“Si ser de izquierdas —luchar contra este desbarajuste que tiene visos de llevarnos de nuevo al precipicio, llámenlo como quieran— es percibido como una opción, ahí sí, estamos derrotados”, sostiene el autor.

No sé si han visto la reciente El joven Papa, una de esas producciones con gusto cinematográfico de la HBO, dirigida por el italiano Sorrentino. Sin entrar a desvelar mayores tramas argumentales —y ganarme con ello sus iras— la serie gira en torno a la llegada al trono de Roma de un pontífice apenas rozando la cincuentena, norteamericano y apuesto, interpretado por Jude Law. Sin mayores datos cualquier persona pensaría que el hilo narrativo versará sobre un personaje heterodoxo y aperturista enfrentado a la curia católica, al fin y al cabo el apelativo de joven así nos lo debería indicar.
Sin embargo, la ficción dirigida por Sorrentino justo va en el sentido opuesto. Su Papa es un reaccionario que, alertado por el retroceso de la Iglesia, plantea unas medidas extremistas en la línea de expulsar a los homosexuales del ministerio, tachar a los fieles de superficiales o restaurar la liturgia en latín. El poder político vaticano le advierte de unas consecuencias que no tardan en llegar: los católicos, atemorizados, dan la espalda a la Iglesia. Lo interesante es la explicación que el joven Papa da para justificar su aparente maniobra suicida: la Iglesia católica no es una ONG, no está para repartir sonrisas ni consuelo, venderse amable como un producto más. La Iglesia Católica es misterio, infalibilidad y tradición, son los creyentes los que tienen que acercarse a ella con humildad, respeto y devoción total y desinteresada. Dios no es un coacher. Seguir leyendo JÓVENES PAPAS, VIEJOS COMUNISTAS. CONTRA LA POLÍTICA DE LA AMABILIDAD. DANIEL BERNABÉ