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LAS CÚPULAS POLÍTICA Y ECONÓMICA AVANZAN HACIA LA ERA POS-TRUMP. DAVID BROOKS

En Mar–a–lago no quieren al magnate de vecino

El presidente se niega a aceptar la derrota y afirma que el Partido Republicano tiene que aprender a luchar

Pete Buttigieg, ex alcalde de South Bend, Indiana, ayer en una rueda de prensa en Wilmington, tras ser invitado a formar parte del gabinete del demócrata Joe Biden.Foto Afp

DAVID BROOKS

Nueva York. El presidente rehúsa aceptar su derrota pero cada día eso tiene menos peso en la cúpula política y económica del país que avanza rápidamente hacia la era pos–Trump –donde ya ni en su propia casa lo quieren– marcada por prosperidad para los más ricos y desastre para todos los demás.

Después de que el líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, reconoció al demócrata Joe Biden como presidente electo el martes –abriendo así la puerta para que otros legisladores republicanos hicieran lo mismo–Trump aguantó hasta la una de la mañana de este miércoles para tuitear su respuesta, una vez más rehusando ceder ante la realidad: Mitch, 75 millones de votos, un récord para un presidente activo (por mucho). Demasiado temprano para rendirnos. El Partido Republicano finalmente tiene que aprender a luchar. La gente está enojada.

Trump no mencionó que Biden había ganado más de 81 millones de votos, y que su contrincante también ganó por amplio margen en el Colegio Electoral. Algunos interpretaron que la respuesta del magnate a su, hasta hace poco fiel aliado McConnell, representa una grieta creciente dentro del Partido Republicano, con la cúpula legislativa advirtiendo ya que ha llegado el momento de superar y dejar atrás la pugna electoral presidencial.

A la vez, vecinos de Trump en Palm Beach, Florida, enviaron un mensaje que prefieren no ser vecinos de quien será pronto el ex presidente. Entregaron una carta formal a las autoridades del pueblo y del Servicio Secreto argumentando que Trump perdió su derecho a vivir en su lujoso club privado Mar-a-Lago por un acuerdo que él mismo firmó en los años 90 al cambiar esa propiedad de residencia a club privado. Según eso, no puede ser su residencia y hogar.

Hablando de ricos, para las empresas más grandes del país este año ha sido, pues, nada malo. Desde marzo hasta la fecha, mientras cerca de 8 millones más se sumaron a las filas de los pobres, 45 de las 50 empresas más grandes del país registraron ganancias sustanciales, reporta el Washington Post.

Más aún, 27 de estas 50 empresas cesaron a más de 100 mil de sus trabajadores en ese periodo. El incremento en la pobreza registrado en 2020 es el salto más alto en sólo un año en casi seis décadas.

En el continuo análisis ofrecido por el proyecto Inequality.org del Institute for Policy Studies y Americans for Tax Fairness, se ha documentado que los 651 multimillonarios más ricos han incrementado sus fortunas colectivas por más de un billón de dólares desde marzo –o sea, el inicio de la crisis de la pandemia del Covid-19– hasta la fecha.

Ese incremento supera el total de la asistencia federal que se está negociando para responder a la crisis detonada por la pandemia. (https://inequality.org/great-divide/updates-billionaire-pandemic/).

Con 20 millones de trabajadores recibiendo asistencia por desempleo en el sector formal, millones más están en peligro de ser expulsados de sus hogares al concluir una moratoria para evitar lanzar a la gente que no pude pagar sus rentas.

▲ El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, anunció ayer la nominación del ex alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg, para ocupar la Secretaría de Transporte, durante una videoconferencia en la que participó a distancia la vicepresidenta electa, Kamala Harris.Foto Afp

Ese traslado de riqueza a la clase multimillonaria es perturbador en momentos en que millones enfrentan el desalojo, la destitución y pérdidas, afirmó Chuck Collins, del Institute for Policy Studies.

Mientras, continúa la tendencia más que documentada de la devastación en la salud de los sectores más vulnerables durante la peor crisis de salud pública en un siglo. Entre las cifras de los más de 15 millones de contagiados se encuentran aquellos que literalmente no se pueden escapar del paso de la pandemia, con por lo menos 250 mil reos infectados en prisiones, parcelas y centros de detención de inmigrantes en éste, el país más encarcelado del mundo, según el Marshall Project. (https://www.themarshallproject.org/2020/05/01/a-state-by-state-look-at-coronavirus-in-prisons).

Se han reportado más de 100 acciones de protesta por estas condiciones en 39 estados, que incluyen huelgas de hambre en prisiones, cárceles y centros de detención de inmigrantes, según un informe de Perilous Chronicle. Esta semana se están realizando más acciones de protesta y solidaridad en varias partes del país (https://www.afsc.org/freethemall-december-days-action).

A la vez, otro integrante del círculo del presidente está en cuarentena por posible contagio de Covid-19. El secretario de Estado, Mike Pompeo, informó que se mantendrá aislado y bajo observación médica después de ser informado de que estuvo presente con otro individuo que resultó positivo. Más de 40 personas de la Casa Blanca, la campaña y asesores cercanos a Trump –incluido el propio presidente– han sido contagiados desde finales de septiembre, muchos en actos oficiales en la Casa Blanca, donde frecuentemente no se emplean medidas básicas de prevención de contagios.

El uso de cubrebocas se ha vuelto tema político, con Trump y sus fieles rechazando el consenso científico y declarando que todo reglamento obligando su uso es un atentado contra la libertad en el país líder en contagios y muertes por Covid. La alcaldesa de Dodge City en Kansas, Joyce Warshaw, ex directora de una escuela de primaria, de 69 años de edad, renunció el martes después de que fue repetidamente amenazada de muerte al aprobarse un mandato en esa entidad obligando el uso de cubrebocas en lugares públicos.

No es la única. Alcaldes, legisladores, funcionarios y directores de departamentos de salud locales en varias partes del país han sido amenazados en torno a reglamentos sobre el uso de cubrebocas y otras medidas de mitigación.

Todo esto mientras el Congreso aún no ha logrado aprobar el próximo paquete de rescate económico –incluyendo fondos de desempleo, estímulo y apoyo de gobiernos municipales y estatales– durante las últimas semanas en un país que está padeciendo crisis de salud, económica y política sin precedentes provocadas en gran medida por el presidente y el liderazgo legislativo de ambos partidos.

Fuente: LA JORNADA

ESTADOS UNIDOS: MACHACADO POR LA PANDEMIA. ÁNGEL GUERRA CABRERA

COVID EN LA FLORIDA

ÁNGEL GUERRA CABRERA

GUERRITASi Florida, el estado sureño de Estados Unidos, fuera un país ocuparía el cuarto lugar mundial por el número de fallecidos a consecuencia de la covid-19. Pero muy cerca de allí, en Cuba -bloqueada inmisericordemente- el 94 por ciento de los pacientes diagnosticados ya están recuperados y 32 brigadas médicas de la isla con más de 3 mil miembros combaten la enfermedad en el mundo. Florida, con 221629  casos y 4409 fallecidos, en medio de un aumento diario espectacular del número de enfermos. Cuba, con 2438 casos y 87 fallecidos; excepto La Habana, la gran mayoría de las provincias no reportan contagios hace semanas. Florida tiene cerca de cuatro veces la población de Cuba, de modo que si hiciéramos una hipotética proyección proporcional de las cifras, la isla no llegaría a 400 fallecidos, 10 veces menos que los de la península floridana.

La situación de Florida es fruto de la desastrosa gestión de la epidemia en Estados Unidos, en lo que Donald Trump tiene una alta cuota de responsabilidad. Un epidemiólogo estadounidense lo ha calificado de “genocidio por default”. Pero hay una pregunta obligada: ¿por qué un personaje de su pésima catadura moral(llamado gánster por Chomsky y fascista por el filósofo Cornel West y otros, acusado de “peligro para la democracia” por generales, almirantes y políticos de ambos partidos) pudo llegar a la máxima responsabilidad gubernamental de la potencia del norte? Por cierto, no estoy seguro de que pierda la elección del 3 de noviembre.

Otra pregunta importante es cuán distinta habría sido la gerencia de la pandemia por otro presidente. No creo que habría habido una diferencia sustantiva, pues al margen del desajuste conductual de Trump, de su obsesión enfermiza por la reelección, su desprecio por la ciencia y subestimación de la enfermedad, lo que se observa en Estados Unidos hoy es una situación de caos, al parecer originada en una grave fractura en la cúpula como la que precede a las guerras civiles. Mucho antes de esto W. Bush fue incapaz de enfrentar el paso del huracán Katrina por Nueva Orleans, que terminó en una gran tragedia. Pero, además, en la mayoría de los países capitalistas los gobiernos hacen grandes concesiones a las presiones del capital para que no se confine a la población y se proteja su salud.  Los rebrotes de envergadura que vemos en las últimas semanas en América Latina y Estados Unidos se deben a la flexibilización prematura de las medidas preventivas debido a esas presiones del capital.

El problema principal de Estados Unidos es que no existe en rigor un sistema de salud pública, agravado por el avance cada vez mayor de la privatización de los servicios médicos, con crecientes ganancias de las compañías de seguros y una población enferma, víctima de la obesidad, la diabetes y las cardiopatías. No es casual que la mayoría de los fallecidos por covid sean latinos o afros. La industria farmacéutica estadounidense es emblemática del negocio a costa de la vida humana. En este campo Washington lleva de lejos la delantera entre los países capitalistas ricos, con los más caros e ineficientes servicios de salud en ese grupo de estados.

No obstante, lo mismo en Europa, que en naciones de América del sur como Chile, Brasil, Colombia, Perú y Ecuador, es evidente que no estaban preparados para enfrentar    la pandemia por la enorme disminución en los presupuestos de salud y la progresiva degradación de su infraestructura hospitalaria ocasionados por las política neoliberales. Brasil, segundo país en el mundo por número de muertos y contagiados sufre precisamente el desmantelamiento del sistema de salud pública edificado por los gobiernos del PT, la expulsión de los médicos cubanos, el negacionismo de Bolsonaro y su guerra contra los intentos de gobernadores y alcaldes de proteger a la población. Pero el caso de Chile es particularmente escandaloso y revelador de cuanto se ha mentido sobre las maravillas de su modelo económico.  Con unos 20 millones de habitantes, el país andino tiene 319 mil casos y 7019 muertes. Con la mitad de la población que el estado de Florida, lo supera en ambas categorías y exhibe una de las más altas tasas de muertes en el mundo por 100 000 habitantes. El presidente Piñera se ha caracterizado por obstaculizar todas las iniciativas dirigidas a atenuar el sufrimiento de los grandes sectores chilenos en pobreza y carentes de atención médica.

Pero mientras el nuevo coronavirus avanzaba a paso de carga en Estados Unidos, Trump visitó Florida y ni mencionó la pandemia. Todo su tiempo estuvo dedicado a proferir teatralmente amenazas contra Cuba y Venezuela desde el Comando Sur y a recoger donaciones para su campaña electoral. Allí se reunió con un grupo de mercenarios de origen cubano y venezolano, verdaderos payasos que entre carantoñas e increíbles elogios, le aseguraron que él será el presidente que libere a “nuestro hemisferio” del socialismo. Tampoco veo seguro que el magnate gane en Florida. Como le advirtió el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, el presidente está mal asesorado.

Twitter: @aguerraguerra

Fuente: LA JORNADA

SANDERS: AHÍ VIENE EL COCO. ÁNGEL GUERRA CABRERA

SANDERS 1 AP
Foto: AP

 

ÁNGEL GUERRA CABRERA

GUERRITACunde el pánico en el Estados Unidos de arriba. Bernie Sanders es el competidor a vencer por los otros contendientes, o por lo menos a restarle empuje, en las primarias de Carolina del Sur del sábado 29, y, sobre todo, en el supermartes 3 de marzo cuando se disputarán 1357 delegados al colegio electoral. El domingo 23 de febrero sonaron las alarmas en el Establishment del Partido Demócrata y, en general de los adinerados, cuando Sanders se dibujó como favorito para obtener la nominación presidencial de esa agrupación.

Autodefinido como socialista democrático, adquirió un gran impulso en la contienda demócrata al imponerse por amplio margen en las primarias de Nevada con una cantidad significativa de voto latino, conquistar también el voto popular en las de Iowa y New  Hampshire  y acumular más delegados que los demás precandidatos.  Pero no lo quieren ni el Comité Nacional del partido, ni sus figuras dominantes, como Obama, los Clinton o el también precandidato y ex vicepresidente Joe Biden, todavía favorito de esas instancias para la nominación. Claro, tampoco lo quieren Wall Street ni el país corporativo, donde, para empezar, las industrias de guerra y las grandes empresas farmacéuticas y de seguros se verían muy perjudicadas de llegar a la Casa Blanca el senador por Vermont.

Pero también todos los muy ricos pues de una presidencia de Sanders debería esperarse una reforma fiscal que haga pagar más a los que más tienen, al revés de como ha sido en las últimas décadas. No se diga con Trump, cuando las grandes fortunas apenas contribuyen al fisco y ha continuado profundizándose la irritante desigualdad extrema, que ya iguala o supera la existente antes de la Gran Depresión de 1929.  El llamado sueño americano nunca existió, pero ahora mucho menos puede hablarse de algo así en un país con millones de pobres y de personas sin hogar y en condición de calle y una población crecientemente aquejada de enfermedades crónico-degenerativas, con cada vez más millones sin acceso, o acceso muy limitado, a los servicios de salud. Es una verdadera paradoja que Cuba, con bloqueo reforzado casi hasta la asfixia, posea índices de salud superiores a los de su bloqueadora, la más grande potencia imperialista de la historia. Ahí están los datos de la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.

Sanders aboga por políticas que el 1 por ciento aprecia subversivas, socialistas, locas. Entre ellas, acabar con las intervenciones en el extranjero, implantar un sistema de salud gratuito y de cobertura universal, educación gratuita y liquidación total de la deuda de los universitarios, fomentar las energías renovables y el cuidado medioambiental y control de la venta de armas de fuego.

Según una última encuesta de Reuters, el senador por Vermont supera a todos sus contendientes en el favor de los votantes demócratas y conquista la mayor parte del voto afroestadounidense a escala nacional. La encuesta solo no le otorga el voto afro en Carolina del Sur en particular, donde da como ganador de este y, por consiguiente, del estado, al hasta ahora casi desaparecido ex vicepresidente Biden. Sin embargo, analistas aducen que la intensa campaña del multimillonario Tom Stayer en este estado le va a restar una cantidad de votos tradicionales de ese origen a Biden, que pueden dar la victoria a  Sanders. En ese caso, se anotaría casi la cuarta victoria al hilo pues en Iowa solo le faltaron unas décimas para ganar en número de delegados, aunque ganó el voto popular.

La cuestión con Sanders no es solo el programa, muy humanista y de profunda vocación social. Puede que aun más preocupante para el 1 por ciento sea la gran coalición transétnica y transgeneracional que ha venido construyendo el veterano político desde 2018, que puede trascenderlo por obvias razones de edad o hasta en caso de un magnicidio. Si la encuesta de Reuters refleja la realidad y son acertados los vaticinios de analistas sobre la preferencia del voto latino y juvenil por el senador, este puede muy bien echarse a la bolsa una buena tajada de delegados el supermartes y, con la onda expansiva que eso cree, ganar California y Texas, con su enorme peso en el colegio electoral.

¿Podría Sanders ganar a Trump en 2020? Se antoja muy difícil que el Establishment, capaz históricamente de cualquier cosa por suprimir a un adversario, acepte ese escenario cuando aires fascistas y cotinuistas circulan por los pasillos de la Casa Blanca. Pero en tiempos de grave crisis política nada debe ser descartado de antemano. No obstante, el hecho de que un movimiento como el que apoya a Sanders se haga con la nominación demócrata es ya una enorme proeza de gran significación política y puede implicar otros fenómenos novedosos para analizar en siguientes entregas.

Lo que está muy claro es que el capitalismo neoliberal no es aceptado ya por los electores en casi ningún país, incluido Estados Unidos y ello es, en parte, lo que explica las tentaciones fascistas en sectores de las clases dominantes.

Twitter:@aguerraguerra

Fuente: LA JORNADA