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TENGO MIEDO. PABLO NERUDA

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PABLO NERUDA

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo. Y me siento tan cansado y pequeño
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.
Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.

CURRICULUM. MARIO BENEDETTI

MARIO BENEDETTI

El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente

usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica

usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros

usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío

entonces
usted muere.

TRILCE. CÉSAR VALLEJO

CÉSAR VALLEJO

Hay un lugar que yo me sé
en este mundo, nada menos,
adonde nunca llegaremos.

Donde, aun si nuestro pie
llegase a dar por un instante
será, en verdad, como no estarse.

Es ese sitio que se ve
a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila.

Más acá de mí mismo y de
mi par de yemas, lo he entrevisto
siempre lejos de los destinos.

Ya podéis iros a pie
o a puro sentimiento en pelo,
que a él no arriban ni los sellos.

El horizonte color té
se muere por colonizarle
para su gran Cualquiera parte.

Mas el lugar que yo me sé,
en este mundo, nada menos,
hombreado va con los reversos.

?Cerrad aquella puerta que
está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. ?¿Está?? No; su hermana.

?No se puede cerrar. No se
puede llegar nunca a aquel sitio
do van en rama los pestillos.

Tal es el lugar que yo me sé.

SOBRE NAVEGANTES SOLITARIOS. GUSTAVO PEREIRA


GUSTAVO PEREIRA

A Lucila Velásquez

Los dispositivos de los barcos para la navegación solitaria funcionan con frecuencia a destiempo. Las técnicas de recepción, por ejemplo, no identifican sino a sombras. Las señales de satélite vuelan en órbitas tan bajas que el ecuador está siempre distante y las sondas acústicas no miden profundidades sino abismos insondables. En alta mar, cuando los lugares son siempre los mismos, el navegante solitario es el único ser que en el planeta, fuera de la gran ballena, se alimenta de resonancias: cada andrajo del océano puede ser la última visión.

MOMENTOS FELICES. GABRIEL CELAYA

GABRIEL CELAYA

Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
el pitillo en los labios, el alma disponible
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican la alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que se siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro sé que todo es fiado,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así la muerte,
¿no es la felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es la felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
«Estaba justamente pensando en ir a verte».
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

UN LOCO. POEMA DE ANTONIO MACHADO

ANTONIO MACHADO

Es una tarde mustia y desabrida
de un otoño sin frutos, en la tierra
estéril y raída
donde la sombra de un centauro yerra.
Por un camino en la árida llanura,
entre álamos marchitos,
a solas con su sombra y su locura,
va el loco hablando a gritos.
Lejos se ven sombríos estepares,
colinas con malezas y cambrones,
y ruinas de viejos encinares
coronando los agrios serrijones.
El loco vocifera
a solas con su sombra y su quimera.
Es horrible y grotesca su figura;
flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,
ojos de calentura
iluminan su rostro demacrado.
Huye de la ciudad… Pobres maldades,
misérrimas virtudes y quehaceres
de chulos aburridos, y ruindades
de ociosos mercaderes.
Por los campos de Dios el loco avanza.
Tras la tierra esquelética y sequiza
–rojo de herrumbre y pardo de ceniza–
hay un sueño de lirio en lontananza.
Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!
–¡carne triste y espíritu villano!–.
No fue por una trágica amargura
esta alma errante desgajada y rota;
purga un pecado ajeno: la cordura,
la terrible cordura del idiota.

DIÁLOGO SORDO CON UN GATO SIN NOMBRE

Diles que vengan que esta ciudad me mata,
Que nací allá y ahora me habla el silencio,
Que aquí la bruma es honda y el sol demora un siglo.

Diles que estoy tan solo que nadie me conoce;
Cuéntales que envejezco y que nada me asombra.
Hazles saber que lloro mientras tiendo la mano.

Diles que estoy en Lebu, donde se acaba el mundo;
Que aquí la gente es noble y me arropa y me cuida,
Pero que vivo lejos y he olvidado quién soy.

Foto: Claudia González Machado

NUNCA PUDE REZAR Y OTROS POEMAS. EDWARD HIRSCH

EDWARD HIRSCH

NUNCA PUDE REZAR

Llévame hasta la costa
donde el faro fue abandonado
y la luna resuena en los techos.

Déjame escuchar el viento que hojea los árboles
y ver las estrellas que destellan, una por una,
como los rostros olvidados de los muertos.

Nunca pude rezar,
pero déjame inscribir mi nombre
en el libro de las olas

y luego contemplar el domo
del cielo interminable
y ver mi voz navegar hacia la noche.

§

I Was Never Able to Pray*

Wheel me down to the shore
where the lighthouse was abandoned
and the moon tolls in the rafters.

Let me hear the wind paging through the trees
and see the stars flaring out, one by one,
like the forgotten faces of the dead.

I was never able to pray,
but let me inscribe my name
in the book of waves

and then stare into the dome
of a sky that never ends
and see my voice sail into the night.

TEMPRANA MAÑANA DE DOMINGO

Solía burlarme de mi padre y sus amigos
por levantarse temprano las mañanas de domingo
para tomar café en un lugar del barrio,
pero ahora soy uno de esos amigos.

A nadie le importan mis viejas humillaciones,
pero siguen arrastrándose por mis sueños
como una tira de latas vacías que traquetean
detrás de un auto abandonado.

Así sucede: justo cuando piensas
que has olvidado a la chica de cabello rojo
que te dejó plantado en un estacionamiento
hace cuarenta años, te despiertas

bastante temprano para verla desaparecer
a la vuelta de la esquina de tu sueño,
viajando con un sujeto en una motocicleta
que ruge en la carretera al amanecer.

Y ahora estoy sentado en un café
a media luz lleno de madrugadores,
donde las ventanas están tiznadas
y el café es caliente y amargo.

§

Early Sunday Morning*

I used to mock my father and his chums
for getting up early on Sunday morning
and drinking coffee at a local spot
but now I’m one of those chumps.

No one cares about my old humiliations
but they go on dragging through my sleep
like a string of empty tin cans rattling
behind an abandoned car.

It’s like this: just when you think
you have forgotten that red-haired girl
who left you stranded in a parking lot
forty years ago, you wake up

early enough to see her disappearing
around the corner of your dream
on someone else’s motorcycle
roaring onto the highway at sunrise.

And so now I’m sitting in a dimly lit
café full of early morning risers
where the windows are covered with soot
and the coffee is warm and bitter.

DERRIBEN LA OSCURIDAD

Mi padre en la noche arrastra los pies de cuarto en cuarto
en una oscura misión a través del corredor.

Ayúdenme, espíritus, a penetrar su sueño
para aliviar su inquieto viaje.

Derriben la oscuridad para un vendedor
que podía cautivar todo salvo a las sombras,

un inmigrante que se para en el umbral
de una vasta noche

sin andadera ni bastón
e incapaz de recordar lo que quería decir,

aunque alce su brazo derecho a manera de profecía,
mientras el izquierdo tiembla inútilmente en señal de alarma.

Mi padre en la noche arrastra los pies de cuarto en cuarto
y ya no es un padre ni un esposo ni un hijo,

sino un niño parado al borde de un bosque
escuchando el distante aullido de los lobos,

los perros salvajes,
los primitivos aleteos que sacuden las copas de los árboles.

§

Lay Back The Darkness*

My father in the night shuffling from room to room
on an obscure mission through the hallway.

Help me, spirits, to penetrate his dream
and ease his restless passage.

Lay back the darkness for a salesman
who could charm everything but the shadows,

an immigrant who stands on the threshold
of a vast night

without his walker or his cane
and cannot remember what he meant to say,

though his right arm is raised, as if in prophecy,
while his left shakes uselessly in warning.

My father in the night shuffling from room to room
is no longer a father or a husband or a son,

but a boy standing on the edge of a forest
listening to the distant cry of wolves,

to wild dogs,
to primitive wingbeats shuddering in the treetops.


MÁS DE LA MITAD DEL CAMINO

He encendido todas las luces de la casa,
pero nada puede salvarme de esta oscuridad.

He salido al frente del porche para ver
las estrellas que perforan las negras nubes lácteas

y la luna que mira con frialdad entre los árboles,
salvo a este negativo que llevo dentro de mí.

¿Dónde está el niño que memorizaba constelaciones?
¿Cuál es el libro de texto que así lo consolaba?

Ahora llevo más de la mitad del camino rumbo a la tumba,
pero no soy la mitad del hombre que quise llegar a ser.

¿A qué deidad fracturada puedo rezar?
Estoy dispuesto a pagar a la noche con interés,

pero la noche no quiere a nadie más que a ella misma.
¿Qué quería decirle a la oscuridad?

La muerte es un cero extraído de mi pecho.
Dios es una ausencia que murmura en las hojas.

§

More Than Halfway*

I’ve turned on lights all over the house,
but nothing can save me from this darkness.

I’ve stepped onto the front porch to see
the stars perforating the milky black clouds

and the moon staring coldly through the trees,
but this negative I’m carrying inside me.

Where is the boy who memorized constellations?
What is the textbook that so consoled him?

I’m now more than halfway to the grave,
but I’m not half the man I meant to become.

To what fractured deity can I pray?
I’m willing to pay the night with interest,

though the night wants nothing but itself.
What did I mean to say to darkness?

Death is a zero hollowed out of my chest.
God is an absence whispering in the leaves.

Versiones de Alejandro Bajarlia

Fuente: LA PÁGINA IMPRESA

FUEGO AMIGO. OMAR GONZÁLEZ

Hoy le dieron el último balazo,
El más duro de todos, el que le pudre el pecho.
Sus hermanos lo matan para verlo caer.

Y nada quedará del remanso del río,
Ni del refugio de tanta soledad.
Apestarán las sombras. 

Perviven la tristeza y aquellos golpes bajos.
Con las puertas abiertas, y en el faro otra vez.

El futuro se acaba cuando muera este día.
Ni una estrella en el cielo,
Sólo grietas del templo. Y asomarás descalza.

Y ladrarán los perros… Es tu abismo en la noche.
Y volverán los muertos… Es mi vida sin fondo.

Se irá secando el alba, y allá en el horizonte,
tenue como una lumbre ciega, se apagará la tarde
y morirán las olas que bañaban tus pies,
y morirá la hierba que pisaban los míos. 

INTIMIDAD DEL CIERVO. OMAR GONZÁLEZ

El ciervo siente que lo rodean sospechas.
Mira en su entorno y sabe
que quien lo observa no puede ser su padre.

El ciervo quiere escapar del acoso
y termina escondido en su propia mirada.

Ahora es noche
y es caricia que recibió en su infancia.
Sólo él y su padre en una noche fría.

(La gente ignora que un ciervo
no se resigna al llanto.)

Mientras escucha el agua
y un cazador lo busca,
levanta el vuelo y es curva tierna
en el aire más cálido.

El ciervo siente que lo rodean sospechas
mientras la gente cree que ha salido a volar.

OMAR GONZÁLEZ

VECINO MUERTO

Dicen que hay un vecino muerto,
Que alguien de los nuestros
ya duerme para siempre,
Que se apagó en sí mismo
Que no viene mañana.

Dicen también que fue una imagen,
Un rocío que empezaba a secarse.
Pero yo lo vi más, lo sufrí una mirada,
Lo viví en desamparo:
Triste como una abeja herida
Que se moja y se moja.

Cuentan que Victoriano ha muerto.
Nadie lo llore.
Que se acabaron su paso lento, su boina.
Eso dicen.

Más yo pienso que no,
Que él estará creciendo
Mientras haya esperanza.

Omar González
Foto: Claudia González Machado

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YO NO PUEDO TENERTE NI DEJARTE… SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

SOR JUANA 2

 

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

Yo no puedo tenerte ni dejarte,
ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,
se encuentra un no sé qué para quererte
y muchos sí sé qué para olvidarte.

Pues ni quieres dejarme ni enmendarte,
yo templaré mi corazón de suerte
que la mitad se incline a aborrecerte
aunque la otra mitad se incline a amarte.

Si ello es fuerza querernos, haya modo,
que es morir el estar siempre riñendo:
no se hable más en celo y en sospecha,

y quien da la mitad, no quiera el todo;
y cuando me la estás allá haciendo,
sabe que estoy haciendo la deshecha.

PROGRAMA DE LA MOSCA

Hay personas que no tienen memoria,
O sencillamente que lo olvidaron todo.

Hay de esa gente en cualquier dimensión,
Incluso en las reuniones. Cuando los niños juegan.
Llegan ante nosotros y se atribuyen glorias,
Avisos, caridades. Jamás se equivocaron.
Y desatan su humor y hablan de aquella vez
En que pelaron ¿solos? Entonces lo sabían.

Yo conozco esta especie, me la encuentro a menudo
En las aulas cerradas, allí donde el hastío
Hace olvidar las cosas.

Suelen vestir de pobres, pero en la oreja llevan
No lavanda barata, sino esencias de sándalo.

Este que yo conozco no sabe improvisar.
Tras tanto balbuceo, hay un guión perfecto.
Cuando entra a la sala, ya viene modelando.

Sabe lo que dirá,
Y puede, incluso, saber lo que yo pienso.
No duerme, no descansa.
Hace el amor y piensa cómo cortar las alas
Del que nadie ha elegido, del que llegó cubierto
De polvo y de dolor, del guerrero común.
Y dice que fue él,
Que nadie sino él descubrió la bacteria.
Olvida aquellas veces en que rogaba un guiño
A cualquier pasajero con mandato y con ley.

– Eh, tomadme en cuenta, yo soy de los que sirven.
Eso no lo recuerda, lo quisiera olvidar.

Y sigue el timador creyéndose libélula,
Ave del paraíso, y sólo hay un ausente
Capaz de verlo mosca. Pero no quiere hablar.
(¿Acaso lo creerán? ¿Y si el juez no recuerda
La verdadera historia?)

Y vuela y vuela el nuevo trepador,
Y hay gente que lo aplaude, que le brillan los ojos.
Pero cuántos lo creen.

Dos ancianos y un joven empiezan a dudar.
Y en el aire se escucha estrépito de alas,
Y en la leche la mosca, ensuciándolo todo.

Omar González

BEBIENDO SOLO A LA LUZ DE LA LUNA. LI BAI

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Entre las flores, un tazón de vino
bebo solo, ningún amigo está cerca.
Levanto mi copa, invito a la luna
y a mi sombra, y ahora somos tres.
Mas la luna nada sabe de bebidas
y mi sombra se limita a imitarme,
pero así y todo, luna y sombra serán mi compañía.
La primavera es época propicia para el goce.
Canto y la luna prolonga su presencia,
bailo y mi sombra se enreda.
Mientras me mantengo sobrio, nos alegramos juntos,
cuando me embriago, cada uno marcha por su lado
jurando encontrarnos en el Río de Plata de los cielos.

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Li Bai (701 d. C. – 762 d. C.). Poeta chino considerado el mayor poeta romántico de la dinastía Tang.

LA ESPERANZA ES ESA COSA CON PLUMAS. EMILY DICKINSON

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Emily Dickinson (1830-1886)

La esperanza es esa cosa con plumas
que se posa en el alma,
y entona melodías sin palabras,
y no se detiene para nada,

y suena más dulce en el vendaval;
y feroz tendrá que ser la tormenta
que pueda abatir al pajarillo
que a tantos ha dado abrigo.

La he escuchado en la tierra más fría
y en el mar más extraño;
mas nunca en la inclemencia
de mí ha pedido una sola migaja.

—————————-

HOPE IS THE THING WITH FEATHERS

Hope is the thing with feathers
That perches in the soul,
And sings the tune–without the words,
And never stops at all,

And sweetest in the gale is heard;
And sore must be the storm
That could abash the little bird
That kept so many warm.

I’ve heard it in the chillest land,
And on the strangest sea;
Yet, never, in extremity,
It asked a crumb of me.

emily-3

DESNUDA, un poema de ROQUE DALTON

ROQUE DALTON

gala-salvador-dali-1945
Gala de espaldas, Salvador Dalí

Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua
cuando entre sus paredes me sumerjo.

Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como a un niño perdido
que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.

Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que se nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a la sombras los deseos me ladran.

Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.

El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.

 

ROQUE

Roque Dalton. Poeta, periodista y luchador revolucionario salvadoreño. Nació el 14 de mayo de 1933 y murió asesinado el 10 de mayo de 1975 en su país.

 

NADIE, NI SIQUIERA LA LLUVIA / NOBODY, NOT EVEN THE RAIN. E.E. CUMMINGS

cummings-8 E.E. CUMMINGS (1894-1962)

NADIE, NI SIQUIERA LA LLUVIA

En algún lugar al que nunca he viajado,
felizmente más allá de toda experiencia,
tus ojos tienen su silencio:
En tu gesto más frágil hay cosas que me encierran
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.

Con una ligera mirada me liberas.
Aunque me haya cerrado como un puño,
siempre abres, pétalo a pétalo, mi ser,
como la primavera abre con misteriosa destreza su primera rosa.

O si deseas cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos muy hermosa y súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosamente por doquier.

Nada que hayamos de percibir en este mundo iguala
la fuerza de tu intensa fragilidad, cuya textura
me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.

(Ignoro tu destreza para cerrar y abrir,
solo algo en mí entiende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
Nadie, ni siquiera la lluvia tiene manos tan pequeñas.

—————

NOBODY, NOT EVEN THE RAIN
Somewhere i have never travelled, gladly beyond
any experience,your eyes have their silence:
in your most frail gesture are things which enclose me,
or which i cannot touch because they are too near
your slightest look easily will unclose me
though i have closed myself as fingers,
you open always petal by petal myself as Spring opens
(touching skilfully, mysteriously)her first rose

or if your wish be to close me,i and
my life will shut very beautifully,suddenly,
as when the heart of this flower imagines
the snow carefully everywhere descending;

nothing which we are to perceive in this world equals
the power of your intense fragility:whose texture
compels me with the colour of its countries,
rendering death and forever with each breathing

(i do not know what it is about you that closes
and opens;only something in me understands
the voice of your eyes is deeper than all roses)
nobody,not even the rain,has such small hands.

E.E. Cummings (1894-1962)

CANTO A MÍ MISMO. WALT WHITMAN. Traducción: J. L. BORGES

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WALT WHITMAN

Yo me celebro y yo me canto,
Y todo cuanto es mío también es tuyo,
Porque no hay un átomo de mi cuerpo que no te pertenezca.

Indolente y ocioso convido a mi alma,
Me dejo estar y miro un tallo de hierba de verano.

Mi lengua, cada átomo de mi sangre, hechos con esta tierra, con este                                                                                                                                        aire,
Nacido aquí, de padres cuyos padres nacieron aquí, lo mismo que sus                                                                                                                                 padres,
Yo ahora, a los treinta y siete años de mi edad y con salud perfecta,                                                                                                                               comienzo,
Y espero no cesar hasta mi muerte.

Me aparto de las escuelas y de las sectas, las dejo atrás;
me sirvieron, no las olvido;
Soy puerto para el bien y para el mal, hablo sin cuidarme de riesgos,
Naturaleza sin freno con elemental energía.

Creo en ti, mi alma, el otro que soy no se rebajará ante ti,
Y tú no te rebajarás ante él.

Tiéndete en el pasto conmigo, desembaraza tu garganta,
No son palabras, ni música, ni versos lo que preciso, ni hábitos, ni
discursos ni aun los mejores,
Sólo quiero el arrullo, el susurro de tu voz suave.

Recuerdo cómo nos acostamos una mañana transparente de estío,
Cómo apoyaste la cabeza sobre mis caderas y la volviste a mí                                                                                                                                           dulcemente,
Y abriste mi camisa sobre el pecho y hundiste tu lengua hasta tocar mi corazón desnudo,
Y te estiraste hasta tocarme la barba, y luego hasta tocarme los pies.

Velozmente se irguieron y me rodearon el conocimiento y la paz que
trascienden todas las discusiones de la tierra,
Y desde entonces sé que la mano de Dios ha sido prometida a la mía,
Y sé que el espíritu de Dios es hermano del mío,
Y que todos los hombres que han nacido son mis hermanos, y las
mujeres mis hermanas y mis amantes,
Y que el sostén de la creación es el amor,
Y que son innumerables las hojas rígidas o que se curvan en los                                                                                                                                        campos,
Y las negras hormigas en las grietas bajo las hojas,

Y las mohosas costras del seto, las piedras hacinadas, el saúco, la
candelaria y la cizaña.

Soy el poeta del Cuerpo y soy el poeta del Alma,
Los goces del cielo están conmigo y los tormentos del infierno están                                                                                                                               conmigo,
Los primeros los injerto y los multiplico en mi ser, los últimos los
traduzco a un nuevo idioma.

Soy el poeta de la mujer no menos que el poeta del hombre,
Y digo que es tan grande ser mujer como ser hombre,
Y digo que nada es mayor que ser la madre de los hombres.
Entono el canto de la exaltación o de la soberbia,
Ya estamos hartos de plegarias y de zalanderías,
Muestro que el tamaño no es más que crecimiento.
¿Has dejado atrás a los otros? ¿Eres el presidente?
Es una bagatela, cada uno de los otros te alcanzará y seguirá                                                                                                                                         adelante.
Soy el que camina con la tierra y creciente noche,
Llamo a la tierra y al mar que abraza la noche.
Abrázame, noche de senos desnudos, abrázame, noche magnética y                                                                                                                           fecunda,
Noche de los vientos del sur, noche de las estrellas grandes y                                                                                                                                           escasas,
Noche serena que me llama, loca y desnuda noche de estío.

Sonríe, tierra voluptuosa de fresco aliento,
Tierra de los árboles dormidos y húmedos,
Tierra del sol que ya se ha ido, tierra de las montañas de cumbre                                                                                                                                   nebulosa,
Tierra del cristalino fluir de la luna llena, apenas tocada de azul,
Tierra del brillo y de la sombra manchando la corriente del río,
Tierra del gris límpido de las nubes que resplandecen y se aclaran
para que yo no las vea,
Tierra yacente y extendida, rica tierra de azahares
Sonríe, porque llega tu amante.

Pródiga me has dado tu amor, te doy pues mi amor,
Mi apasionado amor indecible.

Walt Whitman, un cosmos, de Manhattan el hijo,
Turbulento, carnal, sensual, comiendo, bebiendo, engendrando,
Ni sentimental, ni sintiéndome superior a otros hombres y mujeres,
ni alejado de ellos,
No menos modesto que inmodesto.

¡Arrancad los cerrojos de las puertas!
¡Arrancad las puertas de los goznes!

El que degrada a otro me degrada,
Y todo lo que se dice o se hace vuelve a mí al fin.
A través de mí surge y surge la voluntad creadora, a través de mí, el
torrente y el índice.
Digo el primordial santo y seña, hago el signo de la democracia,
¡Por Dios! No aceptaré nada que no sea ofrecido a los demás
en iguales condiciones.

Muchas voces largo tiempo calladas brotan de mí,
Voces de las interminables generaciones de prisioneros y de                                                                                                                                   esclavos,

Voces de los enfermos y de los inconsolables, de los ladrones y de los                                                                                                                     enanos,
Voces de ciclos de preparación y de crecimiento,
De los hilos que unen a las estrellas, y de los vientres, y de la
simiente paterna,
Y del derecho de aquellos a quienes oprimen los otros,
De los deformes, triviales, simples, tontos y despreciados,
De neblina en el aire, de escarabajos arrastrando bolas de estiércol.
Brotan de mí voces prohibidas,
Voces del sexo y del apetito, voces veladas y yo aparto el velo,
Voces indecentes clarificadas y transfiguradas por mí.
Yo me cubro la boca con la mano,
Me conservo tan puro en las entrañas como en la cabeza y en el                                                                                                                                        corazón,
La cópula no es para mí más vergonzosa que la muerte.

Creo en la carne y en los apetitos,
Ver, oír, tocar, son milagros, y cada parte de mí es un milagro.

Divino soy por dentro y por fuera, y santifico todo lo que toco y me                                                                                                                                        toca,
El aroma de estas axilas es más fino que las plegarias,
Esta cabeza es más que las iglesias, las biblias y todos los credos.

Si algo hay que yo venero más que las otras cosas, ese algo es la
extensión de mi cuerpo y cada una de sus partes,
Traslúcida arcilla de mi cuerpo, ¡tú lo serás!
Sombreados bordes y bases, ¡vosotros lo seréis!
Firme reja viril, ¡tú lo serás!
Tú, mi rica sangre, tú líquido lechoso, pálido extracto de mi vida.
Pecho que oprimes otros pechos, ¡tú lo serás!
¡Cerebro serán tus circunvoluciones ocultas!
Raíz lavada del junco oloroso, becada medrosa, nido recatado de los
huevos gemelos, ¡vosotros lo seréis!
Heno mezclado y revuelto de la cabeza, barba, cejas, ¡vosotros lo                                                                                                                                        seréis!
Savia que goteas del arce, fibra del noble trigo, ¡vosotros lo seréis!
Sol generoso, ¡tú lo serás!
Nubes que ilumináis y oscurecéis mi rostro, ¡vosotros lo seréis!
Sudorosos arroyos y rocíos, ¡vosotros lo seréis!
Vientos que me rozáis, frotando contra mí vuestros genitales,
¡vosotros lo seréis!
Amplios campos musculares, ramas de encina, amoroso holgazán de
mi sendero tortuoso ¡vosotros lo seréis!
Manos que he tomado, rostros que he besado, mortal a quien toqué
alguna vez, ¡vosotros lo seréis!

Estoy enamorado de mí, hay tantas cosas en mí que son tan                                                                                                                                      deliciosas,
Cada momento y todo lo que ocurre me llena de alegría,
No sé cómo se doblan mis tobillos, ni la causa del más leve de mis                                                                                                                               deseos,
Ni de la amistad que suscito, ni de las amistades que me devuelven.

Al subir por las escaleras me detengo a reflexionar si no estoy                                                                                                                                    soñando,
La madreselva en la ventana me satisface más que la metafísica de                                                                                                                        los libros.

¡Contemplar el amanecer!
La escasa luz que va borrando las sombras inmensas y diáfanas,
El sabor del aire es grato a mi paladar.

Retoños del cambiante mundo ascienden silenciosos en un juego
inocente, fresco sudor,
Oblicuamente errando por todos lados.

Algo invisible está proyectando libidinosos dardos,
Torrentes de brillante zumo inundan el cielo.

La tierra por el cielo invadida, la cotidiana consumación de su boda,
El desafío del oriente sobre mi cabeza,
La burla mordaz: ¡Ya veremos quién es el amo!

Creo que una hoja de hierba no es menos que el camino recorrido                                                                                                                   por las estrellas,
Y que la hormiga es perfecta, y que también lo son el grano de
arena y el huevo del zorzal,
Y que la rana es una obra maestra, digna de las más altas,
Y que la zarzamora podría adornar los salones del cielo,
Y que la menor articulación de mi mano puede humillar a todas las                                                                                                                          máquinas,
Y que la vaca paciendo con la cabeza baja supera a todas las                                                                                                                                              estatuas,
Y que un ratón es un milagro capaz de confundir a millones de                                                                                                                                    incrédulos.

Siento que en mi ser se incorporan el gneis, el carbón, el musgo de
largos filamentos, las frutas, los granos, las raíces comestibles,
Y que estoy hecho de cuadrúpedos y de pájaros,
Y que puedo recuperar cuanto he dejado atrás,
Pero que puedo hacerlo volver cuando se me antoje.

En vano la timidez o la prisa,
En vano las rocas incandescentes arrojan sobre mí su antiguo calor,
En vano el mastodonte se oculta detrás del polvo de sus huesos,
En vano los objetos se alejan leguas y leguas y toman muchas                                                                                                                                              formas,
En vano el mar se oculta en las cavernas donde tienen su guarida los                                                                                                                        monstruos,
En vano el buitre tiene por morada el cielo,
En vano la serpiente se desliza entre las lianas y los troncos,
En vano el alce busca las honduras recónditas de la selva,
En vano el cuervo marino tiende el vuelo hacia el norte,
hacia el Labrador,
Lo sigo velozmente, trepo al nido que está en la grieta del peñasco.
¿Quién es este salvaje amistoso y gárrulo?
¿Espera la civilización, o la ha dejado atrás y la ha dominado?
¿Es un hombre del sudoeste y ha sido criado a la intemperie? ¿Es un                                                                                                                      canadiense?
¿Viene de las tierras del Mississippi, de Iowa, de Oregon, de                                                                                                                                         California?
¿De la montaña, de las praderas, de los bosques, o un marino del                                                                                                                                            mar?
Dondequiera que vaya, los hombres y las mujeres lo desean y lo                                                                                                                                      aceptan,
Quieren que los quiera, que los toque, que les hable, que se quede                                                                                                                                con ellos.

Obra sin ley, como los copos de nieve, sus palabras son simples
como la hierba, el pelo despeinado, risas e ingenuidad.
Lento el andar, comunes las facciones, emanando sencillez y                                                                                                                                      modestia,
Brotan de un modo nuevo desde las puntas de los dedos,
Flotan en el aire con el olor de su cuerpo o de su aliento, salen de
la mirada de sus ojos.

Me ha tocado en suerte, lo sé, lo mejor del tiempo y del espacio;
nunca he sido medido y no seré medido jamás.

El viaje que emprendo es eterno (¡que todos me oigan!).
Mis signos son un capote contra la lluvia, fuertes zapatos y un
bastón cortado en el bosque,
En mi silla no sestean los amigos,
No tengo cátedra ni iglesia ni filosofía,
No llevo a ningún hombre a una mesa puesta, a la biblioteca, a la                                                                                                                                             bolsa,
Pero a cada uno de vosotros, hombre o mujer, lo llevo a una cumbre,
Mi brazo izquierdo ciñe tu cintura,
Mi derecha señala los continentes y el gran camino.

Ni yo ni ningún otro puede andar por ti ese camino,
Eres tú quien debe andarlo.

No queda lejos, está a tu alcance,
Quizá estabas en él desde que naciste y no lo has sabido,
Quizá esté en todas partes, en mar y en tierra.

Échate tus prendas al hombro, hijo mío, y yo traeré las mías y                                                                                                                     apresurémonos;
Ciudades prodigiosas y naciones libres nos saldrán al paso.

Si te cansas, dame las dos cargas y apoya tu mano en mi cadera,
Y a su debido tiempo me devolverás el mismo servicio,
Porque ya emprendida la marcha nunca descansaremos.

Esta mañana, antes del alba, subí a una colina para mirar el cielo                                                                                                                                   poblado,
Y le dije a mi alma: cuando abarquemos esos mundos, y el
conocimiento y el goce que encierran, ¿estaremos al fin hartos y                                                                                                                           satisfechos?
Y mi alma dijo: No, una vez alcanzados esos mundos proseguiremos                                                                                                                           el camino.
Tú también me interrogas y yo te escucho,
Contesto que no puedo contestar, tú mismo debes encontrar la                                                                                                                                     respuesta.
Siéntate un momento, hijo mío,
Aquí tienes pan para comer y leche para que bebas,
Pero después de haber dormido y haber cambiado de ropa te beso
con el beso del adiós y te abro la puerta para que salgas.

Demasiado tiempo has perdido en sueños deleznables,
Ahora te quito la venda de los ojos,
Debes acostumbrarte al brillo de la luz y de cada momento de tu                                                                                                                                            vida.
Demasiado tiempo has vadeado, asido a una tabla en la orilla,
Ahora quiero que seas un nadador, que te arrojes al mar, que
reaparezcas, que me hagas una seña, que grites y que agites el
agua con tus cabellos.

Dije que el alma no es más que el cuerpo,
Y dije que el cuerpo no es más que el alma,
Y que nada, ni Dios, es más que uno mismo,
Quien camina una milla sin amor, se dirige a su propio funeral
envuelto en su propia mortaja;
Y yo y tú, sin tener un centavo, podemos comprar lo más precioso de                                                                                                                                      la tierra,
Y la mirada de unos ojos o una arveja en su vaina confunden la
sabiduría de todos los tiempos,
Y no hay oficio ni profesión en los cuales el joven que los sigue no
pueda ser un héroe,
Y no hay cosa tan frágil que no sea el eje de las ruedas del universo,

Y digo a cualquier hombre o mujer: que tu alma esté serena y en
paz ante millones de universos.
Y digo a la Humanidad: No hagas preguntas sobre Dios,
Porque yo que pregunto tantas cosas, no hago preguntas sobre Dios,
(No hay palabras capaces de expresar mi seguridad ante Dios y la                                                                                                                                        muerte.)
Escucho y veo a Dios en cada cosa, pero no lo comprendo en lo más                                                                                                                                     mínimo,
Ni comprendo cómo pueda existir algo más prodigioso que yo                                                                                                                                                   mismo.
¿Por qué desearía yo ver a Dios mejor que en este día?
Algo veo de Dios en cada hora de las veinticuatro y en cada uno de                                                                                                                            sus minutos,
En el rostro de los hombres y de las mujeres veo a Dios, y en mi propio rostro en el espejo;
Encuentro cartas de Dios tiradas por la calle y su firma en cada una,
Y las dejo donde están porque sé que dondequiera que vaya,
Otras llegarán puntualmente.

Traducción de Jorge Luis Borgeswhitman2

SONETO DE FIDELIDAD*. VINICIUS DE MORAES

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De todo, a mi amor estaré atento
antes, y con tal celo, y siempre, y tanto
que aún enfrentado al mayor encanto
de él se encante más mi pensamiento.

Quiero vivirlo en cada vano momento
y en su honor he de esparcir mi canto
y reír mi risa y derramar mi llanto
a su pesar o su contentamiento.

Y así, cuando más tarde me procure
quién sabe la muerte, angustia de quien vive
quién sabe la soledad, fin de quien ama

Yo me pueda decir del amor (que tuve):
que no sea inmortal, puesto que es llama
pero que sea infinito mientras dure.ramo-de-crisantemo

 

 

 

 

 

 

 

*Como «Desnuda», de Roque DaltonImágenes: Habitación del Hotel Domus Aventina y ramo de crisantemos.

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO. GABRIEL CELAYA

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GABRIEL CELAYA*

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
(De Cantos iberos, 1955)

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

LA VIDA, AHÍ FUERA
(De Poemas órficos, 1978)

Esa vida que no es mía y me rodea,
el misterio de la muerte, lo que llamamos la muerte
y el misterio de la vida siempre abierta,
lo que llamamos la vida
en el árbol, en las nubes y en el agua,
y en el viento y en el mundo que es quien es sin ser humano,
y en la inmensa transparencia que no se dice, se muestra
en eso que busqué tanto y ahora encuentro regresando:
La infancia, quizá, la infancia, nuestro final seguro,
nuestro cuento, nuestro canto, nuestra mágica conciencia:
El total de lo sin fin y de la vida abierta.

 gabriel-celaya-3*El poeta español (Rafael) Gabriel (Juan Múgica) Celaya (Leceta Cendoya), nació el 18 de marzo de 1911 en Hernani, Giposkoa. n 1986 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas. Falleció en Madrid, el 18 de abril de 1991. Sus cenizas fueron aventadas en Hernani y San Sebastián, según sus deseos.