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SEMIÓTICA DE LA PANDEMIA (II). FERNANDO BUEN ABAD DOMÍNGUEZ

¿Flexibilización laboral a la sombra del Coronavirus?

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FERNANDO BUEN ABAD DOMÍNGUEZ

FERNANDO BUEN ABAD, ESCRITOR MEXICANO Y MÁSTER EN FILOSOFÍA PO

Sacudida planetaria. Aprendimos, a golpes de realidad “sorpresiva” (y avasallante) que poco será igual después de la pandemia del COVID-19. Especialmente los salarios y los empleos. Desde la palabra “virus” hasta la iconografía sanitaria, pasando por la noción de muerte y vida, tenemos “cambios” en marcha que darán por resultado territorios semánticos “nuevos” que, como todo campo semántico, es un escenario en disputa. Aprendimos, con la “nueva” didáctica del capitalismo, que nadie pide permiso y nadie ofrece disculpas por una tragedia global que ha costado millones de vidas y descalabros inmensos para la clase trabajadora.

Estamos asimilando los alfabetos actualizados de la dominación entre las ecuaciones malthusianas, y la didáctica del “sálvese quien pueda”: Inflación descontrolada, devaluaciones a placer, desempleo a mansalva y castración del poder adquisitivo. Nos han descargado sobre la espalda todo el paquete de las “reformas laborales” burguesas, en tiempo récord, mientras estamos en cuarentena. A la sombra de la pandemia un gran negocio camuflado. “A esta altura, ya nadie ignora que la pandemia no es sólo una crisis sanitaria. Es lo que las ciencias sociales califican de “hecho social total”, en el sentido de que convulsiona al conjunto de las relaciones sociales y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores”. Ignacio Ramonet https://www.eldiplo.org/wp-content/uploads/2020/04/Ramonet-pandemia-sistema-mundo.pdf

Algunos salieron ganando. “Cambia” de significado el Estado burgués que resucita desde los sótanos del neoliberalismo y se apresta, si nos descuidamos, a repetir más de lo mismo. “Cambia” de significado la “democracia” que ahora seguirá siendo burguesa, plagada de contradicciones y “defectos” muy convenientes para el establishment. “Cambia” todo para que nada cambie. Incluso los progresistas parecen conservadores al lado de la catarata de “cambios” que aluden a la “propiedad privada” burguesa (que en un diccionario decente debería significar saqueo o hurto). “Cambian”, en teoría, las Leyes y la Justicia, “cambia” el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial… ahora sesionan a distancia. “Cambian” las academias y sus saberes. No cambia el peso de la barbarie contra los oprimidos. Sólo se incrementa el desempleo, el hambre, la insalubridad, la intemperie, la carencia de educación, la falta de agua, luz, medicamentos… y respeto.

Hay más pobreza y desigualdad. Por “alguna razón” se hacen esfuerzos denodados para hacernos creer que el mundo será “distinto” sin tener que modificar el sistema económico capitalista. Incluso algunos andan con el cuento de que puede “mejorarse”, hacerse “más humano”, hacerse “progresista”. Tratan de convencernos de que “cambio” es lo mismo que “reformas”. Que “distinto” es lo mismo que “igual”. Que las guerras son un negocio que puede “salvarnos”; que los bancos son nuestra mejor ayuda con sus “créditos”; que los “mass media” son imprescindibles para ayudarnos a entender la “realidad” y que es mentira que existan las “Fake News”. El paraíso post-pandemia. “La Organización Internacional del Trabajo advirtió este miércoles que casi la mitad de la población activa mundial, unos 1600 millones de trabajadores que laboran en el sector informal, están en riesgo de perder sus medios de subsistencia debido al constante descenso del número de horas trabajadas a causa del brote del COVID-19.”  https://news.un.org/es/story/2020/04/1473582

Esto todavía no termina. Lo “nuevo” es quedarse en lo mismo y hacer lo imposible para que nos dure. En la refriega ideológica por dominar el “sentido común” el capitalismo convierte su agonía en Apocalipsis para nosotros. Y anhela que lo salvemos –entre todos– para ofrecerlo a nuestra prole como su mejor herencia. Como un “cambio” radical. ¿Cuántos rebrotes de pandemia hacen falta hasta pulverizar (hasta donde el capitalismo anhela) los salarios de la clase trabajadora? Tienen la palabra los “anti-cuarentena” globales. Dentro del capitalismo no hay solución a los problemas sanitarios mundiales. Ni solución para los problemas del planeta y de la humanidad en general.

Bajo el capitalismo nada es suficiente para cuidar a los pueblos. Unos cuantos ricos serán más ricos gracias a que habrá más pobres y más empobrecidos. De esa semántica no se habla pero toda la burguesía trabaja para darle forma. Los gobiernos que quieran tener “sentido” de pueblo deberán cambiarse desde sus entrañas y sacudirse todo reformismo parásito. Incluso los viejos conservadores que se atrincheraron en la “ciencia” y en la “academia”, con sus relatos de estadísticas tecnócratas y positivistas, hoy parecen adalides del progresismo ad hoc que maquillará al nuevo viejo Estado. Sin tocarle un pelo al capital. Cuándo alguien se asume “dueño” de un campo semántico, de manera explícita o implícita, en lo teórico o en lo práctico, ejerce un tutelaje auto-referencial despótico propio de una lógica mediocre y de una ignorancia supina.

Suelen hablar con suficiencia y jerigonza. Con énfasis y con superioridad demuelen el poder adquisitivo. Desde su perspectiva somos todos discapacitados intelectuales. Se los puede encontrar en congresos, simposios y conferencias. Van y vienen con sus papers, ponencias o textos empapados de exageraciones y exaltados por el éxito acelerado que se atribuyen a sí mismos gracias a los puntos ganados en las lides burocráticas entre certificados, diplomas y “publicaciones”. Todo por la salud del mercado. Son latifundistas de la nada asombrados por su inteligencia alpinista que en el “reino de los ciegos” funda tronos de nadería exhibicionista. Antípodas de la humildad. Pero mansos ante el capital. Las propias reglas del Mercado académico burgués han creado esos monstruos de sabiduría sedicente que llegan a creerse sus propios cuentos “científicos” a costillas de la paciencia, la ignorancia o la abulia imperantes. Mientras tanto, en la proliferación de publicaciones, PowerPoint y saliva “docta”, la ciencia de la opresión económica avanza en manos de esos “vendedores ambulantes” de programas económicos de espaldas a los pueblos. Infestaron las carreras, los posgrados y las bibliotecas. Impusieron sus destrezas burocráticas y formalistas para vaciar de contenido a la producción teórica. La prestidigitación cuantitativa sin firmeza lógica. La flexibilización laboral infestada por “asesores científicos”.

Nos quieren dóciles. Están haciendo de las suyas con los salarios de la clase trabajadora bajo el abrigo de la pandemia. El viejo truco de esconder los libros contables se acompaña con el viejo truco de apoderarse de los “diccionarios”, de imponer los significados que a la clase dominante le convengan. Dicen que el “coronavirus” es causante de una crisis económica sin precedentes, que debemos ayudar o rescatar algunas empresas sin detenernos demasiado en revisarles las cuentas ni los prontuarios. Nos cueste lo que nos cueste. Dicen que se debe crear millones de empleos pero no se fijan blindajes ni políticas para que no desciendan los salarios ni la calidad del trabajo. ¿Llegaremos a los excesos insaciables que determinen los dueños del mundo? Seguir leyendo SEMIÓTICA DE LA PANDEMIA (II). FERNANDO BUEN ABAD DOMÍNGUEZ

COVID-19: POLÍGRAFO DE ESTOS TIEMPOS. PASQUALINA CURCIO

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PASQUALINA CURCIO

pasqualina 6Cual detector de mentiras, el covid-19 ha dejado en evidencia por lo menos dos fenómenos que se han venido sucediendo desde hace ya varios años: la decadencia del imperio estadounidense y el fracaso del capitalismo.

Decadencia del imperio estadounidense. Desde que finalizó la II Guerra Mundial, EEUU se perfiló y así se vendió como la gran superpotencia económica, militar, tecnológica y energética. Entre 1947 y 1991 y en el marco de una Guerra Fría sustentada en la Doctrina de Contención [del Comunismo] de Truman (1947), EEUU impuso su poder en el mundo. El Plan Marshall fue la carnada para incursionar sigilosamente en Europa Occidental y evitar la propagación del socialismo en esas tierras, claro que apoyado con su brazo armado, la OTAN (1949).

La principal arma utilizada por EEUU para imponerse ha sido el dólar, que desde 1944, en Bretton Woods, se decidió que fuese la moneda de referencia mundial. El haber otorgado el privilegio a un solo país de que su moneda rigiese todo el sistema monetario del planeta ha sido un grave error que hemos cometido como humanidad.

Pero es que la humanidad cometió un segundo error, y fue haber permitido que EEUU se desprendiese del patrón oro en 1971 y basara el precio del dólar, al cual seguían referenciadas el resto de las monedas, en algo tan etéreo y manipulable como la confianza/desconfianza. Un tercer error fue haberle permitido que se impusiera obligando a que todo el petróleo se comprase en dólares, lo que implicó graves consecuencias: la inundación de dólares en el mundo y el establecimiento de un sistema de compensación de pagos dominado por el país del norte, el Swift.

Hay que reconocerlo, fue la estrategia perfecta de dominación. Es por el poder del dólar que EEUU ha amenazado y chantajeado al mundo entero. Cuando los países no se doblegan a sus intereses, proceden a bloquearlos financieramente en el sistema Swift, y si tampoco les resulta, comienzan a atacar sus monedas y a manipular su precio referenciado al dólar.

Desde hace ya varios años, EEUU ha estado perdiendo ese súper poder, su economía ha perdido espacio y el dólar se ha venido a pique. Sus reservas internacionales no cubren ni siquiera el 2% de la exorbitante deuda externa y no les alcanzan ni para 2 meses de importaciones (por eso el desespero de abrir su economía en plena pandemia). Desde hace décadas, en EEUU es más lo que se importa que lo que se exporta, y su dependencia comercial sobre todo con China es cada vez mayor. No tiene el oro suficiente para respaldar su moneda y, por si fuera poco, desde hace rato se quedó sin reservas petroleras.

El covid-19 no solo ha dejado en evidencia la debilidad económica de EEUU, que se manifiesta en la actitud prepotente y malcriada de su gobierno en plena pandemia, además, pareciera ser un catalizador del reordenamiento mundial que desde hace años se está gestando.

El mundo está avanzando hacia un orden multipolar basado en nuevas rutas, pero sobre todo con normas comerciales no impuestas por EEUU y que respeten la autodeterminación de los pueblos. Un orden con un sistema monetario reconfigurado en el que no volvamos a cometer el error de referenciarlo a una sola moneda, sino que sean varias, muchas. Un mundo en el que no sea solo el Swift la alcabala financiera sino que una gran variedad de sistemas de compensación de pagos esté disponible y que sea decisión de los Estados soberanos, cuál o cuáles utilizar.

Fracaso del Capitalismo. Otra gran verdad que ha puesto al descubierto el covid-19 es el fracaso del capitalismo y en particular del neoliberalismo (su expresión más salvaje). Fracaso que no es precisamente para la burguesía la cual no ha dejado de acumular y concentrar capitales durante todo el siglo XX y lo que va del XXI, sino para las clases asalariadas, que a pesar de que con su fuerza de trabajo han generado un aumento de la producción mundial de 1127% después de la II Guerra Mundial, la desigualdad y la pobreza han sido cada vez mayores.

En estos tiempos de pandemia ha quedado claro que son los 3.700 millones de pobres, o sea, la mitad de la población mundial, los que se han visto más afectados por el virus. El Banco Mundial en su reciente informe estima un aumento de 180 millones de pobres en 2020.

Paradójicamente y con profunda indignación, el mundo entero lee la noticia de que “desde el 18 de marzo de 2020 los multimillonarios estadounidenses se han enriquecido en US$ 565.000 millones, han aumentado 19% su riqueza desde que comenzó la pandemia” mientras 42,5 millones de personas han perdido sus empleos en ese país. Seguir leyendo COVID-19: POLÍGRAFO DE ESTOS TIEMPOS. PASQUALINA CURCIO

ESTADOS UNIDOS: MICHAEL FLOR RECIBIÓ UNA FACTURA DE 1,122,501.04 DÓLARES Y 181 PÁGINAS POR SALVARLO DE LA COVID-19. DANNY WESTNEAT

Michael Flor pasó 62 días en un hospital de Seattle luchando contra la COVID-19. Recientemente recibió una factura por su estadía por un total de $ 1.12 millones. Flor, de 70 años, quien estuvo muy cerca de la muerte en la primavera, se está recuperando satisfactoriamente en su casa en West Seattle. Pero dice que su corazón casi falló por segunda vez cuando recibió la factura de su odisea de atención médica
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Foto: Ken Lambert / The Seattle Times

DANNY WESTNEAT

DANNY WEST...¿Recuerdas a Michael Flor,el paciente con COVID-19 hospitalizado por más tiempo que, cuando inesperadamente no murió, fue llamado en broma «el niño milagroso»?

Ahora también pueden llamarlo «el bebé del millón de dólares».

Flor, de 70 años, que estuvo tan cerca de la muerte en la primavera que una enfermera de turno de noche le llevó un teléfono a la oreja ,mientras su esposa e hijos se despedían, se está recuperando muy bien estos días en su casa en West Seattle. Pero dice que su corazón casi falló por segunda vez cuando recibió hace unos días la factura de su odisea de atención médica.

«¡Lo abrí y dije ‘santo [bleep]!’ «, dice Flor.

La cuenta total por su pelea con el coronavirus: $ 1.1 millones. $ 1,122,501.04, para ser exactos. Todo en una factura que se parece más a un libro porque tiene 181 páginas.

La factura es técnicamente una explicación de los costos, y debido a que Flor tiene un seguro que incluye Medicare, no tendrá que pagar la gran mayoría. De hecho, debido a que tenía COVID-19 y no una enfermedad diferente, es posible que no tenga que pagar nada, una peculiaridad de esta situación que abordaré en un minuto.

Pero por ahora lo tiene a él, a su familia y amigos maravillados por el gasto extremo y la extraña economía de la atención médica estadounidense.

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Los trabajadores de la salud aplauden a Michael Flor tras su salida del hospital sueco Issaquah. Foto: Ken Lambert / The Seattle Times

Flor estuvo en el Centro Médico Sueco en Issaquah con COVID-19 durante 62 días, por lo que sabía que la factura sería un desastre. Estuvo inconsciente durante gran parte de su estadía; pero una vez, cerca del comienzo, su esposa, Elisa Del Rosario, lo recuerda despertarse y decir: «Tienes que sacarme de aquí, no podemos permitirnos esto».

Solo el cargo por su habitación en la unidad de cuidados intensivos se facturó a $ 9,736 por día. Debido a la naturaleza contagiosa del virus, la sala estaba sellada y solo podían ingresar los trabajadores médicos que llevaban trajes de plástico y cobertores de cabeza. Durante 42 días estuvo en esta cámara de aislamiento, por un costo total de $ 408,912.

También estuvo con un ventilador mecánico durante 29 días; con el uso de la máquina facturado a $ 2,835 por día, para un total de $ 82,215.

Alrededor de una cuarta parte de la factura corresponde al costo de los medicamentos. Seguir leyendo ESTADOS UNIDOS: MICHAEL FLOR RECIBIÓ UNA FACTURA DE 1,122,501.04 DÓLARES Y 181 PÁGINAS POR SALVARLO DE LA COVID-19. DANNY WESTNEAT

¿QUÉ ES LO NORMAL? ¿QUÉ ES LO NUEVO? FERNANDO BUEN ABAD DOMÍNGUEZ

Nueva “normalidad”, si, pero anticapitalista

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FERNANDO BUEN ABAD DOMÍNGUEZ

buen abad 1Si nos descuidamos, una cierta emboscada conservadora nos atrapará en el reclamo que implora, a los cuatro vientos, “volver a la normalidad”. Es un “reclamo” que cree que lo “normal” es estar como antes. Volver a lo “normal” indica, acaso, estar como cuando no teníamos problemas o volver a los problemas a que estamos acostumbrados. No serán considerados aquí casos referidos a la Biología o la Química, por ejemplo. Lo “normal” sería: situación mundial de guerras, de falacias mediáticas, de usuras bancario-financieras… lo “normal” sería el capitalismo. Discúlpese la obviedad pero el diccionario de la RAE dice: Normal. Del lat. normālis. 1. adj. Dicho de una cosa: Que se halla en su estado natural. 2. adj. Habitual u ordinario. 3. adj. Que sirve de norma o regla 4. adj. Dicho de una cosa: Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano. 5. adj. Geom. Dicho de una línea recta o de un plano: Perpendicular a otra recta o a otro plano. Apl. a línea, u. t. c. s. f. 6. adj. Geom. Dicho de una línea: Perpendicular en el punto de contacto al plano o recta tangentes a una superficie o línea curvas. U. t. c. s. f. 7. f. escuela normal. condiciones normales diapasón normal onda normal valor normal. ¿Lo “normal” es según el cristal con que se impone?

¿Cuál sería la “novedad” en la “normalidad”. Es una “nueva” vieja historieta que ya Lenin, por ejemplo, combatió en su Materialismo y Empiriocriticismo[1] (1908) contra algunos vivales que traficaban con lo “novísimo”, que no era más que lo viejo sólo que disfrazado de nuevo con vocabularios enredosos. “Apoyándose en todas estas supuestas novísimas doctrinas, nuestros destructores del materialismo dialéctico llegan intrépidamente hasta el fideísmo neto…” La cosa parece ser ahora la misma. ¿De qué ilusionismo hay que echar mano para que lo viejo parezca nuevo? Hay que estar atentos a que la “Nueva Normalidad” no sea la misma vieja normalidad opresora sólo que refrita en las sartenes del Reformismo auto-remozado. “…toman las nuevas formulaciones de los antiguos errores por descubrimientos novísimos…” Lenin.

“Normal” sería, quizá, cierto estado en el que las cosas no cambian o cierta “estabilidad” de vida, de ánimo, de empleo, de salud, de felicidad… es decir, lo “normal” sería una ilusión, una utopía o un engaño. Ir a una “Nueva Normalidad” en oposición al estado de pandemia, por ejemplo, significaría haber superado los contagios, la debacle económica, la rutina laboral y los hábitos asentados antes de que el COVID-19 se detectara y se propagara. Sería una especie de “vuelta de página” superadora de un momento pretérito. Entonces ir a lo “normal” “nuevo” no debe ser un retroceso, una reversa del tiempo. Pero ¿cuándo hubo normalidad? ¿Podría temporizarse, fecharse, datarse? En un mundo azolado por la anarquía del capital, el dispendio y la fanfarronada oligarca, donde unos muy pocos controlan la inmensa mayoría de las riquezas… ¿es eso lo normal? ¿queremos volver a eso? Si es que alguna vez salimos.

Nada más anormal que el sistema económico que depreda al planeta y a la especie humana. Nada más anormal que poner al capital por encima de las personas; nada más anormal que el sufrimiento de la inmensa mayoría para el disfrute de una minoría insensible, indolente e irresponsable. Es absolutamente anormal lo que ocurre en el capitalismo, en su esencia y en su “ADN”. Aunque estemos muy acostumbrados. Siempre por imperativo ideológico, para afirmar categóricamente un acierto o un error, nos trafican el retruécano de la “normalidad” o la “anormalidad”. Algunos esconden así sus moralismos conservadores. “…impulsados por la ciega confianza que les inspiran los «novísimos» profesores reaccionarios…” Lenin. Pero esa parafernalia no es más que el núcleo contradictorio de la conciencia oligarca y sus patologías axiológicas. Lo “anormal” para ellos es lo distinto. Lo “normal” les permite diluir contradicciones en todos los fenómenos y su dialéctica. Lo “anormal” les complica el paisaje. No fue “normal” (aunque fuera lógica)  la revolución bolchevique, a los ojos de los enemigos que la combatieron –y la combaten– dentro y fuera de ella. A cierta burguesía le encanta la idea de “normalidad” porque con ella diluye los abismos de clase fingiéndonos a todos iguales, pero sin derechos iguales para todos. Lo “normal” es que los ricos vivan bien y que los pobres padezcan. Por eso la normalidad burguesa es ofrecer igualdad de oportunidades, pero jamás la igualdad de condiciones.

Aceptar esa “normalidad” hegemónica nos somete y nos diferencia, nos resta identidad, es la forma de tenernos asustados para no salirnos de los límites. Y la “normalidad” les sirve, también, para discriminar a personas y grupos que no aceptan los estereotipos. Para ellos las “periferias” somos “anormales”, raros, diferentes. Y la idea de “normalidad”, entonces, ratifica y amplifica los estigmas de clase por geografía, historias, género y etnia. Impone su religión y su opio mediático. “Es lo normal”, dicen ellos.

Al otro lado de la realidad, lo “normal” es la disidencia, implícita y explícita. Nadie quiere vivir en la miseria “normalizada”, aunque se la publicite como muy renovada. Nadie anhela el espectáculo macabro del belicismo imperial como la “norma” que heredará a su prole. Nadie anhela la ignorancia, la desnutrición, la intemperie ni el desempleo que son tan “normales” en la lógica burguesa. Lo “normal”, y lógico, es que cada vez más personas, lo expliquen o no, repudien la idea de entregarse a un sistema de explotación fabricante de esclavos, enfermos y pueblos despojados. Lo “nuevo” es que la rebeldía salga por algún lado, que se vuelva organización, consciente y transformadora, y se vuelva lucha contra las injusticias, las enfermedades, la frustración o las desesperaciones diversas. Objetiva y subjetivamente. Lo único realmente nuevo, que no ha sido norma, es la comunidad que se organiza para sí, libre de clases y sometimiento. Lo “normal” ha fracasado.

[1] http://ciml.250x.com/archive/lenin/spanish/lenin_materialismo_y_empiriocriticismo_spanish.pdf

CONFLUENCIA DE VIRUS EN AMÉRICA LATINA. CLAUDIO KATZ

CLAUDIO KATZ

CLAUDIO KATZLa pandemia ya provocó en América Latina un drama mayúsculo en tres países (Brasil, Ecuador y Perú) y escenarios de gran peligro en otro grupo de naciones. El cuadro de situación cambia día a día y nadie sabe cuál será el impacto final de la infección. Hasta ahora el porcentual de fallecidos es inferior a Europa y Estados Unidos, pero la oleada de contagios no alcanzó su pico[i].

Como el coronavirus llegó más tarde, todos los gobiernos tuvieron cierto tiempo para implementar el distanciamiento social requerido para aplanar la curva de contagios. Esa medida fue rechazada o adoptada en forma tardía por los países que concentran el grueso de las víctimas[ii].

VARIANTES DEL NEGACIONISMO

Bolsonaro es el responsable de una tasa explosiva de infectados y un ritmo desgarrador de muertes. Los contendores sustituyen a las morgues, las fosas comunes reemplazan a los cementerios y los aviones transportan ataúdes. En algunos sanatorios rige un protocolo para definir quién será sacrificado en la asignación de los escasos respiradores.

Este dantesco escenario es un efecto directo de la ausencia de prevención. Las escasas medidas de protección sanitaria fueron instrumentadas en forma caótica por los gobernadores. Bolsonaro mantiene la política criminal que Trump y Johnson debieron abandonar. Prioriza los negocios a la vida humana y minimiza la “gripecita”, mientras propicia actividades masivas e incentiva el funcionamiento corriente de la economía. Actúa como un psicópata en la presidencia que sonríe durante los paseos acuáticos, en medio del luto nacional imperante por el récord de 10.000 muertos.

Ecuador ha sido testigo de una crueldad equivalente. Guayaquil concentra el mayor número de casos per cápita de la región, con fallecidos recogidos en sus domicilios sin ninguna atención hospitalaria. Muchos cadáveres permanecieron en las calles hasta que la alcaldía habilitó una fosa común. Ni siquiera funcionaron los crematorios que cobran altas sumas por la recepción de los cuerpos. Lenin Moreno oculta la magnitud de las víctimas fatales y compite con Bolsonaro en su indiferencia ante la muerte.

En Perú el torrente de fallecidos aumenta en forma vertiginosa, a pesar de los controles y la inversión en reactivos. La incapacidad para implementar el distanciamiento social ha confirmado el rol insuficiente de los testeos. Un sistema sanitario desmantelado por años de maltrato neoliberal ha quedado desbordado por la masa de los contagiados.

Otras variantes negacionistas han descollado en el plano retórico. El ministro de salud de Chile convocó a desconocer las cuarentenas y su par de Bolivia se opuso a las campañas de prevención. Los gobiernos derechistas -que finalmente implementaron en forma parcial el confinamiento bajo la presión de las provincias o los municipios- intentan relajar o anular esa restricción. Colombia es un ejemplo de esa aplicación a regañadientes y en cuentagotas de la cuarentena.

El alto número de testeos y la baja mortalidad inicial en Chile contrastan con la gran aceleración de los contagios y el potencial desborde del sistema hospitalario. Piñera no puede desentenderse como Bolsonaro de la pandemia. Bajo el impacto de una gran rebelión popular debe simular preocupación por el avance de la infección.

OTRAS RESPUESTAS

Varios gobiernos de la región adoptaron medidas de protección sanitaria. En Argentina se introdujo una cuarentena muy estricta y temprana para preparar los circuitos sanitarios, bajo un inédito comando de los epidemiólogos. Estas medidas han permitido controlar hasta ahora la tasa de contagios, el número de fallecidos y las camas disponibles. En estos tres indicadores se verifica una abismal distancia con las cifras de Brasil, Ecuador o Perú.

Pero el peligro persiste en las zonas más vulnerables de los suburbios, las cárceles y los geriátricos. Además, la proporción de personal de salud infectado se ubica en un tope internacional y el número de testeos es muy bajo.

Cuba ofrece otro modelo de protección, basado en un sólido sistema sanitario. La población está preparada para lidiar con catástrofes periódicas (como los huracanes) y afronta la pandemia con una cuarentena parcial y normas específicas de atención de la enorme población adulta.

El sistema de salud público e igualitario de la isla permite ajustar los dispositivos, en un escenario económico muy deteriorado por el desplome del turismo y la retracción de las divisas. Estos logros son silenciados por los grandes medios de comunicación, que siempre elogian algún caso significativo (ahora Costa Rica) para ignorar los méritos de Cuba.

También llama la atención la rápida reacción del gobierno venezolano frente a la pandemia, en un contexto económico-social durísimo. Se ha logrado mantener aplanada la curva de contagios, mediante un método de control domiciliario y telefónico. El gobierno utiliza la gran estructura de organismos populares (misiones, CLAPS) y el asesoramiento médico cubano. Ha conseguido un alivio, en el dramático escenario del bloqueo, la agresión externa, la dolarización informal de los altos ingresos y la asistencia social al grueso de la población. El país bombea un tercio del petróleo extraído en el pasado, en un marco de virulenta desvalorización de su principal producto de exportación.

En México la tasa de contagios y fallecidos se intensifica en un marco contradictorio. Las confusas declaraciones presidenciales al comienzo de la pandemia fueron seguidas por medidas de cuidado y vigilancia epidemiológica, pero sin cuarentena general. Se puso en práctica un sistema de testeo, alerta temprana y centralización del sistema sanitario. El gobierno explicita sus críticas a la destrucción neoliberal de la salud pública y a la mercantilización de un sistema que desatendió las enfermedades crónicas.

Existe además un foco de potencial contagio en las maquilas, que si no es contenido podría convertir a las ciudades fronterizas en la Lombardía de México. La decisión de proteger la vida de los operarios será puesta a prueba, frente a la presión estadounidense para forzar un retorno anticipado al trabajo en ese sector.

Nicaragua plantea un enigma. Allí no rige la cuarentena, ni los barbijos, ni los testeos. Tampoco se han aplicado políticas de distanciamiento social. El gobierno convoca a concentraciones masivas, propicia las actividades festivas y mantiene abiertas las fronteras. Además, un presidente ausente propone la lectura de la Biblia para lidiar con la pandemia, omitiendo todas las recomendaciones de los epidemiólogos. En ese escenario el número oficial de fallecidos es llamativamente bajo. Seguramente se podrá dilucidar en poco tiempo esa anomalía.

Muchos factores inciden en los distintos casos en la evolución general de la infección, pero las políticas de abandono o protección de la salud agravan o atenúan los contagios. La conducta de cada gobierno es determinante de esas consecuencias.

INDEFENSIÓN POR LA DEPENDENCIA

Como la demografía determina cursos muy variados hay que ser cuidadoso en las comparaciones con otras regiones. Al igual que en Medio Oriente o África, no se sabe aún si en América Latina la oleada más fuerte de coronavirus se ha demorado o pasará de largo.

La misma cautela se impone en los contrastes entre países. La desconexión con el exterior o las dificultades del transporte interno (resultantes del propio subdesarrollo) suelen actuar como barreras al movimiento de las personas infectadas. Algunos especialistas consideran, además, que la preexistencia de otras epidemias puede contrarrestar la expansión de las nuevas.

Lo único seguro es el atroz efecto de la pandemia, si alcanza en América Latina la magnitud observada en el hemisferio norte. La elevada urbanización de la región es sinónimo de pobreza, subalimentación y viviendas sin agua corriente. El hacinamiento y la dificultad para lavarse las manos impiden cumplir los requisitos básicos del distanciamiento social. En tres áreas críticas de la cuarentena -geriátricos, cárceles y femicidos- ya hay anticipos explosivos. La emergencia sanitaria empalma, además, con otras infecciones de gran impacto como el dengue.

El desamparo de América Latina salta a la vista en la magnitud de la brecha sanitaria. La inversión per cápita en salud no llega al 10% del gasto promedio en las economías avanzadas. Mientras que la OMS recomienda destinar el 6 % del PBI a la atención sanitaria, lamedia regional se ubica en 2,2 %. Las 8 camas de hospital por cada mil habitantes que propicia el organismo oscilan entre 0,3 y 2,2 en el país más poblado (Brasil)[iii].

Estas carencias de larga data fueron agravadas por el desmantelamiento neoliberal de la salud pública. El abandono del principio de universalidad ha derivado en estructuras privadas de calidad para una minoría, en medio del generalizado colapso del sector público.

El deterioro en ese ámbito es monumental. No sólo faltan camas y respiradores para la emergencia, sino que los propios testeos han sido muy reducidos. Todos los países afrontan dificultades para importar los buscados reactivos, que los estados solventan luego de un ensayo de comercialización privada a altísimos precios[iv].

La indefensión latinoamericana frente a la pandemia es un resultado de varias décadas de neoliberalismo, precedidas de una larga trayectoria de capitalismo dependiente. Esa condición impide erigir diques efectivos contra el contagio. La misma fragilidad se ha verificado frente a otras calamidades naturales. Cada terremoto, inundación o sequía provoca desastres humanitarios, en una región que ingresó al mercado mundial bajo la sombra de una infección mortal. La viruela introducida por los conquistadores europeos diezmó en muchas zonas al 70% de la población originaria.

El coronavirus ha puesto de relieve no sólo el inconmensurable desamparo que prevalece en comparación a las economías centrales. El contraste es también significativo con los países asiáticos. Se ha verificado una distancia sideral con Corea o Singapur en el manejo de reactivos, respiradores, hospitales o mecanismos informáticos de seguimiento de los contagiados. La pandemia ha retratado en forma dramática, el lugar que actualmente ocupa cada país en la división global del trabajo.

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¿VOLVER A LA NORMALIDAD? ATILIO A. BORÓN

TRUMP ALLENDE

ATILIO A. BORÓN

ATILIO 2La cruel pandemia que azota a la humanidad ha despertado reacciones de todo tipo. Unos pocos la ven como la cruel pero fecunda epifanía de un mundo mejor y más venturoso que brotará como remate inexorable de la generalizada destrucción desatada por el coronavirus. Si Edouard Bernstein creía que el solo despliegue de las contradicciones económicas ineluctablemente remataría en el capitalismo, sus actuales (e inconscientes) herederos apuestan a que el virus obrará el milagro de abolir el sistema social vigente y reemplazarlo por otro mejor El trasfondo religioso o mesiánico de esta creencia salta a la vista y nos exime de mayores análisis. Otros la perciben como una catástrofe que clausura un período histórico y coloca a la humanidad ante un inexorable dilema cuyo resultado es incierto. Quienes abrevan en este argumento están lejos de ser un conjunto homogéneo pues difieren en dos temas centrales: la causalidad, o la génesis de la pandemia, y el mundo que se perfila a su salida. En relación a lo primero hay quienes adjudican la responsabilidad de su aparición a una entelequia: “el hombre”, como los ecologistas ingenuos que dicen que aquél -entendido en un sentido genérico, como ser humano- es quien con su actividad destruye la naturaleza y entonces el Covid-19 habría también sido causado por “el hombre.” Pero la verdad es que no es éste sino un sistema, el capitalismo, quien destruye naturaleza y sociedades como lo demuestra el pensamiento marxista e, inclusive, aquellos que sin adherir a él son analistas rigurosos de la realidad, como Karl Polanyi. Sistema que con sus políticas privatizadoras y de “austeridad” (para los pobres, más no para los ricos) hizo posible la gran expansión de la pandemia.
Pruebas al canto: el Covid-19 desnudó la responsabilidad de las clases dominantes del capitalismo y sus gobiernos, comenzando por el de Estados Unidos y sus “vasallos” en el resto del mundo. Cuando se compara el número de muertes ocurridas en los países con gobiernos capitalistas con los que se registran en estados socialistas, como China, Vietnam, Cuba, Venezuela, los resultados son espeluznantes. En China los muertos por millón de habitantes son 3; en Vietnam hasta el 18 de mayo no había muerto nadie a causa del virus, y eso que tiene una población de 96 millones de personas; Cuba, con poco más de 11 millones tiene una tasa de muertos por millón igual a 7 y en la República Bolivariana de Venezuela esta ratio es de 0,4. En Argentina, con un gobierno acosado por el sicariato mediático y la gran burguesía el número es 9, pero se triplica cuando se observa al “oasis neoliberal” de Sebastián Piñera, con una ratio de 27 muertos por millón de habitantes. México, cuyo gobierno al principio cometió el error de subestimar al coronavirus está con 44 decesos por millón, por encima del promedio mundial que es 41,8. Pero luego viene el escándalo: Ecuador, donde manda el más rastrero lamebotas de Donald Trump, se lleva todas las fúnebres palmas de Nuestra América con 161 muertos por millón de habitantes, 54 veces más que China y 23 más que en Cuba. Suiza, la elegante guarida fiscal europea, registra una obscena ratio de 219 muertos por millón y Estados Unidos 283 por millón, o sea, 95 veces más que China y unas 40 veces mayor que la agredida y bloqueada Cuba. No les va mejor a la rica Bélgica, campeona mundial con un escandaloso récord de 790 muertos por millón de habitantes y a quienes le siguen en el podio: España con 594, Italia con 532 y el Reino Unido con 521.
Conclusión: los gobiernos que apostaron a la “magia de los mercados” para atender los problemas de salud de su población exhiben índices de mortalidad por millón de habitantes inmensamente superiores a los de los estados socialistas que conciben a la salud como un inalienable derecho humano. Esto se comprueba aún en países como Cuba y Venezuela pese a padecer múltiples sanciones económicas y los rigores del criminal bloqueo impuesto por Washington. En las antípodas se encuentra Brasil que con sus 18.130 muertos ocupa el sexto lugar en la luctuosa estadística de víctimas del coronavirus y con sus 85 muertos por millón de habitantes registra una incidencia 12 veces mayor que Cuba y 28 mayor que China. A su vez Chile, paradigma neoliberal por excelencia, tiene una tasa 9 veces mayor que la de China y casi cuatro veces superior a la de la acosada isla caribeña. Párrafo aparte merece el Uruguay, que gracias a los quince años de activismo estatal de los gobiernos frenteamplistas, en los cuales la inversión en salud pública fue prioritaria, registra una tasa de 6 muertos por millón de habitantes. Es de esperar que su actual presidente, Luis Lacalle Pou, confeso admirador de Jair Bolsonaro y Sebastián Piñera, tome nota de esta lección y se abstenga de aplicar sus letales fantasías neoliberales al sistema de salud público del Uruguay.
Esta disímil respuesta ofrecida por los estados capitalistas y socialistas (más allá de algunas necesarias precisiones sobre esta caracterización, que deberían ser objeto de otro trabajo) es suficiente para fundamentar la necesidad de que el nuevo mundo que se asomará una vez concluida la pesadilla del Covid-19 se caracterice por la presencia de rasgos definitivamente no-capitalistas. Es decir, un ordenamiento socioeconómico y político que revierta el desvarío dominante durante cuatro décadas cuando al impulso de la traicionera melodía neoliberal casi todos los gobiernos del mundo se apresuraron a seguir las directivas emanadas de la Casa Blanca y privatizar y mercantilizar todo lo que fuera privatizable o mercantilizable, aún a costa de violar derechos humanos, la dignidad de las personas y los derechos de la Madre Tierra. Un mundo que, siguiendo algunos razonamientos de Salvador Allende, podría ser caracterizado como “protosocialista”; es decir, como una imprescindible fase previa para viabilizar la transición hacia el socialismo. Este período es requerido para robustecer al estado democrático; introducir rígidas limitaciones al “killing instinct” de los mercados y su descontrolada actividad, especialmente de su fracción financiera; la nacionalización y/o estatización de las riquezas básicas de nuestros países; la estatización del comercio exterior y los servicios públicos; la desmercantilización de la salud y los medicamentos; y una agresiva política de redistribución de la riqueza que supone una profunda reforma tributaria y una muy activa política social de eliminación del flagelo de la pobreza. Habida cuenta del tendal de víctimas que ha dejado el Covid-19 (que está lejos de haber llegado a su pico) sería una monumental insensatez intentar “volver a la normalidad”. Sólo espíritus pervertidos por un insaciable afán de lucro pueden pretender reincidir en sus crímenes y volver a sacrificar a millones de personas y a la propia naturaleza en el altar de la ganancia, considerando a tales crímenes como una “normalidad” que no puede ni debe ser puesta en cuestión. ¿Cómo pensar que un holocausto social y ecológico como el que produjo el capitalismo, potenciado hiperbólicamente por la pandemia, pueda ahora ser concebido como algo “normal”, como una situación beneficiosa a la cual deberíamos retornar sin mayor demora? Una “normalidad” como esa debe ser definitivamente desterrada como opción civilizatoria. Solo podría ser impuesta por una recomposición neofascista del capitalismo, poco probable ante el desprestigio y la deslegitimación que éste ha sufrido en tiempos recientes y la acumulación de fuerzas sociales alineadas en contra de los verdugos del pasado. Claro que la historia no está cerrada pero estoy seguro, volviendo a las palabras de Salvador Allende, que luego de la pandemia “se abrirán las grandes alamedas para que pasen hombres y mujeres para construir una sociedad mejor.”

¿DE QUIÉN ES ESTA CRISIS? NILS CASTRO

NILS CASTRO ILUSTRACIÓN
Foto: Diari de Tarragona

NILS CASTRO*

NILS 1Aparte de las preocupaciones humanitarias, la pandemia de covid‑19 ha generado abundante especulación sobre sus efectos críticos en la economía –mundial y local– y acerca del futuro post‑epidémico, imaginado de diversas maneras. Pero omitiendo dos hechos básicos. Uno, que la historia no la hacen los virus ni otros sobresaltos naturales, sino la gente. Otro, que la crisis de la economía en las grandes potencias capitalistas y en el sistema económico global ya andaba muy mal antes de la aparición de este coronavirus. Solo faltaba un detonador capaz de precipitar una convulsión mayor que la de 2008, y sus consecuencias sociopolíticas.

No pocos previeron que el disparo inicial saldría de la crisis ambiental y climática. En 2019 el deshielo polar y los incendios californianos, amazónicos y australianos fueron alertas tempranas, pero fenómenos aislados. La pandemia que estaba por darse fue un exabrupto de rápida propagación mundial, que surgió de la misma canasta ambiental y que, además, golpeó en uno de los campos más damnificados por la fiebre privatizadora de los excesos neoliberales, el sector sanitario. No es honesto imputar a la eficacia de un virus lo que venía del fracaso previo de esa política económica. El covid‑19 no causó esta crisis económica –que ya venía en camino– sino que la desnudó y aceleró. Ni el alivio de esta epidemia será quien luego defina las opciones de una “nueva normalidad”, sino la acción de las fuerzas sociales que compitan por controlarla.

Prever esas opciones demanda dos análisis, entre otros: el de la situación económica preexistente, en cuyo lomo ahora cabalga el desastre, y el del tipo y grado de globalización donde eso detonó. Ese tipo y grado ahora cambiarán, lo que también ocurrirá según cómo actúen las fuerzas implicadas. Hoy aquí comentaré solo el segundo de esos dos aspectos.

La marea de especulaciones ha abarca no pocas relativas a la globalización. Varias aseguran que con esto ella ya pereció y que luego de la pandemia otra cosa reinará. A su modo, dan al virus un papel como el que Bernstein atribuía a unas leyes “objetivas” de la historia que nos traerían el socialismo sin necesidad de enfrascarnos en las batallas culturales, organizativas y políticas de la liberación nacional ni de la lucha de clases. Bastaría persistir y esperar por vía parlamentaria. Lo que evidencia una frívola noción de lo que las globalizaciones han implicado.

Hace siglos, pero sobre todo con la expansión del capitalismo tras la revolución industrial del siglo XIX, vivimos en un mundo crecientemente interconectado, donde acciones y reacciones entrelazan una red de influencias recíprocas, de desiguales fortalezas y duraciones. Como parte de ese sistema mundial, Latinoamérica no escapa a los acontecimientos de los principales centros de poder, ni otras latitudes, puesto que inciden sobre las condiciones de nuestra evolución.

En la segunda mitad del siglo XX vimos impetuosos progresos de las técnicas de producción, los medios de transporte, el procesamiento de información y las telecomunicaciones, que impulsaron nuevas formas de gestión, modos y ámbitos del trabajo y vida diaria, así como un intenso auge del consumismo (y del crédito destinado a incentivarlo). Las interrelaciones de las empresas y entre países tomaron mayor rapidez, versatilidad y complementariedad. Esa profusa interconexión ya es parte ineludible de las condiciones en las que hoy toca desempeñarse, y un decisivo factor de poder para quienes la dominan.

Al proceso de formación de esa red mundial de interrelaciones es la mundialización o globalización, resultante de sucesivas revoluciones científico‑técnicas e industriales. Un concepto que suele ser amañado para encubrir al neoliberalismo, que no es otro fenómeno objetivo sino una ideología introducida para subordinar los procesos de globalización a determinados intereses, en perjuicio de otros.

En el pasado otras innovaciones también transformaron las condiciones de vida en grandes zonas del planeta. Como los adelantos de las técnicas náuticas que permitieron a los navegantes europeos darle la vuelta a África, así como arribar a Oriente y conquistar las Américas, conectando intereses, economías y culturas de varios continentes y sujetándolas a un sistema de dominación mundial. O más tarde, al introducir la máquina de vapor en la industria, la navegación y el ferrocarril, que en el siglo XIX transformaron las relaciones comerciales, la economía y la geopolítica mundiales, e hicieron de Gran Bretaña el mayor poder global.

Porque tales naves y rutas marinas estaban en manos de ciertos grupos y a su disposición, no al servicio de la humanidad. Esto es, no fue lo mismo participar del fenómeno como navegante portugués, colonizador español o comerciante holandés, que hacerlo como paria europeo, indígena avasallado o esclavo africano. Ni ahora como banquero neoyorquino, industrial alemán o gerente japonés, que como pequeño productor peruano, obrero brasileño, bracero mexicano o migrante colombiano.

Globalizadores y globalizados

Pero ya sea en el siglo XVI, en el XIX o en el XXI, cuando un fenómeno planetario de ese peso impone sus reglas, es ineludible adaptarse a las circunstancias. Y las formas de hacerlo también son desiguales, pues cada proceso de mundialización engloba a quienes tienen el sartén por el mango y a los que toca freírse. Cada caso obliga a preguntarse quiénes son los globalizadores y quiénes los globalizados, y qué hace falta para mantener o cambiar los términos de su relación. Seguir leyendo ¿DE QUIÉN ES ESTA CRISIS? NILS CASTRO

CONTRA LA VUELTA A LA NORMALIDAD

200 personalidades de la cultura y de la ciencia, lideradas por la actriz Juliette Binoche y el astrofísico Aurélien Barrau, lanzan un manifiesto por un cambio de modelo social.

La actriz Juliette Binoche y el astrofísico Aurélien Barrau

La pandemia de la covid-19 es una tragedia. Sin embargo, esta crisis tiene la virtud de invitarnos a que nos enfrentemos a las preguntas esenciales.

El balance es sencillo: los “ajustes” ya no son suficientes, el problema es sistémico.

La actual catástrofe ecológica forma parte de una metacrisis: ya nadie duda de la extinción masiva de la vida en la Tierra y todos los indicadores anuncian una amenaza directa para nuestras existencias. Más que de una pandemia, por grave que esta sea, se trata de un colapso global cuyas consecuencias serán desmedidas.

En consecuencia, llamamos solemnemente a los dirigentes y a los ciudadanos a salir de la lógica insostenible que aún prevalece, para trabajar por fin en una refundación profunda de nuestros objetivos, valores y economías. El consumismo nos ha llevado a negar la propia vida: la de las plantas, la de los animales y la de un gran número de humanos. La contaminación, el calentamiento global y la destrucción de los espacios naturales conducen al mundo a un punto de ruptura. Por estas razones, sumadas a una desigualdad social cada vez mayor, nos parece impensable “volver a la normalidad”. La transformación radical que se requiere, a todos los niveles, exige audacia y coraje. No tendrá lugar sin un compromiso masivo y determinado. ¿Cuándo llegarán los actos? Es una cuestión de supervivencia, tanto como de dignidad y de coherencia.

Firmantes del documento, aparecido originalmente en Le Monde:

Lynsey Addario, reportera; Isabelle Adjani, actriz; Roberto Alagna, cantante lírico; Pedro Almodovar, director de cine; Santiago Amigorena, escritor; Angèle, cantante; Adria Arjona, actriz; Yann Arthus-Bertrand, fotógrafo, director de cine; Ariane Ascaride, actriz; Olivier Assayas, director de cine; Josiane Balasko, actriz; Jeanne Balibar, actriz; Bang Hai Ja, pintor; Javier Bardem, actor; Aurélien Barrau, astrofísico, miembro honorario del Instituto Universitario de Francia; Mikhail Baryshnikov, bailarín, coreógrafo; Nathalie Baye, actriz; Emmanuelle Béart, actriz; Jean Bellorini, director de teatro; Monica Bellucci, actriz; Alain Benoit, físico; Charles Berling, actor; Juliette Binoche, actriz; Benjamin Biolay, cantante; Dominique Blanc, actriz; Cate Blanchett, actriz; Gilles Bœuf, expresidente del Museo Nacional de Historia Natural; Valérie Bonneton, actriz; Aurélien Bory, dramaturga; Miguel Bosé, actor, cantante ; Stéphane Braunschweig, director de teatro; Stéphane Brizé, director de cine; Irina Brook, directora de teatro; Peter Brook, director de teatro; Valeria Bruni Tedeschi, actriz, director de cine; Khatia Buniatishvili, pianista; Florence Burgat, filósofa, directora de investigación en el Inrae;; Guillaume Canet, actor, director de cine; Anne Carson, poeta y escritora; Michel Cassé, astrofísico ; Aaron Ciechanover, Premio Nobel de Química; François Civil, actor ; François Cluzet, actor ; Isabel Coixet, directora de cine ; Gregory Colbert, fotógrafo, director de cin ; Paolo Conte, cantante; Marion Cotillard, actriz; Camille Cottin, actriz; Penélope Cruz, actriz; Alfonso Cuaron, director de cine; Willem Dafoe, actor; Béatrice Dalle, actriz; Alain Damasio, escritor; Ricardo Darin, actor; Cécile de France, actriz ; Robert De Niro, actor; Annick de Souzenelle, escritora; Johann Deisenhofer, Premio Nobel de Química; Kate del Castillo, actriz; Miguel Delibes Castro, biólogo de la Real Academia de Ciencia; Emmanuel Demarcy-Mota, director de teatro; Claire Denis, directora de cine; Philippe Descola, antropólogo, medalla de oro del CNRS; Virginie Despentes, escritora; Alexandre Desplat, compositor; Arnaud Desplechin, director de cine; Natalie Dessay, cantante lírica; Cyril Dion, escritor, director de cine; Hervé Dole, astrofísico; Adam Driver, actor; Jacques Dubochet, Premio Nobel de Química; Diane Dufresne, cantante; Thomas Dutronc, cantante; Lars Eidinger, actor; Olafur Eliasson, escultor; Marianne Faithfull, cantante; Pierre Fayet, miembro de la Academia de ciencias; Abel Ferrara, director de cine; Albert Fert, Premio Nobel de Física; Ralph Fiennes, actor; Edmond Fischer, Premio Nobel de Medicina; Jane Fonda, actriz; Joachim Frank, Premio Nobel de Química; Manuel Garcia-Rulfo, actor; Marie-Agnès Gillot, bailarina; Amos Gitaï, director de cine; Alejandro Gonzales Iñarritu, director de cine; Timothy Gowers, medalla Fields de matemáticas ; Eva Green, actriz; Sylvie Guillem, bailarina; Ben Hardy, actor; Serge Haroche, Premio Nobel de Física; Dudley R. Herschbach, Premio Nobel de Química; Roald Hoffmann, Premio Nobel de Química; Rob Hopkins, fundador de Ciudades en transición; Nicolas Hulot, presidente de honor de la Fundación Nicolas Hulot para la Naturaleza y el Hombre; Imany, cantante; Jeremy Irons, actor; Agnès Jaoui, actriz, directora de cine; Jim Jarmusch, director de cine; Vaughan Jones, medalla Fields de matemáticas; Spike Jonze, director de cine; Camélia Jordana, cantante; Jean Jouzel, climatólogo, premio Vetlesen; Anish Kapoor, escultor, pintor; Naomi Kawase, directora de cine; Sandrine Kiberlain, actriz; Angélique Kidjo, cantante; Naomi Klein, escritora; Brian Kobilka, Premio Nobel de Química; Hirokazu Kore-eda, director de cine; Panos Koutras, director de cine; Antjie Krog, poeta; La Grande Sophie, cantante; Ludovic Lagarde, director de teatro; Mélanie Laurent, actriz; Bernard Lavilliers, cantante; Yvon Le Maho, ecofisiólogo; Roland Lehoucq, astrofísico; Gilles Lellouche, actor, director de cine; Christian Louboutin, creador; Roderick MacKinnon, Premio Nobel de Química; Madonna, cantante; Macha Makeïeff, directora de teatro; Claude Makélélé, futbolist ; Ald Al Malik, rapero ; Rooney Mara, actriz; Ricky Martin, cantante; Carmen Maura, actriz; Michel Mayor, Premio Nobel de Física; Médine, rapero; Melody Gardot, cantante; Arturo Menchaca Rocha, físico, expresidente de la Academia de Ciencias de México; Raoni Metuktire, jefe indio de Raoni; Julianne Moore, actriz  Wajdi Mouawad, director de teatro, autor; Gérard Mouroux, Premio Nobel de Física; Nana Mouskouri, cantante; Yael Naim, cantante; Jean-Luc Nancy, filósofo; Guillaume Néry, campeón del mundo de apnea; Pierre Niney, actor; Michaël Ondaatje, escritor; Thomas Ostermeier, director de teatro; Rithy Panh, director de cine; Vanessa Paradis, cantante, actriz  James Peebles, Premio Nobel de Física; Corine Pelluchon, filósofo; Joaquin Phoenix, actor; Pomme, cantante; Iggy Pop, cantante; Olivier Py, director de teatro; Radu Mihaileanu, director de cine; Susheela Raman, cantante; Edgar Ramirez, actor; Charlotte Rampling, actriz; Raphaël, cantante; Eric Reinhardt, escritor; Residente,cantante ; Jean-Michel Ribes, director de teatro; Matthieu Ricard, monje budista; Richard Roberts, Premio Nobel de Medicina; Isabella Rossellini, actriz; Cecilia Roth, actriz; Carlo Rovelli, físico, miembro de honor del Instituto Universitario de Francia; Paolo Roversi, fotógrafo; Ludivine Sagnier, actriz; Shaka Ponk (Sam et Frah), cantantes; Vandana Shiva, filósofo, escritor; Abderrahmane Sissako, director de cine; Gustaf Skarsgard, actor; Paolo Sorrentino, director de cine; Sabrina Speich, oceanógrafa; Sting, cantante; James Fraser Stoddart, Premio Nobel de Química; Barbra Streisand, cantante, actriz, directora de cine; Malgorzata Szumowska, directora de cine; Béla Tarr, director de cine; Bertrand Tavernier, director de cine; Alexandre Tharaud, pianista; James Thierré, director de teatro, bailarín; Mélanie Thierry, actriz; Tran Anh Hung, director de cine; Jean-Louis Trintignant, actor; Karin Viard, actriz; Rufus Wainwright, cantante; Lulu Wang, directora de cine; Paul Watson, escritor; Wim Wenders, director de cine; Stanley Whittingham, Premio Nobel de Química; Sonia Wieder-Atherton, chelist; Frank Wilczek, Premio Nobel de Física; Olivia Wilde, actriz; Christophe Willem, cantante; Bob Wilson, director de teatro; Lambert Wilson, actor; David Wineland, Premio Nobel de Física; Xuan Thuan Trinh, astrofísico; Muhammad Yunus, economista, Premio Nobel de la Paz; Zazie, cantante.

Texto tomado de EL PAÍS

Fuente original: LE MONDE

EL CORO DE UNA NUEVA SOCIEDAD. MICHELANGELO PISTOLETTO

POSTALES DEL CORONAVIRUS

Debemos inventar, crear, idear, dibujar, diseñar juntos un mundo nuevo
“Tercer Paraíso sobre el mar de Cuba” en colaboración con Galleria Continua, Alexis Leiva “Kcho” y Laura Salas Redondo. Símbolo realizado con embarcaciones frente al Malecón habanero el 16 de diciembre de 2014.
“Tercer Paraíso sobre el mar de Cuba” en colaboración con Galleria Continua, Alexis Leiva “Kcho” y Laura Salas Redondo. Símbolo realizado con embarcaciones frente al Malecón habanero el 16 de diciembre de 2014. Fotografía: Paola Martínez Fiterre y Alejandro Mesa Crespo

 

MICHELANGELO PISTOLETTO*

BIELLA, Italia. – Mi experiencia no fue diferente a la de los demás. Los que están hospitalizados sienten una completa parálisis. Es una sensación que todos compartimos, de una manera u otra. En mi caso, fue literal. Quedé aislado en el hospital: me enfermé del virus. A mi edad, el riesgo era mucho mayor.

Durante el periodo de aislamiento he tenido la ocasión de reflexionar mucho. Creo que hay una oportunidad para generar un cambio a partir de esta experiencia terrible. El cambio al que me refiero es el mismo que hemos estado preparando en las últimas décadas. Es decir, el resultado del encuentro entre las diferencias representado por el símbolo del Tercer Paraíso, con el que imagino un posible recorrido de la humanidad —aprovechando la función simbólica del arte— hacia una conexión más balanceada entre lo artificial y la naturaleza.

Todos conocemos el paraíso de Adán y Eva, el paraíso donde nos encontrábamos en profunda armonía con la naturaleza. Durante siglos construimos el segundo paraíso, el paraíso del artificio, del dominio de la naturaleza a través de la tecnología y la ciencia. Es necesario pasar a la tercera fase de la humanidad, que una la naturaleza y el artificio, así como lo representa el símbolo trinámico.

El autor dibuja el símbolo trinámico del Tercer Paraíso en un espejo. El uso de la formula matemática 1+1= 3 es la base de la colaboración del “Tú+Yo= nosotros” y de la búsqueda de un nuevo equilibrio global.
El autor dibuja el símbolo trinámico del Tercer Paraíso en un espejo. El uso de la formula matemática 1+1= 3 es la base de la colaboración del “Tú+Yo= Nosotros” y de la búsqueda de un nuevo equilibrio global. Fotografía: Juan Sandoval

En los dos círculos externos del Tercer Paraíso hay dualidad y tensiones, elementos contrapuestos y diferentes que, sin embargo, se complementan en el centro para crear una situación nueva. La creación corresponde a la unión de distintos elementos con el objetivo de generar algo nuevo.

Creo que a partir de esta pandemia se buscarán nuevas conductas en la sociedad. Pero podría haber retrocesos. Es improbable que enseguida se dé un paso hacia adelante. La transición hacia nuevas prácticas en la economía y en la política no es tan sencilla e inmediata. Hay que lidiar con las empresas, que tienen que continuar operando, porque sin trabajo no se vive. Si el trabajo llegara a colapsar, la epidemia económica podría resultar aún más grave que la sanitaria.

Vista de la “Venus de los trapos” (1967) en la Cittadellarte-Fondazione Pistoletto. Obra considerada el emblema del “arte povera”, la cual, para el artista, es también el símbolo de la regeneración del objeto en desuso a través del arte, idea que se desarrollaría hasta llegar al concepto del Tercer Paraíso.
Vista de la “Venus de los trapos” (1967) en la Cittadellarte-Fondazione Pistoletto. Obra considerada el emblema del “arte povera”, la cual, para el artista, es también el símbolo de la regeneración del objeto en desuso a través del arte, idea que se desarrollaría hasta llegar al concepto del Tercer Paraíso. Fotografía: Pablo Corral Vega
El autor visitando su exposición “Padre e Figlio” en el Palazzo Gromo Losa. Vistas de dos cuadros-espejos y de un video con imágenes de su padre, Ettore Olivero Pistoletto, y de él.
El autor visitando su exposición “Padre e Figlio” en el Palazzo Gromo Losa. Vistas de dos cuadros-espejos y de un video con imágenes de su padre, Ettore Olivero Pistoletto, y de él. Fotografía: Pablo Corral Vega

El papel del arte es el de la sensibilidad, que procede de la habilidad de poner en movimiento y replantear constantemente la sociedad y lo que ha sido el arte en el pasado, con sus formas, éticas y estéticas.

Pero el artista solo no puede hacer mucho. Debemos buscar un arte común, el arte del compromiso creativo para así formar un nuevo mundo, donde todos cooperemos. Juntos debemos inventar, crear, idear, dibujar, diseñar ese mundo nuevo y declarar abiertamente lo que cada uno está dispuesto a hacer para construir una nueva comunidad humana. Esto es lo que ocurre, desde su nacimiento en los años noventa, en la Cittadellarte, un modelo de institución artística y cultural que coloca al arte en interacción directa con los diversos sectores de la sociedad. En términos musicales, tendremos que trabajar juntos para formar el coro de una nueva sociedad.

El autor en la sede del Tercer Paraíso en la Cittadellarte-Fondazione Pistoletto. Símbolo realizado con marcas para personas no videntes.
El autor en la sede del Tercer Paraíso en la Cittadellarte-Fondazione Pistoletto. Símbolo realizado con marcas para personas no videntes.  Fotografía: Pablo Corral Vega

Cuando estaba encerrado en un cuarto de hospital, María, mi esposa, estaba también en su encierro en casa. Los dos hemos estado en aislamiento. Este aislamiento se convirtió en una experiencia trágica para aquellos que fueron al hospital y allí dejaron su vida. Sin embargo, el problema no es de aquellos que ya fallecieron, el problema está en la sociedad de los vivos. Quien muere regresa al gran vacío universal, pero aquel que ha sobrevivido tiene que pensar en la sociedad en la que tendrá que vivir después de esta experiencia tan abrumadora.

La pandemia nos enseña la fenomenología de la vida marcada por un tiempo que transcurre, desde que se nace hasta que se muere. Mientras vivamos, es preciso permanecer aquí, en esta Tierra, y asumir directamente la responsabilidad de cada una de nuestras acciones.

Las fronteras ya no existen, de alguna forma la pandemia logró anularlas todas. Por tanto, debemos entender que las fronteras no van a ser superadas exclusivamente según criterios políticos, económicos o geográficos, sino que deberían construirse mediante acuerdos sólidos de carácter global que busquen establecer un equilibrio con la naturaleza, usando las herramientas del arte y la ciencia. Sobre todo de esta última, que tiene que asumir una responsabilidad fundamental. Es momento de que la ciencia establezca, finalmente, una conexión dialéctica con la naturaleza y llene el vacío que existe entre la naturaleza y el artificio.

“Rebirth”, del autor, en el Palacio de las Naciones Unidas, en Ginebra. El símbolo fue realizado con 193 piedras autóctonas y talladas con el nombre de cada uno de los países que conforman la ONU.
“Rebirth”, del autor, en el Palacio de las Naciones Unidas, en Ginebra. El símbolo fue realizado con 193 piedras autóctonas y talladas con el nombre de cada uno de los países que conforman la ONU. Fotografía: Enrico Amici

*Michelangelo Pistoletto, artista y teórico del arte, es considerado uno de los principales representantes del arte povera. En los noventa fundó la Cittadellarte/Fondazione Pistoletto. El objetivo de su obra es usar el arte para lograr una regeneración de la sociedad.

Esta postal fue traducida del italiano por Floriana Marinelli.

Fuente: Serie POSTALES DEL CORONAVIRUS, THE NEW YORK TIMES

HORÓSCOPO DE LA PANDEMIA: EL CAPITALISMO NO MORIRÁ DE CORONAVIRUS. FERNANDO BUEN ABAD

¿Qué hicimos para cambiar? No hay futuro posible sin crítica y autocrítica severas

EINSTEIN

FERNANDO BUEN ABAD DOMIMGUEZ 

buen abad entrevista canal abierto¿Cómo será el mundo después de la pandemia?. Todo género de audacias imaginativas dan la vuelta al mundo y vuelven a darla. Unos claman por “volver a la normalidad”. Otros alientan la ilusión de que “muerto el virus se acabó la rabia” del capitalismo. Algunos más dan tono verde ecologista a sus lucubraciones y, desde luego, no faltan los predicadores que entienden el conjuro del mal gracias a providencias extraterrestres. Mientras atienden la suma de los “diezmos”. Pero están también los “think tanks”, los asesores intelectuales, los académicos o los “gurús” para toda ocasión. Ya despliegan las artes del oportunismo, y el menú completo del reformismo, para instalar los dispositivos de la falsa consciencia convertida en “sentido común”, actualizados con estadísticas e infografías. Les urge entretenernos con la ilusión de un “nuevo capitalismo” humano y progresista, redimido de sus horrores por gracia de la pandemia.

Una carrera loca por “adivinar” el futuro se ha desatado. Se encendieron las alarmas en los tableros del control ideológico dominante porque ven derrumbarse las emboscadas que el capital ha tendido contra los seres humanos. Están alarmados y han soltado a sus jaurías intelectuales para secuestrarnos el futuro (de nuevo) e impregnarlo rápidamente con más de lo mismo. Para los opresores es igualmente importante infestar el futuro con sus “nuevos” –viejos- valores que encontrar la vacuna contra el CODIV19. Ambos son, para ellos, grandes negocios.

Están tratando de maquillar el sistema económico dominante, sus salas de tortura laboral, sus refinamientos de usura bancaria, sus estrategias de despojo y privatización en educación, salud, vivienda, cultura… están tratando de maquillar las monstruosidades de la industria bélica capitalista, sus adláteres financieros y mediáticos… más todas las canalladas ideadas pertinazmente para humillar a la humanidad con hambre y pobreza. Durante siglos. Cirugía ideológica mayor presentada como lifting menor. Preparan un arsenal de paliativos, analgésicos y entretenimientos ideados para anestesiar la rebeldía, para diluir el espanto develado por la pandemia y para convencernos de que nada puede ser cambiado, que “la cosa es así” y que debemos resignarnos… que alguna migaja caerá de la mesa del capitalismo “renovado”. Los muchachos intelectuales serviles a tal canallada están trabajando arduamente. Ya tienen reservadas muchas páginas en los diarios “principales” y muchas horas en la radio-tv del circo monopólico trasnacional. Y en las “redes sociales” desde luego.

Entre los promotores del nuevo hermoseamiento del capitalismo están los mismos viejos ideólogos que contribuyeron al desastre horrendo que la humanidad padece. Son los mismos apellidos, las mismas universidades, las mismas escuelas financiero-rapaces… nada nuevo en esa “renovación” que tratan de imponernos para contestar ¿cuál es el futuro de la humanidad después de la pandemia? O dicho de otro modo, ellos responden: más de lo mismo, con algunas reformitas. Sin pérdidas de ganancias, claro.

En las tripas mismas del capitalismo está la fuerza que lo destruirá. No hay que buscar esa fuerza en otra parte. Es la fuerza que finiquitará y sepultará al capitalismo para crear una sociedad nueva. “La burguesía produce, ante todo, sus propios sepultureros” Karl Marx. No se necesita mucha ciencia para verlo en plena acción, diariamente. Lo destruye la contradicción Capital-Trabajo, llevada a su más alta tensión que es una revolución en marcha. Aunque gasten mucho en ocultarla. De ese antagonismo se desprende la tensión que dilucidará, con la mayor amplitud, el papel histórico y los objetivos de la lucha de clase del proletariado. El capitalismo no sólo crea y recrea las crisis, inventa ilusiones para anunciar que logrará la “recuperación” de la economía mundial y renovará sus escenarios con estratagemas reformistas de largo plazo. Inoculará “nuevas” reformas y grandes engaños para mantener al capital por encima de los seres humanos.

Es necesario, también, un movimiento internacionalista de Filosofía para la transformación de la realidad. No se resolverán los problemas, que la acumulación del capital le impone a la humanidad, sólo con reformas fiscales ni sólo con reformas al aparato del Estado arrodillado ante las oligarquías. No se resolverá sólo con más hospitales, ni sólo con más escuelas ni con más de lo mismo. Hay que reformar integralmente los contenidos de cada institución. Aunque venga acicalado con palabrerío alambicado para el gusto de ciertas tribunas. Debe interpelarse profundamente el modo de producción y las relaciones de producción. La tenencia de la tierra, las “concesiones” a la minería, la soberanía de mares territoriales y en general el derecho de los pueblos a disfrutar las riquezas naturales y el producto del trabajo que a ellas se imprima y que de ellas provenga. Hay que discutir la democracia burguesa toda. Su historia, sus definiciones, sus legislaciones y sus miles de emboscadas ideológicas y leguleyas. Hay que filosofar para la revolución humanista en serio.

Es hora, también, de descolonizar a la Filosofía. Dar la lucha en las entrañas de las mafias que la secuestraron para esconder la lucha de clases y decorar al capital. Hay que interpelar a la educación en su totalidad y a sus servidumbres en el mercado de los saberes. Hay que interpelar al modelo de salud y a sus principios para emanciparla de la lógica mercantil y del individualismo mesiánico. Hay que interpelar, “hasta que duela”, toda la estructura de “valores” y “sentido común” inoculados por la red de “medios de comunicación” secuestrada para someternos al “síndrome de Estocolmo” que nos obliga a aceptarlo como si fuesen nuestros los valores de la clase opresora. Hay que interpelar íntegramente al aparato de justicia, al aparato de sanciones… al capitalismo íntegramente. Incluyéndonos todos. Hay que interpelar también nuestra crisis de dirección revolucionaria y resolverla para terminar con el capital. ¿Cómo será el mundo después de la pandemia?: lo mismo, sólo que con el peligro de que nos secuestren el futuro nuevamente… el mismo sólo que empeorando velozmente si no nos organizamos para transformarlo. “En la demora está el peligro”. Eloy Alfaro.

SI HUBIÉRAMOS GLOBALIZADO LA SOLIDARIDAD COMO SE GLOBALIZÓ EL MERCADO, LA HISTORIA SERÍA OTRA. MIGUEL DÍAZ-CANEL BERMÚDEZ

Palabras del Presidente de la República de Cuba durante la Cumbre virtual “Unidos contra la COVID-19”, convocada por Azerbaiyán en su condición de presidente pro tempore del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL)
Cuando se repasan los hechos que han puesto en vilo a la humanidad en los últimos cuatro meses, es indispensable mencionar los costosos errores de las políticas neoliberales, que llevaron a la reducción de la gestión y las capacidades de los Estados, a excesivas privatizaciones y al olvido de las mayorías. Esta pandemia ha demostrado la fragilidad de un mundo fracturado y excluyente.  Ni los más afortunados y poderosos podrían sobrevivir en ausencia de quienes con su trabajo crean y sostienen las riquezas. Las múltiples crisis que está generando avizoran demoledores y perdurables efectos para la economía y todas las esferas de la sociedad.
MDC NO ALINEADOS
Foto: Estudios Revolución

MIGUEL DÍAZ-CANEL BERMÚDEZ

Excelencias:

Estimado Presidente Ilham Aliyev;

Distinguidos Jefes de Estado y de Gobierno;

Agradezco a Azerbaiyán, Presidente del Movimiento de Países No Alineados, por convocar esta reunión para intercambiar sobre los esfuerzos urgentes y necesarios que nos permitan enfrentar la COVID-19.

Aprovecho la ocasión para felicitar a Uganda, que asumirá la Presidencia del Movimiento a partir del año 2022.  Al asegurarle todo el apoyo de Cuba, le deseamos éxitos en su gestión.

Debo denunciar, por su gravedad, el ataque terrorista con fusil de asalto y más de 30 impactos de bala sufrido por nuestra Embajada en Washington el pasado 30 de abril y reclamar al Gobierno de Estados Unidos una investigación exhaustiva y rápida, sanciones severas y las medidas y garantías de seguridad de nuestras misiones diplomáticas en su territorio, tal como está obligado por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961.

Excelencias:

El Movimiento de Países No Alineados ha demostrado su pertinencia en la actual situación.  Así lo corroboran los comunicados adoptados en apoyo a la Organización Mundial de la Salud y sobre la COVID-19, en los que se promueven la unidad global, la solidaridad y la cooperación internacional; llaman a apartar las diferencias políticas y a eliminar las medidas coercitivas unilaterales que violan el Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas y limitan la capacidad de los Estados para enfrentar eficazmente la pandemia.

Reconocemos el papel de la Presidencia azerí del Movimiento de Países No Alineados en la materialización de estas iniciativas.

La COVID-19 ha demostrado ser un reto global.  No distingue fronteras, ideologías o niveles de desarrollo.  De ahí que la respuesta también debe ser global y mancomunada, superando las diferencias políticas.

No es posible predecir con exactitud la dimensión de sus consecuencias.  La alta cifra de infectados y las cuantiosas pérdidas humanas muestran su devastador impacto en un mundo cada vez más interconectado que, sin embargo, no ha sido capaz de enaltecer esta interconexión de manera solidaria y hoy paga el precio de su incapacidad para corregir los graves desequilibrios sociales. Digámoslo con honestidad: si hubiéramos globalizado la solidaridad como se globalizó el mercado, la historia sería otra.

Falta solidaridad y cooperación.  Esos son valores que no pueden ser sustituidos por la búsqueda de las ganancias, motivación exclusiva de quienes, rindiendo culto al mercado, se olvidan del valor de la vida humana.

Cuando se repasan los hechos que han puesto en vilo a la humanidad en los últimos cuatro meses, es indispensable mencionar los costosos errores de las políticas neoliberales, que llevaron a la reducción de la gestión y las capacidades de los Estados, a excesivas privatizaciones y al olvido de las mayorías.

Esta pandemia ha demostrado la fragilidad de un mundo fracturado y excluyente.  Ni los más afortunados y poderosos podrían sobrevivir en ausencia de quienes con su trabajo crean y sostienen las riquezas.

Las múltiples crisis que está generando avizoran demoledores y perdurables efectos para la economía y todas las esferas de la sociedad.

La pandemia agudiza los acuciantes problemas de un planeta plagado de profundas desigualdades, en el que 600 millones de personas viven en extrema pobreza y donde casi la mitad de la población no tiene acceso a servicios básicos de salud, en cuya gestión se impone el mercado por encima del noble propósito de salvar vidas.

Mientras, el gasto militar global supera los 1,9 millones de millones de dólares, de los cuales más del 38 %, 732 000 millones, corresponden en el año 2020 a los Estados Unidos de Norteamérica.

Comparto el siguiente pensamiento del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz: “…en vez de invertir tanto en el desarrollo de armas cada vez más sofisticadas, los que tienen los recursos para ello debieran promover las investigaciones médicas y poner al servicio de la humanidad los frutos de la ciencia, creando instrumentos de salud y de vida y no de muerte”.

Aboguemos, junto al Secretario General de las Naciones Unidas, por el fin de las guerras, incluidas las no convencionales, para salvaguardar el derecho a la paz.

Rechazamos las recientes y graves amenazas militares del Gobierno de Estados Unidos contra la hermana República Bolivariana de Venezuela.

Reafirmamos nuestra solidaridad con el pueblo y el Gobierno de Nicaragua, y rechazamos las medidas que atentan contra su derecho al bienestar, la seguridad y la paz.

Los intentos de reimponer el pasado neocolonial a Nuestra América, declarando públicamente la vigencia de la Doctrina Monroe, contravienen la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

En este complejo escenario, Estados Unidos ataca el multilateralismo y descalifica injustamente el papel de las organizaciones internacionales, en particular a la Organización Mundial de la Salud. Seguir leyendo SI HUBIÉRAMOS GLOBALIZADO LA SOLIDARIDAD COMO SE GLOBALIZÓ EL MERCADO, LA HISTORIA SERÍA OTRA. MIGUEL DÍAZ-CANEL BERMÚDEZ

LOS VUELOS DEL CORONAVIRUS. JORGE ELBAUM

Estados Unidos deporta hacia América Latina y el Caribe a migrantes con Covid-19

elbaum, los vuelos trump

JORGE ELBAUM 

ELBAUM 3El gobierno de Donald Trump declaró la emergencia nacional el 13 de marzo pero desde febrero aplica un programa de deportación de latinoamericanos residentes en Estados Unidos, algunos de los cuales fueron trasladados compulsivamente a diversos países pese a ser portadores del virus. La oficina de Inmigración y Control de Aduanas (Immigration and Customs Enforcement, ICE) realizó desde mediados de marzo 72 vuelos de destierro hacia 11 países de América Latina y el Caribe, incluidos Brasil y Ecuador, dos de los Estados más contaminados de la región. En un pormenorizado relevamiento realizado por Jake Johnston para el Centre for Economic and Police Research (CEPR), con sede en Washington, se registran los vuelos de destierro pese a su expreso camuflaje digitado por parte de las autoridades del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés), encargado de coordinar los vuelos.

Desde el 15 de marzo hasta el 24 de abril, la ICE efectivizó 21 deportaciones a Guatemala; 18 a Honduras; 12 a El Salvador; 6 a Brasil y 3 a Nicaragua, Ecuador, Haití y República Dominicana, respectivamente. Dado que la CDC implementó los traslados bajo secreto federal, Johnston consignó los mismos gracias al auxilio de un soporte tecnológico de relevamiento aéreo en el que se visualizan la totalidad de los vuelos, incluso en temporadas de clausura aérea.[1] Desde que se llevaron a cabo dichos destierros, varios de los países receptores denunciaron haber recibido pasajeros infectados con Covid-19 en forma compulsiva e inconsulta.

La mayoría de los vuelos detectados en el informe del CEPR partieron de dos aeropuertos: Brownsville, situado en Texas, y Alexandria, en Louisiana. Ambas pistas son administradas por la corporación GEO Group, una de las más grandes empresas privadas que gestiona prisiones estaduales y federales [2]. Luego de los 72 vuelos, las autoridades sanitarias de Brownsville y Alexandria informaron que 11 empleados de ambos aeropuertos han sido internados por ser portadores del virus. Por su parte, las autoridades guatemaltecas informaron, la última semana, que 40 casos confirmados de Covid-19 ingresaron al aeropuerto internacional de La Aurora provenientes de Alexandria. Luego de que el gobierno de Guatemala planteara su desconcierto por el traslado forzado de personas afectadas y clausurara el aeropuerto, las autoridades de Washington respondieron con un comunicado, el último 10 de abril, en el que amenazaban con la imposición de sanciones contra cualquier país que “niegue o demore injustificadamente la aceptación de extranjeros» [3].  Las autoridades guatemaltecas estiman que el 20 % de los casos confirmados de Covid-19 en el país son el resultado de la devolución no planificada de migrantes, cuya virosis se ha expandido fundamentalmente por la capital de ese país.

El 20 de marzo de 2020, el CDS –oficina federal de monitoreo epidemiológico de los Estados Unidos– encargó a la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) la expulsión de miles de personas migrantes previamente detenidas. Según el informe oficial de dicho organismo, se llevaron a cabo 2.985 deportaciones en los primeros 11 días de abril. Entre esos deportados, 375 habían dado positivo en los testeos previos a su extradición impuesta. El informe subraya, además, que luego de detectar que muchas de esas personas se encontraban infectadas, se decidió interrumpir los controles para evitar evidencias de que se estaba exportando la virosis. Uno de los deportados, trasladado intempestivamente desde Houston a Nuevo Laredo, en México, provocó la inmediata infección de 13 habitantes de esa ciudad [4]. Se especula que los trasladados hacia Ecuador contribuyeron a la propagación de la enfermedad, cuya letalidad se constituyó en ese país en la más grave del mundo en términos relativos [5].

Exportación de la peste hacia patio trasero

Relevamiento de los vuelos realizados desde el 3 de febrero hasta el 24 de abril contratados por la agencia gubernamental de migraciones de Estados Unidos hacia destinos en América Latina y el Caribe.

 La expulsión de migrantes haitianos, llevada a cabo desde mediados de marzo, provocó un contagio generalizado. Dicha situación motivó la airada protesta de 27 miembros del Capitolio, quienes demandaron la interrupción de las deportaciones a Puerto Príncipe, antes de que las mismas generaran un catástrofe de proporciones, dadas las  deficitarias condiciones de atención sanitaria que posee el país caribeño [6]. El supremacismo xenófobo impulsado por Trump no se limitó únicamente a la exportación virológica, sino que se amplió al negarle la ayuda estatal de 1.200 dólares, conocida como CARES, aprobada en el Congreso para  enfrentar la cuarentena instituida por la pandemia, a 15 millones de desempleados. Dicho aporte tampoco podrá llegar a quienes poseen un reconocimiento de residencia provisorio, que pagan sus impuestos de forma directa en el marco del Individual Taxpayer Identification Number (ITIN). La exclusión alcanza, además, a 1 millón de inmigrantes que se encuentran en el país bajo los programas de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA). Seguir leyendo LOS VUELOS DEL CORONAVIRUS. JORGE ELBAUM

MAQUILADORAS Y CORONAVIRUS. LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

MAQUILADORA BAJA CALIFORNIA
Maquiladora en Baja California. Foto: La Jornada

LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

luis hernández navarro 3Don José –cuenta la periodista Ana Lilia Ramírez– era obrero en una fábrica de costura que manufactura partes para automóviles en Tijuana. Tenía 42 años de edad y llevaba cinco trabajando en la maquiladora. Padecía de hipertensión. El pasado 14 de abril falleció de Covid-19 en el Hospital Regional 1 del IMSS.

Rosa, hija de don José, le presentó a la empresa su cartilla del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que demostraba que sufría de presión arterial alta. A la compañía no le importó. Le exigió que presentara su incapacidad médica. Cuando la obtuvo era demasiado tarde. La cadena de montaje no podía detenerse. En otras palabras, laboraba o se iba a la calle. Se quedó a trabajar hasta su muerte.

Cuando la empresa fue notificada por el IMSS sobre la defunción de su trabajador, cerró sus puertas. De sus líneas de ensamble no salían productos vitales para enfrentar la pandemia. No fabricaba productos o equipo médico ni procesaba alimentos. Sólo partes para armar automóviles. Y muerte y trabajadores contagiados de coronavirus (https://bit.ly/3ePorMh).

A mil 200 kilómetros de distancia de allí, en Ciudad Juárez, dos obreras de la maquiladora Electrolux-refrigeradores murieron contagiadas de Covid-19, escribe Kau Sirenio. La empresa lo reconoció en tres párrafos de un breve comunicado. Dos semanas antes, el 7 de abril, las trabajadoras habían protestado por la falta de medidas de protección contra la enfermedad en la planta. La compañía encerró a las empleadas y despidió a 20. El 22 de abril, reconoció que tres operarios habían dado positivo. Finalmente cerró, a pesar de que asegura que su negocio es esencial (https://bit.ly/2KvKppA).

Como muestra la edición de este lunes de La Jornada (https://bit.ly/2VKdeVU ), casos como el de don José o las obreras de Electrolux son la regla. Sólo que la crisis del Covid-19 los han exacerbado. A la industria maquiladora, que florece de la mano de la precariedad laboral y una moratoria de facto de la legislación ambiental, nunca le ha importado la salud de sus operarios (muchos de ellos mujeres), sino sus ganancias. Tampoco ahora. Sus líneas de producción no deben parar y abunda la fuerza de trabajo que las mantienen activas.

Carlos Monsiváis bautizó como Taiwanajuato y Maquilatitlán a esos territorios industriales de excepción asentados en las ciudades fronterizas con Estados Unidos, pero también, en el Bajío, el valle de México o la península de Yucatán, para señalar su condición de enclaves ensambladores, en los que, los obreros, en tanto personas, son prescindibles porque son fácilmente remplazables.

El 24 de abril, sólo 141 maquiladoras de Baja California había parado actividades; 68 por ciento de empresas de la entidad continuaban en operación, según el CEEP local. Esto, a pesar de que el gobierno ordenó la suspensión inmediata desde el 30 de marzo hasta el 30 de abril de actividades no esenciales en los sectores públicos, privado y social. No puede extrañar entonces que, el 24 de abril, a pesar del subregistro en la entidad, 60 trabajadores de plantas de ensamble en Tijuana habían dado positivo a coronavirus.

La cosa no termina ahí. Multitud de empresas que han suspendido actividades se niegan a pagar a los trabajadores la totalidad de sus salarios o han despedido a su personal.

La desobediencia maquiladora ha enfrentado, en decenas de empresas, la rabia obrera. En Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Durango, Yucatán, Reynosa y Matamoros han estallado protestas espontáneas de trabajadores. Sus demandas varían de compañía a compañía y de ciudad. Entre otras consisten en: parar actividades, no recorte de salarios, que no haya despidos con el pretexto del Covid-19, que quienes deben seguir laborando cuenten con medidas sanitarias, o, en caso de que enfermen, que se brinde apoyo a sus familiares.

Las autoridades laborales han clausurado en varias entidades norteñas maquiladoras que no realizan actividades esenciales. Pero muchas otras siguen funcionando con la mayor impunidad. Seguir leyendo MAQUILADORAS Y CORONAVIRUS. LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

BUEN ABAD: “ESTAMOS TAN INFECTADOS DE OPORTUNISMO COMO DE CORONAVIRUS”. ENTREVISTA DE LEO VÁZQUEZ

El filósofo y periodista mexicano Fernando Buen Abad señala que la pandemia ha profundizado los males del sistema dominante, pero advierte que también podría convertirse en una oportunidad para encauzar las luchas de la clase trabajadora, al tiempo que resalta el valor de las estrategias regionales y el rol de los medios.

buen abad entrevista canal abierto

LEO VÁZQUEZ

Redacción Canal Abierto | Fernando Buen Abad Domínguez es especialista en filosofía de la comunicación y política, periodista y director de cine entre otras muchas cosas. Integra el Consejo Consultivo de Telesur y dirige, en Argentina, donde vive hace varios años, el Centro Universitario para la Comunicación Sean MacBride de la Universidad Nacional de Lanús.

Su mirada sobre la importancia de la nueva relación Buenos Aires-DF que inauguraron Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador antes del recambio presidencial en nuestro país, resulta un valioso disparador para intentar observar cuales son las posibilidades de salir de la crisis que generó la pandemia, mirando hacia adelante.

“No recuerdo cosa más hipócrita que ver a tipos como Macri o Donald Trump abogar por la asistencia médica a los pueblos. En esa emboscada ideológica hay un trabajo que se debe hacer”, anota.

Con el foco puesto en las maniobras ventajeras de los poderes dominantes, en las alternativas que plantea la compleja situación para las clases obreras y sociales postergadas, en la capacidad que tienen las empresas de medios para borrar las virtudes de la democracia y en la necesidad impostergable de generar un cambio revolucionario en las políticas comunicacionales a nivel regional, transcurre esta conversación con Canal Abierto.

¿Es necesario, o posible, pensar en la posibilidad de un nuevo orden global post coronavirus?

– La propia aparición de esta pandemia ocurre en el contexto del desarrollo mismo del capitalismo, no es un problema ajeno a la crisis general del capitalismo, y lo que ha hecho es agudizar contradicciones internas del sistema que hoy se muestran con toda su desnudez.

Un modelo que no ha invertido jamás lo necesario, por ejemplo en salud pública, que se ha desentendido casi totalmente del cuidado de la salud de los pueblos, obviamente tenía que reventar ante un caso como este. Si esto va a modificar el futuro de la humanidad, si está cambiando las vidas, yo anhelo que sí, porque lo peor que nos puede pasar es tener desnudo al sistema y que ni siquiera nos percatáramos. Por lo demás, las transformaciones no dependen del sistema que produjo esto, y esa es otra de las disquisiciones que hay que plantear, con qué modelos alternativos, con qué salidas organizadas se puede superar esta situación.

¿Cree que la situación puede representar un impulso para las luchas de las clases trabajadoras y los sectores postergados?

– Estoy convencido que sí. La clase trabajadora tiene un instinto que le permite identificar su papel en las distintas circunstancias. Pero tampoco es tan simple ni mecanicista el problema, porque por otro lado también el establishment se las ingenia para generar sus propios sistemas de defensa. Entonces también se pone en evidencia algo que ha venido siendo nuestra debilidad histórica, en las fuerzas de izquierda y demás, que es la crisis de dirección revolucionaria. Sin orientación y organización, esta gran fuerza que se multiplica en el mundo entero, se puede diluir.

¿Qué sensaciones le genera ver a los representantes y defensores del libre mercado ponderando el rol del Estado?

– A mí me produce mucho rechazo el oportunismo. Estamos tan infectados de oportunismo como de coronavirus. Donde uno corre una cortina hay cuarenta tipos esperando para treparse al tren de la situación. Es verdad que hoy estamos llenos de gurúes, de conferencistas y peroratas que pretenden ofrecer cada cual caminos, salidas y respuestas a cosas que en general ignoran. Pero esto es parte de la dinámica de la hipocresía del capitalismo. No recuerdo cosa más hipócrita que ver a tipos como Macri o Donald Trump abogar por la asistencia médica a los pueblos. No nos olvidemos que los grandes poderes concentrados son los que les escriben el guion, y hoy por hoy es imperativo de ese establishment anestesiar a las masas. Ese es el oficio del reformismo, de los sectores de la vida política que viven para frenar los procesos transformadores. Además ahora mismo también tienen una gran crisis de discurso, porque no saben que inventar para justificar que el Estado tiene que intervenir. En esa emboscada ideológica hay un trabajo que se debe hacer y no se está haciendo.

Y esa trampa discursiva posibilita la llegada al gobierno de personajes como Bolsonaro, Trump o el propio Mauricio Macri…

– Trabajadores comunes, de a pie, como la clase trabajadora norteamericana o brasileña, de pronto ven a alguien que pega un grito y quiere poner orden en una situación caótica, y escuchan eso, porque la verdad es que hay un apetito enorme de frenar esta pachanga obscena que es el capitalismo. Pero el problema es que aparecen estos que son globos de ensayo para producir emboscadas como la que está padeciendo Brasil, Estados Unidos y todos los pueblos de Europa con la dictadura financiera.

¿De qué manera está analizando el nuevo mapa político en su país?  

– La conducta que se ha seguido respecto al manejo financiero de la crisis es un aspecto crucial, porque hay un sector de la oligarquía, de la burguesía mexicana, que está acostumbrado históricamente a manejar a su antojo todos los fondos del Estado. Resulta que ahora se encontró con un presidente que está luchando contra la corrupción declaradamente, y que les ha cerrado la llave a todos. Ahí hay una desesperación grande de estos sectores, porque siempre aprovecharon las crisis para hacer negocios. Entre otras muchas cosas, lo que está pasando con la pandemia es que hay un sector que se está enriqueciendo como nunca. Y esos sectores hoy, cuando se encuentran con líderes como López Obrador, que ha tenida una dirección económica distinta, les duele muchísimo. Por otro lado hay un pueblo que esta movilizado, disputando en muchos frentes ese campo de sentido.

¿Le parece que el vínculo México-Argentina puede ser el que promueva un nuevo rumbo para el continente a la salida de la pandemia?

– Yo creo que mucho antes. Se van a empezar a abrir en las siguientes etapas del desarrollo de la pandemia necesidades regionales concretas, porque, por ejemplo, ayer Naciones Unidas advirtió sobre un problema de crisis alimentaria a nivel global. Qué mejor que tener un acuerdo regional que pudiera, entre dos potencias como México y Argentina, desarrollar un convenio para intercambiar productos, desarrollar un eje energético, hay una agenda muy rica que en términos de la situación actual podría abrir cauces muy interesantes. Esto metería al congelador de la historia al Grupo de Lima, que quedaría incapacitado para prevalecer por su propia razón de ser pero además por sus crisis internas. Es un momento particularmente interesante para profundizar la opción que se abrió con el encuentro Fernández-López Obrador y la propia dinámica de la crisis nos va a llevar a acelerar intercambios, yo soy de los más optimistas en eso, porque veo la posibilidad de sumar a esto a Cuba, a Venezuela, a las voluntades que alcancen a  vislumbrar una alianza de cara a cómo se va a salir de la pandemia. México está proponiendo que tiene que ser con la creación de empleos, poniendo recursos en los bolsillos de los trabajadores, para que eso reactive la tarea productiva. Seguir leyendo BUEN ABAD: “ESTAMOS TAN INFECTADOS DE OPORTUNISMO COMO DE CORONAVIRUS”. ENTREVISTA DE LEO VÁZQUEZ

«QUERERSE DE LEJOS»: NUEVE DÉCIMAS DE POETAS DEL CLUB DEL POSTE DICHAS POR ACTORES CUBANOS

CLUB DEL POSTE, SANTA CLARA

Hace unos minutos que el Noticieron Nacional de la Televisión Cubana, cerró su emisión de mayor audiencia con este emotivo video, en el que nueve actores dicen otras tantas décimas de poetas integrantes del Club del Poste, radicado en la célebre ciudad de Santa Clara, donde reposan los restos del Che y su aguerrida tropa. Fue una feliz iniciativa del Ministerio de Cultura para participar en el aplauso habitual que, siempre a las 9:00 pm, tributamos todos los cubanos y cubanas a los médicos, enfermeras, enfermeros y demás especialistas y trabajadores de la salud, quienes luchan denodadamente por salvar vidas no sólo en esta isla, sino en decenas de otros países. Los artistas, escritores, artesanos, académicos e intelectuales cubanos, en sentido general, han despelegado múltiples iniciativas ante la propagación y efectos de la pandemia. Así también nos salvamos cada día, así también nos abrazaremos mañana. Enhorabuena, Cuba de mis amores. 

A continuación, gracias a LA JIRIBILLA, la publicación cultural cubana de mayor impacto, publicamos las décimas y las ilustraciones con que esta revista las diera a conocer.

Quererse de lejos  (amor versus pandemia)

“porque este abrazo a distancia / me libra de todo mal”. Foto: Internet.

I

Este virus criminal,
muchacha, te hace lejana.
Cercanas, tú y la mañana
me alivian de cualquier mal.
Te vi, y te quise frutal,
rumorosa y decidida.
Pero acato esta medida
de aislarme de lo que vi,
pues me separa de ti,
pero nos salva la vida.

Tu pupila en el pañuelo;
debajo de él: tu boca;
mi beso, que no te toca,
se detiene ante ese velo.
En mi desmayado anhelo
ya te beso con mirarte.
Sé que lograré abrazarte,
pues venceremos al mal
y el aislamiento social
no me va a aislar de soñarte.

Entre las cosas que espero,
espero por ti, mujer,
ahora que quiero tener
tu olor en mi cuerpo entero.
Todo de ti saber quiero:
de tu azúcar, de tu sal,
de tu miel y tu panal
para guardar la fragancia,
porque este abrazo a distancia
me libra de todo mal.

“mi beso, que no te toca, se detiene ante ese velo / tú bien sabes la razón”. Ilustración: Brady.

II

No por lejos tu figura
se me hace pequeña, hijo;
recuerda que yo no fijo
límites a tu estatura.
Me quedo con la ternura
que estrecha todos los lazos,
para unir los dos pedazos
de nuestro abrazo visual,
como si desde el portal
te abrazaran veinte brazos.

Te saludo con el codo;
tú bien sabes la razón:
es mi codo la ilusión
de sentirte de algún modo.
Cuando lo salvemos todo,
sabré que salvé tu ser.
Tendré el corpóreo placer
de entregarte día tras día,
los besos y la alegría
que se hicieron humo ayer.

Y entrarán en nuestro abrazo
sin brazos, tantas personas;
vendrán de todas las zonas
sin titubear, paso a paso.
En el alba de este ocaso
crecerá nuestra verdad.
Y cuando la enfermedad
no nos contagie a ninguno,
a ver si nos damos uno
que abarque a la Humanidad.

III

Hoy que la fiebre se asoma
con un puñal en los dientes,
y recorre continentes
hablando su cruel idioma.
Hoy que hasta a la piel de Roma
llega luz desde la Habana,
soñemos con el mañana
más limpio del universo.
Yo solo entrego este verso,
y espero tras mi ventana.

Te miro pasar, doctor,
camino al laboratorio,
como un ángel promisorio
en la patria del dolor.
Por eso aplaudo tu honor,
tu bálsamo de piedad
y esa firme voluntad
de cruzar la lejanía,
enfermo de cubanía,
curando a la Humanidad.

Como nos devolverás
a la salud y al abrazo,
la hora del cañonazo
es la hora de la paz.
Doctor, tú no tienes más
fortuna que una ovación:
por la férrea vocación
de que siempre haces derroche,
el pueblo, noche tras noche,
te aplaude desde el balcón.

*Grupo de poetas decimistas integrado por Ricardo Riverón Rojas, Yamil Díaz Gómez, Jorge Luis Mederos Betancor (Veleta) y Williams Calero Calero.

LA PANDEMIA Y LA BATALLA VENIDERA. ÁNGEL GUERRA CABRERA

Por más que Trump haya supeditado criminalmente la gestión de la crisis al éxito empresarial, a sus payasadas y a su afán reeleccionista, un sistema basado en el lucro y atravesado por una profunda crisis multidimensional, no podía conseguir mucho más.

ESCORPIONES SUCIDÁNDOSE

ÁNGEL GUERRA CABRERA

GUERRITAUna formidable industria médica como la estadounidense,  dominada al extremo por la ganancia capitalista, se ha mostrado incapaz de enfrentar al coronavirus. Por más que Trump haya supeditado criminalmente la gestión de la crisis al éxito empresarial, a sus payasadas y a su afán reeleccionista, un sistema basado en el lucro y atravesado por una profunda crisis multidimensional, no podía conseguir mucho más.

El hecho es que Estados Unidos se ha visto superado en su desempeño frente al ataque del patógeno por el de países pobres y subdesarrollados como Argentina, Venezuela y México. No se diga Cuba, cuyo complejo científico y biomédico, con el apoyo de Raúl y Díaz-Canel, está consiguiendo valiosos hallazgos terapéuticos en el combate a la COVID-19, y, al final de la jornada, quedarán seguramente confirmados por sus positivos resultados. El férreo bloqueo de Estados Unidos no se lo ha podido impedir, como tampoco el rápido despliegue de 20 brigadas médicas para batir al virus desde el Caribe, pasando por África, hasta el mismo corazón de Europa occidental.

A diferencia de sus homólogos neoliberales, los presidentes Alberto Fernández y López Obrador han puesto en primer lugar el respeto a sus comunidades científicas y a la vida en la estrategia ante la enfermedad e impreso un sello social a la protección de los más necesitados. De la misma manera, Venezuela, donde el más despiadado cerco económico, la amenaza de acciones militares yanquis y los bajos precios del petróleo no han conseguido doblar al gobierno del presidente Maduro, que adoptó temprano una estrategia integral para proteger del patógeno a la población. La pandemia, magna tragedia planetaria, ha tenido en cambio la virtud de mostrar al total desnudo la incompatibilidad del neoliberalismo con la preservación de la vida y el carácter intrínsecamente genocida de este modelo.

Cuando Estados Unidos, no obstante su colosal avance científico y en medicina, encabeza tanto el conteo mundial de contagiados con casi 900 000 como el de fallecidos, con 45 150, queda claro que la ciencia, lejos de favorecer al ser humano, puede llegar a convertirse en su enemigo si no va acompañada del alto sentido humanista que le ha de ser intrínseco y no pasa de ser un instrumento al servicio exclusivo de las elites explotadoras del trabajo y depredadoras de la naturaleza. ¿Cómo es posible que médicos y enfermeros no hayan dispuesto ni siquiera de los equipos de protección personal indispensables para preservar su vida y la de los pacientes en la potencia del norte, que gasta anualmente 618 mil setecientos millones de dólares en publicidad y 8 mil billones de dólares en armamentos y guerras? ¿Que esos equipos hayan conformado, estimulado por una Casa Blanca de mercaderes, un lucrativo mercado negro especulativo, lejos del alcance de las instituciones de salud? He leído el conmovedor relato del  director de un hospital que para disponer de estos materiales tuvo que viajar lejos por ellos, haciendo pasar los camiones por trasportadores de alimentos para poder escapar al hostigamiento de las agencias federales. (www.commondreams./2020/04/20/ a snapshot for a system in breakdown )

De no haber sido por cuantiosos suministros chinos, México, Venezuela, Argentina  y Cuba no habrían dispuesto a tiempo de estos útiles indispensables para salvar la vida de médicos y pacientes. La Habana, por cierto, perdió un alijo de ventiladores debido a la compra de dos entidades proveedoras por una empresa estadounidense, que invocó el bloqueo para no entregarle el contrato pactado.

Ante el avance del virus, China y Rusia han mantenido un saludable espíritu de cooperación internacional en el marco de los principios de la ONU y de la Organización Mundial de la Salud, muy distante de las actitudes egoístas de Estados Unidos con respecto al mundo y de Alemania y Holanda con relación a los miembros mediterráneos de la Unión Europea (UE). Sería un milagro que la UE sobreviviera al doble embate de la pandemia y la magna depresión económica que se avecina con decenas de millones de desempleados. De la misma manera que asombra el liderazgo internacional que ha perdido Washington, una tendencia observada desde principios de siglo, pero extraordinariamente acelerada por Trump y su pandilla de blancos multimillonarios, sionistas tipo Jared Kushner y cristianos sionistas del talante del secretario de Estado Pompeo.

Ninguna epidemia es motor de cambio social, aunque dada la enorme magnitud de esta y la gigantesca crisis económica que la acompaña, sí puede servir de oportunidad para que las fuerzas populares y progresistas consigan avanzar resueltamente lo que no habían imaginado ni en sus sueños más optimistas. Pero en Washington es la ultraderecha trumpista la que hace aprobar ya en las cámaras planes que si acaso entregan migajas a los más necesitados y le sirven con cuchara gorda a los adinerados amiguetes. Ya Trump ha dicho que salvará a la maligna industria del petróleo de esquisto.

Twitter: @aguerraguerra

LUIS SEPÚLVEDA, PROFUNDAMENTE ROJO. LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

LUIS SEPÚLVEDA

LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

luis hernández navarro 3En la Amazonia ecuatoriana, los indios shuar se reúnen al final del día a contarse cómo ha sido su jornada. El escritor chileno Luis Sepúlveda convivió con ellos siete meses y se dejó cautivar por la gestualidad de sus palabras, por el uso de sus silencios y por los rostros felices de los escuchas en esas ceremonias nocturnas. Quedó marcado por la experiencia. Diez años después, a partir de ella, escribió Un viejo que leía novelas de amor.

La novela narra las aventuras de Antonio José Bolívar Proaño, hombre que se adentra, gracias a los shuar, en los misterios del mundo selvático. Fue publicada originalmente en 1988 y obtuvo el Premio Tigre Juan. Su consagración como miembro de honor de la República de las Letras caminó de la mano de la aparición de la traducción francesa del libro cuatro años más tarde. Según la crítica literaria, el chileno se convirtió en el autor latinoamericano más leído en Europa. La obra vendió 18 millones de ejemplares y fue traducida a más de 60 idiomas.

En su cuenta de Twitter (@sinmascara), Luis Sepúlveda se identificó a sí mismo como escritor, periodista y bastante cabreado. En su avatar, puso su imagen con el Kremlin de Moscú de fondo, vistiendo un saco negro y un ushanka también negra, con la hoz y el martillo en rojo montados sobre una estrella de cinco picos en el centro.

Sepúlveda comenzó a trabajar como periodista muy joven, en su natal Chile, reporteando para el diario El Clarín. Allí, un experimentado colega le recomendó ser menos literario y quitar la paja de sus notas. En Nicaragua, adonde fue a combatir contra la dictadura de Anastasio Somoza con la Brigada Internacional Simón Bolívar, se hizo cargo, al triunfo del sandinismo, en medio de mil y un carencias (tinta, papel, ortografía…), de la sección internacional del periódico Barricada. Años después fue corresponsal en una revista alemana en Angola, Mozambique y Cabo Verde.

El autor de La sombra de lo que fuimos fue hijo de un militante comunista y una enfermera mapuche. En su casa había algunos libros de aventuras, pero no una biblioteca desde la que pudiera acercarse a la literatura. Personaje de sí mismo, se hizo escritor –según narró en ocasiones diferentes– por razones familiares y por el futbol.

Familiarmente, porque su acercamiento a la palabra, primero a través de la oralidad y luego de la escritura, provino de tres parientes. Su abuela vasca y su abuelo andaluz eran estupendos contadores de historias, que lo deleitaban y entretenían con sus relatos. Y de su tío abuelo mapuche, dedicado a educar a los niños de su caserío con narraciones que él no entendía del todo, pero cuyo significado sentía gracias a la magia de la oralidad.

Apasionado futbolista, el escritor de Patagonia express soñaba con destacar en ese deporte y llegar a ser profesional. La fantasía no le duró mucho. Un domingo caminaba rumbo a la cancha de juego cuando conoció a la chica más hermosa que había visto en la vida. Tenía entonces 13 años. Obsesionado con ella, jugó uno de los peores partidos en su corta carrera. La pasión siguió pero la joven no correspondió a su fervor y él conoció el veneno de los amores imposibles. Hasta que cayó en sus manos el libro de Pablo Neruda Veinte poemas de amor y una canción desesperada y sintió que una de las composiciones estaba escrita pensando en él y en su desdichado enamoramiento. Encontró entonces en la poesía un amor fiel, que jamás lo traicionaría, y comenzó a escribir versos. “Por culpa de la literatura –escribió– el futbol chileno perdió a un gran delantero.”

Su vocación por el periodismo y las letras no lo alejó de su compromiso político con las causas de los de abajo. “Yo siempre escribía –dijo–, pero cuando fue necesario coger el arma la cogí.”

Integrante de una generación que se atrevió a cambiar el mundo y se lanzó de lleno a la lucha social, no era todavía adulto cuando se afilió a la Juventud Comunista, de donde fue expulsado en 1968. Se unió entonces al Partido Socialista y al Ejército de Liberación Nacional en Bolivia, donde era conocido como Iván. Allí fue arrestado. Formó parte del GAP (Grupo de Amigos del Presidente), encargado de la seguridad del presidente Salvador Allende. Pasó casi tres años preso después del golpe de Estado. Combatió en Nicaragua contra la dictadura somocista, porque es lo que dictaba la conciencia. Tiempo después se volvió un activo defensor del ambiente.

“Soy –explicó en una entrevista– un hombre y un escritor de izquierda, y como tal conozco las razones políticas de la injusticia y de la devastación del ambiente. Ciertamente no escribo panfletos, escribo literatura, pero en todos mis libros está mi punto de vista. Además, como ciudadano, soy militante de la causa ecologista.”

En otra, añadió: Mis sueños están intactos, sigo creyendo que es posible vivir en un mundo justo, fraterno, armónico. Y si hay que jugarse de nuevo por esos sueños lo hago con el mismo amor y la misma pasión de cuando tenía 20 años.

Rojo profundo –como se definió a sí mismo–, Luis Sepúlveda sobrevivió a la tuberculosis ósea que adquirió en las mazmorras de la dictadura pinochetista, al ataque de un francotirador en Nicaragua que le metió dos balazos en una pierna, a los dos años en la cárcel de Tenuco y al arresto en Bolivia, pero no pudo vencer al coronavirus.

Twitter: @lhan55

Fuente: LA JORNADA

ATAQUE EXPONENCIALMENTE CRIMINAL. PASQUALINA CURCIO CURCIO

BOLIVARES 1

PASQUALINA CURCIO CURCIO

PASQUALINA 3Nuevamente el gobierno de EEUU ataca al pueblo venezolano. No es que lo hayan dejado de hacer en algún momento, realmente llevan 20 años en ese plan, sin embargo y a pesar de la pandemia que azota a la humanidad, uno esperaría por lo menos una tregua en esta guerra no convencional que el imperialismo declaró al pueblo venezolano por el solo hecho de que decidimos ser un pueblo libre y soberano. Pero no, por el contrario, arremeten y en escalada.

En plena pandemia intensificaron el bloqueo comercial y financiero, aterrorizan a quienes estén dispuestos a vendernos alimentos y medicamentos incluyendo a las navieras; nos tienen retenidos alrededor de 5 mil millones de dólares en sus bancos, los cuales, en esta emergencia sanitaria nos permitirían abastecer de alimentos a todo el pueblo venezolano durante un par de años. Por si fuera poco, embistieron con la denuncia infundada de que somos un narco Estado para justificar así la eventual invasión a territorio venezolano, lo que, entre paréntesis, resultó una gran torpeza, porque ni ellos mismos se lo creyeron, no obstante para completar el show enviaron buques al Mar Caribe a incautar la droga colombiana que nunca pasa por Venezuela sino que toma otra ruta para llegar a EEUU: la del Océano Pacífico.

Es el caso que, dada la crisis económica y humanitaria que en estos momentos atraviesa EEUU, estas amenazas de invasión no son más que fanfarronadas. EEUU no tiene en estos momentos ni la capacidad económica, ni logística para iniciar una invasión, a lo que debemos sumar que la humanidad entera que batalla contra el Covid-19 vería con muy malos ojos cualquier intento de agresión (aunque no es esto lo que más preocupa a la Casa Blanca).

Además de una deuda externa impagable de 24 billones de dólares, EEUU se enfrenta a una recesión económica consecuencia de la pandemia y a una crisis sanitaria con más de 700 mil personas contagiadas que han obligado a la Reserva Federal a imprimir 2.2 billones de dólares para salvar la Bolsa de Valores y otorgar bonos a la población estadounidense, que en un 40% se encuentra en situación de pobreza y sin acceso a los servicios de salud.

Es tal la crisis que atraviesa el país del norte que ha recurrido a la piratería y al pillaje para hacerse de mascarillas y respiradores. También nos acaba de robar nuestro dinero colocado en el City Bank girando la instrucción de que fuese transferido a la Reserva Federal y ni siquiera ha podido cumplir con sus compromisos de pago a la OMS.

Sumemos a esta crítica situación el miedo que invade a los marines estadounidenses de verse abandonados en altamar si estuviesen infectados por el covid-19.

En todo caso no hay que bajar la guardia ante tan impredecible enemigo, y en este sentido, nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, incluyendo los 4.156.567 de milicianos, están conscientes de ello.

Ataque exponencial contra el bolívar

En este escenario de limitaciones económicas y logísticas, escalar el ataque al bolívar y manipular su precio para inducir la hiperinflación resulta una opción para EEUU que, sin mayor requerimiento económico, ni movilización de tropas, busca desestabilizar económica y políticamente a Venezuela desde dentro. Con solo apretar un botón, en menos de un mes atacaron y “depreciaron” 74% el bolívar: pasó de 75.000 BsS/US$ a 138.000 BSS/US$.

Atacar la moneda e inducir la hiperinflación son actos criminales, pero accionar esta arma en una situación de cuarentena colectiva es exponencialmente genocida. Como el resto de la humanidad, en Venezuela estamos combatiendo a ese minúsculo enemigo invisible, disciplinadamente nos hemos quedado en casa, lo que ha implicado que las industrias, los comercios, las escuelas, han cerrado sus puertas, han dejado de producir. En estas circunstancias los trabajadores del sector privado que dependen de su salario para vivir, y sobre todo los que forman parte del sector informal de la economía se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Si a esta situación le sumamos el hecho de incrementos desproporcionados de los precios de los bienes esenciales inducidos por el ataque al bolívar, la capacidad de adquirirlos se reduce. Seguir leyendo ATAQUE EXPONENCIALMENTE CRIMINAL. PASQUALINA CURCIO CURCIO

LA EXPANSIÓN VIRAL SE DETENDRÁ SI ACTUAMOS DE CONJUNTO  

Estados Unidos comete un crimen y lo saben sus funcionarios cuando, al atacar en medio de una pandemia la cooperación internacional que brinda Cuba, se propone privar a millones de personas del derecho humano universal a los servicios de salud. 

El impacto de la COVID19 puede medirse ya y podrá evaluarse en el futuro por la impresionante cantidad de personas infectadas, por las cifras inaceptables de muertes, por el daño indiscutible a la economía mundial, a la producción, el comercio, el empleo y los ingresos personales de millones de personas.  Es una crisis que rebasa con creces el ámbito sanitario.

La pandemia llega y se propaga en un escenario previamente caracterizado por la abrumadora desigualdad económica y social entre y dentro de las naciones, con flujos migratorios y de refugiados sin precedentes; en el que la xenofobia y la discriminación racial vuelven a aflorar; y en el que los impresionantes avances de la ciencia y la tecnología, particularmente en materia de salud, se concentran cada vez más en el negocio farmacéutico y la comercialización de la medicina, en vez de dirigirse a asegurar el bienestar y la vida saludable de las mayorías.

Llega a un mundo lastrado por patrones de producción y consumo que se sabe son insostenibles e incompatibles con la condición agotable de los recursos naturales de los que depende la vida en el planeta, particularmente en los países más industrializados y entre las élites de los países en desarrollo.

Antes de que se identificara al primer enfermo, había 820 millones de personas hambrientas en el mundo, 2 mil 200 millones sin servicios de agua potable, 4 mil 200 millones sin servicios de saneamiento gestionados de forma segura y 3 mil millones sin instalaciones básicas para el lavado de las manos.

Ese escenario resulta más inadmisible cuando se conoce que a nivel global se emplean al año unos 618 mil 700 millones de dólares estadounidenses solo en publicidad, junto a un billón 8 mil millones de dólares estadounidenses en gasto militar y de armamentos, que resultan totalmente inútiles para combatir la amenaza de la COVID19, con sus decenas de miles de muertes.

El virus no discrimina entre unos y otros. No lo hace entre ricos y pobres, pero sus efectos devastadores se multiplican allí donde están los más vulnerables, los de menos ingresos, en el mundo pobre y subdesarrollado, en los bolsones de pobreza de las grandes urbes industrializadas. Se siente con especial impacto ahí donde las políticas neoliberales y de reducción de los gastos sociales han limitado la capacidad del Estado en la gestión pública.

Cobra mayores víctimas donde se han recortado los presupuestos gubernamentales dedicados a la salud pública.  Provoca mayor daño económico donde el Estado tiene pocas posibilidades o carece de opciones para salir al rescate de quienes pierden el empleo, cierran sus negocios y sufren la reducción dramática o el fin de sus fuentes de ingresos personales y familiares. En los países más desarrollados, produce más muertes entre los pobres, los inmigrantes y, específicamente en Estados Unidos, entre los afroamericanos y los latinos.

Como agravante, la comunidad internacional afronta esta amenaza global en momentos en que la mayor potencia militar, económica, tecnológica y comunicacional del planeta despliega una política exterior dirigida a atizar y promover los conflictos, las divisiones, el chauvinismo y posiciones supremacistas y racistas.

En instantes en que enfrentar globalmente la pandemia requiere impulsar la cooperación y estimular el importante papel de las organizaciones internacionales, particularmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el actual gobierno de los Estados Unidos ataca al multilateralismo y busca descalificar el reconocido liderazgo de la OMS. Continúa, además, en su mezquina intención de aprovechar el momento para imponer su dominación y agredir a países con cuyos gobiernos tiene discrepancias.

Son ejemplos ilustrativos las recientes y graves amenazas militares contra la República Bolivariana de Venezuela y la proclamación anteayer, por parte del presidente de los Estados Unidos, del Día y la Semana Panamericanos del 14 al 18 de abril, acompañada de declaraciones neocoloniales e inspiradas en la Doctrina Monroe contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, en recordación de la Conferencia Panamericana, condenada hace 130 años por José Martí. Por esos mismos días, se produjeron, en 1961, los combates de Playa Girón.

Otro ejemplo es el ataque inmoral y persistente contra el esfuerzo cubano de brindar solidaridad a aquellos países que han solicitado cooperación para enfrentar la COVID19. En vez de dedicarse a promover la cooperación y estimular una respuesta conjunta, altos funcionarios del Departamento de Estado de ese país dedican su tiempo a emitir declaraciones de amenaza contra aquellos gobiernos que, ante el drama de la pandemia, optan soberanamente por solicitar ayuda a Cuba.

Estados Unidos comete un crimen y lo saben sus funcionarios cuando, al atacar en medio de una pandemia la cooperación internacional que brinda Cuba, se propone privar a millones de personas del derecho humano universal a los servicios de salud. Seguir leyendo LA EXPANSIÓN VIRAL SE DETENDRÁ SI ACTUAMOS DE CONJUNTO  

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