estudios filosóficos de Mao Tse Tung, remarcando la importancia del revolucionario chino como filósofo. Años antes, había divulgado en Cuadernos Americanos sus vivencias sobre el terreno y estudios sobre esa nación.

Antes de recibir la invitación a Pekín, el ex mandatario había declarado públicamente que China tenía derecho a recuperar todo su territorio y expresado su rechazo a la bomba atómica. Nosotros le agradecemos mucho su apoyo –le dijo el mariscal Chan-Yi a Rodríguez, en referencia al michoacano–; el nombre de Lázaro Cárdenas es conocido de todos los chinos. Sus palabras adquieren una importancia particular, por ser pronunciadas por un antiguo presidente de la República Mexicana, que es actualmente general del Ejército.

El mexicano voló en compañía de su hijo Cuauhtémoc, Alejandro Carrillo Marcor y César Buenrostro. Recuerdo –señaló Buenrostro– que le dijeron a Lázaro Cárdenas que viajara como funcionario, lo rechazó y pagó de su bolsa sus gastos e incluso los míos. Los asiáticos realizaron un documental que da cuenta del cálido recibimiento de que fueron objeto los mexicanos (https://bit.ly/3q9SdzX).

El 4 de octubre de 1959, la Sociedad Mexicana de Amistad con China Popular y la Universidad Obrera de México efectuaron un acto de solidaridad hacia el pueblo chino, con motivo del décimo aniversario de la fundación de su República, e invitaron al general.

Cárdenas informó allí sobre su viaje: “Observamos y admiramos el extraordinario esfuerzo que esa nación está realizando para superarse y eliminar la miseria en que han vivido, durante siglos, sus grandes mayorías.

Llegada de Lázaro Cárdenas a Pekín.

Es unánime la opinión acerca del progreso espectacular que se advierte en la China de nuestros días. Ello es el resultado de una profunda y larga Revolución, que tuvo su primera victoria en 1911 y que ha pasado por varias etapas. Se trata de un movimiento social, surgido de la entraña del pueblo chino, tan auténticamente suyo, como profundamente nuestra es la Revolución Mexicana. Quienes somos partidarios del derecho de autodeterminación de los pueblos, la aceptamos y la respetamos como tal. Añadió: Es innegable el derecho inalienable que el pueblo chino tiene a regir sus destinos nacionales, por sí mismo, ejerciendo su soberanía sobre todo su territorio, continental e insular.

Cuando, en 1963 se produjo la ruptura chino-soviética, el general le escribió a Mao y a Nikita Kruschev, y les advirtió que esas diferencias perjudicaban seriamente la unidad de los comunistas en el ámbito internacional, repercutiendo desfavorablemente entre las luchas por la liberación de los pueblos y por la paz mundial.

Como sucedió en muchos países, al calor del conflicto chino-soviético emergieron los primeros maoísmos mexicanos. Después de ser expulsados del Partido Comunista Mexicano en el Congreso 14, Camilo Chávez (https://bit.ly/3b0NA6U), Edelmiro Maldonado (https://bit.ly/3r0z8kI) y Samuel López, se propusieron, junto a Tereso González, reconstituir el partido en marzo de 1964, respaldando la línea china. Poco antes, en la Liga Leninista Espartaco, Francisco González y Enrique González Rojo (https://bit.ly/3q2PVCz) defendieron las posiciones de Pekín, en contra de José Revueltas, que se negó a debatirlas. Otros desprendimientos del PCM se inclinarían también por los maoísmos.

David Alfaro Siqueiros y Chou En Lai

Años después, militantes del Partido Revolucionario del Proletariado Mexicano, dirigido por el ingeniero Javier Fuentes (https://bit.ly/2NKUZ1e), y del Movimiento Marxista Leninista Mexicano se trasladarían a China a recibir formación política y militar, y prepararse para organizar una revolución armada en México. Pero eso ya es otra historia.

Twitter: @lhan55

Fuente: LA JORNADA

DIÁLOGO CON FIDEL. GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZIELLA POGOLOTTI

Han transcurrido seis décadas desde que la Biblioteca Nacional acogió las decisivas jornadas de diálogo de Fidel con los intelectuales cubanos. El paso del tiempo ha ido borrando de mis recuerdos muchos detalles anecdóticos, pero conservo viva la memoria de la atmósfera epocal. 

Tras el derrocamiento de la tiranía de Batista, la Revolución iniciaba la construcción de un proyecto de justicia social y de rescate de la siempre postergada emancipación nacional.  La reciente victoria de Playa Girón ratificaba ese propósito liberador. De esa manera se definía una plataforma programática que se convertiría en punto de convergencia para amplios sectores de la sociedad, así como para escritores y artistas adscritos a una pluralidad de tendencias estéticas e ideológicas. 

Algunos —muy pocos— procedían de las filas del primer partido de los comunistas cubanos. Otros habían colaborado con el Movimiento 26 de julio y se situaban en el amplio espectro de un pensamiento de izquierda, muy marcado por una perspectiva latinoamericanista y antineocolonial. Algunos profesaban un credo materialista y librepensador. Otros se inclinaban a un ideario trascendentalista de raigambre católica. Por encima de las divergencias se imponía la voluntad de hacer un país.

En su naturaleza más profunda el arte constituye una vía específica de conocimiento de la realidad, revelación de zonas ocultas tras las apariencias. De ahí la necesidad de preservar el espacio de la experimentación. Ese espíritu anticonformista e indagador se avenía al carácter de una Revolución ajena a dogmas y afincada en su diseño al examen de las realidades concretas de un país que se planteaba el desafío de alcanzar el socialismo, venciendo el subdesarrollo y el legado colonial. 

La singularidad del propósito conducía a descartar la copia mecánica de modelos prestablecidos. En el terreno de la creación artística, la Europa socialista había establecido las normativas estéticas del llamado «realismo socialista», convirtiendo en razón de Estado la propuesta aprobada por el congreso de escritores celebrado en Moscú en 1934.  Traspasada la mitad del siglo XX, eran obvias las consecuencias negativas de esa decisión. También en este terreno Cuba tenía que definir su propio camino, lo que se fue haciendo sobre la marcha, no exenta de acalorados debates.

Con su enorme poder de concentración y su capacidad de escucha, Fidel siguió el curso de las controversias y atendió la diversidad de criterios acerca de temas del arte, el pensamiento y la historia. En sus Palabras a los intelectuales pueden advertirse respuestas implícitas a muchos de ellos. Pero lo esencial de un discurso tantas veces mal citado trasciende lo circunstancial. Desde un punto de vista conceptual expresa una noción de la cultura estrechamente imbricada con el indispensable y emergente desarrollo de la educación. 

El auspicio de la creación artística debe complementarse con una acción liberadora sustentada en la conquista mayoritaria de las posibilidades de apropiarse creativamente de los bienes del espíritu. La formación de un ciudadano consciente, dueño del más amplio saber, constituye el cimiento indispensable para la edificación de una sociedad renovada.  Años más tarde, la continuidad de esa visión se manifestó en el impulso a la universalización de la enseñanza superior. Desde esa perspectiva, el aprendizaje rebasa lo utilitario para convertirse en puntal del pleno desarrollo humano, irrenunciable aún en las condiciones más difíciles.

En los años 90 el mundo asistía al derrumbe del socialismo europeo, al desconcierto de los movimientos de izquierda y a una agresiva reconfiguración del pensamiento de la derecha, con formulaciones tales como el proclamado fin de la historia y el choque de civilizaciones. 

Los cubanos padecimos una vertiginosa caída del Producto Interno Bruto, sufrimos la pesadilla de los prolongados apagones, así como la parálisis de la producción editorial y de la realización cinematográfica, que produjeron fuerte impacto en el sector artístico. 

En tan difíciles circunstancias prevaleció el empeño común por salvar la nación. A través de la UNEAC, el diálogo con Fidel se sistematizó en los congresos que entonces se celebraron y en las reuniones regulares de los consejos nacionales. Ante los desafíos del momento, no primaron reclamaciones gremiales. Para muchos era más perentorio abrir la agenda al análisis de los problemas que afectaban a la sociedad en aquellas circunstancias, cuando se manifestaban los rebrotes de actitudes racistas mientras muchos jóvenes se distanciaban del estudio y el trabajo.

Ámbito primordial de la cultura, espacio de convivencia y cohesión social, la ciudad fue objeto de atención sistemática. La mano de Eusebio Leal estaba salvaguardando el casco histórico de la capital. Pero los valores primordiales de La Habana se extendían mucho más allá de los límites de la zona colonial. Constituían el resultado de la obra de generaciones sucesivas, incluidos notables logros correspondientes a la etapa revolucionaria. 

A los efectos del paso del tiempo y del acelerado crecimiento demográfico se añadían intervenciones constructivas que agredían el perfil urbano de algunos barrios. El reclamo de los artistas detuvo proyectos que hubieran podido afectar el hermoso trazado de la Avenida Paseo, en el Vedado. Con total desinterés, los arquitectos se dispusieron a colaborar en la actualización de las regulaciones urbanas de la capital.

En un contexto de suma precariedad, el intercambio de ideas afianzaba el compromiso de todos en la edificación de un país.

Fuente: JUVENTUD REBELDE

LA PÁGINA EN BLANCO. GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZIELLA POGOLOTTI

En los días de mi infancia pasé de las biografías de artistas e inventores a las novelas de Alejandro Dumas, desde los pasajes de Los tres mosqueteros a las intrigas de la corte de Catalina de Médicis y su sangrienta noche de San Bartolomé, para llegar a las aventuras relatadas por Julio Verne. De este último, recuerdo ahora Los hijos del capitán Grant.

La historia de la búsqueda del padre perdido en una isla desconocida del Pacífico comienza con el hallazgo de un mensaje, un llamado de socorro lanzado al mar en una botella. Comprendí entonces que el acto de escribir implica la necesaria búsqueda del interlocutor.

Por ese motivo, ante la página en blanco, a la hora de redactar mi columna semanal, me oprime una singular sensación de angustia. Trato de imaginar el perfil del destinatario desconocido, mi indispensable contraparte en un diálogo silencioso. Coincide conmigo en las preocupaciones ineludibles en estos tiempos de pandemia, configurados también por los apremiantes ajustes mentales derivados de los cambios económicos y sus repercusiones en la vida cotidiana de todos y cada uno de nosotros. 

En tan complejas circunstancias afloran las contradicciones latentes en el subsuelo del tejido social, tanto en el plano de las conductas como en el de los valores. Se manifiesta el vividor, dispuesto a extraer beneficios al margen de la ley y también aquel otro, con descomunales agallas, motivado por desmedidos afanes de lucro. Como manchas de aceite sobre una superficie de aguas claras se revelan también la desidia y el formalismo en el cumplimiento mecanicista de las tareas.

Menos visibles, quizá, se encuentran quienes se sobreponen a las dificultades del ahora y mantienen el palpitar de la vida. Cautelosos ante las amenazas de la pandemia, cuando apenas asoma el amanecer, aguardan el medio de transporte, marchan al trabajo para asegurar el funcionamiento de los hospitales, los servicios bancarios y otras demandas básicas del pueblo. 

Entre ellos habrán de reconocerse mis interlocutores, por lo cual percibo la angustia que emana del compromiso y la responsabilidad, a la vez que se multiplican las interrogantes acerca del papel del periodismo en los días que corren, marcados por el influjo creciente de una digitalización que entrega, con rapidez fulgurante, la información del ahora mismo.

El trabajador de la prensa ha dejado de ser el cazador de la noticia, también retratado otrora en las novelas de Julio Verne. En ese contexto, sin embargo, la letra impresa en papel, con su olor a tinta fresca, sigue estando ahí. Destinada a una lectura reposada, ofrece el espacio necesario para la reflexión y el recuento, para el ejercicio de la crítica y el rescate de los paradigmas ajustados al modelo de sociedad que aspiramos a construir.

Las tendencias dominantes en el mundo propagan una filosofía del éxito, conducente a la acelerada depredación del planeta y a la exacerbación del individualismo. Nuestro camino es otro. Hemos apostado en favor de la emancipación humana. En medio de las dificultades agigantadas por la pandemia, nuestra opción consiste en juntar voluntades, mancomunar esfuerzos en bien de todos y reivindicar el valor del trabajo como forma de realización personal, vía de crecimiento mediante el llamado a la permanente superación. 

En esas circunstancias, quienes mayor empeño pongan en la obra común y obtengan con ello los mejores frutos, habrán de recibir justa remuneración. Pero el estímulo material no es la única compensación valedera, porque en este momento complejo su comportamiento los convierte en verdaderos protagonistas, en portadores de una auténtica ejemplaridad, en modelos que habrán de expandirse a través de la conducta de muchos otros. Se trata, por tanto, de no menoscabar la acción en el plano de la conciencia. 

Hoy, como ayer, tenemos que seguir apuntalando los valores espirituales en el sitio que merecen. Es una responsabilidad que atañe a la sociedad en su conjunto, desde el proceso de formación de niños y jóvenes hasta el debate en el ámbito público promovido por la prensa.

El toque de subjetividad característico de la crónica, el enfoque analítico del artículo y el vuelo narrativo del reportaje garantizan una comunicación efectiva con el lector en la búsqueda de la verdad subyacente en el trasfondo de la noticia. A contrapelo del agobiante vivir cotidiano, el periodismo puede contribuir a la preservación de una conciencia lúcida, indispensable para discernir la causa de las cosas, fortalecer los vínculos entre ética y sociedad y combatir los males que se interponen en el propósito de construir una sociedad mejor. 

En la evocación seductora de la memoria histórica podremos encontrar los paradigmas que ahora demandamos. Tenemos que descubrirlos también en la masa anónima que hoy comparte nuestros afanes y desvelos.

Fuente: JUVENTUD REBELDE

HACE 60 AÑOS. GRAZIELLA POGOLOTTI

Hoy Graziella está de cumpleaños. Desde que la conozco –hace más de cuatro décadas– siempre he sentido por ella una admiración sustentada en su integridad, su inteligencia, su sabiduría, su constancia y su lealtad creadora a la Patria y a la Revolución. Felicidades, maestra.

GRAZIELLA POGOLOTTI

Amanecía 1961. No lo sabíamos todavía, pero estábamos entrando en un año decisivo. En Nueva York, con el rostro aún tumefacto al cabo de una serie de operaciones, de súbito me llegó la noticia. Estados Unidos había roto las relaciones diplomáticas con Cuba. Aceleré los trámites de regreso. Al llegar a La Habana me encontré con un paisaje sorprendente.  El país estaba sobre las armas. La guardia miliciana reforzaba los puntos estratégicos. Había emplazamientos artilleros en el Hotel Nacional y los milicianos aseguraban la vigilancia en los edificios más altos de la ciudad.

La fulminante victoria de Playa Girón reafirmaba la confianza en nuestra capacidad de defender, ante todo, la independencia de la Patria. Con esa convicción arraigada había que proseguir el esfuerzo por romper el pasado, lastre del legado colonial en el plano de las deformaciones estructurales de la economía, así como en el de la conformación de las subjetividades.

Por eso, la prioridad concedida a los preparativos para la defensa del país no interfirió en el sostenido impulso a la Campaña de Alfabetización, punto de partida, aunque así no lo percibiéramos en aquel momento, de una profunda revolución cultural.

Impaciente, deseosa de crecer a través de la participación en un empeño histórico, la muchachada encaró el desafío de lanzarse hacia lo desconocido. Disponía tan solo de una cartilla y de un simbólico farol para dar acceso al conocimiento letrado a los marginados de siempre. Sin percatarse de ello, los presuntos maestros se convertían en aprendices. Compelidos a compartir vivienda y quehaceres cotidianos en condiciones de suma precariedad, luego del cansancio de la faena diurna, conducían el lápiz en las manos endurecidas desde la primera infancia por los rigores del trabajo. Descubrieron la dimensión social de la cultura y la fractura existente en el seno del país. Sin que llegaran a formularlo en términos conceptuales, habían topado con la naturaleza del subdesarrollo. En efecto, la disponibilidad de servicios y de información situaba a las ciudades en el contexto de la modernidad, mientras otros territorios permanecían al margen del tiempo.

 Superar las barreras del subdesarrollo requiere un esfuerzo prolongado. Algo después de la Alfabetización, estudiantes y profesores de la universidad fuimos convocados a llevar a cabo tareas de difusión cultural en territorios entonces desfavorecidos. Me correspondió hacerlo en Moa.

La pericia del ingeniero Demetrio Presilla había logrado echar a andar la fábrica, abandonada por sus propietarios. Pero la distribución urbana conservaba la impronta imperial. Sobre una suave colina se edificaba la casa, otrora destinada a los directivos del establecimiento minero. Más abajo, tras un terreno baldío de varios kilómetros, se ubicaba el caserío improvisado destinado a los obreros.

Dotada de escuela y de un policlínico, la zona privilegiada había estado separada de las tierras viejas por una reja, solo abierta en las mañanas y en las tardes para garantizar la entrada y la salida de la servidumbre. Aquellos cubanos habían sido víctimas de un verdadero apartheid en su propio país. Dado el poco tiempo transcurrido, la Revolución no había podido transformar las condiciones físicas del lugar.  Puso, sin embargo, la escuela y los servicios médicos al alcance de todos y, fundamentalmente, derribó la reja, rescate de soberanía y dignidad para los habitantes del conglomerado urbano.

De manera conjunta, la Alfabetización y la victoria de Girón afianzaron la soberanía y la democratización de la sociedad. Desaparecidas paulatinamente las zonas de silencio, el dominio de la letra y el acceso a la información favorecieron la participación consciente de los ciudadanos en la vida pública.

En tan difíciles circunstancias se había diseñado una audaz estrategia de desarrollo con el impulso a la educación de adultos y la fundación de los primeros centros de investigación científica, aun cuando escaseaban todavía los egresados de la educación superior. Entonces, el propósito parecía quimérico.

La noción de plena soberanía incluye también el dominio del saber más avanzado. Del universo otrora preterido surgieron profesionales universitarios, artistas talentosos y científicos destacados por su contribución al adelanto de determinadas áreas del saber. La inversión en la cultura y la educación ha sido altamente rentable.

Han transcurrido más de seis décadas de asedio. Al fracaso del ataque frontal en Playa Girón sucedió el empleo de otras formas de subversión, entre las cuales se destaca el progresivo y sistemático recrudecimiento del bloqueo, destinado a privar de oxígeno a los habitantes de la nación caribeña. Y, sin embargo, el país ha sobrevivido, ha afrontado duras carencias, ha mantenido la continuidad de su práctica de solidaridad internacionalista, ratificada ante la pandemia que invade el planeta.

La clave del enigma se encuentra en el arraigo a profundas convicciones asentadas en lo esencial del espíritu de la nación, en una conducción que no subestimó el peso específico de los estímulos morales, en una prédica ajena a tentaciones demagógicas, que supo convertir en aprendizaje cada acontecimiento, y en el diseño de una estrategia que, aun en las circunstancias más difíciles, no renunció a mantener la vitalidad de una perspectiva de desarrollo.

Fuente: JUVENTUD REBELDE

LOS INTELECTUALES Y LA REVOLUCIÓN. GRAZIELLA POGOLOTTI

Alejo Carpentier

GRAZIELLA POGOLOTTI

En 1959, Carpentier llevaba 14 años instalado en Caracas, donde sus conocimientos en los campos de la publicidad y la radiodifusión le proporcionaron bienestar material y, por primera vez, la disponibilidad de tiempo para desarrollar su obra literaria. Con El reino de este mundo alcanzó renombre internacional, reafirmado luego a partir de la difusión de Los pasos perdidos. En Europa y Estados Unidos la crítica acogió con entusiasmo la aparición de una narrativa renovadora en su visión de América y en la concepción de la novela histórica.

El triunfo de la Revolución Cubana lo estremeció con el despertar de sueños forjados desde sus años juveniles. Quemó las naves. Regresó para compartir el destino de los suyos y poner al servicio de la obra en construcción su experiencia de vida en el terreno de la cultura y sus amplios contactos en el plano internacional.

Hijo de rusa y francés, había nacido en la ciudad suiza de Lausana. Llegó a Cuba en su primera infancia. Aquejado de asma, no pudo frecuentar la escuela de manera regular. En procura de una atmósfera menos contaminada, vivió en una zona todavía rural de los alrededores de La Habana, donde aprendió los secretos de nuestro paisaje y conoció de cerca las duras condiciones del vivir campesino. En el aislamiento impuesto por la enfermedad empezó a construir su inmensa cultura musical y literaria.

No había salido de la adolescencia cuando, abandonado por el padre, se hundió de súbito, junto a su madre, en la más absoluta indigencia. Con los zapatos rotos y la ropa remendada, tuvo que sumergirse en la ciudad desconocida en busca de sustento. Se inició entonces en el periodismo. En las redacciones de los órganos de prensa y en las célebres tertulias del café Martí se fue vinculando a una generación que sería la suya. La renovación de los lenguajes artísticos se imbricaba entonces con el espíritu emancipador y el crecimiento de la conciencia antimperialista.

Eran jóvenes que irrumpían en la tercera década del siglo XX movidos por la voluntad de transformar en todos los órdenes la República neocolonial. Se fueron congregando alrededor del llamado Grupo Minorista, cuyo manifiesto programático había sido inspirado por Rubén Martínez Villena. Algunos de ellos habían participado en la Protesta de los Trece contra la corrupción imperante al amparo de la presidencia de Alfredo Zayas. Ante la dictadura de Machado, las posiciones políticas se definieron aún más y consolidaron los vínculos con el movimiento intelectual latinoamericano, sometido en muchos lugares a similares formas de opresión.

Atento al peligro que lo amenazaba, Machado apeló a la represión. Tomando como pretexto una inexistente conspiración comunista, el dictador lanzó una cacería policial contra sindicalistas y profesores de la Universidad Popular José Martí, además de dirigentes estudiantiles y miembros del Grupo Minorista. Carpentier fue detenido y encarcelado. Para impedir la deportación que lo amenazaba, contando con la asesoría de Emilio Roig, su madre hizo constar, ante notario, que el joven Alejo había nacido en La Habana, ficción a la que Carpentier se atendría durante el resto de su vida, porque en su país de adopción el sentimiento de cubanía había arraigado definitivamente.

En ese viraje de los años 20, Carpentier se comprometió en lo político. Exploró, así mismo, lo más profundo de la sociedad cubana. Asociado a los proyectos renovadores de los compositores Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla descubrió la importancia de la contribución de África al desarrollo de la cultura nacional. En términos polémicos, enfrentó los prejuicios de una sociedad racista.

A partir del triunfo de la Revolución, Carpentier se dedicó de lleno a las faenas del momento. Con generosidad extrema entregó al país los beneficios de su premio Cervantes. Donó al Museo valiosísimas obras de arte, entre ellas La silla, de Wifredo Lam. En cumplimiento de su voluntad, su viuda, Lilia Esteban, liberó sus bienes personales, incluida la importante papelería del escritor en favor de la Fundación Alejo Carpentier.

Al decir de Raúl Roa, uno de los protagonistas, la Revolución del 30 se fue a bolina. Contribuyó, sin embargo, a revitalizar una tradición. Dejó la impronta de la acción y el pensamiento febriles de Rubén Martínez Villena, ya sin voz y con los pulmones devorados cuando recibía las cenizas de Julio Antonio Mella. Quedaron en el recuerdo el sacrificio ejemplar de los estudiantes universitarios, el batallar de Antonio Guiteras, el espíritu rebelde de Pablo de la Torriente Brau, que permea su obra literaria y lo induce a proseguir el combate a favor de la República Española hasta la entrega de la vida en Majadahonda.

Los efectos del intervencionismo norteamericano en los asuntos del país, así como la frustración del intento emancipador de los años 30 profundizaron el desarrollo de la conciencia antimperialista. Para los intelectuales cubanos, más allá de diferencias en lo estético y en lo filosófico, la reivindicación de la soberanía nacional y la conquista de la justicia social se convirtieron en aspiraciones irrenunciables.

El vínculo de los intelectuales con la Revolución de enero no responde a privilegios concedidos para producir alabarderos oficialistas. Se fundamenta en experiencias de vida, en una memoria histórica vigente y en la resistencia ante el asedio de un imperio tozudamente empeñado en torcer el destino de la nación.

Fuente: JUVENTUD REBELDE

PARA HACER UN PAÍS. GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZIELLA POGOLOTTI

Un país se va haciendo con la participación de muchas manos. Gran parte de ellas permanece en el anonimato. Son las de quienes trabajan la tierra y cortan caña, crecidos en su empeño ante los desafíos impuestos por una naturaleza sujeta a las conmociones del tiempo y del cambio climático. Son las de quienes abren caminos y edifican casas, las de quienes atienden la salud de todos, las de quienes transmiten conocimientos a las nuevas generaciones, las de quienes abren compuertas a los nuevos saberes para responder a las demandas de la práctica cotidiana. Son, en suma, las de quienes se dedican a solventar las exigencias de la vida material en beneficio propio y de los demás. 

Aunque no tengamos plena conciencia de ello, ese obrar en el presente va acompañado de la conformación de un imaginario hecho de vivencias personales enhebradas con una memoria colectiva preservada en los libros, la educación y los medios de comunicación masiva, pero también en la experiencia viva de las generaciones que comparten cada etapa histórica. 

De ese caudal impalpable emana la percepción del presente y la irrenunciable búsqueda de un mañana mejor. De esa manera, la memoria, asentada en la subjetividad, se convierte en fuerza objetiva al servicio de la transformación de la realidad. Ese tesoro impalpable constituye lo que acostumbramos a nombrar cultura, resultante del trabajo de pensadores y artistas del sustrato latente en una poderosa corriente popular.

Desde que entre los criollos ilustrados nació el germen de un sentimiento de cubanía, en un singular maridaje de pensamiento y poesía, empezó a formularse el proyecto de nación. Este llegaría, como cristalización primera en lo más profundo de la sociedad toda, durante la Guerra de los Diez Años. En Ese sol del mundo moral, Cintio Vitier, eludiendo el exceso de referencias a los acontecimientos históricos más visibles, emprendió el rescate de las corrientes soterradas que mantuvieron su continuidad en los momentos de eclosión y en las etapas de desengaño. A no dudarlo, la experiencia personal del escritor impulsó su cuidadosa revisión de un proceso histórico iniciado en los días del Padre Félix Varela y del poeta José María Heredia.

Vitier perteneció a la generación literaria que emergió en un período de entre revoluciones, cuando la intervención del imperio frustró el movimiento emancipador que derrocó la dictadura de Machado. Le tocaría conocer la entronización de la mano dura, la descomposición de los ideales de otrora en los enfrentamientos armados callejeros y en la desvergonzada corrupción ejercida desde el poder.

Ante la degradación de la vida pública, algunos poetas, agrupados en torno a José Lezama Lima, establecieron un núcleo de trabajo y resistencia. Mientras fue posible, en procura de un círculo más amplio de interlocutores, fundaron revistas. Luego, poco confiados en soluciones inmediatas, aunque proyectados hacia un futuro deseado, siguieron haciendo su obra.

En lo más sombrío de la década del 50, Cintio Vitier escribió Lo cubano en la poesía, apuesta en favor de un sueño de nación. Permanecieron en el apartamiento hasta que el triunfo del Primero de Enero significó, al decir de Roberto Fernández Retamar, la «vuelta de la antigua esperanza».

El relato histórico de Cintio en Ese sol del mundo moral subraya las características de un proceso de duro bregar a través de sucesivos altibajos. En Varela y Heredia se manifiesta un punto de partida del ejercicio de un pensar liberador por antidogmático, sustentado en una perspectiva independentista que, para llevarse a cabo, despojara al país todo de las cadenas de la esclavitud, a la vez que el poeta denuncia «los horrores del mundo moral». 

Condenados el presbítero y el poeta al exilio, la Isla conoció una etapa de implacable represión que llegó a su punto más alto con la llamada Conspiración de la Escalera. En ese ominoso contexto subsistió la voz de José de la Luz y Caballero. Sobreponiéndose a su precaria salud y al dolor causado por la muerte de su hija, Luz y Caballero hizo de la escuela lugar de prédica, de siembra y de formación de valores, traducidos en sus célebres aforismos y en las charlas sabatinas para los alumnos de El Salvador, entre los cuales se encontraban futuros luchadores por la independencia. Por vía de su maestro Mendive, le llegó a Martí la memoria de la presencia viva de Don Pepe. El apego a los principios morales como fundamento de la nación se convirtió en una de las piedras esenciales de la acción redentora del Maestro.

En la disposición al sacrificio de los combatientes del Moncada, en la autoría intelectual atribuida a José Martí y en el texto de La historia me absolverá, Cintio Vitier reconoce la cristalización de un legado espiritual, el de ese sol del mundo moral. Hacer un país de la acción concertada del laboreo de las manos requiere también del potencial latente en un imaginario nutrido del pensamiento y los sueños edificados en la larga batalla por forjar la nación.

Fuente: JUVENTUD REBELDE

80 AÑOS DE LUIS BRITTO GARCÍA. JOSÉ LUIS DÍAZ-GRANADOS

El gran escritor venezolano Luis Britto García y el poeta colombiano José Luis Díaz-Granados, en Caracas, Venezuela, el 10 de enero de 2019.

JOSÉ LUIS DÍAZ-GRANADOS

En 1970, los jóvenes que nos estábamos iniciando en el difícil, hermoso y hechizante oficio de escribir, nos congratulamos al recibir la noticiade que un contemporáneo nuestro, el narrador venezolano Luis Britto García, acababa de recibir el Premio Casa de las Américas por su novela *Rajatabla, *en La Habana, Cuba.

Britto García —nacido en Caracas el 9 de octubre de 1940, exactamente el mismo día del mismo mes y del mismo año que vino al mundo John Lennon—, adhirió desde su febril adolescencia las disciplinas de la creación literaria y la militancia política en la izquierda revolucionaria, pasiones que sigue cultivando con actitud incondicional hasta el día de hoy.

Este hombre bueno, culto y noble de espíritu, cuando tenía apenas quince años, participó activamente en las multitudinarias y sucesivas manifestaciones en contra de la dictadura militar del general Marcos Pérez Jiménez, la cual se cayó en enero de 1958, cuando el déspota huyó despavoridamente a Miami “como un conejo sonámbulo”, al decir de Pablo Neruda en su famosa *Canción de gesta.*

Años después, Luis Britto García recibió el título de Doctor en Derecho en la Universidad Central de Venezuela. En la “década prodigiosa” fundó y dirigió periódicos literarios y humorísticos (donde colaboraba además con caricaturas), como *Clarín *y*La Pava Macha.*

Su vocación literaria ha sido reconocida a lo largo de más de cincuenta y cinco años fecundos con galardones como el Premio Nacional de Literatura, el Premio Nacional de Teatro Juana Sujo,**por *Venezuela Tuya, *el Premio Municipal de Teatro por *El tirano Aguirre o la conquista de , *el Premio Municipal de Ensayo por *Demonios del mar: corsarios y piratas en Venezuela, *y el Premio Ezequiel Martínez Estrada, en La Habana, entre otras distinciones.

Su obra literaria es multifacética y abundante, en novela, cuentos, ensayos, periodismo, artículos políticos, teatro y guiones de cine. Entre sus libros más sobresalientes citamos: *Los fugitivos y otros cuentos, Racha, Rajatabla, Abrapalabra *(también, como la anterior, fue reconocida con el Premio Casa de las Américas), *Me río del mundo, La orgía imaginaria o Libro de utopías, Rajapalabra, Pirata, El imperio contracultural, Muñequita linda, La ópera salsa *(con música de Cheo Regas), *Golpe de gracia, Andanada, Pare de sufrir *y *Arca, *libros que testimonian su ejemplar entrega a ese apostolado cultural que como el poema de Miguel Hernández, es un rayo que no cesa.

Luis Britto, consecuente del curso racional de la historia —entre deslumbramientos, derrotas, tempestades, logros y triunfos—, es un firme y valeroso defensor de la Revolución Bolivariana y al mismo tiempo de las luchas por la emancipación de todos los oprimidos del mundo.

Ha escrito y publicado, además, decenas de ensayos de ciencias sociales, ciencias del lenguaje y numerosas obras teatrales.

Su amigo, el escritor Gabriel Jiménez Emán, lo define en breves y brillantes palabras:

“Nuestro escritor está siempre develando lo oculto, acercándose a lo marginado o marginal, a los extramuros, a la conciencia que nace de la subversión, y eso a su vez le da pie para obtener una conciencia aun mayor acerca de las cosas que ocurren en el continente, esta vez desde una óptica socialista (su visión ha sido siempre y necesariamente socialista) y ello le hace pergeñar un ensayo sobre la* Conciencia de América Latina***(2002) y aún más, ser más ambiciosamente propositivo en cuanto a un *Socialismo del tercer milenio* (2008). En sencillamente imparable”.

¡Larga vida e infinita fecundidad literaria a Luis Britto García, grande escritor, cardinal y emblemático de Venezuela y de Nuestra América!

FIDEL Y LA CULTURA. GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZIELLA POGOLOTTI

Soy una superviviente de aquellas intensas jornadas de debate en la Biblioteca Nacional clausuradas por el discurso de Fidel conocido luego con el nombre de Palabras a los intelectuales. Los participantes respondían a un variado perfil. La mayoría estaba conformada por escritores y artistas. Había también historiadores y arquitectos, en correspondencia con una concepción amplia de la cultura. Era junio de 1961, transcurridos apenas dos meses desde la victoria de Girón. Faltaba poco para la celebración del congreso que daría lugar al nacimiento de la Uneac.

La conmemoración de las efemérides no puede congelarse en un ritual evocativo de un conjunto de fotos fijas detenidas en el tiempo. Ofrece la oportunidad de convocar a la reflexión productiva, volcada hacia los grandes temas de la contemporaneidad. Raudales de tinta se han derramado en torno a un acontecimiento que sentaba las bases de la política cultural de la Revolución Cubana. Animados por intereses políticos contrapuestos, se han centrado en el análisis de la célebre fórmula “dentro de la Revolución todo, contra la Revolución, nada”, síntesis de uno de los aspectos abordados en el examen del ancho campo de la cultura. Se daba así respuestas a las interrogantes sobre la libertad de creación, planteada a partir del veto interpuesto por el Icaic a la exhibición en los cines del documental PM.

El enfoque segmentado prescinde del contexto. La victoria alcanzada en Girón no implicaba el abandono del asedio al que estaba sometida Cuba. La subversión que alentaba el uso de la violencia prosiguió. Con ese respaldo, los alzados subsistían en el Escambray y en otros territorios rurales. Imponían la concentración de recursos militares y paralizaban el desarrollo económico en esas zonas. El reclamo del cese de las agresiones condujo a la Crisis de Octubre. Por lo demás, la Revolución no renunciaba a la singularidad de su proyecto. La opción socialista se fundía orgánicamente con la fidelidad a la causa descolonizadora y al compromiso internacionalista, tal y como se ratificaría en la II Declaración de La Habana, a comienzos de 1962.

El camino socialista garantizaba la defensa de la siempre postergada soberanía nacional. Sin embargo, como lo afirmaría Fidel en numerosas ocasiones a lo largo de su vida, quedaba por dilucidar el mejor modo de hacerlo. Son bien conocidas las polémicas de la época al respecto, muchas de ellas estimuladas por el Che. Sin acallar la pluralidad de puntos de vista, había que construir consenso en la vida pública y en la cultura, lo cual no significaba la imposición de la homogeneidad en el pensar, sino la conjunción de voluntades diversas en función del logro de un proyecto social.

En el ámbito de la cultura, la directiva de la Uneac ratificaba el reconocimiento de la convergencia generacional y el compromiso activo de los portadores de distintas orientaciones estéticas. Alrededor de Nicolás Guillén se congregaban Lezama y Carpentier, así como Roberto Fernández Retamar, Lisandro Otero y Fayad Jamís. Pablo Armando Fernández sería el portador de las llaves de la casona de 17 y H.

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DE EMILITO A EUSEBIO. GRAZIELLA POGOLOTTI

El primer Historiador de La Habana, Emilio Roig de Leuchsenring, en su despacho. Foto: Archivo de Granma

GRAZIELLA POGOLOTTI

Todos le decían Emilito, más por afecto que en razón de su estatura. Cursaba todavía el bachillerato cuando empecé a asistir, por iniciativa propia, a los ciclos de conferencias que auspiciaba en el Palacio Lombillo. En las noches, pasando de Peña Pobre a Cuba, desembocaba por Empedrado, en la Plaza de la Catedral, apacible y silenciosa a pesar de la mala fama que envolvía al solar del Chorro. Pude observarlo desde la distancia, inquieto, nervioso, en ocasiones explosivo, como cuando los marines ultrajaron el monumento a Martí en el Parque Central. Entonces, desde la radio, pronunció en inglés palabras que dichas en castellano no podrían transmitirse por ese medio por violar las normas morales en torno al uso del léxico impropio. Sons of a bitch eludía la censura existente.

En obediencia a las leyes de la dialéctica, en la República neocolonial los Gobiernos sumisos al imperio se bañaban en la corrupción más desvergonzada aunque salpicaran un poco. El desmesurado crecimiento del latifundio azucarero acrecentó la deformación estructural de la economía y acentuó la dependencia a la merced de las cuotas otorgadas por nuestro principal comprador. El pensamiento anexionista se infiltraba por diversas vías. Cuando el panorama crítico amenazaba con provocar estallidos, el injerencismo auspició tiranías sangrientas.

Por otra parte, la memoria del legado independentista se mantuvo vigente y nutrió distintas formas de resistencia que adoptaron una característica de acentuada radicalización en los sectores obreros, campesinos, femeninos, estudiantiles y también entre los intelectuales. Estos movimientos sociales se hicieron visibles y forjaron alianzas en los años 20 del pasado siglo, la denominada por Juan Marinello década crítica, preludio de la Revolución del 30.

El complejo panorama socioeconómico del país y la consiguiente radicalización política determinaron que, en 1934, una comisión de especialistas estadounidenses emprendiera una investigación acerca de la situación cubana.  Publicada con el título de Problemas de la nueva Cuba, la obra contenía recomendaciones al Gobierno del país vecino, entre ellas, la supresión de la base naval de Guantánamo

Ese contexto permite valorar en su integralidad la trayectoria de Emilio Roig. Como historiador, para contrarrestar las influencias anexionistas, insistió en demostrar que Cuba no le debe su independencia a Estados Unidos. Su papel en el campo de la cultura fue fundamental.  Desarrolló una intensa labor periodística de claro acento político dirigida a un amplio público lector en la revista Carteles y se hizo cargo de la revista Social, de peso decisivo en la configuración del paisaje, en tanto vocero de las ideas de la primera vanguardia. Fue uno de los puntales del Grupo Minorista, informal en su estructura, pero sustentado en una plataforma inspirada en gran medida por Rubén Martínez Villena, que conjugaba renovación artística y compromiso político.

Desde sus funciones como historiador de la ciudad, Emilio Roig batalló para preservar La Habana colonial. Valoró la importancia de ese tesoro patrimonial, también reconocido por escritores, artistas y por los arquitectos Bens Arrate y Joaquín Weiss. Tropezó con poderosísimos intereses creados. La injerencia norteamericana en la República neocolonial había convertido esa área de la capital en nuestro minúsculo y subdesarrollado Wall Street, con las sedes matrices de los principales bancos y oficinas de abogados al servicio del poder hegemónico. El precio del metro cuadrado de terreno se agigantó. Así pudo derrumbarse la Universidad de San Gerónimo con uno de los mejores artesonados mudéjares de América Latina para edificar la insípida estructura rectangular destinada a constituirse en terminal de helicópteros.

Dotado de inmensa fuerza de voluntad, Eusebio superó las limitaciones debidas a su origen humilde. Con esfuerzo propio, se hizo historiador. Fiel al legado de Emilito, reverenció su memoria y extrajo del olvido buena parte de su obra. La Revolución detuvo el mercado especulativo en torno al valor de los suelos. A pie de obra, Eusebio rescató la Plaza Vieja, la preciosa capilla de la Alameda de Paula. Su verbo brillante despertó en el pueblo el amor por lo propio y convenció a los decisores de la imperiosa necesidad de conceder prioridad al salvamento del patrimonio aún en las circunstancias económicas más difíciles. Su logro mayor residió en demostrar la factibilidad práctica de la aparente utopía. Los gastos de gran magnitud se revertían en inversiones para afrontar las acuciantes demandas financieras de un país cercado por un bloqueo implacable. El encanto de la ciudad rescatada imantó el desarrollo de un turismo de ciudad en una isla caribeña condenada a depender tan solo de las bondades del sol y la playa.

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VERANOS SIN LUCIÉRNAGAS. GUSTAVO DUCH

GUSTAVO DUCH

La buganvilia cubriendo las paredes de piedra de una magnífica masía y junto a ella una mesa colmada de buenos alimentos que una alegre familia se dispone a compartir acompañados por una música que no sabemos de dónde sale. Dos parejas guapísimas bailando al calor de una hoguera una noche de luna llena en una playa mediterránea, mientras saborean cervezas bien fresquitas… De un tiempo a esta parte, estas son las imágenes estereotipadas del verano que se nos presentan enlatadas en una pantalla.

Para generaciones como la mía, que ya acumulamos mucha juventud, el verano estaba asociado a otras expresiones como, por ejemplo, el electrizante espectáculo de observar la aparición de las luciérnagas.

Pregunto, ¿cuánto hace que no se encuentran con uno de estos gusanos de luz? Lamentablemente conozco la respuesta mayoritaria: varios años, muchos años.

La ciencia nos explica muy bien que la desaparición de las luciérnagas y millones más de especies animales y vegetales, se puede considerar como la sexta extinción. En Europa, por poner algunas cifras sobre la mesa, las poblaciones de aves agrarias y de las mariposas de pastizales, que dicen son buenos indicadores de la globalidad, han disminuido en más de un 30% desde 1990 hasta ahora. En el caso concreto de Catalunya, el pasado diciembre del 2019 la Generalitat hizo pública cifras que indican que tenemos el 75% de las especies “en estado de conservación desfavorable”.

A diferencia de las cinco anteriores extinciones cuyas causas fueron fenómenos naturales como meteoritos o glaciaciones, una especie de dos patas, que dicen es racional, es la responsable de esta agonía. Si seguimos en el maravilloso reino de los insectos, el informe titulado ‘El Atlas de los Insectos’- recientemente publicado por Amigos de la Tierra y la Fundación Heinrich Böll- confirma que su brutal declive se debe, con absoluta seguridad, al uso de los pesticidas en los sistemas de agricultura industrial. Qué paradójico resulta que se permitan unas prácticas para producir alimentos que, acabando con los insectos, no solo elimina emociones lumínicas o molestosas picaduras, sino que pone en riesgo justamente el abastecimiento alimentario. Porque como explica el documento, “los insectos mantienen el sistema ecológico del planeta en funcionamiento y aseguran nuestro suministro de alimentos: el 75% de nuestros cultivos más importantes dependen de la polinización de los insectos, los insectos mejoran la calidad del suelo y reducen las plagas de las plantas al descomponer el estiércol y la materia vegetal muerta”.

Daría un poco de luz al futuro la aparición de alguna decisión política valiente que confinara el negocio de las tres todopoderosas multinacionales que controlan el 70% de la comercialización de pesticidas en el mundo e impidiera el ecocidio que nos está suicidando. Me temo que, como las luciérnagas, la valentía política está prácticamente extinguida.

Fuente: Blog de MONSERRAT PONSA

EL ARAUCO INDÓMITO. GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZIELLA POGOLOTTI

En las guerras de conquista los vencedores dejan huella de lo sucedido en sus relatos testimoniales. A pesar de los milenios transcurridos, seguimos aprendiendo que «toda la Galia está dividida en tres partes», según la límpida prosa de Julio César, integrada con justicia a la tradición clásica de la literatura occidental.

De manera similar, la historia de la literatura hispanoamericana comienza con los relatos de los conquistadores, desde los diarios de Cristóbal Colón, las cartas de relación de Hernán Cortés, la versión del soldado Bernal Díaz del Castillo y los alegatos de Fray Bartolomé de las Casas, el defensor de los indios, de larga estancia en nuestras tierras, muerto cuando se desempeñaba como obispo de Chiapas.

Terminado el fragor de las batallas primeras, Alonso de Ercilla sobrepasó lo puramente testimonial para redactar con La Araucana un texto con intención literaria. Caupolicán, héroe de la narración épica, enfrenta a los invasores con las armas. Une y encabeza a los suyos. A pesar de la brutal violencia aplicada contra los pueblos originarios de nuestra América, a pesar de que el cuerpo del inca Tupac Amaru fuera despedazado ejemplarizantemente atado a caballos en plena carrera, la resistencia adoptó diversas formas. Víctimas de los conquistadores españoles y de sus herederos, los gamonales criollos, dueños de tierras y de recursos financieros, los indígenas, nunca sometidos, preservaron su cultura.

En un punto que conduce al sur de Chile, me contaba una amiga, una enorme valla situada en la carretera proclama que el viajero ha llegado a tierra mapuche. Allí conservan sus costumbres, su organización comunitaria, su estructura jerárquica social ajena a cualquier expresión de verticalidad, siempre reunidos en círculo que a todos equipara, elijen y respetan a sus guías espirituales. Camino de la Antártida, esos territorios guardan reservas minerales y acuíferas, objeto del deseo por parte de empresas subsidiarias de las transnacionales. Al defender lo suyo, al oponerse al apetito de los negocios extractivos, al asumir la protección de los glaciares, los mapuches se hacen cargo de la protección del planeta. Sufrieron los desmanes de la dictadura de Pinochet, pionero del experimento neoliberal en América Latina, pero la democracia que sucedió al régimen del horror careció de la audacia necesaria para reconocer los derechos mapuches. Ahora mismo, en plena pandemia, de la mano de antiguos personeros del régimen nefasto, la violencia se cierne sobre ellos, a quienes debiéramos agradecer el tozudo batallar en defensa del planeta, vale decir, de todos nosotros.

Con la expansión de la pandemia, sobre los pueblos originarios de nuestra América se abate un nuevo genocidio. Las políticas neoliberales cercenaron los sistemas de salud. Cementerios y hospitales han colapsado en los centros urbanos. En las selvas y en el espinazo andino, la precarización es total. Para afrontar esta y otras probables amenazas de índole similar, la epidemiología, interdisciplinaria por naturaleza, habrá de contar con el apoyo de las ciencias sociales. En su ataque, el virus no discrimina en razón de clase o raza. Pero el acceso a la información pertinente, a los medicamentos, al cuidado médico, a la atención hospitalaria, favorece a quienes disponen de más recursos. Nunca conoceremos la cifra exacta de los muertos en los márgenes de las urbes gigantescas, en lo profundo de Bolivia, de Ecuador, de Perú, en el extenso territorio de la Amazonia.

En la conducta del ser humano intervienen e interactúan factores biológicos, sociales, sicológicos y culturales. Todos ellos han de tenerse en cuenta ante el ataque directo del virus con resultados diversos según el alcance de las políticas públicas.  En países donde las brechas de desigualdad se agigantan, las víctimas de la enfermedad se multiplican exponencialmente entre los más desfavorecidos. El enfoque sociológico permite deslindar, tras la noción estadística abstracta de la población, los reductos de pobreza y de miseria extrema, las condiciones del hábitat y las posibilidades reales para cumplir con las medidas elementales de higiene. En el ámbito de lo sicológico, precisa atender las consecuencias, a veces irreversibles, sobre todo entre los adultos mayores, del confinamiento y de los prolongados estados de ansiedad. La preservación de la salud humana requiere el cuidado de lo físico y lo síquico. La dimensión cultural se asocia a estilos de vida y a sistemas de valores, muchos de ellos deformados por el desenfreno consumista provocado por las fórmulas sofisticadas utilizadas por el marketing contemporáneo.

La pandemia del coronavirus no constituirá caso cerrado, aunque se obtenga en breve plazo una vacuna eficaz. La envergadura planetaria del fenómeno y su alta letalidad apuntan a la emergencia de forjar nuevos estilos de vida.

La pospandemia debe plantearse la exigencia de instituir otra realidad. Para hacerlo, conviene volver la mirada al legado de nuestras culturas originarias. Múltiples y diversas, alcanzaron distintos grados de desarrollo. De una laguna emergía Tenochtitlán, la más extensa ciudad de la época. Sus conocimientos astronómicos superaron lo conocido por los conquistadores europeos. Las sonrisas de las esculturas toltecas en el Museo Antropológico de México son tan cautivadoras como la que asoma en La Gioconda de Leonardo. No se interesaron por hacerse de armas de fuego. Entregaron a Europa, apuntalados en la cultura del maíz, los metales preciosos, la papa, el tomate y el delicioso sabor del cacao. Los hombres de a caballo, con espada y mosquete, obsesionados por la leyenda de El Dorado, no supieron beneficiarse de la sabiduría de los pueblos radicados en nuestra América, que siguen rindiendo culto a la Pachamama, a nuestra Madre Tierra.

En la compleja encrucijada de estos días, los indómitos araucanos merecen nuestro apoyo y solidaridad. Se están inmolando en favor de un planeta que también es el nuestro.

Fuente: JUVENTUD REBELDE

CIENCIA Y SOCIEDAD. GRAZIELLA POGOLOTTI

ILUSTRACIÓN GRAZIELLA 3

GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZIELLA 1Según Carpentier, los viajes de Cristóbal Colón redondearon el planeta. La aventura se complementó con la circunnavegación de la Tierra efectuada por Magallanes. Se estaba iniciando el proceso de interconexión del mundo en que habitamos. Antes, el viaje de Marco Polo al Asia había sembrado en el imaginario la noción de la existencia de miríficas y apetitosas civilizaciones, pero entonces la pequeña Europa no estaba en condiciones de intentar hazañas de dominación de esa naturaleza.

Expulsados los árabes de España, sentadas las bases de la configuración de estados nacionales, podía emprenderse la apropiación de otros territorios con la mirada puesta hacia África y América. En este lado del Atlántico refulgían el oro, la plata y otros minerales, recursos que constituyeron palanca para el desarrollo del capitalismo. Llegaría luego la Revolución industrial con la producción masiva de mercancías de toda índole. La multiplicación indetenible requirió el crecimiento de la demanda. A las disputas por la expansión territorial de los imperios se añadió la competencia en la conquista de los mercados.

El resultado de ese proceso histórico se tradujo en un alto costo en vidas humanas y en el ejercicio masivo de nuevas formas de violencia. Se desencadenaron guerras con el uso de armas cada vez más mortíferas. Millones de víctimas fueron sometidas a la esclavitud y a distintas formas de servidumbre. Se truncó el desarrollo de civilizaciones con rasgos diferentes, se proclamaron supremacías raciales y se elaboraron modelos sofisticados de manipulación de las conciencias. Por otra parte, en nuestra América, un número incalculable de integrantes de los pueblos originarios pereció por el contagio de enfermedades traídas por los conquistadores, para las cuales no tenían anticuerpos.

Los cambios en lo económico y en lo político plantearon nuevas interrogantes. En el siglo XIX, las dinámicas sociales se convirtieron en objeto de estudio. Impusieron la búsqueda de métodos científicos adecuados. Se refinó, así mismo, el análisis de las motivaciones de la conducta humana para encontrar razones de comportamientos que proceden de zonas sumergidas bajo la aparente racionalidad. De esa inédita problematización de la realidad emergieron con perfil propio, en tanto disciplinas independientes con sustento científico, la historia, la economía, la sociología, la antropología y la sicología.

Sus contribuciones en el plano conceptual y en lo que respecta a la implementación de técnicas de investigación se utilizaron en la formulación de políticas y en el manejo de la opinión pública a través de la expansión de los medios de comunicación, primero con el abaratamiento del papel periódico y luego con la sucesiva aparición de la radio y la televisión, con la añadidura ahora del influjo de las tecnologías.

Los monopolios farmacéuticos invierten más en publicidad que en investigación científica. Los usuarios pagan los costos. Las indagaciones de las ciencias sociales y las técnicas elaboradas para el estudio de la sociedad y de la conducta humana se utilizan sistemáticamente para la satisfacción de intereses mercantiles y políticos con el propósito de modelar comportamientos y aspiraciones.

En Cuba, a través de la radio y la televisión comerciales, conocimos la etapa de expansión del fenómeno. El empleo de los métodos de rastreo de opinión medía la recepción de los mensajes. Pero el análisis iba mucho más allá. Se conocían con exactitud los rasgos característicos de cada sector de la sociedad. La noción de una masa indiscriminada de destinatarios se sustituía por la definición precisa del perfil de cada grupo.

Fuimos pioneros de las radionovelas. El anunciante que auspiciaba el programa imponía las reglas del juego. La radionovela matutina se dirigía a las mujeres dedicadas al trabajo doméstico que lavaban, a golpes de muñeca, ropas manchadas por labores de la tierra. Para captar su atención y resultar verosímiles, las historias podían abordar conflictos sociales, pero el desenlace debía ser conciliatorio. El hijo del patrón implacable, joven guapo y bondadoso, rompía las barreras y se casaba con la muchacha desamparada.

De la publicidad dirigida a vender jabones de buen rendimiento para lavar la ruda ropa empleada en las faenas agrícolas, y a mostrar la ilusoria felicidad posible sin derribar el andamiaje de un sistema de explotación, se ha pasado al marketing a gran escala, según las medidas de un mundo estrechamente interconectado.

Con el apoyo del instrumental de las ciencias sociales y de un eficaz lenguaje audiovisual se venden marcas iconizadas, se promueven proyectos de vida, se estimula la creciente alienación del ser humano respecto a su realidad, se construyen consumidores pasivos de ideas, se fabrican apetencias insaciables de los aparentes símbolos de modernidad; todo ello al servicio de los grandes intereses corporativos transnacionales.

El mensaje llega a lo más íntimo de la persona mediante los teléfonos celulares. Con la digitalización se rompen los muros cada vez más endebles de la privacidad, no solo porque el mensaje aparenta individualizarse a la escucha y la visión de cada uno, sino porque nuestra exigencia de comunicación grupal es estimulada a transmitir huellas de la cotidianidad, reveladoras de zonas secretas de nuestra personalidad. Así lo mostró el escándalo de Cambridge Analytica, pero la exposición de lo que somos a las miradas escrutadoras sigue estando ahí, al servicio de mercaderes y políticos.

La batalla en favor de la emancipación humana se vincula ahora con el apremio de salvar la especie. Estamos comprometidos en una desafiante batalla de ideas. En esa confrontación es indispensable utilizar el instrumental de las ciencias sociales e impulsar su desarrollo.

Fuente: JUVENTUD REBELDE

LA VOZ HUMANA. GRAZIELLA POGOLOTTI

ILUSTRACIÓN GRAZIELLA 2

GRAZKIELLA 2Yo también esperaba con impaciencia el anuncio del ingreso en la primera fase de la recuperación. Durante las interminables jornadas de reclusión forzosa, dispuse de tiempo para meditar. Me preguntaba si nos habíamos hundido en una pesadilla o si, por el contrario, la violenta sacudida producía un despertar del adormecimiento y un rescate de valores esenciales. La eficaz conducción de las políticas públicas centradas en la prioridad concedida a la preservación del ser humano, la fortaleza de un sistema de salud articulado desde la comunidad, y la participación del saber científico acumulado en la toma de decisiones nos han preservado de sufrir la pandemia en todo su horror. No hemos visto el derrumbe de los moribundos en las calles, el abandono de los pacientes por el colapso de los hospitales y por falta de recursos para acceder a la atención médica. Tampoco conocimos el desbordamiento de la capacidad de los cementerios. En suma, escapamos al espanto y a la sensación de desamparo.

Sin embargo, hemos percibido los efectos sicológicos del aislamiento, tanto por carencias afectivas como por esa necesidad, característica de la especie, de un intercambio vivo y plural. Recuerdo un lugar del Piamonte donde los hombres se reunían en un café para seguir en la televisión los partidos de fútbol. Todos disponían de equipos en sus hogares. Hubieran podido contemplar el espectáculo acomodados en un butacón con vestuario casero. Apremiados por el pequeño estratega sujeto con demandas participativas y protagónicas que todos llevamos dentro, preferían desplazarse para compartir opiniones apasionadas, sobre todo cuando se trataba de un desafío entre el Juventus y  el Milán. Algo similar sucede con nuestras animadas peñas de la afición pelotera. Locuaz y callejero, el cubano tiene la capacidad poco frecuente en otros países de entablar diálogo fluido con desconocidos y comunicar su  parecer sobre lo humano y lo divino. Solidario, también informa sobre la inminente llegada de la mercancía que todos esperan. Al iniciar la jornada laboral, indaga sobre el estado de salud de los familiares de los colegas más cercanos, comenta el último episodio de la telenovela y transmite las noticias más recientes, por no mencionar la pequeña y lamentable dosis de brete intercalado. Todavía no se ha generalizado la adicción esquizoide al móvil que induce a ignorar la presencia del amigo sentado en la cercanía.

El intercambio múltiple favorece la práctica del ejercicio del pensar. Años atrás, los campesinos del Escambray tuvieron la opción de decidir acerca de un cambio radical en sus estilos de vida. Se les ofrecía la posibilidad de incorporarse a pueblos de reciente construcción, dotados de todos los beneficios que ofrece la modernidad: servicios de agua corriente y electricidad, así como escuelas multigrado para sus hijos, lo cual significaba romper con el tradicional apego al terruño propio. En la zona, estudiantes universitarios recogían sus historias de vida.  Los campesinos solicitaban su presencia para que el diálogo los «ayudara a pensar». En otro plano, lo saben bien los sicólogos, contribuye a la búsqueda de soluciones y al reconocimiento de la verdad. En todos los campos del saber, el debate en caliente revela la complejidad de la interrelación multicausal de los fenómenos, plantea nuevas interrogantes y, por ende, abre nuevas vías al conocimiento. En el intercambio se va entretejiendo la cultura, esa señal identitaria de nuestra especie. El teatro vive en el intercambio activo entre la escena y su público. La participación multitudinaria en los festivales de cine evidencia que siguen respondiendo a una necesidad profunda, del magnetismo que emana de la vivencia compartida. Algo similar sucede con los conciertos de Silvio en los barrios.

A pesar de todas estas consideraciones, la pandemia está ahí. Hemos logrado conjurar su expansión, pero formamos parte de un  mundo interconectado. Es un mal invisible que se transmite por portadores asintomáticos. Hay que mantener las precauciones y encontrar el justo equilibrio entre las medidas sanitarias y las exigencias de la economía y de la subjetividad humana.

La pandemia ha descorrido el velo interpuesto sobre la realidad oculta de una humanidad enferma, situada al borde de un abismo sin regreso, enajenada por ilusorias promesas de felicidad, por la creencia en la universalidad de una errónea visión de la modernidad sustentada en la acumulación de bienes perecederos. Bajo el dominio del capital financiero, los medios de comunicación masiva y buena parte de las redes sociales modelan conciencias y fabrican demandas fútiles con olvido del fundamental derecho a la vida.  Algunos pretenden salvar la economía.  En verdad, procuran el rescate de las empresas con sacrificio de derechos sindicales conquistados en lucha secular y entrega del dinero de los contribuyentes al salvataje de las compañías en quiebra. Pocos se plantean la restauración de políticas públicas para garantizar el acceso a la salud y a la educación. Pero, en medio del caos reinante, una voz humana se dejó escuchar. Fue su último aliento mientras le ahogaba la rodilla del policía clavada en el cuello. Fue un disparo solitario de enorme resonancia, porque encarnaba la voz de muchos otros, aparentemente silenciosos. La llaga purulenta del racismo seguía estando ahí como subsisten los prejuicios que se levantan en su condición de muros insalvables entre los hombres. Por otra parte, mientras las llamas devoran aceleradamente la Amazonia, es hora de refundación y recomienzo. Es hora también de encontrar, en la voz humana, la palabra congregante.

Fuente: JUVENTUD REBELDE

ELISEO. GRAZIELLA POGOLOTTI

eliseo diego 2

GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZIELLA 1Por desidia, las palabras se amontonan en el rincón de los objetos inservibles. Allí, por desuso, se van cubriendo de herrumbre. De esa manera, los seres humanos contribuimos, devorados por la indiferencia y la ley del menor esfuerzo, a mutilar las antenas que nos comunican con nuestros semejantes, afinan el delicado temblor de la sensibilidad y favorecen el acceso al amplio horizonte del conocimiento, todo lo cual configura el perfil distintivo de la especie.  El poeta se hace cargo del vocablo herrumbroso, lo pule, lo devuelve a la vida y multiplica su significado mediante el engarce inesperado con otras imágenes. Abre nuestros sentidos a la percepción de zonas silenciadas de la realidad, nos induce a escuchar «el dulce lamentar de dos pastores» y motiva el despertar del alma dormida para recordar «cuán pronto se pasa la vida y se viene la muerte». La desidia también promueve la indiferencia ante lo hermoso del mundo que nos rodea, tanto el paisaje natural como el entorno edificado por las manos de nuestros antepasados.

Mediaba el siglo XX cuando apareció En la Calzada de Jesús del Monte. Sin demorar en tanteos promisorios, había nacido un poeta de mirada singular y en plenitud de forma expresiva. La historia de la literatura cubana sitúa a Eliseo Diego como uno de los integrantes del grupo reunido por José Lezama Lima bajo la advocación del nombre de su revista más conocida. En las circunstancias infaustas de una república neocolonial corrupta, con la independencia mutilada y sometida a los dictados del imperio, la cultura era refugio para un trabajo de creación proyectado en la espera de un porvenir en que habría de cristalizar el milagro de Cuba. Empezaron por encontrarse en el apartamento de Centro Habana de las hermanas Fina y Bella García Marruz. Recorrían las librerías de la calle Obispo.  Hicieron luego de la casa de Eliseo, en Arroyo Naranjo, ese sitio donde tan bien se estaba, el mítico lugar para el intercambio regular, acogedor de poetas, músicos como Julián Orbón y pintores como Mariano y Portocarrero. La comunidad de intereses no implicaba, sin embargo, la cancelación del sello personal de cada uno de los convocados por el magisterio de Lezama. Desde el primer momento, Eliseo emergió con voz propia. Conjuraba la angustia derivada del reconocimiento de la condición efímera de la existencia humana mediante la revelación de la maravilla escondida en las pequeñas cosas de nuestro universo inmediato. Conducida por su mano, desafiando el vacío de la página en blanco, la palabra de todos adquiere un fulgor inédito. Escribir no constituyó para él oficio o tarea. Respondió a la íntima y apremiante necesidad de explorar en lo profundo de la propia identidad y de lanzar su mensaje solitario al ruedo de una más amplia comunicación humana.

Después del triunfo de la Revolución, Eliseo Diego formó parte del equipo intelectual que diseñó el proyecto cultural desarrollado desde la Biblioteca Nacional. Su base conceptual se definía teniendo en cuenta las demandas latentes en un país que luchaba por salir del subdesarrollo. Era indispensable, por una parte, rescatar, desempolvar y ordenar la documentación patrimonial arrumbada en almacenes. Por la otra, se imponía la exigencia de dinamizar la vida cultural y favorecer el acceso de los marginados de ayer a la apropiación emancipadora del conocimiento. El polígrafo Juan Pérez de la Riva, los escritores Cintio Vitier y Fina García Marruz, venciendo el calor apabullante y la irrespirable atmósfera polvorienta, se entregaron a la cotidiana operación de salvamento. Allí estaban las fuentes de los estudios que emprendieron entonces. Argeliers León se dedicaba, junto con María Teresa Linares, a la difusión de la música. Eliseo se consagró a la gran tarea de formación de lectores.

El poeta había meditado largamente sobre el tema. En algunos de sus ensayos evocadores a veces de sus primeros años recogió parte de sus reflexiones. Supo eludir los escollos que entorpecen con frecuencia las acciones mejor intencionadas en favor del fomento de la lectura. En el punto de partida sustancial se encontraba el respeto profundo por el universo de la infancia, pródigo en imaginación castrada a menudo por una errónea concepción pedagógica, dotado así mismo de una fina sensibilidad encallecida luego por los encontronazos de la vida. Son los tesoros que debemos cuidar como se protegen los retoños de una planta en vías de crecimiento. Tiene que eludirse también la tentación de establecer falsos linderos entre lo utilitario y lo recreativo. En el comienzo de todo está la seducción de la palabra, llave maestra de la imaginación, de la creatividad, del descubrimiento innovador, de la comunicación humana, garantía por ende de la fortaleza del tejido social. El disfrute de la palabra habrá de preceder al aprendizaje de la letra.

De esos conceptos básicos emanó una práctica concreta. Un pequeño local en penumbra acogía el reino de las palabras.  Sin falsos oropeles declamatorios, la voz de la narradora iba desgranando un cuento. Para los oyentes, los vocablos se iban corporeizando en imágenes calzadas con las enormes botas del gato que edificaba la fortuna del hijo del molinero. Convocados por el «érase una vez», dimensión que rompe las coordenadas del tiempo y el espacio, afirmaba Eliseo, se descorría el telón, puerta de acceso al mundo de la maravilla. Seducidos por la palabra, una vez conquistado el dominio de la letra, los niños acudían espontáneamente a tomar en préstamo los libros de la biblioteca juvenil.

El homenaje por el centenario del nacimiento de Eliseo Diego no puede reducirse a los festejos de unos pocos días.  Su obra tiene que reinstalarse en nuestra cotidianidad para abrir los ojos al mundo y reconocer lo que somos. La patria se hace con el concurso de muchas manos, con los que siembran y producen, con los que curan, enseñan e investigan, con los que crean obras de arte, eslabones de la configuración de nuestra identidad y nutrientes de hálito vital, conocido con el nombre de alma.

Fuente: JUVENTUD REBELDE

ELOGIOS A LA ABUELA. IVÁN PADILLA BRAVO

KUEKA, LA PIEDDRA SAGRADA

IVÁN PADILLA BRAVO

IVAN PADILLANada de extraño tiene encontrar a un nieto piropeando a su abuela. Después de tantos arrumacos recibidos, la nieta o el nieto van a devolver con gratitud los amores, dádivas y protecciones de los abuelos.

Yo voy a referirme aquí a una abuela hecha memoria ancestral, petrificada en jaspe y cargada de la poderosa energía del pueblo Pelón, la cual lleva por nombre Kueka.

La abuela Kueka es noticia por estos días debido a su regreso, luego de un largo secuestro de 21 años, por parte de un traficante de bienes culturales que la «compró» y trasladó hasta Alemania para integrar la caprichosa colección que él mismo exhibe en un parque al aire libre, de Berlín.

La abuela Kueka «desapareció» de su espacio natural en La Gran Sabana venezolana, en 1998. Una negociación absolutamente ilegítima y corrupta tapó la boca de los últimos gobernantes del llamado «puntofijismo», durante la IV República.

Con un franco desprecio hacia la memoria cultural de nuestros pueblos indígenas, se pretendió reducir a la Abuela Kueka a simple piedra vistosa y mercadeable, como suele ocurrir con toda cosificación en capitalismo, con fines exclusivamente lucrativos o de acumulación de capital.

Resulta que la Abuela Kueka es memoria y no mercancía. La memoria auténtica es inalienable, incanjeable, incomprable e invendible. La memoria es valor cultural y, en el caso de la Abuela Kueka valor cultural de uso por el pueblo Pemón, según su sistema de creencias y tradiciones.

Solamente un Estado de nuevo tipo, con principios socialistas, del socialismo del siglo XXI, y un gobierno revolucionario, Bolivariano y Chavista, como el que el Pueblo se dio al elegir al Comandante Hugo Chávez como su Presidente Constitucional, podía dedicarse inmediatamente a investigar y trabajar para sancionar el delito de tráfico de bienes culturales y la defensa de la memoria de los pueblos indígenas, en este caso del Pemón.

Con firme decisión decolonizadora y antiimperialista, los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, emprendieron la digna tarea de defender nuestras raíces, patrimonio e identidad cultural, en el caso presente referidos al rescate y repatriación de la Abuela Kueka.

La abuela ancestral nos asume pemones a todos y todas las patriotas de hoy, Bolivarianos y Chavistas también, y su reencuentro directo con estos nietos, se hace compañía, protección, rebeldía y dignidad de originarios de Abyayala, que nos reivindicamos en un socialismo genuino, indigenista, mestizo y, sobre todo, proletario, en estos tiempos cuando la lucha de clases es y será -sin dudas- derrota definitiva del capitalismo.

Ilustración: Iván Lira

Fuente: DESDE LA PLAZA

LA MARRANA DE ARMILLA. LUIS GARCÍA MONTERO

VERSO LIBRE

ARMILLA

LUIS GARCÍA MONTERO

LUIS GARACÍA MONTERO 5Muy cerca de Granada, a la salida de la carretera que va hacia la costa, está Armilla. Es un pueblo al que le tengo especial afecto desde niño, porque pasar entre sus calles y por delante de su base aérea, siempre vigilada por soldados vestidos de azul, suponía empezar el camino hacia el mar. El coche de mis padres iba cargado de cestos y niños, soportaba la orquesta veraniega de las chicharras y cruzaba por pueblos, canciones, curvas, caracolillos, mareos, adivinanzas, aplausos, túneles, pantanos, churrerías y abucheos, hasta llegar al puerto de Motril y a la playa de las Azucenas. Las distancias cambian con el tiempo; 70 kilómetros eran entonces algo parecido al infinito.

La alegría con la que identifico el nombre de Armilla ha cambiado también. La autovía que une Madrid con Granada acaba para mí en un cruce marcado ahora por la salida a este pueblo. Doblando hacia el río Genil, mi coche, cargado de ausencias, noticias radiofónicas, recuerdos y necesidad de abrazos, se dirige a casa de mis padres. Así que la palabra Armilla ocupa un lugar en mi vida.

Por eso recuerdo una escena de finales de los años 80 que también identifico con la alegría. Rafael Alberti habitaba un piso en la calle Juan Gris, en el que, con la ayuda de su sobrina Teresa, terminaba de recuperarse de un accidente de tráfico. Una mañana coincidí allí con el pintor granadino Manolo Rivera, uno de los componentes del grupo El Paso, y con Mari, su mujer. Llevaba conmigo a mi hija Irene, a la que Rafael acabó llamando con mucho cariño La Guerrillera por las batallas que nos daba mientras intentábamos hablar de política o de poesía. Aquella mañana, entre Manolo y Rafael, de mano a mano, la niña dio sus primeros pasos. Ahora que lo escribo me parece que, sin saberlo nadie, se estaba marcando su destino: una profesora de historia del arte dedicada a estudiar las relaciones entre los poetas del 27 y los pintores de vanguardia.

La vida es una mezcla de curvas, orillas, sonrisas y lágrimas, y con todo eso la memoria conforma nuestra personalidad. Después de jugar con La Guerrillera, empezamos a discutir sobre la actuación de cierto personaje poco fiable en sus reacciones y sus argumentos. Manolo Rivera dijo entonces: «Mira, Rafael, ese es como la marrana de Armilla, que si se la meten llora y si se la sacan chilla». A lo largo de mi vida he recordado en muchas oportunidades ese refrán, dicho, proverbio o sentencia. Hay gente que necesita llevar la contraria no por rebeldía ante alguna injusticia o por disidencia doctrinal, sino por la necesidad imperiosa de escenificar su poder, ocultando su vacío. Protestan al mismo tiempo por lo uno y por lo otro, por una decisión y por su contraria. El grito se convierte en el negocio.

Cuando no se tiene programa verdadero o cuando se quieren ocultar los errores propios, la política se parece mucho a la marrana de Armilla. Vamos a cerrar esto, pues a llorar, llorar, llorar; que vamos a abrir, pues a chillar, chillar, chillar. Vamos a aprobar tal cosa, pues a chillar, chillar, chillar; bueno, pues no la aprobamos, ¿cómo?, a llorar, llorar, llorar. Del mismo modo que Cádiz levantó un monumento a la Constitución de 1812 para homenajear la lucha de los liberales españoles contra el absolutismo, creo que a mi querido pueblo de Armilla le asiste todo el derecho del mundo para hacer un gran monumento a su marrana, símbolo de una política enfangada, turbia y peligrosa. Es una manera de entender la política a la que no le importa degradar los espacios públicos, porque suele estar al servicio de los que no quieren un Estado fuerte y prefieren tener las manos libres para sus negocios. Todo lo que sea ensuciar y gritar, da beneficios para los suyos, aunque se acabe preparando un San Martín.

Menos gritos, menos llantos, y a ver qué podemos hacer para ayudarnos. A mantener en alto las energías cívicas, ayuda la costumbre de cultivar con decencia las alegrías personales. Yo, por ejemplo, me dedico a recordar los buenos momentos vividos con mis hermanos en el coche de mis padres, con mis hijos en mi coche y con mis amigos en cualquier esquina de la vida. Me dedico también a disfrutar con los poemas de Rafael Alberti y con los alambres resueltos en vida de Manolo Rivera.

Luis García Montero@lgm_com

Fuente: INFOLIBRE

 

CRÓNICA DE VIDA EN PALERMO EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS. FRANCESCO FORGIONE

CORONAVIRUS ITALIA
Por redes sociales, los italianos se convocaron para cantar el himno nacional desde ventanas y balcones. Foto Ap

FRANCESCO FORGIONE

Francesco Forgione
 Forgione en visita a México en 2010, para presentar su libro Mafia export. Foto José A.López

Palermo. La palabra que en estos días puede definir mejor la vida de Italia es silencio. El silencio no es una característica de la vida de los italianos, sobre todo de la gente del sur, donde las voces en las calles, los gritos en los mercados, las risas mientras beben y comen con amigos en restaurantes y pizzerías y la música que se oye en las calles desde balcones y ventanas, se convierten en la banda sonora de la identidad mediterránea, la que caracteriza las relaciones humanas y sociales en esta región del país. Desde hace una semana eso ya no así: el silencio domina sobre las palabras, las relaciones humanas y nuestra vida social. Y no sólo es la preocupación por un virus difícil de combatir y derrotar.

Mi casa está en el centro histórico de Palermo: el corazón de la ruta árabe-normanda constituida por una zona arquitectónica y monumental de la ciudad proclamada por la Unesco patrimonio de la humanidad. Es el camino obligado del paseo turístico de la ciudad: se extiende desde el Palacio Real –construido con una parte arabesca y otra española– a la catedral, una combinaciónn de iglesia y mezquita; el sendero principal –que los árabes llamaban Al Qusr y que significa vía de mármol– lleno de edificios de la época del dominio español y cerca de los dos mercados históricos: Ballarò y Capo, similares a dos grandes mercados árabes.

Normalmente en esta zona de la ciudad hay una multitud de turistas de todo el mundo, jóvenes y viejos que visitan Palermo. La ciudad es la capital del Mediterráneo, encuentro de culturas, razas, religiones, que sobreviven al tiempo y también a las guerras que siempre caracterizaron la historia de este lugar. Es una ciudad abierta, acogedora, sin racismo. Esto la distingue en un país como Italia que en años recientes se ha caracterizado por una cultura de la seguridad, que a partir del tema de los migrantes ha dado lugar a un populismo fascista como nunca se había visto en nuestra historia republicana.

Por esta razón, Palermo es un destino para los turistas de toda Europa y del mundo. Después de 25 años de las matanzas de la mafia, hoy los jóvenes llegan aquí para disfrutar de la noche, hacer fiesta en las calles, bailar y tomar sin problemas de seguridad ni violencia.

Desde hace una semana Palermo es un desierto, como Milán, Roma, Nápoles, Venecia y toda Italia. Esto lo decidió el gobierno al ampliar la zona roja de riesgo por la expansión del coronavirus desde Milán y Lombardía a todo el país.

Nuestra vida cambió en unos cuantos días. Todo está cerrado: escuelas, universidades, hoteles, restaurantes, tiendas, teatros, cines, oficinas. Se puede salir de la casa sólo por un tiempo rápido para comprar comida y fármacos, y con mascarilla de protección.

La vida social fue suspendida hasta el 3 de abril, pero se habla de una posible ampliación. Es un periodo largo. Nunca habíamos vivido una situación similar, nunca imaginamos vivirlo.

Vivo solo en mi casa de Palermo, mi novia está con sus hijas en Roma. Está prohibido el movimiento de una ciudad a otra, de pueblo a pueblo, y también en la misma ciudad sin autorización. La policía controla las calles.

Las redes sociales y el Whatsapp se convirtieron en el principal medio de comunicación, incluso entre departamentos del mismo edificio, porque está prohibida la comunicación directa. En estos días dejaron de ser herramientas de individualismo y aislamiento: por las redes se convocó el viernes en todo el país a una cita para cantar el himno nacional, cada uno desde el balcón o la ventana de su casa y de norte a sur fue un único canto solidario y de esperanza, como los jóvenes de un barrio que cantaban la canción de los partisanos, Bella ciao, o los de los balcones de Nápoles que interpretaban O sole mio y Volare. Una prueba de que la identidad de un pueblo se puede transformar pero no perder.

Es una situación que cambia nuestros hábitos de vida. Vamos a cambiar nuestra relación entre la vida y el tiempo: no es el trabajo o el ritmo impuesto por la organización productiva, laboral y pública que determinan nuestra relación con el tiempo, es la decisión del gobierno y, sobre todo, el miedo, siempre más difundido que el virus.

Lentamente el miedo se va a transformar en conciencia y lentamente –más o menos después de tres semanas– se está convirtiendo en conducta social y de responsabilidad propia. Seguir leyendo CRÓNICA DE VIDA EN PALERMO EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS. FRANCESCO FORGIONE

CIVILIZACIÓN Y BARBARIE. GRAZIELLA POGOLOTTI

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GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZKIELLA 2El último número de la revista Casa de las Américas rinde homenaje a Roberto Fernández Retamar, quien fue su director durante muchos años. Contiene, entre otras cosas, una excelente selección de su poesía y de sus ensayos.

Volver a esas páginas, conocidas ayer, recién salidas del horno, me ha quemado los dedos y me ha sumergido en la tormenta de ideas que involucró a nuestra generación, a la vez que me confirmaba la vigencia de ese pensamiento en la hora actual.

Juntos recorrimos un largo camino, adquirimos conciencia generacional, compartimos peleas e instantes de angustia, perplejidad y regocijo, tanto como días de inmensa plenitud. Maestros ambos, pudimos observar el paso de las generaciones que sucedieron a la nuestra, sabedores de que ninguna es homogénea, que están definidas por el cabal entendimiento de los referentes de una época, que en cada una coexisten los indiferentes, los conformistas y los portadores de una fecunda inconformidad, volcada hacia el batallar por el mejoramiento humano.

Los jóvenes que van emergiendo son hijos de un espíritu epocal, pero también son nuestros hijos, comprometidos como estamos en contribuir a su formación y en abrir las puertas a su integración participativa en la sociedad y a la realización de sus proyectos de vida.

Estábamos a punto de licenciarnos en la Universidad cuando Fulgencio Batista perpetró el Golpe del 10 de marzo. En esa madrugada el mundo pareció derrumbarse. Por eso, en el amanecer de enero del 59, Roberto dio a conocer su poemario Vuelta de la antigua esperanza.

En las aulas, en el ámbito extracurricular de la Galería de los Mártires, en la entonces llamada Plaza Cadenas —ahora Agramonte— habíamos descubierto afinidades y diferencias, sentamos las bases de una concepción del mundo que nos situaba del lado de las ideas de izquierda, el lado del corazón. Seguir leyendo CIVILIZACIÓN Y BARBARIE. GRAZIELLA POGOLOTTI

LA MIRADA SOCIOLÓGICA. GRAZIELLA POGOLOTTI

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«El jefe de la playa», niño de la favela Rocinha, en Brasil. (Foto: Iris Della Roca)

GRAZKIELLA 2Afianzada en la Revolución Industrial con la invención de la máquina de vapor, la producción en serie y el consiguiente afán competitivo por garantizar el dominio del mercado mundial tuvieron sus efectos, a ritmo acelerado, sobre la vida de la sociedad. El hollín lo fue invadiendo todo. Las ciudades empezaron a crecer de manera acelerada.  El proletariado se constituyó como clase social. El cambio vertiginoso repercutió en el auge de las ciencias sociales.  La historia modificó su perspectiva, la economía devino referente indispensable, la sicología, la antropología y la sociología adquirieron autonomía. Esta última permeó con su influjo otras disciplinas.

Abaratado el costo del papel, la prensa captó un nuevo público lector. Introdujo el folletín en sus páginas. Era el antecedente de la actual telenovela. Con la aparición de gigantes de la creación literaria, la narrativa alcanzó un auge sin precedentes. El romanticismo social primero y la proliferación del costumbrismo más tarde, difundido este último a través de la novela, aguzaron la mirada sociológica. Los personajes se movían en un contexto específico.

La perspectiva histórica dejó atrás el pasado para modelar el enfoque del presente. Afloraron las contradicciones vigentes en el hacer cotidiano y la exacerbación del individualismo en la lucha por sobrevivir, por acumular poder y fortuna y por ascender en la escala social. Poco leído en la actualidad, Dickens se convirtió en best seller de la época al mostrar el drama de la infancia desamparada en el entorno de la ciudad, captada por la delincuencia y víctima de la prisión por deudas que los castigaba junto a sus padres. Balzac advirtió sobre el dominio del mundo financiero, enriquecido mediante la usura y la consecuente desaparición del pequeño comerciante. Muy seguido otrora por los lectores de tabaquería, Emilio Zola quiso sistematizar el análisis. Articuló la secuencia de sus novelas a una genealogía familiar que le permitía centrar cada una de ellas en un sector específico de la realidad.

En una de sus novelas, Zola examina la seducción ejercida sobre las mujeres por el surgimiento de las primeras tiendas por departamento. Encargadas, según la tradicional división del trabajo, de atender las tareas domésticas, ellas asumen también la responsabilidad de adquirir lo necesario para el hogar. Apremiadas por una necesidad concreta, acuden a la vitrina deslumbrante que ofrece toda clase de tentaciones. A la compra de lo indispensable, se añade lo prescindible, con la aparente ventaja de disponer de una tarjeta de crédito.  Al no tener que extraer dinero del bolso, pierden la noción de lo gastado. Caen en el despeñadero de la deuda que, al cabo, resultará impagable. Era la célula originaria de la política de incentivar el consumismo, desencadenada más de medio siglo después, modo de soslayar las crisis de superproducción características del capitalismo mediante el acrecentamiento constante de la demanda, con sus efectos depredatorios de los bienes del planeta.

Como la historia y la sicología, la sociología se constituyó en ciencia. Abrió perspectivas que desbordaron el campo de los especialistas, influyeron en el llamado periodismo de investigación y pueden contribuir a modelar la mirada de los ciudadanos mejor informados. Ese acercamiento a la realidad replanteaba la compleja naturaleza del vínculo entre el individuo y la sociedad.  Considerado sujeto de la historia, el ser humano edifica sus expectativas de vida a partir de un conjunto de condicionantes, entre las que se cuentan la raigambre clasista, el ambiente familiar y el sistema de enseñanza.

Sobre la conciencia de cada cual actúan otros factores, entre los que se destacan los medios de comunicación, el entretenimiento, la utilización del tiempo libre y la formación de paradigmas. Tiempo atrás, en las favelas misérrimas, donde se carecía de lo esencial, apuntaban las antenas de la televisión. Ahora, en similar contexto, pululan los celulares. Ofrecen vías de escape, proyectadas hacia un mundo ilusorio que no es el propio. La propuesta de modelos de carreras hacia el éxito individual sustituye la imagen de un vivir virtuoso en la lucha por transformar la realidad en beneficio de todos.

Se olvida con frecuencia que entre los fundadores de la ciencia histórica se encontraban Marx y Engels, quienes pusieron el saber al servicio de la revolución emancipadora. El poder hegemónico comprendió el alcance de ese modo de explorar la realidad y encontrar las fórmulas  para intervenir en ella operando sobre la subjetividad humana. La política tiene que potenciar la esencial condición revolucionaria de las ciencias consagradas al estudio de la sociedad, fenómeno viviente y, por tanto, mutante. Es una demanda urgente para calibrar en su justa medida la concreción de los hechos, sin diluirlos en vagas generalizaciones. En las reivindicaciones de los «condenados de la tierra» reside la preservación del futuro de la humanidad. Porque una vez agotadas las reservas de la minúscula Tierra no dispondrá de otro planeta donde habitar.

Fuente: JUVENTUD REBELDE