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AGONÍA Y MUERTE DEL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA. ATILIO A. BORÓN

ATILIO A. BORÓN

atilio-3-1-e1572400752337.jpgEn las últimas semanas el neoliberalismo sufrió una serie de derrotas que aceleraron su agonía y en medio de aparatosas y violentas convulsiones desencadenaron su deceso. Tras casi medio siglo de pillajes, tropelías y crímenes de todo tipo contra la sociedad y el medio ambiente, la fórmula de gobernanza tan entusiastamente promovida por los gobiernos de los países del capitalismo avanzado, las instituciones como el FMI y el BM y acariciada por los intelectuales bienpensantes y los políticos del establishment yace en ruinas. La nave insignia de esa flotilla de saqueadores seriales, el Chile de Sebastián Piñera, se hundió bajo el formidable empuje de una protesta popular sin precedentes, indignada y enfurecida por décadas de engaños, artimañas leguleyas y manipulaciones mediáticas. A las masas chilenas se les había prometido el paraíso del consumismo capitalista, y durante mucho tiempo creyeron en esos embustes.  Cuando despertaron de su sonambulismo político cayeron en la cuenta que la pandilla que las gobernó bajo un manto fingidamente democrático las había despojado de todo: les arrebataron la salud y la educación públicas, fueron estafadas inescrupulosamente por las administradoras de fondos de pensión, se encontraban endeudadas hasta la coronilla y sin poder pagar sus deudas mientras contemplaban estupefactas como el 1 por ciento más opulento del país se apropiaba del  26,5 por ciento del ingreso nacional y el 50 por ciento más pobre sólo capturaba el 2.1 por ciento. Todo este despojo se produjo en medio de un ensordecedor concierto mediático que embotaba las conciencias, alimentaba con créditos indiscriminados esta bonanza artificial y hacía creer a unas y otros que el capitalismo cumplía con sus promesas y que todas y todos podían hacer lo que querían con sus vidas, sin que se inmiscuyera el estado y aprovechando las inmensas oportunidades que ofrecía el libre comercio. Pero ninguna utopía, aún la del mercado total, está a salvo de la acción de sus villanos. Y éstos aparecieron de súbito personificados en las figuras de unos adolescentes de escuela secundaria que, con ejemplar audacia y filial solidaridad, se rebelaron contra el aumento en las tarifas del metro que perjudicaba no a ellos sino a sus padres. Su osadía hizo trizas el hechizo y quienes habían caído en la trampa de resignar su ciudadanía política a cambio del consumismo se dieron cuenta que habían sido burlados y estafados, y salieron a las calles para expresar su descontento y su furia. Se convirtieron, de la noche a la mañana, en “vándalos”, “terroristas” o en una revoltosa banda de  “alienígenas” –para usar la elocuente descripción de la mujer del presidente Piñera- que avizoraron los límites infranqueables del consumismo y del endeudamiento infinito y el carácter farsesco del minué democrático que ocultaba, bajo prolijos ropajes y vacías formalidades, la implacable tiranía del capital. Comprobaron en ese violento despertar que una de las sociedades antaño más igualitarias de Latinoamérica ahora compartía, según el Banco Mundial, el dudoso honor de ser junto a Rwanda uno de los ocho países más desiguales del planeta. Como un relámpago advirtieron que habían sido condenados a sobrevivir endeudados de por vida, víctimas de una plutocracia -insaciable, intolerante y violenta- y de la corrupta partidocracia que era cómplice de aquélla y gestora del saqueo contra su propio pueblo y los recursos naturales del país. Por eso tomaron las calles y salieron en imponentes manifestaciones a luchar contra sus opresores y explotadores, y lo hicieron –y aún hoy lo hacen- con una valentía y heroísmo pocas veces vistos. Ya son por lo menos veinte los muertos por la represión de las fuerzas de seguridad y los desaparecidos reportados suman más de cien, amén de los centenares de heridos y torturados y los miles de detenidos que  marcan, con lúgubres tonalidades, los estertores finales del tan admirado modelo.

Después de esta espontánea insurrección popular ya nada volverá a ser igual, nada revivirá al neoliberalismo, nadie lo señalará como la vía regia hacia la democracia, la libertad y la justicia social. Eso aunque Piñera continúe en La Moneda y prosiga su brutal represión. Pese a lo cual ni la OEA, ni los gobiernos “democráticos” del continente -presididos por turbios personajes de frondosos prontuarios- ni tampoco los hipócritas custodios de los valores republicanos tendrán un átomo de decencia para caracterizar a su gobierno como una dictadura, calificación que sólo merece Nicolás Maduro aunque jamás haya habido en su gobierno una represión tan bestial y sanguinaria como la que quedó documentada en infinidad de videítos grabados en  Chile y que se viralizaron por internet. Para Donald Trump Piñera es amigo, vasallo y sicario político de la Casa Blanca, imprescindible para atacar a la Venezuela Bolivariana y esas son razones más que suficientes para defenderlo y protegerlo a cualquier precio. Obedientes, las ONGs del imperio y sus sucursales en Europa y Latinoamérica -inverosímiles defensoras de los derechos humanos, la democracia, la sociedad civil y el medio ambiente- mantendrán un silencio cómplice ante los crímenes que cometa el ocupante de La Moneda. Algunas expresarán otras opiniones, más no aquellas que son los tentáculos ocultos del imperialismo. Impertérritos, los publicistas del sistema seguirán señalando a Nicolás Maduro como el arquetipo de la dictadura y al chileno como la personificación misma de la democracia. Pero todo será inútil, y lo que murió –la receta neoliberal- bien muerta está.

Claro que la historia no comienza ni termina en Chile. Poco antes del estallido social todavía en curso, el Ecuador del traidor y corrupto presidente Moreno había sido convulsionado por inmensas protestas populares. El detonante, la chispa que incendió la pradera fue la quita de los subsidios a los combustibles. Pero el factor determinante fue la implementación del “paquetazo” ordenado por el FMI al servil agente instalado en el Palacio de Carondelet. La reacción popular, iniciada primero entre los transportistas y sectores populares urbanos y luego potenciada por la multitudinaria irrupción de las poblaciones originarias en las principales ciudades del país se extendió poco más de una semana y obligó al cobarde presidente a trasladar la sede del Ejecutivo a Guayaquil. Poco después tuvo que suspender la cruel represión con que había respondido al desafío y abrir una fraudulenta negociación con los autoproclamados líderes de la revuelta indígena. Astuto, pactó una tregua con la desprestigiada y también ingenua dirigencia de la CONAIE y derogó el decreto relativo al subsidio a los combustibles, prometiendo revisar lo actuado. Nada de eso ha ocurrido, pero logró desarticular la protesta, por ahora. Como le cuadra a un traidor serial como Moreno el jefe de los negociadores indígenas, Jaime Vargas, está siendo judicialmente perseguido por el gobierno. El “paquetazo” será puesto en práctica porque el mandato del FMI es inapelable y Moreno es un peón más que obediente: es obsecuente.  Es sabido que estos programas del Fondo sólo son factibles si se los gestiona con una mezcla -variable según los casos- de engaños y represión. Pero ahora la pasividad ciudadana tiene mecha corta y en pocos meses más, en cuanto se dejen sentir los rigores del ajuste salvaje, no sería extraño que estalle una nueva rebelión plebeya que esperemos no caiga en las trampas de Moreno y sus compinches y culmine exitosamente con la destitución del presidente y la refundación de la democracia en el Ecuador. El presidente está entrampado: si aplica el programa del FMI la poblada popular probablemente acabe con su gobierno; si no lo hace, el imperio puede decidir que llegó la hora de prescindir de sus servicios por inútil. Y como la Casa Blanca “sabe demasiado” de las trapisondas y los negocios sucios de Moreno no tendrá más remedio que aceptar el úkase imperial y acogerse a un “desempleo involuntario”, como decía Keynes.  Pero, pese a su inutilidad y a los crímenes perpetrados durante la represión de las protestas populares Washington se encargará de esconderlo y protegerlo. Como lo hizo con otro asesino, Gonzalo Sánchez de Lozada y con tantos otros.  En poco tiempo sabremos cual será el desenlace. Seguir leyendo AGONÍA Y MUERTE DEL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA LATINA. ATILIO A. BORÓN

ECUADOR: ¿DE LA REVUELTA A LA INSURRECCIÓN? ATILIO A. BORÓN

ECUADOR -A ATILIO

ATILIO A. BORÓN

ATILIO 3Ya van diez días del levantamiento plebeyo en Ecuador y la situación lejos de revertirse cobra nuevos bríos. La toma de edificios públicos se generaliza: masas movilizadas de indígenas, campesinos, capas medias empobrecidas y pobladores urbanos rodean el Palacio de Carondelet, sede del gobierno ecuatoriano. y el edificio de la Asamblea Nacional. Días pasados se tomaron la sede de la misión del FMI en Quito, ámbito donde reside “gobierno real” que tiene como su marioneta privilegiada a Moreno. El “estado de excepción” decretado por su gobierno, luego de su cobarde huída hacia Guayaquil, no logró desbaratar la ofensiva popular a la que se sumaron, en las últimas horas, indígenas amazónicos que nunca antes se habían incorporado activamente a las protestas que conmovieran al Ecuador en 1997, 2000 y 2005 y que culminaran con los derrocamientos de Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. La única respuesta del régimen, de la dictadura de Moreno, ha sido declarar el “toque de queda” desde las 15 horas de este sábado.

La situación, al caer la tarde de hoy ha sido descrita de este modo por un testigo muy calificado instalado en el teatro mismo de los acontecimientos: “es una verdadera lucha de clases … Quito paralizada con “toque de queda”   desde las 15h, sin hora límite. Indígenas rodeados en las zonas de sede. Bombas y disparos. Ciudad militarizada. En otras ciudades del país empiezan movilizaciones. Violencia brutal contra los protestantes. Varios muertos, centenares de heridos, mil y más apresados. Cortaron señal de Telesur. Imposible información porque nadie puede circular. Algo se informa en redes y ahí circulan videos, fotos, documentos. Lenin Moreno dice estar abierto al diálogo. La posición indígena: no negociar sino públicamente, con presencia de la televisión, ONU, derechos humanos, iglesia. No es solo movilización indígena sino también estudiantes, trabajadores, pobladores. Los indígenas son el centro y la fuerza popular más grande. Llegaron a Quito desde distintas regiones del país. El pedido fundamental: dejar insubsistente decreto de liberación de precios de combustibles. Cuestión de fondo: reacción contra las medidas anunciadas y acordadas con el FMI. Situación incierta. Sin salida por el momento. Para nosotros, quiteños, un ambiente de guerra con focos de enfrentamientos. Situación terrible.”

En toda crisis, como en las guerras, el papel de la prensa al informar o desinformar es de enorme importancia. De hecho, el conflicto se presenta como si fuera una reacción de los indígenas ecuatorianos, segmentando y subestimando la confrontación. En realidad el rechazo al “paquetazo” de Moreno atraviesa –como lo dice más arriba nuestro informante- casi toda la estructura social: comenzó primero en las ciudades: los transportistas y, de inmediato, estudiantes, maestros, la militancia política opositora, ciudadanas y ciudadanos de Quito y (en menor medida al principio) de otras ciudades. Pero esta revuelta  experimentó un “salto cualitativo” con la arrolladora incorporación de las comunidades indígenas y campesinas. Fueron éstas las que le otorgaron ese tono amenazantemente plebeyo a la insurgencia que el presidente fugitivo y sus compinches caracterizaron como la “revolución de los zánganos”, reflejando nítidamente el talante racista del bloque dominante.  Antes, los paniaguados de Lucio Gutiérrez también habían denigrado a las masas que, en el 2005, acabarían con ese otro traidor y que fueran anatemizadas como una “revolución de forajidos”.

Hay cuatro rasgos que distinguen a la actual coyuntura pre-revolucionaria de las revueltas anteriores: esta es muchísimo más masiva y multitudinaria; tiene presencia en casi todo el país mientras que sus predecesoras tenían lugar casi exclusivamente en Quito; su duración es mucho más prolongada; y la brutalidad de la represión oficial es muchísimo mayor, incluyendo el “toque de queda”. Según cifras oficiales había cinco muertos a manos de las fuerzas de seguridad al anochecer del viernes. Pero las organizaciones sociales ya hablan de un número bastante mayor y hay centenares de heridos -varios de ellos en grave estado- y más de mil personas detenidas.  Esto, antes del “toque de queda”. Además buena parte de los medios de comunicación están bajo control oficial y Telesur ha sido sacada del aire, al igual que un puñado de radios anatemizadas por el gobierno ecuatoriano como “correístas”. Además, los internautas están también siendo acosados y los que emiten noticias contrarias a los informes oficiales por las redes sociales están siendo bloqueados. Líderes y dirigentes opositores están detenidos o amenazados (por ejemplo, sobre Paola Pabón, prefecto de Pichincha, pesa una orden de captura por instigación a la violencia, sabotaje y terrorismo). Otros tuvieron que asilarse. Gabriela Rivadeneira buscó refugio en la embajada de México y a Ricardo Patiño se encuentra exiliado en ese país. Correa sigue en Bélgica y la persecución sobre otros dirigentes del correísmo es implacable.  El presidente prófugo sólo produjo como gesto de pacificación un mensaje por cadena nacional de 44 segundos (¡Sic!) diciendo que está dispuesto a dialogar con los revoltosos. Seguir leyendo ECUADOR: ¿DE LA REVUELTA A LA INSURRECCIÓN? ATILIO A. BORÓN

LENÍN Y LA DICTADURA DEL CAPITAL EN ECUADOR. KATU ARKONADA

La policía reprimió ayer nuevamente a manifestantes en Quito al mantener los indígenas la presión en las calles y carreteras contra los ajustes económicos pactados por Moreno con el FMI. Foto Ap
La historia de Ecuador es una historia de rebelión. Entre 1997 y 2007 el país de Eloy Alfaro tuvo ocho presidentes, tres de ellos –Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez– fueron derrocados por levantamientos populares. Sólo Rafael Correa logró la estabilidad suficiente, estando en el cargo durante 10 años, entre 2007 y 2017; fue sucedido por Lenín Moreno, quien había sido su primer vicepresidente.

En los tres casos de presidentes derrocados, el detonante fue la aplicación de medidas neoliberales contra el pueblo. Bucaram elevó 500 por ciento las tarifas de la luz y dejó de subsidiar las del gas, Mahuad dolarizó la economía y Gutiérrez –que había llegado con un programa de centroizquierda y el apoyo del movimiento indígena– traicionó su programa y apoyos para acercarse a Estados Unidos y Colombia, y fue desalojado del poder tras unas movilizaciones de la clase media urbana contra la corrupción y cooptamiento del poder judicial, en lo que fue conocida como Rebelión de los Forajidos.

Este es un esbozo de la memoria larga de las rebeliones en Ecuador, pero para entender lo que sucede hoy en el país andino también es importante una memoria corta que examine cómo nace la rebelión que vivimos actualmente, la rebelión de los zánganos, en palabras del presidente de apellido Moreno, cuyo nombre no me atrevo a teclear para no mancillar el recuerdo de un gran revolucionario.

Un presidente que llegó a ser candidato para suceder a Correa más por las encuestas (si llega a ser por capacidad o lealtad al proyecto, ahí estaban Ricardo Patiño o Gabriela Rivadeneira para sucederlo) que arrojaban que un señor bonachón en silla de ruedas, que venía de ser enviado especial del secretario general de la Naciones Unidas para la Discapacidad y Accesibilidad tras ser vicepresidente del primer gobierno de Rafael Correa, tenía más posibilidades de ganar al candidato de las élites económicas, el banquero Guillermo Lasso.

Y así fue, Moreno ganó en segunda vuelta con 51 por ciento de los votos, y en menos de dos años y medio de mandato metió en la cárcel a su vicepresidente Jorge Glas (también vicepresidente en el primer gobierno de la revolución ciudadana); aplicó el lawfare contra Rafael Correa; destruyó Alianza País a nivel nacional y la Unasur a nivel internacional; sacó a Ecuador del Alba y de la Opep; se incorporó al Grupo de Lima, y avanzó en su integración a la Alianza del Pacífico al mismo tiempo que retiraba el asilo a Julian Assange. El viraje de 180 grados a la derecha se consumaba.

Pero hacia la derecha siempre se puede girar aún más, y la nueva vuelta de tuerca llegaba el primero de octubre con el anuncio por parte de Moreno del Decreto 883, un paquetazo de medidas económicas como condición impuesta a los más de 4 mil millones de dólares prestados por el Fondo Monetario Internacional: eliminación del subsidio a las gasolinas (que suponía un incremento de 120 por ciento al diésel y 30 por ciento a la gasolina regular); 20 por ciento menos de remuneración para los contratos ocasionales; reducción de 30 a 15 días de vacaciones a los empleados públicos; la eliminación del impuesto de salida de divisas, y otra serie de medidas clásicas del shock neoliberal al estilo de las impuestas por el capital en la Argentina de Macri con el objetivo de la flexibilización laboral en primer lugar.

Las protestas de estos días, sin embargo, recuerdan más a la Guerra del Agua de Cochabamba en el año 2000, con trabajadores (los transportistas comenzaron las protestas), estudiantes, indígenas y clases medias en las calles, protestando contra un gobierno y un presidente que tuvo que huir de Quito a Guayaquil e imponer el estado de excepción, sacando a los militares a las calles a reprimir las protestas. Protestas con múltiples voces y sin un liderazgo claro, ni siquiera el de la Conaie, cuyos dirigentes han sido rebasados por sus propias bases.

El saldo preliminar de una semana de represión deja siete muertos y más de 600 heridos, además de 13 periodistas encarcelados y nueve medios de comunicación intervenidos. Ya se sabe que la primera víctima de cualquier guerra es la verdad. Y el gobierno no quiere que la comunidad internacional conozca la verdad sobre lo que sucede en Ecuador.

¿Es el fin del gobierno del señor de apellido Moreno? Aún es pronto para decirlo. No parece que las movilizaciones por sí solas vayan a provocar la renuncia del presidente, pero tampoco parece que Moreno, sin estructura partidaria ni gabinete propios (sus ministros son imposiciones de los diferentes grupos de poder) pueda llegar hasta la próxima elección presidencial de 2021 si las élites económicas, los medios de comunicación y la embajada de Estados Unidos dejan de sostenerlo una vez cumplida su misión, de manera similar a lo sucedido con Temer en Brasil.

La solución podría ser la muerte cruzada, una fórmula plasmada en la Constitución de 2008 que permite materializar el Que se vayan todos. El presidente tiene facultad para disolver la Asamblea Nacional, así como la Asamblea tiene la facultad de destituir al Presidente, pero en ambos casos se debería llamar a elecciones para sustituir a los integrantes de los dos poderes, Ejecutivo y Legislativo.

Mientras tanto, el estado de excepción y la violencia contra las mayorías sociales imponen en Ecuador la dictadura del capital.

Fuente: LA JORNADA

ALERTA SOBRE VIOLACION A LOS DERECHOS HUMANOS EN ECUADOR / II

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La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad expresa su más categórico repudio a la violenta represión y a la agudización de la persecución política desplegadas por el gobierno de Ecuador, e insta al presidente Moreno a restituir la vigencia democrática en todos los planos.

El gobierno del señor Moreno debe cesar inmediatamente los rumbos dictatoriales que ha emprendido. Al amparo de la declaratoria de estado de excepción (2019/10/04) el gobierno ha militarizado el país, ha establecido un toque de queda en áreas estratégicas y edificios públicos, ha reprimido con violencia a manifestantes y a toda persona que exprese opiniones distintas a las neoliberales. Un registro inédito de centenares de personas detenidas, decenas de heridas y al menos cinco fallecidas, da cuenta de los niveles de la violencia desatada contra el pueblo. Nos preocupan especialmente los ataques que han afectado a menores de edad e incluso a recién nacidos, como ha sucedido en incursiones en hospitales de Quito.

La REDH insta a respetar el derecho a la libertad de pensamiento y expresión y cesar la censura a medios de comunicación y la agresión a periodistas. Hechos como el allanamiento a la radio Pichincha Universal, las órdenes de captura contra periodistas, la intimidación a medios y a comunicadores deben cesar.

Llamamos al ejecutivo ecuatoriano a suspender inmediatamente la persecución política e incitación al odio, expresada por el propio presidente Moreno, con acusaciones sin pruebas contra dirigentes del Movimiento Revolución Ciudadana, como las que ha formulado contra el ex presidente Rafael Correa y los dirigentes Ricardo Patiño, Virgilio Hernández y Paola Pavón, a quienes acusa de pretender desestabilizar su gobierno.

Urgimos a los organismos internacionales, al CDH de la ONU, a la Relatora sobre Pueblos Indígenas, al Relator sobre libertad de Expresión, a todas las instancias de derechos humanos y gobiernos democráticos, a redoblar sus acciones para propiciar el urgente retorno a la institucionalidad democrática en Ecuador.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU debe desplegar con urgencia todos los oficios posibles para urgir al gobierno de Moreno a la liberación de más de 600 personas arrestadas por manifestar e incluso de unos 100 dirigentes detenidos o amenazados. Debe cesar inmediatamente la represión contra indígenas, campesinos, pobladores, mujeres y otras personas perseguidas.

La REDH recuerda igualmente al señor Moreno que las movilizaciones pacíficas protagonizadas de modo masivo por el pueblo ecuatoriano tienen que ver, según sus propias vocerías, con la imposición de un paquete neoliberal y con el acatamiento de condicionamientos inconstitucionales impuestos por el FMI, y no con el supuesto involucramiento de otros presidentes o países de la región. Llamamos al gobierno de Ecuador a ceñirse a la legislación internacional y sus protocolos en el trato con otros países y gobernantes, con especial cuidado al respeto y mantenimiento de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

Octubre 9 de 2019

Red en Defensa de la Humanidad

ALERTA SOBRE ESTADO DE EXCEPCIÓN EN ECUADOR

La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad alerta a la comunidad internacional, en particular a instancias internacionales y defensores/as de los derechos y la democracia, sobre la grave vulneración de los derechos humanos y derechos colectivos que se evidencia en Ecuador, tras la declaración de un estado de excepción por parte del presidente Moreno, por un lapso de 60 días.

Dicha declaración, motivada a todas luces por la decisión gubernamental de avanzar en el rediseño neoliberal del Estado y cumplir un anticonstitucional acuerdo con el FMI, coloca al país en una situación de perfil dictatorial, al dejar suspendidos derechos de asociación, de movilización y otros fundamentales, posibilitar acciones de las fuerzas armadas y policía por fuera de sus ámbitos habituales, y permitir atribuciones adicionales, usos no previstos del presupuesto público y de la infraestructura estratégica del Estado.

Nos preocupan los alcances de la violenta represión policial y militar desatada: en un solo día de movilizaciones ciudadanas pacíficas (03/10/2019) ha dejado el saldo de más de trecientas personas arrestadas, numerosos heridos y un país militarizado, máxime si se trata de un Estado que se reconoce constitucionalmente como un país soberano y de paz.

Alertamos igualmente sobre el despliegue de una intensa campaña mediática comunicacional para criminalizar las movilizaciones, asociar reivindicaciones con delitos y satanizar a los liderazgos políticos y personas que defienden la soberanía o exponen ideas contrarias al neoliberalismo. Las declaraciones públicas de criminalización y odio contra la militancia del movimiento Revolución Ciudadana vulneran los derechos políticos de una extensa militancia de la principal fuerza política del país.

Así, hacemos un llamado al retorno urgente a la institucionalidad democrática en Ecuador, a la inmediata derogatoria del estado de excepción y al respeto del legítimo derecho del pueblo a la expresión, defensa de sus derechos y de la soberanía del país.

Alertamos al Secretario General de las Naciones Unidas sobre la vulneración de la democracia y los derechos humanos en Ecuador.

Llamamos a la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, así como al Relator Especial para la Promoción de la Libertad de Expresión y de Opinión, a desplegar todos los oficios que ese relevante mecanismo multilateral permite.

Llamamos a todas las instancias internacionales y a los defensores de los derechos y la democracia a expresar con urgencia su respaldo a la vigencia democrática en Ecuador y a condenar la violenta represión que afecta al pueblo a escala nacional y pudiera dar lugar a un baño de sangre cuya responsabilidad sería del gobierno de Lenin Moreno.

Octubre 4 de 2019, Red En Defensa de la Humanidad.

GALÁPAGOS: NUEVO «PORTAVIONES NATURAL» EN SUDAMÉRICA. JUAN J. PAZ Y MIÑO CEPEDA

JUAN J. PAZ Y MIÑO CEPEDA

bio-juanPazYMinoUn estudio pionero sobre las relaciones entre las fuerzas armadas del Ecuador y las de Estados Unidos, fue la obra Imperialismo y militarismo en América Latina (1970) de Manuel Agustín Aguirre (MAA, 1903-1992), destacado intelectual marxista, profesor, ex rector de la Universidad Central y activo militante fundador del Partido Socialista Revolucionario (PSR, 1963), otra ramificación de la izquierda marxista ecuatoriana.

El argumento central del libro gira en torno a una idea: el militarismo en América Latina es el brazo armado del imperialismo.

Para explicar su posición, MAA empieza con un breve recuento de lo que ha sido el imperialismo en sus orígenes. Se remonta a la doctrina del «Destino Manifiesto», según la cual los EEUU deben cumplir un rol providencial sobre todo el continente. Observa, además, como ese providencialismo se complementó con la Doctrina Monroe del “América para los americanos”, destinada a garantizar que el continente se mantuviera bajo la órbita de los EEUU, sin injerencia de potencias extrañas; y añade el examen del “Big Stick”, la “Diplomacia del dólar” y la de “Buena vecindad”, convertidas en políticas de fuerza e intervención. ​

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue la ocasión para la hegemonía de los EEUU y para que las fuerzas armadas de los países latinoamericanos quedaran alineadas con las estrategias de la guerra fría en la lucha contra el “comunismo”. En efecto, al Comité de Enlace Permanente (1938) siguió la Junta Interamericana de Defensa (1942) y finalmente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) suscrito en 1947.

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ECUADOR: PRIVATIZACIONES EN MARCHA. JUAN J. PAZ Y MIÑO CEPEDA

JUAN J. PAZ Y MIÑO CEPEDA

Juan Paz y MiñoEl Acuerdo del Ecuador con el FMI señala, entre las medidas que deben cumplirse en 2019: «Monetizar activos que permanecerán bajo propiedad pública pero cuyos derechos de concesión serán otorgados a socios privados. Este proceso se realizará de manera absolutamente transparente, maximizando los beneficios para el Estado, asegurando que la cobertura de servicios no sea afectada y evitando pasivos contingentes en la presupuestación».

También en dicho acuerdo consta: «Asociaciones público-privadas. A fin de alentar la inversión privada, legislaremos un marco institucional para asociaciones público-privadas siguiendo las mejores prácticas internacionales. Consideramos que esto aumentará la productividad, disminuirá las presiones presupuestarias y producirá mayores ganancias por eficiencia, las cuales también impulsarán el crecimiento de la productividad».

Los términos utilizados en la carta de intención con el FMI (como “monetizar activos” de propieda pública) sirven para disfrazar un hecho esencial: la PRIVATIZACIÓN de bienes y servicios del Estado.

Poco importa que se diga “permanecerán bajo propiedad pública”, porque claramente se especifica que los “derechos de concesión serán otorgados a socios privados” (mediante concesión, asociación, alianza estratégica u otras formas contractuales); y, desde luego, no es más que una cuestión de palabras afirmar “maximizando los beneficios para el Estado”, y además “asegurando” que la cobertura de sus servicios “no sea afectada”.

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AMAURI CHAMORRO: RELATOS DESDE LA IZQUIERDA. MARYLÍN LUIS GRILLO

Entre law fare, fake news y otras tantas agresiones en América Latina, el comunicador ecuatoriano Amauri Chamorro nos habla de nuevos códigos y de una juventud comprometida con causas justas a la que hay que emocionar.
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Amauri Chamorro. Foto: Roberto Suárez

MARYLÍN LUIS GRILLO

MARILYN JRUn día antes había inundado el aula del Instituto Internacional de Periodismo José Martí con lecciones sobre América Latina.

Habló del progresismo y de las revoluciones. Dijo también que las izquierdas de la región habían creado una burguesía y destacó el error comunicacional en los reveses de las campañas políticas, pero —afirmó— no fue el único.

Amauri Chamorro se define a sí mismo en Twitter, donde tiene casi 15 000 seguidores, como un «soldado de la segunda independencia de América Latina. Ms. en Comunicación política, estratega, consultor, analista, escribo en “portuñol”».

Lo último se entiende por los tantos años que ha vivido en Brasil (allí incluso se formó profesionalmente y trabaja ahora) y por su origen ecuatoriano. Fue, durante muchos años, parte del equipo de trabajo del expresidente Rafael Correa.

Cuando lo entrevisto en La Habana viste informal, escribe en su laptop mientras toma café y fuma un tabaco, recibe numerosas llamadas y usa un pulóver de «Zapata vive».

—¿Cómo se entiende que la izquierda latinoamericana haya reafirmado el capitalismo?

—Económicamente lo que hizo el progresismo latinoamericano a través de la llegada de estos presidentes fue insertar a la gente a la sociedad de consumo. El primer paso fue entregarle a la ciudadanía más capacidad de endeudarse: tuvieron más acceso a los bancos, a comprar a crédito su casa, aumentaron su sueldo, comenzaron a tener más trabajo, mejores condiciones laborales. También llegaron, obviamente, los procesos de justicia social, los derechos al acceso a más educación, salud, a la vivienda… Pero el gran avance fue material.

«Eso permitió que a lo largo de diez años, cuando surge una nueva generación que no pudo ser acompañada con una transformación cultural de la percepción de su sujeto histórico sobre los factores que posibilitaron que tuviera una mejor calidad de vida, no le permitieron entender que había mucho que avanzar y que su avance material era apenas uno de los pasos a lograr.

«Si vemos eso desde un punto de vista sociológico, filosófico, económico, lo que hicimos fue reafirmar el capitalismo. Si las personas no tuvieron una condición de percibir que el progresismo les había dado muchas más cosas que apenas una mayor capacidad de consumo, entonces reafirmamos ese capitalismo, esos valores capitalistas en el que yo construyo la percepción de lo que soy, de mi entorno y de mi familia a partir de la capacidad que tengo de comprar cosas».

ASIMETRÍAS Y NUEVAS GUERRAS

El 6 de diciembre de 1998, Hugo Rafael Chávez Frías gana las elecciones presidenciales de Venezuela con el 56,2 por ciento de los votos. Ese fue un punto neurálgico en el cambio que Latinoamérica viviría en los 2000.

Luego llegaría Lula en BrasilNéstor y Cristina Kirchner en ArgentinaEvo Morales en BoliviaRafael Correa en EcuadorDaniel Ortega vuelve en Nicaragua y Pepe Mujica en Uruguay.

«Cuando el progresismo llegó a las presidencias, cuando se convirtió en una opción política real de sustituir por vías democráticas el neoliberalismo que se instauró en América Latina durante los años 90 del pasado siglo, en aquel entonces dialogaba con un gran grupo de electores pero que en su mayoría eran pobres, eran los que no tenían acceso a ese consumo, no tenían acceso a los hospitales, a la educación», prosigue Chamorro.

«Al llegar el progresismo hablaba de la conquista de esos derechos, sobre un mundo mejor, sobre una mejor vida, sobre superar esa pobreza; solo que cuando eso cambia la gente ya no está preocupada por si iba a tener trabajo o no.

El progresismo continuó hablando a esas mismas personas como les hablaba anteriormente; no renovó sus códigos, no habló más sobre el futuro, hablaba sobre el pasado: “Mira lo que yo he logrado, mira los hospitales, mira lo que yo he hecho”, y en un país que tiene una sociedad capitalista, como la nuestra, tienes que, continuamente estarles hablando sobre el futuro, sobre las nuevas conquistas. Seguir leyendo AMAURI CHAMORRO: RELATOS DESDE LA IZQUIERDA. MARYLÍN LUIS GRILLO

MARX Y LA IZQUIERDA EN AMÉRICA LATINA. JUAN J. PAZ Y MIÑO-CEPEDA

JUAN PAZ Y MIÑO 2

JUAN J. PAZ Y MIÑO-CEPEDA

La teoría de Karl Marx (1818-1883) ingresó a Nuestra América Latina al comenzar el siglo XX, aunque algunos intelectuales, así como inmigrantes europeos, la conocían con anterioridad. Pero la difusión amplia de esa teoría, así como la búsqueda de interpretaciones ajustadas a las realidades de la región a fin de orientar las luchas políticas fue obra de los partidos marxistas, que inicialmente se identificaron bien como Socialistas o bien como Comunistas. Los anarquistas y los anarcosindicalistas convivieron con estos partidos en la misma época, aunque tuvieron más influencia en unos países (México, Argentina) que en otros.

Los partidos marxistas definieron y marcaron el espacio de la izquierda política en la región. Fueron fundamentales en el origen de las organizaciones clasistas de los trabajadores, pero también de campesinos e indígenas, como ocurrió en Ecuador, donde el Partido Comunista (1931) fue el gestor de la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI, 1944) y de la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE, 1944). Además, dieron paso a la superación histórica del viejo bipartidismo (conservadores y liberales). Sus intelectuales, así como la difusión del ideario y la acción política en el ejercicio de la lucha de clases, igualmente generaron una conciencia favorable -y hasta inédita- con los sectores populares y particularmente con los trabajadores.

La Constitución Mexicana de 1917, pionera en inaugurar el constitucionalismo social latinoamericano, no solo fue una consecuencia teórica de la Revolución de 1910, sino del espacio afirmado por la izquierda política. Los códigos del trabajo, que también se irán adoptando en los distintos países con el avance del siglo XX (en Ecuador el Código del Trabajo se expidió en 1938), provenían del ambiente social y cultural creado precisamente por el espacio político de la izquierda, en el que, sin duda, tuvo decisiva influencia la Revolución Rusa (1917). El hecho de que los códigos laborales hayan sido acusados de “comunistas” y resistidos a su debido tiempo por los empresarios, da cuenta del avance logrado por las izquierdas.

Los populismos latinoamericanos de la primera mitad del siglo XX pueden ser ubicados en el espectro de la izquierda política, aunque no son necesariamente marxistas. Así, la Revolución Juliana (1925-1931) en Ecuador inauguró el intervencionismo estatal en la economía, la institucionalización de la cuestión social en el Estado con las primeras leyes y entidades protectoras del trabajo, la seguridad social, los impuestos directos con el de rentas a la cabeza, y además, un largo proceso de lucha por la superación del régimen oligárquico.

Tampoco es una ubicación tajante y definitiva. En Chile, la dictadura de Carlos Ibáñez (1927-1931), con apoyo de liberales y conservadores, más la ilegalización del Partido Comunista, combinó la participación económica del Estado con cierto enfoque social. Pero el tenentismo en Brasil desde 1922, libró una constante batalla antioligárquica y uno de sus líderes, Luis Carlos Prestes, se reconocía como socialista revolucionario. Esa lucha es un antecedente para la revolución de los treinta y los gobiernos de Getulio Vargas (1930-1945 y luego 1950-1954) impulsaron el Estado Novo, con una modernización económica significativa, reforma social y “populismo”.

En rápido repaso, por la misma época Uruguay estabilizó su democracia y las instituciones progresistas; Costa Rica suprimió sus fuerzas armadas; en Argentina tomó impulso la Unión Cívica Radical (UCR) que llevó al triunfo a Marcelo Torcuato Alvear (1922-1928) e Hipólito Yrigoyen (1928-1930), quienes modernizaron al país, y solo después de la “década infame” (1930-1943) ascendió Juan Domingo Perón (1946-1955) con quien se marcó una política “populista” inédita. En Perú aparecieron el APRA fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Comunista fundado por Carlos Mariátegui; en Bolivia surgió la Federación Obrera del Trabajo antecesora de la COB, y años más tarde se produciría la impactante Revolución Nacional iniciada por la alianza minero-campesina, que posibilitó el largo gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) entre 1952 y 1964. En México, el ascenso de Lázaro Cárdenas (1934-1940) volvió sobre la reforma agraria y nacionalizó el petróleo, dando continuidad a los “populismos” clásicos.  Seguir leyendo MARX Y LA IZQUIERDA EN AMÉRICA LATINA. JUAN J. PAZ Y MIÑO-CEPEDA

«EL MOMENTO ES AHORA» Y SOBRE ALFOMBRA ROJA. JUAN J. PAZ Y MIÑO

JUAN PAZ Y MIÑO

JUAN J. PAZ Y MIÑO

Lenín Moreno llegó a la presidencia de la República del Ecuador con el auspicio de Alianza País; con el respaldo abierto y directo de Rafael Correa (2007-2017) a fin de que sea su sucesor; teniendo en la mira el cumplimiento de un programa de gobierno planteado durante la campaña; sobre la base de que respetaría la Constitución de 2008; con la expectativa de América Latina para que su triunfo preserve todavía el ciclo progresista; y, ante todo, con el apoyo del 51.16% del voto popular en las urnas, de modo que los ecuatorianos votaron por un proceso político específico (la continuidad de la Revolución Ciudadana) y no por otro.

Después de un año, la situación es absolutamente distinta. De la diferenciación con el anterior régimen, el nuevo gobierno pasó a la ruptura total con Correa, y en ese camino hizo suya la “descorreización” del país, levantada por las derechas políticas en coincidencia con las izquierdas tradicionales, los marxistas pro-bancarios y las dirigencias de los movimientos sociales, pero también acompañada por un unificado cubrimiento mediático, todo lo cual resultó funcional para la geoestrategia del imperialismo contra los gobiernos progresistas en América Latina.

En materia económica, el gobierno dejó de guiarse por lo que sobre este campo dispone la Constitución, no hizo caso alguno a las propuestas provenientes de varias agrupaciones de economistas y académicos que durante el “diálogo” abierto por el mismo presidente Moreno plantearon medidas y políticas alternativas frente a la visión neoliberal, se sujetó exclusivamente a los planteamientos formulados por el “Foro de Economía y Finanzas”  del que formaban parte figuras identificadas con banqueros y empresarios, se subordinó a los intereses reivindicados por las cámaras de la producción y se alineó con las fuerzas internacionales que responden a los capitales transnacionales, abandonando el latinoamericanismo.

Así es que lo que se ha producido en Ecuador no es un cambio con alguna perspectiva de construcción de un país diferente, que incluso permita superar todo lo que sea necesario del régimen anterior, sino que el giro empresarial, las políticas gubernamentales seguidas y la “descorreización”, han provocado un cambio en los ejes del poder y un revoltijo institucional y jurídico, inéditos.

No se está construyendo un “capitalismo social”, una economía social de mercado, ni siquiera una economía neoliberal, sino un modelo empresarial como el que se edificó entre 1983-2006, es decir, un tipo de economía en función de los intereses y la visión de la élite más poderosa del país, a la cual se le atribuyen capacidades que históricamente no ha demostrado tenerlas.

Es inútil que, bajo esas condiciones, se piense en problemas grandes y sólidos, como los que América Latina ha movilizado desde hace mucho tiempo atrás precisamente en el campo de la academia, el pensamiento, la investigación o la teoría. Imposible que se comprendan los temas del desarrollo y la dependencia, el papel de las geoestrategias del capital en el mundo, el camino para superar el modelo primario-exportador, el origen histórico de las desigualdades sociales, las políticas de la región en materia de equidad, las finalidades y mecanismos de la redistribución de la riqueza, el papel del Estado en el progreso social, la necesidad de imponer el interés público sobre los intereses privados, así como los derechos laborales y sociales contra el rentismo típico que sigue caracterizando, en pleno siglo XX, a la visión oligárquica.

Se discuten temas más modestos, “prácticos” y sujetos a la presión de las cúpulas empresariales: rebajar o suprimir impuestos, liberar mercados, suscribir tratados de comercio, flexibilizar el trabajo, alentar la competitividad, reducir las capacidades del Estado y no estorbar el crecimiento de las iniciativas privadas, que se supone son las que producen desarrollo, empleo y adelanto nacional, sin entender que en este país, a diferencia de otros, los ciclos de claro intervencionismo estatal en la economía son los que han provocado mayor desarrollo, progreso y mejoramiento social para los ecuatorianos.

Pero es más fácil combatir y abanderarse contra el “estatismo”, que, como ocurrió entre 1983-2006, conduce a arruinar las capacidades estatales, la institucionalidad, la gobernabilidad y, desde luego, los servicios que necesariamente debe proveer el Estado a sus ciudadanos, como educación, medicina, salud, pensiones y una legislación que someta el capital a los intereses de la sociedad y no a la simple rentabilidad.  Seguir leyendo «EL MOMENTO ES AHORA» Y SOBRE ALFOMBRA ROJA. JUAN J. PAZ Y MIÑO

¿QUÉ SIGNIFICA SER PROGRESISTA HOY? FANDER FALCONÍ

FALCONI

FANDER FALCONÍ

Las preocupaciones políticas del mundo contemporáneo están relacionadas con las formas de vivir de nuestras sociedades y con las respuestas que podemos dar para resolver sus problemas. De la manera como logremos dar esas respuestas dependerán los resultados a futuro. El progresismo, como posición política, tiene ante sí un enorme desafío en el momento actual.

El progresismo está vinculado con el cambio, el laicismo, el pluralismo, el feminismo, la participación ciudadana y el vanguardismo. Ser progresista significa procurar los cambios que se necesitan ahora. Es evidente que estos cambios deben ser ejecutados por actores sociales y políticos provenientes de una amplia base social. Las siguientes propuestas están abiertas para un debate amplio.

10 propuestas abiertas a la discusión

1) Defensa de la democracia participativa 

El progresismo solo puede florecer en una república democrática, y por esta razón propugna un republicanismo radical, en el sentido originario de este concepto. República viene del latín res pública (la cosa pública); y radical se deriva de radix (raíz). El republicanismo radical es la defensa de los intereses públicos desde su raíz; es decir, desde la sociedad.

La sociedad actual debe profundizar la democracia, que es el gobierno (kratos) del pueblo (demos), según sus raíces griegas. La democracia se profundiza cuando es participativa, lo cual significa el involucramiento de todos los ciudadanos en las actividades estatales, sociales, culturales y otras. También lo hace cuando es consultiva, pues la voluntad popular tiene la posibilidad de expresarse mediante el voto en las urnas. La participación del pueblo es esencial en una sociedad democrática. Participar se complementa con pronunciarse Seguir leyendo ¿QUÉ SIGNIFICA SER PROGRESISTA HOY? FANDER FALCONÍ

ECUADOR: ¿SÍ O NO?

GABRIELA ÁVILA GÓMEZ / GRANMA

Este domingo los ecuatorianos asistirán a las urnas para votar en un referendo y consulta popular tras el llamado del presidente de la nación, Lenín Moreno.

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La boleta constará de siete preguntas, donde el electorado decidirá cuestiones como la lucha contra la corrupción, la protección a niños y adolescentes y la reelección de los cargos públicos.

Sin embargo, la convocatoria a dicha consulta (combinada con otros hechos) ha traído consigo una ruptura dentro del partido gobernante Alianza PAÍS: por un lado están aquellos que defienden el Sí, liderados por Moreno; y por otro aquellos que apoyan el No, impulsados por el exmandatario Rafael Correa.

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LAWFARE: LA VÍA «JUSTA» AL NEOLIBERALISMO. VARIOS AUTORES

  Lawfare: la vía “justa” al neoliberalismo

El juicio a Lula da Silva se lleva a cabo como parte de la mega causa conocida como “Lava Jato”, que fue el marco aparentemente legal mediante el cual se perpetró el golpe de Estado a la expresidenta Dilma Rousseff [1]. Este juicio es parte de una estrategia de Lawfare, tal como lo han denominado especialistas[2], que implica: el uso indebido de herramientas jurídicas para la persecución política, el uso de la ley como un arma para destruir al adversario político por la vía judicial[3]. Lo anterior se inscribe en un proceso de judicialización de la política (desde arriba), donde el aparato judicial se “eleva” por encima del Poder Legislativo y del Ejecutivo, dinámica que puede conducir a una “dictadura de los jueces” (y una pérdida total de equilibrio entre poderes)[4].Para ser exitosa, esta guerra jurídica requiere articulación con los medios de comunicación y redes sociales, que operan para manufacturar consentimiento en contra o a favor de determinadas personalidades, grupos o sectores políticos[5]. La aceptación o la eliminación y desmoralización del adversario político se concreta especialmente en el plano de la opinión pública[6].

Uno de los objetivos del Lawfare a corto y mediano plazo es lograr la restauración del neoliberalismo también por la vía judicial.

La legitimidad otorgada al proceso de judicialización de la política emana del consenso sobre la “corrupción” como problema fundamental de América Latina[7]. Esto fue manifestado por Instituciones Financieras Internacionales y agencias del Gobierno estadounidense promotoras del Ajuste Estructural y modernización del Estado en los ‘80 y ‘90[8], pero, en los últimos años, se presenta como un problema endémico en gobiernos progresistas o llamados despectivamente “populismos de izquierda”[9]. Analistas internacionales, thinktanks y “expertos”, argumentan a favor de esta visión, que tiende a ser reproducida por la prensa hegemónica, alimentando un sentido común en el que, por ejemplo, la corrupción es la causa de la pobreza[10], sobre todo en aquellos países bajo regímenes democráticos-autoritarios competitivos (así se clasifica a Venezuela, Bolivia, Ecuador -durante la gestión de Correa- y Argentina -durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner-)[11].

La tesis principal es que estos gobiernos, al otorgar mayor protagonismo al Estado, en particular en la regulación de la economía, al repolitizarlo y revalorar lo público, privilegiaron la utilización de influencias y fondos públicos para beneficio personal y la utilización de los poderes del Estado para evitar la rendición de cuentas. Esto se considera como la principal causa del aumento de la pobreza[12] y del debilitamiento de la democracia a tal punto, que –según “expertos”– la gente estaría dispuesta a apoyar incluso una dictadura militar con tal de acabar con el crimen y la corrupción[13].

Esta base argumental y la existencia de procesos de guerra jurídica contra exfuncionarios de gobiernos progresistas, dan cuenta de que hay otros intereses más allá de la supuesta batalla “imparcial” contra la corrupción. Uno de los objetivos del Lawfare a corto y mediano plazo es lograr la restauración del neoliberalismo también por la vía judicial. Se recurre a un estado de excepción por medio de herramientas (supuestamente) legales (así definidas por un aparato judicial que se elevó por encima de los demás poderes), que en los hechos, conducen a la omisión de la ley a favor de la imposición violenta de un nuevo orden[14]. Este orden intenta mostrarse como legal, “naturalmente” predispuesto a la rendición de cuentas y a la transparencia (es decir, contrario a prácticas corruptas), por seguir la lógica y el “modo de hacer las cosas” (de forma correcta) del sector privado; por estar resguardado y dirigido por empresarios devenidos en políticos.  Seguir leyendo LAWFARE: LA VÍA «JUSTA» AL NEOLIBERALISMO. VARIOS AUTORES

CLAVES DE LA DISPUTA POLÍTICA EN ECUADOR

Claves de la disputa política en Ecuador

La crisis política del partido de gobierno (Alianza País-AP) ha trastocado las expectativas de la izquierda ecuatoriana y latinoamericana que, hace apenas seis meses, respiraba aliviada con la llegada de Lenín Moreno al Palacio de Carondelet. Ex vicepresidente de Rafael Correa y legitimado por un proyecto social en favor de las personas con discapacidad, Moreno aglutinaba las fuerzas de la continuidad. Siempre se esperó que el estilo fuese otro, pero pocos auguraban que las diferencias llegaran tan rápido y con el ritmo vertiginoso con que ocurrieron.

¿Cuál es la disputa real en Ecuador que parece no menguar? ¿Cuáles son las perspectivas para un proyecto que venía ganando catorce elecciones consecutivas y hoy tiembla en sus bases?  Proponemos algunas claves para entender cuáles son los elementos centrales de una disputa por la apropiación del liderazgo, que hoy se organizan en torno a un propósito claro: desestructurar la figura de Correa y desplazarlo de un escenario de gravitación.

La construcción del liderazgo de Lenín Moreno

Lenín Moreno ya advertía en la primera vuelta electoral: “El estilo será otro”. Con ello proponía un nuevo liderazgo, más conciliador con los que, según él, Correa había dejado de lado. Insistía en volver a los “actores”. Restañar las heridas. Después de diez años de gestión, del impacto de la crisis económica internacional y de un liderazgo envolvente, muchos consideraban que una parte de la sociedad quería cambios en el modo en como éste se administraba o se ejercía. Una sociedad que apoyaba la continuidad de algunas políticas e instituciones que dejó el correísmo con la aparición de un estilo de conducción distinto. El gran Diálogo Nacional –que inició Lenín Moreno– comenzó a aglutinar a todos los espacios partidarios, tanto a aquellos que se opusieron a la Revolución Ciudadana desde el primer momento como aquellos que se fueron oponiendo al transcurrir los años correístas. Invitó a aquellos que hace pocos días atrás le habían desprestigiado y denigrado en la campaña electoral. Esto, de alguna manera, suscitó la primera tensión que Moreno introdujo al liderazgo de Correa y a las fronteras políticas que éste y AP habían delineado. Un acercamiento a la nueva y antigua partidocracia, desde los Bucaram, sinónimo de corrupción, hasta Mauricio Rodas, quien llamó a la desobediencia y a la violencia en la segunda vuelta electoral. La segunda tensión que exacerbó la disputa entre liderazgos fue que esta política era apoyada por la banca, los medios de comunicación y toda la élite empresarial. Lenín Moreno, así, ensayaba una nueva geometría del poder. Mostrar esa capacidad política pateó el tablero de los dirigentes de AP que apoyaban la anterior configuración del poder presidencial.

Estas tensiones se produjeron al calor de la afirmación del nuevo estilo de liderazgo. Una perspectiva sobre el mismo y un actor clave jugarían un papel protagónico en este proceso. La perspectiva moralista y regeneracionista de Lenín Moreno –que enlaza desde una mirada pentecostalista y de cálculo político– y los medios de comunicación establecieron dos contrafiguras: Correa el “mafioso” y Moreno el “alma bella”. No se puede negar que, con su propuesta, el presidente actual capturó cierto apoyo social gracias a una figura antagónica al estilo del presidente Correa. Seguramente, también perdió el apoyo de aquellos que salieron a votar en segunda vuelta por Correa.  Seguir leyendo CLAVES DE LA DISPUTA POLÍTICA EN ECUADOR

ECUADOR, CON LENÍN HACIA EL FUTURO. SERGIO ALEJANDRO GÓMEZ

Lenín Moreno y Jorge Glas celebran el triunfo electoral en Ecuador. foto: El Telégrafo
Lenín Moreno y Jorge Glas celebran el triunfo electoral en Ecuador. Foto: El Telégrafo

Despejado el camino tras la primera vuelta de los comicios presidenciales en febrero, los ecuatorianos estaban llamados este domingo a las urnas para decidir en segunda vuelta entre dos opciones contrapuestas: el futuro o el pasado.

Por un lado, el candidato de Alianza País, Lenín Moreno, representaba la continuidad de la Revolución Ciudadana que sacó a millones de personas de la pobreza en la última década y puso los recursos del Estado a disposición del bienestar de los ciudadanos. Por el otro, el banquero multimillonario Guillermo Lasso, de la alianza derechista Creando Oportunidades (CREO), encarnaba el regreso al neoliberalismo que dejó a Ecuador al borde de la bancarrota al final del siglo pasado.

Esa contraposición saturó el ambiente político ecuatoriano durante los últimos meses, al tiempo que la derecha desarrollaba campaña de simulación para venderse como la opción del «cambio».

Pero los resultados de este domingo demuestran que la mayoría de los ecuatorianos no se dejó engañar por cortinas de humo, sino que valoraron los cambios objetivos que ha vivido el país durante la última década de gobierno del presidente Rafael Correa.  Seguir leyendo ECUADOR, CON LENÍN HACIA EL FUTURO. SERGIO ALEJANDRO GÓMEZ

ECUADOR: VÍSPERAS DE LA BATALLA. ATILIO A. BORÓN

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El politólogo argentino Atilio A. Borón.

El próximo domingo se develará una incógnita crucial para Ecuador y América Latina y el Caribe. Será el “test ácido” cuyo resultado indicará si se revierte la tendencia regresiva puesta de manifiesto por el triunfo de Mauricio Macri en la Argentina y la ilegal deposición de Dilma Rousseff en Brasil o si, por el contrario, los procesos que desde fines del siglo pasado alteraron para bien el mapa sociopolítico de la región transitan hacia su ocaso definitivo. Un triunfo de la fórmula Lenin Moreno-Jorge Glas, derrotando a la poderosa derecha ecuatoriana apoyada a través de mil tentáculos por el imperio, sería la alentadora expresión de lo primero; su derrota bien podría ser el “canto del cisne” del ciclo progresista y de izquierda y la antesala de un salvaje retroceso económico, una marcada involución autoritaria y un proceso de restablecimiento del orden neocolonial en el Ecuador, con profundas repercusiones también en el plano internacional.

     Consultadas las encuestas de las más diversas fuentes, tanto las encargadas por el oficialismo como por la oposición, lo que hasta ahora se sabe es que en todas ellas Lenin Moreno aparece superando el umbral crítico del 40 % de los votos válidos emitidos, es decir, excluyendo los nulos y en blanco. No obstante, para acceder a la presidencia necesita ganar por más de diez puntos de diferencia a su más inmediato perseguidor, hasta ahora el banquero Guillermo Lasso que en todas las mediciones se sitúa unos quince puntos por debajo del candidato oficial. Si  bien hay una proporción todavía muy elevada de “indecisos”  -un 25 %- no hay razones para pensar que el grueso de los mismos vaya a otorgar su voto al principal accionista del Banco de Guayaquil. Más bien lo que algunos expertos indican es que entre aquellos se oculta una parte significativa de votantes por la Alianza País, que ante la brutal campaña de terrorismo mediático lanzada en contra de Rafael Correa y la Alianza País  opta por ocultar su intención de voto por temor a la intimidación o el escarnio público. En conclusión: las incógnitas son muchas y lo único sólido es que en todas las encuestas Moreno muestra una ventaja considerable sobre sus adversarios. Predominio también confirmado cuando se comparan las multitudinarias concentraciones del candidato de Alianza País con las de sus rivales, inferiores en número y en entusiasmo.  Seguir leyendo ECUADOR: VÍSPERAS DE LA BATALLA. ATILIO A. BORÓN

A LOS INTELECTUALES LATINOAMERICANOS. EMIR SADER

EMIR SADER / PÁGINA 12

En la recta final de la campaña presidencial de Ecuador, cuando se decide si el país seguirá su rumbo progresista o se sumará a los gobiernos de restauración neoliberal, un grupo de intelectuales latinoamericanos y de otros continentes lanza un manifiesto de crítica al gobierno de Rafael Correa, a propósito del tema ambiental en la Amazonia.

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Lenin Moreno

Más allá de la justicia o no del reclamo, más allá de la mayor o menor importancia del tema, de lo que se trata es del futuro del país. Por un lado está la candidatura de Lenin Moreno, apoyado por Alianza País y por Rafael Correa. Por el otro, el más rico banquero del país, Guillermo Lasso.

No puede haber dudas del significado de cada una de las candidaturas. No puede haber dudas, salvo un grado altísimo de mala fe, de que la victoria eventual del candidato opositor representará la devastación de los grandes avances conquistados por Ecuador en ese siglo, como además, la devastación de la Amazonia y de los pueblos que la habitan.  Seguir leyendo A LOS INTELECTUALES LATINOAMERICANOS. EMIR SADER

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