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FIDEL CASTRO RUZ Y LA PROYECCIÓN INTERNACIONAL DE LA REVOLUCIÓN CUBANA. RAFAEL HIDALGO FERNÁNDEZ

SOUTH AFRICA - JANUARY 01: Fidel Castro, Cuban leader, greets Nelson Mandela at the Non Aligned Nations conference in Durban.1998. (Photo by Media24/Gallo Images/Getty Images)
Fidel, como José Martí, siempre concibió las decisiones políticas a partir de posiciones de principio y de valores morales no negociables, a la vez que con sentido del momento histórico y encomiable objetividad supo evaluar la correlación de fuerzas existente, así como adoptar las decisiones correspondientes a las exigencias políticas de cada circunstancia. Esta capacidad lo transformó en un estadista excepcional. El Che Guevara lo reconoce en su Carta de Despedida.
                  RAFAEL HIDALGO FERNÁNDEZ*
PRIMERA PARTE

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¿Por qué estas notas?

En pocas horas el líder histórico de la Revolución Cubana cumplirá 94 años. La ocasión es propicia para reflexionar sobre cómo fue la interrelación entre “Fidel Castro Ruz y la proyección internacional de la Revolución cubana”. El tema integra una de las muchas facetas de la realidad nacional que son objeto de deformación sistemática por la derecha internacional.

Estos dos artículos, ambos interrelacionados, tratan de expresar la gratitud que merece quien condujo la transformación de Cuba en baluarte internacional de dignidad, firmeza, solidaridad, internacionalismo y capacidad para encarar con éxito los más adversos desafíos internos y externos, a partir de la decisiva y consciente participación política de su heroico pueblo. Cada una de estas afirmaciones puede ser verificada por quien de forma sincera lo desee. Sobran los hechos que las avalan.

Los jóvenes que en América Latina y el Caribe luchan por cambios sociales y políticos en sus países son los destinatarios principales de ambos textos. Ellos, como es comprensible, no conocieron el magnetismo personal del líder cubano, no poseen una visión directa sobre las experiencias de construcción socialista en Cuba y, en cambio, las “conocen” principalmente por lo que desinforma la gran prensa de derecha en nuestro continente. Así lo ha confirmado el autor durante los últimos años.

Las experiencias de construcción socialista que el pueblo de Cuba protagoniza y asegura, no requieren de propaganda, sino de honestidad intelectual y de decisión para verificar los hechos que las avalan. Es este un llamado a esa honestidad y una invitación al estudio objetivo de la Revolución Cubana con sus inmensos logros humanistas; los inevitables errores de toda experiencia política, y que en su caso con valentía y honradez debaten la dirigencia del país y el pueblo; y las lógicas interrogantes de un trayecto histórico nuevo.

La osadía de las cubanas y cubanos al demostrar por más de 60 años que era falsa la tesis del “fatalismo geográfico”, al decidir, “contra viento y marea”, construir una sociedad socialista a 90 millas de la frontera sur del mayor y más brutal imperio de la historia, ¡claro que se paga caro, pero da sentido a la vida! Así piensa la mayoría revolucionaria. No constituye riesgo alguno asegurarlo.

Abordar la proyección internacional[1] de la Revolución Cubana es equivalente a reconocer, en primer lugar, el papel decisivo jugado por  Fidel Castro Ruz como inspirador[2], arquitecto, conductor y ejecutor principal de la política exterior, así como su condición de actor clave de todas las acciones de alcance internacional desarrolladas por Cuba entre 1959 y el 2016. Implica, además,  comprender la importancia de los valores morales y los principios éticos en cada una de sus actuaciones, tanto en la política interna como internacional.

Fidel, como José Martí, siempre concibió las decisiones políticas a partir de posiciones de principio y de valores morales no negociables, a la vez que con sentido del momento histórico y encomiable objetividad supo evaluar la correlación de fuerzas existente, así como adoptar las decisiones correspondientes a las exigencias políticas de cada circunstancia. Esta capacidad lo transformó en un estadista excepcional. El Che Guevara lo reconoce en su histórica Carta de Despedida.

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EL CHE ACERCA DE FIDEL

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Fidel y el Che en el presidio en México. Foto: Archivo

De la amistad y la admiración que Ernesto Che Guevara le profesaba a Fidel hablan de forma elocuente varios de los documen­tos dejados por el Guerrillero He­roico. Cartas, frases y artículos denotan cuán profundo caló el Comandan­te en Jefe en aquel argentino, que con solo un encuentro se sintió identificado con el revolucionario cubano y sus ideas.

Sobre el surgimiento de esa a­mistad el Che diría en una ocasión: “Lo conocí en una de esas frías noches de México […] a las pocas horas de la misma noche de la madrugada era yo uno de los futuros expedicionarios […]”.

Y no es casual entonces que en su carta de despedida, vuelva sobre ese recuerdo, pues marcó el inicio de una etapa vital en la lucha por la libertad de Cuba, de América; y también en la profundización y radicalización del pensamiento de ambos hombres.

Los días de preparación de la expedición del Granma, le permitieron al joven médico aquilatar las cualidades morales del líder cubano. Cuando la persecu­ción a los revolucionarios de la Isla los alcanzó en tierras mexicanas y llevó a muchos a la prisión, la actitud de Fidel conmovió a todos.

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En los días de la Sierra Maestra. Foto: Archivo

“[…] Hubo quienes estuvieron en prisión 57 días […] con la amenaza perenne de la extradición […] pero en ningún momento perdimos nuestra confianza personal en Fidel Castro. Y es que Fidel tuvo algunos gestos que, casi podríamos decir, com­prometía su actitud revolucionaria en pro de la amistad. Recuerdo que le expuse específicamente mi caso: un extranjero, ilegal en México, con toda una serie de cargos encima. Le dije que no debía de manera alguna, pararse por mí la Revolución, y que podía dejarme; que yo comprendía la situación y trataría de ir a pelear desde donde me lo mandaran y que el único esfuerzo debía hacerse para que me enviaran a un país cercano y no a la Argentina. También recuerdo la respuesta tajante de Fidel: “Yo no te abandono” […] Esas actitudes personales de Fidel con la gente que aprecia son la clave del fanatismo que crea a su alrededor […]”.

Fidel impresionó al Che como “un hombre extraordinario”, de esos que sin importar cuán imposibles son las cosas, las encara y las resuelve. Esa capacidad, su inteligencia y el humanismo que emanan de su persona, fueron las que hicieron que reconociera en él a un líder indiscutible.

“[…] Fidel es un hombre de tan enorme personalidad que en cualquier movimiento donde participe, debe llevar la conducción”, escribió en uno de sus ar­tículos, donde también lo denomina como una “fuerza telúrica” y valora que “(…) El futuro colocará en su lugar exacto los méritos de nuestro primer ministro”.

Porque para el Che, “[…] si no­sotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí, es sencillamente porque Fidel entró primero en el Moncada, porque bajó primero del Granma, porque estuvo primero en la Sierra, porque fue a Playa Girón en un tanque, porque cuando había una inundación fue allá y hubo hasta pelea porque no lo dejaban entrar […], porque tiene como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales posibles para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución”.

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Antes de partir de Cuba en 1965. Foto: Archivo

En el Granma, los combates de la Sierra y la invasión; en los amenazantes días de Girón y la Crisis de Octubre; en la necesaria lucha por la sobrevivencia económica, por sacar adelante el país, el Che estuvo al lado de los cubanos, su sangre y su sudor construyeron también la Revolución y edificaron un nuevo país que hizo suyo y al cual amó entrañablemente.

También en esa cercanía, en ese amor, estuvo la mano de Fidel, el primero que lo hizo sentir cuán justa era la causa de la gente noble de esta tierra. De ello testimonia la carta de despedida que le dejara al Comandante en Jefe antes de ofrecer en otras partes del mundo, el concurso de sus modestos esfuerzos.

“Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos”.

Fuente: Granma