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PRINCESA. VÍCTOR HEREDIA

Antonia-Heredia

En marzo de 2015 falleció Antonia Heredia, integrante de las Madres de la Plaza de Mayo y mamá del cantautor argentino Víctor Heredia, muy conocido y apreciado en Cuba, y de María Cristina Cornou. La anciana murió sin haberse reencontrado con su nieto o nieta, ya que su hija Cristina (Mara) estaba embarazada de cuatro meses al ser secuestrada y desaparecida en plena dictadura cívico-militar.

María Cristina era maestra en una escuela rural de Moreno, y muy querida por su ternura y compromiso entre sus colegas, alumnos y padres.

El 17 de junio de 1976, un comando del Ejército llegó a la localidad bonaerense de Paso del Rey, entró a la casa donde vivía la joven maestra y la secuestró, junto a su pareja, el escritor Nicolás Grandi, ante la mirada de Yamila, la hija de ambos, una niña de apenas dos años. Yamila después contaría: “a papá y a mamá les pusieron un líquido de la estufa”. Se trataba de kerosene.

Uno de los guardias golpeó la ventana de la casa vecina (la familia Padín), y cuando la abrieron, tiró a la niña envuelta en una frazada. Y se fue, y se marcharon.

Los vecinos avisaron a la familia, que fue a la Comisaría. Pasaron los días, los meses, los años, y nunca pudieron saber a dónde llevaron a María Cristina y su marido los milicos.

Una de las posibilidades es que a él lo hubiesen matado enseguida, y que a Cristina la dejaran viva hasta que naciera el bebé y después sí la asesinaran.*

He aquí el conmovedor y hermoso poema que escribió Víctor Heredia ante la muerte de su madre:

PRINCESA

Estos últimos días recordé, recordamos.
Y siempre estaba allí tu mano, aferrando la mía.
Hasta ayer que la vida decidió que era tiempo
de soltarnos, princesa.

Que este niño asustado en medio de la calle,
huérfano de tu leche, de humildes cascarillas,
de radio y pan casero reclame tu sonrisa.

Ahora sí que están lejos todas mis lejanías,
ahora sí que se hizo de noche en pleno día.
Ahora sí que el pasado es una piedra enorme
que inunda mis pulmones y respira su infame
canción de muerto en vida.

Calesitas de lata, aviones de madera,
soldaditos de plomo, cochecitos a cuerda
que se ponen en marcha detrás de un barrilete
que esparce tu ceniza sobre un cielo que dice
que nunca te pudimos devolver a Cristina.

Pero algo nace ahora, de pronto, madrecita,
porque antes si añoraba, si te necesitaba
te sabía en tu sitio, tu jardín, nuestra casa, el cielo
donde siempre tejías esperanzas.

Hoy sentí que tus alas cobijarán mi mundo,
que decidiste hacerte picaflor, mariposa,
esa brisa que mece, asintiendo, al aromo,
los álamos, los árboles que amabas,
que con sus manos verdes nos regaló Marisa.
Que vas a protegernos a todos, princesita.

Ojalá me lo crea porque nunca, te juro,
me había sentido así, tan inerme,
tan solo.

VÍCTOR HEREDIA 3

*Nota redactada a partir de un texto de Alicia Vicchio, aparecido en RadioLaRioja.