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AYER Y HOY: RESISTENCIA Y LIBERTAD. EDMUNDO ARAY

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Hay seres —como Edmundo Aray (1936)– que la muerte no podrá arrebatarnos jamás de la memoria. Perviven en nosotros de la manera más sencilla, que suele ser la más honda e indeleble: como una sonrisa o una palabra que se eleva y, apasionada (siempre apasionada en su caso), silencia al más enardecido de los auditorios. Como si toda la razón y la bondad del mundo hablaran en su voz. Como si un duende paseara por la casa y cada una de sus ocurrencias comportara un desafío. Fiel como el más fiel, cercano siempre, tanto que ya Edmundito es cubano.
Así fue, así lo veo y es para mí este hermano escritor y cineasta venezolano, de quien me dijeron hace unos días, así de golpe, que ahora estaba muerto. Como si fuera posible matar lo que él hacía, la vida misma. 
Edmundo y yo solíamos intercambiar textos y mensajes sobre los más diversos temas, incluidos el cine, la poesía y, por supuesto, la salud y la muerte, a quien jamás llegamos a tomar en serio. Compartimos amigos, dolencias, congojas y un planeta de sueños que él insistía en llamar «Esta alegría». 
En un signo de confianza y humildad, Edmundito tenía por costumbre pedir opiniones a algunos de sus amigos sobre los textos que llevaba en proceso de escritura. Fue así que a la altura de febrero y marzo de este año, intercambiamos pareceres acerca de su enjundioso ensayo «Ayer y hoy: resistencia y libertad», el cual probablemente permanezca inédito, al menos en la versión que aquí se ofrece.  Y sobre el Llamamiento que le sirve de colofón, cuya fecha al pie el autor fijara en «febrero del 2021» para burlar el tiempo.
Pero aquel diálogo, como siempre sucede cuando la Muerte asecha y nos acecha, quedó pospuesto por razones mundanas y algún que otro agobio inevitable. Ambos lo vamos a lamentar todo el futuro, entre otros motivos porque estábamos hablando también de poesía. Y Edmundo era un torrente que pensaba en versos, o mejor: el verso torrencial con que pensaba el mundo.
A pesar de que todavía me debe la versión definitiva de su ensayo, aquí les va la que recibí de él la penúltima vez, porque la última, como ya dije, no me ha llegado aún. Quien sabe si –venezolano al fin–, toda esta angustia sea obra de la impuntualidad. También les dejo su mensaje de entonces.
A ver si vuelves, poeta; hoy hay reunión en la Fundación y en la Escuela la mesa está servida. No estaré yo pero estarán los otros.

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Querido Hermano:
Te imagino en plena defensa, claro, ante la arremetida del tunante de Washington y su pandilla. En la misma estamos nosotros, como has observado, con el alma en vilo.
Te anexo el texto que revisara en estos días, diagramado de otra manera para enfatizar aún más, y con algunos ajustes.
Un fuerte abrazo.
Edmundo.

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EDMUNDO ARAY

EDMUNDITO 1Vivimos tiempos nuevos, dijimos al despuntar el siglo XXI. (Siempre vivimos tiempos nuevos). Hay cambios en América Latina. Cambios serios, perturbadores del camino emprendido en busca de un futuro digno para nuestros pueblos. El ejercicio socialdemócrata progresista ha sido gravemente golpeado por los triunfos de la derecha reaccionaria en Paraguay, Ecuador, Argentina, Colombia, Brasil. Ni qué decir de las acciones de contenido fascista del grupo de Lima y de los gobernantes pantalleros de la Unión Europea sometidos a la orientación de Washington. La derecha reaccionaria no ceja en sus esfuerzos anti-nacionales por abortar, estimulada por el Imperio, el proceso democrático, ampliamente participativo de Venezuela y las notables y ejemplares conquistas de las clases populares a lo largo del proceso revolucionario iniciado por Hugo Chávez, así como a las contribuciones a la unidad latinoamericana a través del Alba, Celac,  Unasur, Caricom, Petrocaribe.

¿Y el cine? ¿Y los cineastas? ¿Mantenemos los cimientos hacedores de estos años? ¿Somos meros observadores de los acontecimientos? ¿Enajenamos el oficio creador por el oficio de vivir? ¿Somos ciudadanos al margen de las coyunturas de la sociedad? ¿El cine documental testimonia de manera consecuente cuanto acontece en nuestros días de asedio imperial y desafueros fascistas? ¿Acaso los cineastas latinoamericanos no han sido dentro del movimiento cultural del continente y del Caribe, abanderados del proyecto bolivariano-martiano: la Patria es América.

Son interrogantes que permanentemente nos formulamos en el seno de nuestras agrupaciones, en los más diversos encuentros, en la confrontación de las películas con el público, en las aulas de formación, incluyendo las debidas revisiones curriculares, en los foros organizativos, en los organismos de fomento cinematográfico erigidos por los propios cineastas.  Al día de ayer el balance es positivo, no solo por el desarrollo de la producción, sino también por la calidad, la cual se expresa en el abordaje de nuevos temas, en el fortalecimiento argumental y dramatúrgico y en las ambiciosas propuestas estéticas. También es cierto que el espectro pudiera oscurecerse si el fervor popular es avasallado por las ambiciones del capital transnacional, dígase el neo imperialismo rapaz.

Necesario es irrumpir de nuevo, invocar la unidad de acción de los cineastas, defender sus atributos y valores, mantener su inquebrantable fidelidad a la irrevocable aventura del espíritu. Cuando la imagen es combustión ilumina las esencias más profundas de la libertad creadora. Nunca pongamos a media asta la bandera de la imaginación.

Recordemos las exigencias de Glauber Rocha: Para el cineasta su estética es una ética, es una política. ¿Cómo puede –se preguntó– forjar una organización del caos en que vive el mundo capitalista, negando la dialéctica y sistematizando su proceso creador con los mismos elementos formativos de los lugares comunes y mentirosos y entorpecedores? “El cine es un cuerpo vivo, objeto y perspectiva. El cine no es un instrumento, el cine es una ontología”. 

Es de hervores la memoria. ¡Cuántas contiendas en el curso! Se nos fueron unos, nos llevaron a otros con saña mortal, y una y otra vez abrimos y nos cerraron puertas. Pero con enconado fervor se hicieron películas, se discutieron entre compañeros, nos las pusieron entre rejas, pero también florecieron en paredes y pantallas del continente hasta alzarse altivas en los grandes festivales del mundo.

Las relaciones de dependencia y el poder que las mantiene, si bien avasalla, domina y extiende su régimen de agravios, no sepulta los viejos antagonismos, por el contrario, los recrudece, al tiempo que origina nuevas contradicciones No escapa a la lucidez de los cineastas la observación certera de este estadio del desarrollo del capital. Ni tampoco que el neo imperialismo rapaz socave su propio “orden” alimentado por una voracidad que ha conducido a una nueva relación de dependencia: la dependencia financiera, fuente de una crisis sin salida, no sólo porque opone al capital internacional contra los pueblos nacionales, como fuerza opresora, anárquica, incontrolable, sino también porque transparenta sus turbulencias: crisis espiritual, política, ideológica y moral.

La voracidad del capital financiero conduce a una crisis estructural crónica, que afecta directamente a la humanidad toda. Las aberraciones del sector financiero se traducen en una estafa a escala planetaria. Desaparecieron los parámetros. La Casa Blanca es una oscura casa protectora y benefactora de capitalistas delincuentes, de banqueros forajidos. El sistema es un gigantesco basurero. Seguir leyendo AYER Y HOY: RESISTENCIA Y LIBERTAD. EDMUNDO ARAY

SARDIO EN LA MEMORIA. EDMUNDO ARAY

 CRÓNICA SARDIANA CON ARPÓN BALLENERO 

EDMUNDO ARAY

A los compañeros de Sardio, / a los entrañables de El Techo de la Ballena, / con el costillar de Rocinante.

La cultura no puede seguir siendo privilegio de élites ni de clases. Para asumir la gravedad de nuestro destino histórico requerimos la presencia de un pueblo luminoso y creador, sensible al imperio de las ideas y de la verdad. Sardio. 

En el bimestre de mayo-junio se cumplieron 59 años de la publicación del primer número de la revista Sardio (piedra roja del Apocalipsis). Había comenzado a prepararse su edición el año 1957, en medio de los ajetreos de la instalación de una Librería-Galería en un local situado al fondo del pasillo del edificio Fonseca, de Reducto a Municipal, en el centro de Caracas, y las tensiones del enfrentamiento a la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.Participaron en Sardio Guillermo Sucre, Adriano González León, Salvador Garmendia, Luís García Morales, Gonzalo Castellanos, Ramón Palomares, Rómulo Aranguibel, Rodolfo Izaguirre, Manuel Quintana Castillo, José Salazar Meneses, Marcos Miliani, Perán Erminy. Hugo Baptista, Héctor Malavé Mata. A esta fecha quedamos pocos: Guillermo Sucre, Elisa Lerner, Rodolfo Izaguirre,Marcos Miliani, Perán Erminy).

Muy pocos trabajos se han escrito sobre SARDIO. No así sobre muchos de sus integrantes. He aquí algunos de  los libros o textos sobre el grupo: De Ángel Rama, La década renovadora venezolana. Papel literario. El Nacional, Caracas 9 de febrero de 1969. Alfredo Chacón. La Izquierda Cultural Venezolana. 1958-1968. Caracas: Editorial Domingo Fuentes, 1970. Juan Liscano: Panorama de la literatura venezolana actual. Caracas/Barcelona: Alfadil Ediciones, S.A.1984. Ángel Rama: Ensayos sobre literatura venezolana. Caracas, Venezuela: Monte Ávila Editores, 1990. Una página introductoria de Juan Carlos Santaella, en su libro Manifiestos literarios venezolanos.Caracas, Venezuela: Monte Ávila Editores, 1992. José Ramón Medina: Noventa años de literatura venezolana. Caracas, Venezuela: Monte Ávila Editores. 1ª edición, 1993. Carmen Virginia Carrillo: De la belleza y el furor. Propuestas poéticas renovadoras de la década de los sesenta en Venezuela.Mérida, Venezuela: CDCHT ULA- El otro el mismo, 2007.Una cuartilla en el Diccionario general de la literatura venezolana. Coordinador General Víctor Bravo. Caracas, Venezuela: 1° edición en Monte Ávila Editores, 2013. Ernesto Pineda Díaz: Grupos literarios venezolanos del siglo XX. Mérida, Venezuela: Fundecem.  2014.

Ninguna revista de literatura publicada en Venezuela, siglo XX, contiene tal cantidad de autores nacionales, suramericanos y del resto del mundo, como Sardio, y en seis volúmenes, que, según decir de Rama, “pese a su corta vida tuvo fuerte ascenso sobre la renovada vida intelectual”.

Observo, en los libros y artículos consultados, que la mayoría de ellos repiten, de una u otra manera, sin referencia alguna,muchos de los juicios de Ángel Ramay un poco menos del texto de Liscano y, de paso, a Chacón. En otras palabras, priva la comodidad de obviar la apropiada revisión de los volúmenes en cuestión y la debida lectura de los textos publicados en ellos, para llenar algunas cuartillas repitiendo las apreciaciones de Rama y Liscano -atado a Rama-, quienes, por cierto, si acaso hojearon los volúmenes de la revista o leyeron los Testimonios y/o algunos de sus autores (ensayistas, narradores, poetas, críticos de cine, de autores, de artes plásticas). Por allá citan a Pedro Duno para dar lugar al cuño de esteticistas a los sardianos. Acepte mi excusa, estimado lector, enfadado, seguramente, pues ni Juan ni Ángel están para darme respuesta. Vainas de la vida -respondo. Su palabra es contagiosa.(Amigo, no me califique de “sobrado” o impertinente, pues no lo voy a escuchar, aunque de pronto leo algún comentario suyo, y para entonces yo también me habré ido al cementerio y, si no, les respondería que esta es una cuestión seria, y tanto, a mi entender, que no me podía permitir dejar a un lado el enfado, el mío, que me ha causado encontrarme en la penosa incertidumbre de la desmemoria respecto a la significación de Sardio). En todos los volúmenes de Sardio estuvo presente la participación de los integrantes del grupo.  A ellos se incluyeron textos de los más diversos autores. Nombro los venezolanos y latinoamericanos: Ramón Escobar Salóm, Oswaldo Trejo, José Salazar Meneses (en el número 1); Juan Liscano, José Luis Vethancourt, Héctor Malavé Mate (en el número 2); Mariano Picón Salas, Miguel Ángel Asturias, Pedro Duno, Rosamel del Valle (en el número 3-4);  Juan José Arévalo, Jorge Teiller, Caupolicán Ovalles, Francisco Álvarez, Octavio Paz, Elizabeth Schon, Alfredo Gerbes (en el número 5-6); Antonio Pasquali, Héctor Malavé Mata (en el número 7); Juan Antonio Vasco, Carlos Latorre (en el número 8).  Del resto del mundo los siguientes autores: Thomas Wolfe, Du boisHus(N° 1); Walter Benton, Claude Roy, J. Arnaud, Jacques Verges, Henry Alleg (N°2); Mao Tse Tung, Samuel Beckett, TristanTzará (N° 3-4);  Juan Goytisolo, OrsonWelles, Georges Ribemont-Dessaignes (N°5-6); Antonin Artaud, Jean Paul Sartre, Samuel Beckett (N°7); Wolfgang Borchert (N°8).  ¡Me abruma la  nostalgia! No estuvimos solos, lector. Cito a nuestro amado poeta Luis García Morales: “Pero algo transcurre y nosotros corremos/ hacia los días, hacia la vida, / todos corremos hacia donde terminan los viajes/ o comienzan”.  Seguir leyendo SARDIO EN LA MEMORIA. EDMUNDO ARAY

EL REINO DEL LENGUAJE. EDMUNDO ARAY

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Ramón Palomares

Tiempo de estallidos apocalípticos, y, al mismo tiempo, tiempo de génesis. Los  Sardianos, que buscaron su piedra en el discurso de San Juan,  izaron los años de 1957 y 1958 con el trabajo de calle contra la dictadura, y en el trabajo con la palabra, deslumbrados por ella, por sus infinitas posibilidades de revelación. Algunos salieron de la cárcel para juntarse con el pueblo en el festejo, como para celebrar luego la publicación de Las hogueras más altas, libro de cuentos de Adriano González León,   El Reino, de Ramón Palomares, y la novela Los pequeños seres, de Salvador Garmendia. Todos  –poetas, narradores, críticos y ensayistas en ciernes, pintores– en un solo haz, en una sola banda, en un movimiento de alto vuelo y muchos bares. Volcados, ciertamente, a una revisión de valores, a superar, sin dar cuartel, a los espantajos políticos, culturales, humanísticos y sociales. Sardio, sí, conformó “una generación cuya afinidad de ideas e intereses intelectuales, propició un espacio cultural insistentemente polémico y cuestionador”.

No eran estrechos los navíos, menos para Ramón Palomares, quien llegaba de la “tierra de nubes” y un magnífico  avío en los que asomaban el verso provenzal, la poesía precolombina, la voz andina, la palabra de  silbido interior, parecida a la neblina, a las incandescencia  de los poetas del Siglo de Oro como de la palabra que es verso en la voz de Escuque. Sobre todo con su propio, sorprendente modo del decir, audaz, único, deslumbrante. Ya Palomares se había anunciado con  poemas en la página literaria de El Nacional, estimulado por Mariano Picón Salas y el incontenible Adriano. Y he aquí un acontecimiento soberano: El Reino. Son muy altos los elogios, de encarnadura la crítica. Metido en la grandeza del mundo –escribirá Guillermo Sucre, en agosto de 1958 –, atento a los más puros hallazgos del hombre en la tierra, surge con un ímpetu embriagador y saludable en medio de las monsergas líricas y los remedos épicos de gran parte de la poesía venezolana.  Su idioma poético juega con las más variadas posibilidades, elíptico y directo al mismo tiempo, real y místico; renueva los giros más prosaicos y los prestigia con una gracia y una ternura inusitadas.  Seguir leyendo EL REINO DEL LENGUAJE. EDMUNDO ARAY

DISPARATE. EDMUNDO ARAY

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Edmundo Aray

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       Mientras menos creo en Dios, más lo necesito. De esta manera corrió su velo el personaje principal de esta historia, quien ha decidido no revelarme su nombre, por ahora, mucho menos su oficio ni un algo de lo que es capaz de hacer para mantener su existencia en las carillas por venir. Vainas del pudor, aunque doy por cierto que no se ruboriza así no más. Es duro de roer. Prefiere que le llame Disparate, para parecerse al mundo –con toda la cacofonía- o, si se quiere, al país, colmado de disparates.

      Es un personaje aparentemente difícil, pero confío en que ustedes como yo terminaremos siendo amigos, a menos que a ustedes como a mí se nos ocurra el disparate de despreciarlo antes de que sepamos cuánto puede hacer en esta vida de palabreos sin ton ni son. (Palabras, palabras, palabras, tal mi país, blá, blá, blá. No es un decir. Acaso nos regrese al pasado de ayer no más. Acaso, como ayer, Simón, ¿trescientos años no bastan?

2

        Dice tener buenas lecturas, desde Jorge Manrique a Miguel, el de Alcalá de Henares, aunque tiende a ser infiel, pues de pronto los abandona por algún autor de poca monta, algunos afortunados versos o algún personaje que hubiera querido con mejor destino.

3

      En el amor pareciera no ser veleidoso. Gusta estos versos de Manrique: “Por fin de los que desea/ mi servir y mi querer/ y firme fe, / consentid que vuestro sea, / pues que vuestro quiero ser/ y lo seré/ y perded toda la duda/ que tomaste contra mí/de ayer acá, / que mi servir no se muda, aunque vos pensáis que sí, /ni mudará. Lo escucho y pienso que Disparate promete con ardor, aunque ello no sea suficiente como para confirmar fidelidad, si acaso terquedad de amor.  Seguir leyendo DISPARATE. EDMUNDO ARAY

RESISTENCIA Y LIBERTAD

Edmundo Aray

Sólo la resistencia que nos reta es capaz de suscitar el coraje del espíritu, la voluntad de hacer, el riesgo de la creación. Acaso piense en Lezama Lima, en su palabra dadora, hurgadora de lo desconocido. La imagen participando de la historia, y con ella sus hacedores, los hombres de pasión indeclinable.

Recordar es un hecho del espíritu, escribiría el poeta, pero la memoria es un plasma del alma, es siempre progenitora, espermática, pues memorizamos desde la raíz… En el hombre existe la memoria, que conduce por los caminos ayer trazados por él, por los fundadores libertarios. Seguir leyendo RESISTENCIA Y LIBERTAD

CÉSAR VALLEJO

EDMUNDO ARAY

1892-1938

índiceNació en Santiago de Chuco, Perú, el 18 de marzo de 1892. Murió en Paris, el 15 de abril de 1938. Poeta que sorprendió a los críticos y lectores con su primer libro, LOS HERALDOS NEGROS, publicado en 1918. Tenía entonces una gran presencia de los modernistas (Darío) y del vanguardismo.

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!
 
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
 
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
 
Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

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MIGUEL HERNÁNDEZ, RUISEÑOR DE LAS DESDICHAS

Edmundo Aray

    Miguel Hernández                                                                       

I

En su adolescencia topó con el rigor familiar, pero no dio lugar a la desesperanza. Oh, amigo dirá al limón, si te hundo mis dientes me darás un minuto de mar. Crece bajo los negros higos. Mira verter el llanto de ocasión ante la hermanita muerta. Desafía a los limones y a los corazones. En la plaza el toro, acaso la gente elevando toreros a la gloria. Sublévate de tu abatida posición  ordena a la culebra y le pide la manzana, a él, muchacho de hinojos para oler a los claveles.  Cómo escuecen las higueras ¡ay, que sí, cómo escuecen! En el ocaso busca el lucero solitario de la tarde. La luna echa vahos de luz que los árboles azulan, y en la alberca la mujer desnuda, Leda astral, se echa como una joya. Seguir leyendo MIGUEL HERNÁNDEZ, RUISEÑOR DE LAS DESDICHAS

Cervantes: LA PLUMA DEL GENIO ES MÁS GRANDE QUE ÉL MISMO

Edmundo Aray

Cervantes

He aquí al “caballero errante” por la Mancha imaginaria, de una a otra aventura, dígase de desventura en desventura, montado en un rocín (delgado “porque nunca se come y se trabaja”, que ni siquiera quejarse pueda de su dolencia pues el amo y escudero son tan rocines como él – ¿Pues qué es de la cebada y de la paja? preguntó Babieca. Pues no me deja mi amo ni un bocado, respondió Rocinante), caballero errante, digo, “tuertos desfaciendo”, perturbando la capacidad de asombro de quienes viven y padecen la realidad real, donde si acaso hay cabida para los buenos deseos de la imaginación –por la penuria estimulada.
Seguir leyendo Cervantes: LA PLUMA DEL GENIO ES MÁS GRANDE QUE ÉL MISMO

RAMÓN PALOMARES. MANANTIAL DE TRANSPARENCIAS

 Edmundo Aray

Una sola substancia
resuelta en manantial de trasparencias

Octavio Paz

índiceQue la poesía de Ramón Palomares surja unida en la forma y frescura a la más íntima veta de la poesía tradicional española, al modo de los juglares medievales, y próximo a la espontaneidad del Romancero, no es contrario al hecho de que en ella se exprese de manera medular y certera el espíritu de la región andina venezolana. Tal escribe Eva Guerrero Guerrero, investigadora de la Universidad de Salamanca. (“Henos aquí, de llegada, armados de gaviotas”: Tradición y renovación en la palabra poética de Ramón Palomares. Eva Guerrero Guerrero. Universidad de Salamanca).

Palomares formó parte de la llamada Generación del 58. Fue miembro fundador del grupo Sardio (1958-1960). En aquellos mis veinte años –recuerda Ramón- la pasión por la poesía alcanzó en mí la fuerza necesaria como para ser asumida como el más deseado y auténtico de mis ideales… De manera que en aquel tiempo de culminación juvenil, y a pesar de los avatares de una extrema pobreza, tuve mi lugar en aquel mundo encantado que celebrábamos entre canciones, persecuciones políticas, cerveza celestial y, por supuesto, la jamás ausente, tormentosa y por siempre bienvenida pasión del amor. Seguir leyendo RAMÓN PALOMARES. MANANTIAL DE TRANSPARENCIAS

RUBÉN DARÍO

Edmundo Aray

Rubén Dario

RUBÉN DARÍO
1867-1916

“He aquí el heraldo del país del ensueño. He aquí al hombre-águila que viene a nosotros cargado de laureles y pletórico de poesía.
“¡Tapizad de flores el camino por donde ha de cruzar el triunfador!
¡Descubrid vuestras cabezas ante el divino poeta!
¿Quién es?

Este es aquel que ayer no más decía
El verso azul y la canción profana
En cuya noche un ruiseñor había
Que era alondra de luz por la mañana.

“¡Gloria al excelso artista! ¡Gloria al altísimo trovador! ¡Gloria a Rubén Darío!”.

He aquí el ferviente modo de saludar Vicente Huidobro al gran poeta nicaragüense. Artículo publicado el 16 de junio de 1912.

Luego expresa: “La característica de Rubén Darío es la individualidad, la personalidad, ya él lo dijo: mí poesía es mía en mí. (…) Su obra es plena de ansia, sensación pura y vigor natural; está hecha sin falsía, sin comedia y sin literatura. Rubén Darío percibe lo oculto, su sensibilidad exquisita siente lo que para otros pasa inadvertido”… Seguir leyendo RUBÉN DARÍO

CANTATA DEL MONTE SACRO

  EDMUNDO ARAY

I

                     Narrador

Miren a ese mozalbete americano.descarga
Todo lleno de sol, joven galán.
Palabra fácil, toda elegancia.

Jardín de Frascati y Mabille.
Baila como ninguno el valse,
la mazurca, la polca, la gavota,
la danza febril de los gitanos.

               Solista I

Muda las horas del día,
del día y de la noche.

               Solista II

Seduce, brilla, encandila,
es un inmenso verdor.

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PRODUCCIÓN, REVOLUCIÓN CULTURAL Y MOVILIZACIÓN SOCIAL

Texto: Edmundo Aray
Fotos: Claudia González Machado

El poeta, cineasta y periodista venezolano Edmundo Aray, escribió estas reflexiones en mayo de 2015. Desde entonces acá, han circulado entre sus muchos amigos y amigas, aunque esencialmente han permanecido inéditas. Las ofrecemos a nuestros lectores como parte del debate comprometido y responsable que ha tenido y tiene lugar entre los revolucionarios venezolanos durante los últimos años.  

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I

De una cultura rentista a una cultura de trabajo, decimos una y otra vez. ¿Qué hacer para salir de los pronunciamientos? Por mucho tiempo, al parecer, viviremos bajo la égida del capitalismo rentístico venezolano, que pudiera traducirse en modo peculiar de capitalismo de Estado. Seguir leyendo PRODUCCIÓN, REVOLUCIÓN CULTURAL Y MOVILIZACIÓN SOCIAL

EDMUNDO ARAY

Esta “carta” constituyó el elogio que pronuncié en la cordial ceremonia donde el poeta, cineasta e intelectual venezolano Edmundo Aray, fuera condecorado con la Distinción por la Cultura Nacional, en La Habana, a finales de 2003. La publico como renovado tributo a mi inalterable amigo de toda la vida. La foto que ilustra el texto es de Claudia González Machado.

Cámara rápida. Foto de Claudia González Machado
Cámara rápida. Foto de Claudia González Machado

La Habana, 15 de diciembre de 2003, en días de Festival…

Querido Edmundo:

Como imaginarás, para quienes vivimos el Festival* en su dimensión más íntima y mundana, y no en la pública de las celebridades, el trabajo de hacerlo o haberlo hecho, jamás termina. No hay sosiego posible tratándose de un evento que, sin temor a exagerar, sólo nosotros, tú también, podemos lograrlo. Pero somos mortales, Edmundo; tanto, que el cansancio termina por cerrarnos la mente y ante el grato deber de elogiar a un amigo, sólo se nos ocurre, como único recurso posible, escribirle una carta, así sea una pésima carta de amor.

Cuando Abel y tú, aquella tarde en la sede de la Fundación, me pidieron que hablara en este acto en nombre del Ministerio, tuve la sospecha de que no iba a poder, pero como el ICAIC era el proponente fundamental, no podía negarme, aun cuando sé que entre los muchos amigos que hoy nos acompañan, los hay mil veces más capacitados que yo para decir de ti no sólo elogios, sino pasiones. Heme aquí, entonces, movido por el placer y castigado por el destino. Como en los melodramas.

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