El último número de la revista Casa de las Américas rinde homenaje a Roberto Fernández Retamar, quien fue su director durante muchos años. Contiene, entre otras cosas, una excelente selección de su poesía y de sus ensayos.
Volver a esas páginas, conocidas ayer, recién salidas del horno, me ha quemado los dedos y me ha sumergido en la tormenta de ideas que involucró a nuestra generación, a la vez que me confirmaba la vigencia de ese pensamiento en la hora actual.
Juntos recorrimos un largo camino, adquirimos conciencia generacional, compartimos peleas e instantes de angustia, perplejidad y regocijo, tanto como días de inmensa plenitud. Maestros ambos, pudimos observar el paso de las generaciones que sucedieron a la nuestra, sabedores de que ninguna es homogénea, que están definidas por el cabal entendimiento de los referentes de una época, que en cada una coexisten los indiferentes, los conformistas y los portadores de una fecunda inconformidad, volcada hacia el batallar por el mejoramiento humano.
Los jóvenes que van emergiendo son hijos de un espíritu epocal, pero también son nuestros hijos, comprometidos como estamos en contribuir a su formación y en abrir las puertas a su integración participativa en la sociedad y a la realización de sus proyectos de vida.
Estábamos a punto de licenciarnos en la Universidad cuando Fulgencio Batista perpetró el Golpe del 10 de marzo. En esa madrugada el mundo pareció derrumbarse. Por eso, en el amanecer de enero del 59, Roberto dio a conocer su poemario Vuelta de la antigua esperanza.
En las aulas, en el ámbito extracurricular de la Galería de los Mártires, en la entonces llamada Plaza Cadenas —ahora Agramonte— habíamos descubierto afinidades y diferencias, sentamos las bases de una concepción del mundo que nos situaba del lado de las ideas de izquierda, el lado del corazón. Seguir leyendo CIVILIZACIÓN Y BARBARIE. GRAZIELLA POGOLOTTI