Archivo de la etiqueta: BATALLA IDEOLÓGICA

POR UNA CULTURA DE VIDA DIFERENTE. ENRIQUE UBIETA GÓMEZ

La ideología revolucionaria, aún cuando sea la vencedora en una Revolución, convive en permanente combate con la ideología contrarrevolucionaria. No llega empaquetada como regalo de cumpleaños: avanza entre obuses y minas enemigas.

ENRIQUE UBIETA 5

ENRIQUE UBIETA GÓMEZ

En la historia, los cubanos siempre han interpuesto algún recurso de impugnación a las declaraciones derrotistas: ante el Pacto del Zanjón (la firma en 1878 de un pacto de paz sin independencia con España), la Protesta de Baraguá ese mismo año y luego la Guerra de 1895; ante la debacle del llamado campo socialista europeo, el grito de «socialismo o muerte»; una tradición cultural que engendró y sostuvo a la Revolución antes y después de su triunfo en 1959.

Es una combinación de fe en la victoria –irreconciliable con la idea de la derrota– y de no aceptación de compromisos desmovilizadores, que nos hagan desistir del ideal soñado. «Convertir el revés en victoria», es la frase que Fidel enarboló ante el fracaso de la llamada Zafra de los Diez Millones en 1970, y que puede tomarse como símbolo del espíritu de la Revolución Cubana.

La guerra de las conciencias, la que transcurre en los medios, intenta pautar esa fe y achicar la noción de lo posible. En la década de los noventa, declaró el fin de la historia, es decir, la imposibilidad de superar el capitalismo. Sin embargo, a partir de 1998 fue evidente que la historia se movía y mucho, al menos en América Latina y el Caribe. Veinte años después se habla del fin del ciclo de las izquierdas. Pero los hechos demuestran lo contrario: los pueblos de la región no han renunciado a sus sueños de paz y justicia social, la ofensiva imperialista no se apoya en la reconquista del electorado, sino en actos criminales, golpes de estado, enjuiciamiento de líderes de izquierda que tendrían las mayores posibilidades de victoria en las urnas, asesinato de líderes políticos y sociales.

La ofensiva imperialista intenta arrasar con cada gobierno o líder rebelde, se apropia con cinismo del discurso tradicional de la izquierda y deshuesa sus contenidos, para mellar su alcance. A pesar de ello, casi la mitad del electorado colombiano votó por un candidato de izquierda, y en México no fue posible arrebatarle el triunfo, como otras veces, a López Obrador.

Sin embargo, los triunfos electorales de la izquierda descolonizadora y no sistémica –son no sistémicos todos aquellos gobiernos que rompen un eslabón de la cadena de control imperialista, por pequeño que sea– expresan una «rotura del sistema», porque este es infranqueable, no está hecho para que esa izquierda venza.

Ello no minimiza la conquista, ni escamotea el trabajo en las bases, pero ubica en su contexto el resultado. Una vez conseguida la victoria, la izquierda no puede olvidar que no solo hay que entregar tierras y casas, que no basta con legislar a favor del pueblo; el impulso concientizador de la victoria debe conducir a un cambio de paradigma de vida, debe convertir a las masas en colectividades de individuos, en protagonistas, para iniciar la construcción permanente de una cultura diferente a la capitalista.  Seguir leyendo POR UNA CULTURA DE VIDA DIFERENTE. ENRIQUE UBIETA GÓMEZ

DISCURSO DE MIGUEL DÍAZ-CANEL EN LA CLAUSURA DEL X CONGRESO DE LA UNIÓN DE PERIODISTAS DE CUBA

Miguel Mario Díaz Canel
El pressidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Foto: Endrys Correa Vaillant

Bueno, para empezar a cumplir los mandatos del Congreso y apoyar a Ronquillo y a la nueva dirección, antes de diciembre estoy en Twitter.

Compañeros de la dirección del Partido, del Estado y el Gobierno aquí presentes;

Estimados Premios Nacionales de Periodismo;

Queridos periodistas:

  Después de nuestros más recientes recorridos por varias provincias y de las jornadas de este Congreso, escenarios ambos que nos permiten compartir experiencias y meditaciones con la prensa nacional de un modo más cercano, he comprendido mejor por qué Fidel les pidió una vez que lo consideraran uno de ustedes.

  Los periodistas cubanos tienen el mérito indiscutible de haber sostenido la voz de la nación en las circunstancias y las horas más adversas, con admirable lealtad, elevado sentido de responsabilidad, talento, inteligencia y contagioso entusiasmo que genera siempre interesantes propuestas.

  No se esperaba y no se espera menos de quienes se enorgullecen de pertenecer a un gremio ennoblecido desde sus orígenes por intelectuales de la talla de José Martí, Fidel Castro y los más brillantes líderes de la Revolución, desde 1868 hasta nuestros días.

  Hoy, tras largos y fatigosos años bajo el asedio simultáneo de las más severas carencias materiales y las inaceptables  incomprensiones de algunas de nuestras propias fuentes, es legítimo reconocer que la mayoría de ustedes ha tenido que batallar muy duro para ejercer con dignidad un oficio que demanda, no solo talento y esfuerzo, también ideales muy elevados para rechazar, en medio de grandes sacrificios económicos, las ofertas de pagos relativamente “generosos” que la lucrativa industria de las campañas contra Cuba, oportunista y cínicamente, pone a disposición de quienes tienen un precio o creen ingenuamente en el falso discurso libertario de los apologistas del mercado.

  Podríamos decir que nunca fue tan retador y desafiante el panorama mediático, pero seríamos injustos con la historia de una Revolución que no ha conocido tregua en su arduo empeño de conquistar toda la justicia y que, desde el primer día, como lo recuerda la frase de Fidel que ha presidido el Congreso, entendió el papel central del periodismo en la defensa de la fortaleza sitiada.

  ¿Cómo imaginar sin la numerosa prensa clandestina y guerrillera o  sin Radio Rebelde el rápido avance del Ejército Rebelde? ¿Qué habría sido de la recién nacida Revolución sin la brillante “Operación Verdad”? ¿Acaso la guerra mediática que robó el nombre del Apóstol, trasmitiendo desde un avión, no fue vencida con tecnologías y nuevos proyectos periodísticos que revolucionaron la radio y la televisión en su momento y  hoy todavía?

  Gracias a la comprensión de que su verdad necesita del periodismo, Cuba pudo construir un sistema de medios públicos cuya principal fortaleza son ustedes, los periodistas, más eficaces mientras más auténticos, originales y creativos al contar a la nación y al mundo la verdad que “los necesita”.

  Lo que podemos decir ahora es que si bien la revolución de las TIC, la era de Internet y la tiranía de las empresas que se dedican al negocio de las comunicaciones, nos plantean desafíos cada vez más fuertes en nuestra condición de economía subdesarrollada, el país no se ha sometido a las reglas de su adversario ni ha cedido soberanía en nombre de la veloz modernidad.

  Y que, por más que lluevan intentos de devolvernos al pasado de sensacionalismo y prensa privada bajo máscaras nuevas, ni los medios públicos cubanos ni sus periodistas están en venta.

  No acuso injustamente. Apunto a la abierta guerra que se nos hace desde medios que, bajo el paraguas de mejores tiempos en las siempre frágiles relaciones con el vecino poderoso que nos desprecia, han ido escalando en el ataque a lo que nos une —el Partido— y lo que nos defiende —nuestra prensa—, descalificando continuamente a ambos y tratando de fracturar y separar lo que viene de una misma raíz y crece en un mismo tronco.

  Aludiendo al tipo de misión que esos medios intentan cumplir con sorprendente articulación que desmiente su supuesta libertad, M. H. Lagarde, ha dibujado con ironía pero sin eufemismos, la nueva clase de líderes que se nos vende, desde esos espacios.  Recomiendo la lectura completa de “Los nuevos revolucionarios” de quienes Lagarde afirma:

  “…Los nuevos revolucionarios juran y perjuran que no son asalariados del pensamiento oficial, pero aceptan becas en universidades de Estados Unidos o reciben cursos de periodismo en Holanda, donde seguro les enseñan a defender el socialismo en Cuba.  Debemos presuponer que tales cursos y becas son gratuitos.

  “Los nuevos revolucionarios llaman a la desobediencia cuando más hace falta la unión. Para ellos, expertos también en política, nada tienen que ver con Cuba la persecución ‘judicial’ de los líderes de izquierda en América Latina, los intentos de golpes blandos e invasiones en Venezuela y Nicaragua.

  “Los nuevos revolucionarios son democráticos y respetuosos de las opiniones contrarias, por eso quienes no compartan sus posiciones son: sumisos, corderos, obedientes, mediocres, talibanes, khmers rojos, estalinistas, oficialistas y represores.

  “La principal misión, por tanto, de los nuevos revolucionarios es la de dividir algo que sin dudas, a veces, consiguen.”

  Es apenas un poco más largo el texto de Lagarde, pero bastan estas ideas, por cuanto definen el más urgente desafío de esta época en esta parte del mundo.

  Sé que los documentos teóricos y los debates del Congreso, sin desconocer, olvidar o desestimar las urgencias internas, que a la postre también resultan estratégicas, han apuntado a la centralidad de esa batalla que jamás cesará, entre la lógica del capital, egoísta y excluyente, y nuestra lógica socialista y martiana, fidelista, solidaria y generosa.

  Porque, aunque nos vendan otra versión de los hechos, la testaruda realidad está demasiado a la vista, pasando dolorosa factura a los que creyeron que el lobo era oveja.

  Se es o no se es, desde los tiempos de Shakespeare.  Seguir leyendo DISCURSO DE MIGUEL DÍAZ-CANEL EN LA CLAUSURA DEL X CONGRESO DE LA UNIÓN DE PERIODISTAS DE CUBA