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PEPE MUJICA: “ES UN HONOR RESPALDAR LA CANDIDATURA AL NOBEL DE LA PAZ PARA LOS MÉDICOS CUBANOS”. MARIBEL ACOSTA DAMAS

MARIBEL ACOSTA DAMAS

Hay un viejo proverbio que se utiliza en Cuba: “Dios protege a la inocencia”. Así parece con esta entrevista, después de todo… Semanas preparándola con José Mujica, ex presidente uruguayo, tupamaro, líder del Frente Amplio. El hombre de nueve balazos en el cuerpo, el que estuvo preso 13 años, el que después de la dictadura siguió aportando a su país y llegó a ser Ministro de Ganadería y Agricultura en el primer gobierno de Tabaré Vázquez en 2005 y luego Presidente del Uruguay entre 2010 y 2015; el que está casado de toda la vida con Lucía Topolansky, la también guerrillera y senadora actual. El Presidente de tres leyes trascendentales: Legalización del aborto (2012), Legalización del matrimonio igualitario (2013), Legalización de la producción y venta de la marihuana (2013). En su gobierno se redujo la pobreza al 12 %, disminuyó la desigualdad, permitió un crecimiento económico del 75 % y se pusieron en marcha importantes inversiones sociales en la salud y la ciencia…

… Pepe Mujica me esperaba este 8 de marzo de 2021. Está entre las numerosas personalidades uruguayas de la ciencia y la política que han nominado y apoyan la candidatura de los médicos cubanos al Nobel de la Paz. De nuevo el puente entre La Habana y la Chacra de Montevideo. Sin embargo, esta vez las comunicaciones estuvieron fatales: la llamada por whatsapp se caía una y otra vez… pero no cejamos. Al final, del otro lado de la línea estaba un guerrillero y de este lado, una cubana… ¡Menudo dúo nos juntamos!

Pepe Mujica-. Hola. ¿Cómo estás? ¡Un gusto en saludarte querida!

Maribel Acosta Damas-. ¡Hola! ¡Muy bien! ¡Igual un gusto para mí escucharlo! ¿Cómo se siente?

PM-. ¡Bien bien!!! Todo bien de salud…Por ahora bien…

MAD-. Hoy es el día internacional de la mujer. El azar ha querido que este día sea de nuestra conversación…

PM-. Sí. Este es un largo proceso, va a costar algunos años todavía salir de la sociedad patriarcal porque es un problema cultural y es más difícil cambiar una condición cultural que material, pero algo se va progresando…

MAD-. En medio de este tiempo complejo, ¿cómo ha llevado la pandemia?

PM-. Al principio lo llevábamos bastante bien, pero ahora se está complicando mucho. Recién empezaron a vacunar pero estamos muy atrasados y está muy feo en Brasil y eso en alguna medida nos toca a nosotros…

MAD-. ¿Qué lección nos está dejando la pandemia? Con respecto a los comportamientos de vida de los que usted ha hablado tanto…

PM-. Nos deja bien claro que estamos en un mundo donde cada quien se arregla como pueda. Parece que cada cual ha decidido arreglarse como pueda y en lugar de asumir una actitud colectiva de carácter mundial, es lo contrario; y entonces el área pobre del mundo va a pagar un precio mayor y vamos a salir a un mundo que va a ser más pobre pero no parece que se multiplica la solidaridad en el mundo en que vivimos. Eso no lo arregla el mercado.

MAD-. ¿Cómo se arregla entonces?

PM-. Se va a arreglar como siempre, pagando una cuota de sacrifico que se podía haber evitado. La pandemia deja en claro también la importancia de la sanidad pública. No caben dudas. Acá al principio de la pandemia nos arreglamos bastante bien porque nuestro gobierno gastaba un alto por ciento en salud y eso ayudó al país, pero el promedio de lo que gasta América Latina es 3 puntos y pico del PIB nada más. Entonces a la hora de la verdad los servicios médicos colapsaron por todas partes, la capacidad instalada era pobre porque se cree que el mercado lo va a arreglar todo. Y los países tienen que tener un buen servicio público porque no se sabe cuándo habrá un incendio y si no se construyen bienes públicos en una sociedad estratificada, el mercado le dará respuesta a los que tienen poder adquisitivo y el resto tendrá que sufrir el doble. La construcción por parte del Estado de bienes públicos mitiga las diferencias sociales. De lo contrario, los que tienen plata se las van a arreglar, los que no tienen, difícilmente se las puedan arreglar.

MAD-. En este escenario, usted ha expresado su apoyo público a la candidatura al Premio Nobel de la Paz al Contingente médico cubano Henry Reeve…

PM-. ¡Por supuesto! Ha sido una tarea muy noble en el mundo a lo largo de los años. ¡Cómo no apoyar! Ha sido uno de los gestos más importantes que se puedan pensar a nivel de solidaridad efectiva de un pequeño país con enormes dificultades, que ha aportado a la humanidad en todas partes. Y por eso me parece que es una cosa muy digna…

MAD-. Usted que conoce estos entramados… ¿qué cree? ¿Se lo darán?

PM-. ¡Ummm…! No se… tengo mi desconfianza… pero es un honor respaldar la candidatura al Nobel de la Paz para los médicos cubanos…

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FIDEL Y LA CULTURA. GRAZIELLA POGOLOTTI

GRAZIELLA POGOLOTTI

Soy una superviviente de aquellas intensas jornadas de debate en la Biblioteca Nacional clausuradas por el discurso de Fidel conocido luego con el nombre de Palabras a los intelectuales. Los participantes respondían a un variado perfil. La mayoría estaba conformada por escritores y artistas. Había también historiadores y arquitectos, en correspondencia con una concepción amplia de la cultura. Era junio de 1961, transcurridos apenas dos meses desde la victoria de Girón. Faltaba poco para la celebración del congreso que daría lugar al nacimiento de la Uneac.

La conmemoración de las efemérides no puede congelarse en un ritual evocativo de un conjunto de fotos fijas detenidas en el tiempo. Ofrece la oportunidad de convocar a la reflexión productiva, volcada hacia los grandes temas de la contemporaneidad. Raudales de tinta se han derramado en torno a un acontecimiento que sentaba las bases de la política cultural de la Revolución Cubana. Animados por intereses políticos contrapuestos, se han centrado en el análisis de la célebre fórmula “dentro de la Revolución todo, contra la Revolución, nada”, síntesis de uno de los aspectos abordados en el examen del ancho campo de la cultura. Se daba así respuestas a las interrogantes sobre la libertad de creación, planteada a partir del veto interpuesto por el Icaic a la exhibición en los cines del documental PM.

El enfoque segmentado prescinde del contexto. La victoria alcanzada en Girón no implicaba el abandono del asedio al que estaba sometida Cuba. La subversión que alentaba el uso de la violencia prosiguió. Con ese respaldo, los alzados subsistían en el Escambray y en otros territorios rurales. Imponían la concentración de recursos militares y paralizaban el desarrollo económico en esas zonas. El reclamo del cese de las agresiones condujo a la Crisis de Octubre. Por lo demás, la Revolución no renunciaba a la singularidad de su proyecto. La opción socialista se fundía orgánicamente con la fidelidad a la causa descolonizadora y al compromiso internacionalista, tal y como se ratificaría en la II Declaración de La Habana, a comienzos de 1962.

El camino socialista garantizaba la defensa de la siempre postergada soberanía nacional. Sin embargo, como lo afirmaría Fidel en numerosas ocasiones a lo largo de su vida, quedaba por dilucidar el mejor modo de hacerlo. Son bien conocidas las polémicas de la época al respecto, muchas de ellas estimuladas por el Che. Sin acallar la pluralidad de puntos de vista, había que construir consenso en la vida pública y en la cultura, lo cual no significaba la imposición de la homogeneidad en el pensar, sino la conjunción de voluntades diversas en función del logro de un proyecto social.

En el ámbito de la cultura, la directiva de la Uneac ratificaba el reconocimiento de la convergencia generacional y el compromiso activo de los portadores de distintas orientaciones estéticas. Alrededor de Nicolás Guillén se congregaban Lezama y Carpentier, así como Roberto Fernández Retamar, Lisandro Otero y Fayad Jamís. Pablo Armando Fernández sería el portador de las llaves de la casona de 17 y H.

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PENSAMIENTO DE FIDEL CASTRO RUZ SOBRE EL DESARME NUCLEAR. LEYDE E. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ

FIDEL 19

Dr. LEYDE E. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ 

LEYDE 1La idea del desarme nuclear es de larga data en el pensamiento político de Fidel Castro Ruz. La dimensión de su humanismo universalista radica en la prédica incansable por la salvación del planeta y todo lo creado por el hombre: una maravillosa y única especie capaz de “pensar la paz y el desarme”.

Las concepciones expuestas por Fidel relacionadas con el desarme nuclear, constituyen un amplio acervo político que nos introduce en la compresión de la compleja realidad política y económica internacional, conscientes de los graves peligros y amenazas que acechan la supervivencia de la especie humana.

Es importante enmarcar los enfoques de Fidel, sobre la paz y el desarme nuclear, en la tradición de la cultura política cubana, que tiene en el ideario martiano el principal sostén de la justicia social, la cultura de paz -con dignidad-y una vocación en la que “Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer.”[1]

Y por ser en la que nos tocó nacer hay para con ella un deber más inmediato. Es, además, la que conocemos mejor y por la que podemos trabajar con mayor efectividad, pero siempre con la conciencia de que es solamente una parte del todo. Es lícito y necesario que se ayude a levantar una parte del todo como contribución a la obra mayor de alzar a la humanidad. En la búsqueda de la integración y el equilibrio en la política regional e internacional frente a la creciente codicia, prepotencia y agresividad del imperialismo norteamericano, que – como un aldeano vanidoso-  desestima que las armas del juicio vencen a las otras muy poderosas proporcionadas por las nuevas tecnologías aplicadas a los destructivos armamentos de los tiempos modernos.

La Revolución cubana, de Martí a Fidel, ha demostrado que trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras.[2] El contenido ético-humanista del pensamiento político de Fidel, como forjador de la Revolución cubana, es expresión de continuidad del ideario martiano, y se nos muestra en sus múltiples discursos, artículos, entrevistas, mensajes y declaraciones publicadas en la prensa escrita durante décadas de bregar revolucionario por Cuba y la humanidad.

El paradigma[3] Marxista–Leninista está presente en la obra de Fidel concerniente a la paz, contra la carrera armamentista y el desarme nuclear. Los principios teóricos y metodológicos marxistas aparecen en cada uno de los análisis que realiza; ya sea de manera explícita sobre las causas históricas, políticas, económicas, tecnológicas y científicas del surgimiento y desarrollo de las armas nucleares, de las guerras actuales, así como de manera implícita, en sus estudios sobre los problemas globales que amenazan la perpetuación y el avance de la civilización.

Ese conjunto de principios conforman la base teórica de sus proyecciones políticas sobre la paz y el desarme nuclear, resultando de utilidad para la formación de las nuevas generaciones de cubanos, los estudios académicos y la orientación de la opinión pública internacional, en cuanto al curso de las acciones para  alcanzar el desarme nuclear.

Las valoraciones de Fidel referidas al desarme nuclear son identificables en los múltiples discursos pronunciados desde 1959, en Cuba y en el extranjero, y en una serie de recientes reflexiones publicadas bajo el rótulo del “compañero Fidel”, que arrojan un acumulado de propuestas paradigmáticas que nutren los objetivos de la política exterior cubana en un período histórico en que la política ha tomado un extraordinario alcance global, con sus consecuencias para todas las naciones e individuos, al margen del tipo de régimen socio-económico de sus respectivas sociedades y de la posición geográfica en que se encuentren.

Como  planteamientos a favor del desarme y en su crítica a los monopolios que controlan la industria armamentista y a los peligros de una guerra nuclear, Fidel, en el discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 26 de septiembre de 1960, expresó: «ahora, ¿cuáles son las dificultades del desarme? ¿Quiénes son los interesados en estar armados? Los interesados en estar armados hasta los dientes son los que quieren mantener las colonias, los que quieren mantener sus monopolios, los que quieren conservar en sus manos el petróleo del Medio Oriente, los recursos naturales de América Latina, de Asia, de África; y que, para defenderlos, necesitan la fuerza. Y ustedes saben perfectamente que en virtud del derecho de la fuerza se ocuparon esos territorios y fueron colonizados; en virtud del derecho de la fuerza se esclavizó a millones de hombres. Y es la fuerza la que mantiene esa explotación en el mundo. Luego, los primeros interesados en que no haya desarme son los interesados en mantener la fuerza, para mantener el control de los recursos naturales y de las riquezas de los pueblos, y de la mano de obra barata de los países subdesarrollados. (…)

Luego, los colonialistas son enemigos del desarme. Hay que luchar con la opinión pública del mundo para imponerles el desarme, como hay que imponerles, luchando con la opinión pública del mundo, el derecho de los pueblos a su liberación política y económica.

Son enemigos del desarme los monopolios, porque además de que con las armas defienden a esos intereses, la carrera armamentista siempre ha sido un gran negocio para los monopolios. Y, por ejemplo, es de todos sabido que los grandes monopolios en este país duplicaron sus capitales a raíz de la Segunda Guerra. Como los cuervos, los monopolios se nutren de los cadáveres que nos traen las guerras.

Y la guerra es un negocio. Hay que desenmascarar a los que negocian con la guerra, a los que se enriquecen con la guerra. Hay que abrirle los ojos al mundo, y enseñarle quiénes son los que negocian con el destino de la humanidad, los que negocian con el peligro de la guerra, sobre todo cuando la guerra puede ser tan espantosa que no queden esperanzas de liberación, de salvarse, al mundo»[4]

Como hemos visto, el pensamiento de Fidel es expresión de una ética progresista y revolucionaria, que se propone no solo interpretar la problemática internacional, sino transformarla con una profunda inspiración emancipadora. Pero esta visión redentora choca directamente con la posibilidad de la autodestrucción del planeta, por el estallido de una devastadora guerra nuclear o el paulatino daño que produce al ecosistema el acelerado cambio climático mundial.

La amenaza de una guerra nuclear y el cambio climático global son el resultado directo de un inusitado e irracional modo de producción capitalista que en el siglo XX, y hasta hoy, exacerbó un armamentismo que tomó su mayor auge en el contexto de un Complejo Militar-Industrial estadounidense cada vez más y más imponente, después de 1945, arrastrando en esa lógica suicida a sus principales aliados europeos, pero también a la Unión Soviética (Rusia), China, India, y a otros actores de menor dimensión territorial o protagonismo internacional, ubicados en Asia, Medio Oriente y África.

Al respecto, el líder histórico de la Revolución cubana esbozó que “se inició la Guerra Fría y la fabricación de miles de armas termonucleares, cada vez más destructivas y precisas, capaces de aniquilar varias veces la población del planeta. El enfrentamiento nuclear sin embargo continuó; las armas se hicieron cada vez más precisas y destructivas. Rusia no se resigna al mundo unipolar que pretende imponer Washington. Otras naciones como China, India y Brasil emergen con inusitada fuerza económica. Por primera vez, la especie humana en un mundo globalizado y repleto de contradicciones ha creado la capacidad de destruirse a sí misma»[5]

El pensamiento de Fidel coincide con el de V. I. Lenin, cuando este último legó a la teoría marxista, a principios del siglo XX, ya en la época del imperialismo,[6] que “el militarismo es el resultado del capitalismo. Es en sus dos formas, una manifestación vital” del capitalismo: como fuerza militar utilizada por los Estados capitalistas en sus choques externos y como instrumento en manos de las clases dominantes.[7]

Fidel, en la segunda década del siglo XXI, explicó a un grupo de periodistas que “el imperialismo y sus aliados han convertido la industria militar en el sector más próspero y privilegiado de su economía. Cada día se publica alguna noticia sobre los más increíbles artefactos para destruir y matar; se elaboran códigos para su empleo; los derechos de la persona, elaborados durante siglos, han sido barridos. Matar y destruir, sin límite alguno, es su filosofía. Como es lógico, tal actitud provoca la reacción de los países adversarios con suficiente desarrollo técnico y científico para fabricar las armas capaces de contrarrestar, e incluso superar tales armas.[8]

Para Fidel, “cuando las supuestas amenazas del comunismo han desaparecido y no quedan ya pretextos para guerras frías, carreras armamentistas y gastos militares, ¿qué es lo que impide dedicar de inmediato esos recursos a promover el desarrollo del Tercer Mundo y combatir la amenaza de destrucción ecológica del planeta?[9]

Todo lo que significó de negativo la desintegración de la URSS y del campo socialista, para la causa de la paz y el desarme nuclear quedó expuesto por Fidel de la manera siguiente: “(…) Al socialismo había que perfeccionarlo, no destruirlo, los únicos que salieron gananciosos con la destrucción del socialismo fueron los países imperialistas. (…) Creo que sí había que luchar por la paz, habría que luchar por el desarme, y pienso que un mundo más sabio habría luchado por alcanzar a través de negociaciones lo que pudo conseguirse sin la disolución y sin la desintegración de la Unión Soviética. (…) Seguir leyendo PENSAMIENTO DE FIDEL CASTRO RUZ SOBRE EL DESARME NUCLEAR. LEYDE E. RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ

FIDEL: PERFIL DE LA JUSTICIA. KATIUSKA BLANCO

KATIUSKA BLANCO

fidel-castro

katiuskaProbablemente la voz de Enrico Caruso aún se escuchaba en el fonógrafo de la casa, aquel aparato de trompeta con estampa de caracol que a él le parecía el comienzo de todos los infinitos y de un rumor que no se apagaría nunca en su espíritu hasta convertirse en tempestad o sinfonía en el alma: ansia de justicia; maravillosa, temeraria e inextinguible pasión que se avivaría primero en el niño y luego en el hombre Fidel Alejandro Castro Ruz, una emoción no sólo para sí, sino esencialmente, para los demás, como una vocación de vida indeclinable.

Una vez en su despacho de luces doradas en el atardecer y soladuras de barro en el piso, donde sus zancadas resonaban dulcemente de uno a otro lado de la habitación, me dijo: “Las ideas se desarrollan, Katiuska, las ideas se desarrollan”, afirmación que me llevaría a pensar que también los sentimientos palpitan, se desenvuelven, afloran. En el Comandante Fidel, la rebeldía ante lo injusto fue creciendo siempre, así como la búsqueda incesante de la justicia para todos en cualquier rincón de Cuba, Nuestra América o la humanidad.

Contaba pocos años de edad cuando comenzó a rebelarse, fueron verdaderas escaramuzas que logró vencer en el ámbito de lo cotidiano, cuando decidió no cumplir las órdenes en la casa de Santiago de Cuba, adonde lo enviaron por iniciativa de una maestra áspera, que utilizó malsanamente el deseo de Ángel y Lina —los padres de Fidel— de que sus hijos aprendieran y continuaran estudios superiores, imposibles en la pequeña escuela rural del poblado de Birán, una localidad al noroeste de la antigua provincia de Oriente, donde Fidel había nacido en el verano de 1926, entonces, lugar casi desconocido de la geografía nacional que ni siquiera aparecía en los mapas.

En Santiago, Fidel vivió un rigor de apetitos intensos e incomprensiones que le hicieron sufrir y decidirse a la insubordinación, aunque todo se interpretara como pueril esfuerzo de un niño. De ese tiempo, nunca olvidaría la triste fila de los braceros haitianos deportados: junto a la Alameda, el barco de chimeneas inmensas que los llevaría de regreso a mayores infortunios. Años después movería cielo y tierra para ayudar al país que protagonizó la primera gran revolución libertaria en el Caribe y Latinoamérica. En el año 2010, Haití, sacudida de dolor, arrastraba el peso de la venganza occidental que propició su ruina y de la ferocidad de una naturaleza que colapsa e intensifica huracanes, terremotos y crecidas del mar.

Pero en su niñez aún Fidel no vislumbraba tales desgracias. En el Colegio de La Salle, asumió igual actitud desafiante ante el atropello de un Hermano y el veredicto injusto del Director dado al viejo Ángel, que decidió no enviar a sus hijos nuevamente al colegio. Ante tal determinación, Fidel habló resueltamente con su mamá a quien convenció de que todo se trataba de una gran injusticia. Aquella vez amenazó con incendiar la casa si no lo enviaban a estudiar, aunque a lo largo de toda su vida siempre aseguró que nunca habría llegado a hacer nada en ese sentido. Tuvo el apoyo de Lina que intercedió con el viejo y, en el propio enero de 1938, don Ángel viajó a la ciudad capital de la provincia para inscribirlo en el Colegio Dolores de la Compañía de Jesús.

Eran los tiempos en que regresaba a Birán de vacaciones y percibía las diferencias entre él y sus amigos, hijos de empleados y campesinos, pero aún no se las explicaba, era todo como algo establecido, orden natural e incomprensible que despertaba en él solidaridades, gestos generosos y compartidores con los que, a sus ojos, tenían falta de ropas y alimentos. Inquieto, ya había preguntado por qué entre los alumnos de las escuelas no existían estudiantes negros. La respuesta no le convenció. Dijeron que para que no se sintieran incómodos al ser diferentes o encontrarse en minoría. Miraba a su alrededor y comenzaba a observar con perspicacia, se hacía numerosas preguntas. Con persistencia, recordaba que sus amigos de la infancia no habían podido estudiar.

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FIDEL SOBRE LULA: UN LÍDER EN QUIEN PONER LAS ESPERANZAS

Fidel y Lula
Imágenes de Fidel con Lula en el 2010. Fotos: Fidel Soldado de las Ideas.

Lo conocí en Managua en julio de 1980, hace 30 años, durante la conmemoración del primer aniversario de la Revolución Sandinista, gracias a mis contactos con los partidarios de la Teología de la Liberación, que se iniciaron en Chile cuando en el año 1971 visité al presidente Allende.

Por Frei Betto sabía quién era Lula, un líder obrero en el que los cristianos de izquierda ponían desde temprano sus esperanzas.

Se trataba de un humilde obrero de la industria metalúrgica que se destacaba por su inteligencia y prestigio entre los sindicatos, en la gran nación que emergía de las tinieblas de la dictadura militar impuesta por el imperio yanki, en la década del 60.

(…)

Deseo dejar constancia escrita de la importancia y el simbolismo que para mí tuvo la visita y el último encuentro con Lula, desde el punto de vista personal y revolucionario. Él dijo que, próximo ya a finalizar su mandato, deseaba visitar a su amigo Fidel; calificativo  honroso que recibí de su parte. Creo conocerlo bien. No pocas veces conversamos fraternalmente dentro y fuera de Cuba.

Una vez tuve el honor de visitarlo en su casa, situada en un modesto barrio de Sao Paulo, donde residía con su familia. Fue para mí un emotivo encuentro con él, su esposa y sus hijos. No olvidaré nunca la atmósfera familiar y sana de aquel hogar, y el sincero afecto con que lo abordaban sus vecinos, cuando Lula era ya un prestigioso líder obrero y político. Nadie sabía entonces si llegaría o no a la Presidencia de Brasil, pues los intereses y fuerzas que se le oponían eran muy grandes, pero me agradaba hablar con él.

A Lula tampoco le importaba mucho el cargo;  le satisfacía, sobre todo, el placer de luchar y lo hacía con intachable modestia; que demostró sobradamente cuando, habiendo sido vencido tres veces por sus poderosos adversarios, sólo accedió a permitir la postulación del Partido de los Trabajadores una cuarta ocasión por fuerte presión de sus más sinceros amigos.

No intentaré hacer recuento de las veces que hablamos antes de que lo eligieran Presidente; una de ellas, entre las primeras, fue a mediados de la década de los 80 cuando luchábamos en La Habana contra la deuda externa de América Latina, que entonces ascendía a 300 mil millones de dólares y había sido más de una vez pagada. Es un luchador nato.

Tres veces, como dije, sus adversarios, apoyados en enormes recursos económicos y mediáticos, lo derrotaron en las urnas. Sus más cercanos colaboradores y amigos sabíamos sin embargo que había llegado la hora de que aquel humilde obrero fuese el candidato del Partido de los Trabajadores y de las fuerzas de izquierda.

Con seguridad sus oponentes lo subestimaron, pensaron que no podría contar con mayoría alguna en el órgano legislativo. No existía ya la URSS. ¿Qué podía significar Lula al frente de Brasil, una nación de grandes riquezas, pero de escaso desarrollo en manos de una burguesía rica e influyente?

Sin embargo, el neoliberalismo entraba en crisis, la Revolución Bolivariana había triunfado en Venezuela, Menem estaba en caída vertical, Pinochet había desaparecido de la escena y Cuba resistía. Pero Lula es electo cuando Bush triunfa fraudulentamente en Estados Unidos, despojando a su rival Al Gore de la victoria.

Se iniciaba una etapa difícil. Impulsar la carrera armamentista y con ella el papel del Complejo Militar Industrial, y reducir los impuestos a los sectores ricos, fueron los primeros pasos del nuevo Presidente de Estados Unidos.

Con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, reinició las guerras de conquista e institucionalizó el asesinato y las torturas como instrumento de dominio imperialista. Son impublicables los hechos relacionados con las cárceles secretas, que delataban la complicidad de los aliados de Estados Unidos con esa política. De este modo, se aceleró la peor crisis económica de las que en forma cíclica y creciente acompañan al capitalismo desarrollado, pero esta vez con los privilegios de Bretton Woods y sin ninguno de sus compromisos.

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FIDEL Y EL INCENDIO EN LA AMAZONIA. ÁNGEL GUERRA CABRERA

fidel en río

ÁNGEL GUERRA CABRERA

GUERRITAEl discurso de Fidel Castro en la Cumbre de la Tierra(Río de Janeiro, 1992) cuando enumeró las causas y vaticinó los desastres que produciría la grave alteración del clima, ha surcado los últimos días las redes digitales. Consternados ante la Amazonia pasto de las llamas, en grave riesgo de desaparecer, y del neofascista presidente Bolsonaro, negado a mover un dedo para contrarrestarlo, muchos en busca del origen de la catástrofe han descubierto ahora con asombro la certeza conque Fidel predijo el colapso climático y las acciones que debían emprenderse con el fin de evitarlo. Para miles el descubrimiento es doble pues no tienen idea del Fidel de vasta cultura, filósofo, líder y teórico de una de las más grandes revoluciones de la historia. Mientras, la imagen que han recibido del Fidel ser humano, es igual de perversa que la del líder revolucionario: injuriosa, mendaz y cargada de odio que, durante décadas, ha difundido y difunde con insistencia el aparato de guerra cultural de Estados Unidos. Se trata de una acción de todos los medios de comunicación hegemónicos del planeta, sistemas escolares, grandes editoriales, universidades y púlpitos espurios de “Occidente”, para arrebatar a los pueblos sus mejores y más nobles símbolos: grandes hombres y mujeres sensibles y solidarios con sus semejantes, entregados al estudio y búsqueda de soluciones a los más complejos problemas sociales, económicos y políticos y a liderar la lucha por la liberación del género humano.

Volviendo a los fuegos en la Amazonia brasileña, hay dos cuestiones evidentes. Primera, la deforestación y los incendios asociados forman parte de la extracción de recursos naturales y destrucción de la naturaleza típicos del capitalismo, incrementados en la actual etapa neoliberal de capitalismo por desposesión, muy extendidas y acentuadas en las áreas del mundo ricas en recursos naturales y hogar de pueblos originarios. Brasil, con más de 3 millones de kilómetros cuadrados de selva tropical, alberga 60 por ciento de la Amazonia, que se extiende a otros siete estados suramericanos y aporta 20 por ciento del oxígeno de la Tierra. La deforestación y los incendios disminuyeron considerablemente en los gobiernos de Lula y Dilma, cuando se reforzaron las políticas e instituciones científicas de prevención y conservación y las leyes y regulaciones sobre la selva, incluyendo un gran avance en la titulación de tierras al millón de personas pertenecientes a los innumerables pueblos originarios, campesinos y afrodescendientes que viven y hacen posible en gran medida, con sus prácticas ancestrales, la conservación de la selva.

Segunda cuestión, Bolsonaro es el máximo responsable del incremento de los incendios. Ya desde su campaña electoral,  inició una campaña de descalificación de las instituciones, leyes, regulaciones y multas dedicadas a la protección de la selva amazónica. Llamaba, y lo ha seguido haciendo después de llegar a la presidencia a invadir y depredar las tierras que ocupan los mencionados pueblos, desforestándolas y quemándolas para extender la frontera agrícola, dedicada sobre todo a la ganadería. Otro de sus escándalos, nombró ministro de medioambiente a una persona ajena a la comunidad ecologista brasileña, el que ha secundado sus criminales llamados a dedicar la selva a los negocios. Disminuyó a la mitad los presupuestos para prevención y extinción de incendios, despidió al director del Instituto de Investigaciones Espaciales por realizar un informe que mostraba la rápida difusión de los incendios y cuando estos se hicieron inocultables culpó de ellos a las organizaciones ambientalistas, que en la mayoría de los casos realizan un encomiable esfuerzo para proteger la selva y los pueblos que en ella residen. Los incendios de esta temporada y desde que comenzó el año, superan ya los de todos los años desde que en 2013 comenzaron a llevarse registros y en 83 por ciento los de igual período del año pasado; 72 mil 800 focos de incendio de enero a la fecha. En julio de este año hubo un aumento de la deforestación de 278 por ciento comparado con el mismo mes del año anterior. Presionado por protestas populares en muchas ciudades de Brasil y de otros países, amenazado de que la Unión Europea suspendiera cautelarmente el tratado de libre comercio con el MERCOSUR y regañado en el G7, fue 21 días después de desatarse la crisis que el neofascista movilizó miles de soldados y a dos grandes aviones cisterna, que habían permanecido en tierra desde que se desataron los incendios.

En contraste, Evo Morales, ha respondido con efectividad y celeridad a los incendios en la Chiquitanía, el bosque seco mejor conservado de Suramérica, poniéndose al frente del combate y trabajando con sus propias manos junto a una brigada, que forma parte de los 4 mil voluntarios y más de 3 mil militares movilizados por el presidente. Los focos de incendio se han reducido de 11 mil 468 a mil 362 y continúan disminuyendo. El 7 por ciento del fuego se encuentra fuera de áreas protegidas y no existe amenaza contra ellas. Hay cinco aeronaves luchando contra las llamas, entre ellas el Supertanker contratado, que ha sido decisivo en las zonas más críticas.

En 1992 dijo Fidel: No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Desparezca el hambre y no el hombre.

A 60 AÑOS DEL TRIUNFO PODEMOS AFIRMAR QUE ESTAMOS CURADOS DE ESPANTO, NO NOS INTIMIDAN EL LENGUAJE DE FUERZA NI LAS AMENAZAS. RAÚL CASTRO RUZ

RAÚL 1

RAÚL CASTRO RUZ

Discurso del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el Acto Central con motivo del  60 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, celebrado en Santiago de Cuba el 1ro. de enero de 2019, Año 61 de la Revolución

Santiagueras y santiagueros;
Compatriotas de toda Cuba:

Nos reunimos hoy para celebrar el aniversario 60 del triunfo revolucionario del Primero de Enero, y lo hacemos nuevamente en Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, aquí en el cementerio de Santa Ifigenia, donde se veneran los restos inmortales de muchos de los mejores hijos de la nación, muy cerca de las tumbas del Héroe Nacional, del Padre y la Madre de la Patria y del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.

No vengo a aquí a hablar a título personal, lo hago en nombre de los heroicos sacrificios de nuestro pueblo y de los miles de combatientes que ofrendaron su vida a lo largo de más de 150 años de lucha.

Parece increíble que el destino nos haya reservado el privilegio de poder dirigirnos a nuestros compatriotas un día como hoy, al conmemorar seis décadas del triunfo, ocasión en que, bajo el mando de Fidel, por primera vez el pueblo cubano alcanzó el poder político y los mambises sí pudieron entrar victoriosos a Santiago de Cuba, coincidentemente 60 años después de que se instaurara el dominio absoluto del imperialismo norteamericano sobre Cuba.

Hace pocos meses, en La Demajagua, nos reunimos para recordar el aniversario 150 del inicio de las guerras por la independencia de Cuba, el 10 de Octubre de 1868, fecha que marca el comienzo de nuestra Revolución, que sobrevivió momentos de amargura y desunión, como el Pacto del Zanjón, y episodios luminosos como el protagonizado por Antonio Maceo en la Protesta de Baraguá.

La Revolución revivió, en 1895, gracias al genio y la capacidad de Martí para aglutinar a los mejores y más experimentados jefes de la contienda de los 10 años y preparar la «guerra necesaria» contra el colonialismo español.

Cuando el ejército colonial estaba prácticamente derrotado, con escasa moral combativa, asediado por los mambises en casi toda la isla y mermado por las enfermedades tropicales, que, en 1897, por solo citar un ejemplo, provocaron 201 000 bajas entre sus efectivos; la victoria fue usurpada con la intervención norteamericana y la ocupación militar del país, lo que dio paso a un largo período de opresión y gobiernos corruptos y serviles a sus designios hegemónicos.

Ni siquiera en esas difíciles circunstancias se apagó la llama redentora del pueblo cubano, puesta de manifiesto en figuras de la talla de Baliño, Mella, Villena, Guiteras y Jesús Menéndez, entre muchos otros que no se resignaron a vivir en afrenta y oprobio sumidos.

Tampoco la Generación del Centenario, que bajo el liderazgo de Fidel asaltó los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de Julio de 1953, estaba dispuesta a tolerar, a 100 años del natalicio de Martí, los crímenes y abusos de una tiranía sangrienta totalmente subordinada a los intereses de los Estados Unidos.

Sobrevinieron entonces momentos de profundo dolor y tristeza luego del revés y el vil asesinato de muchos de los combatientes revolucionarios participantes en esas acciones, denunciado virilmente por Fidel en su histórico alegato «La historia me absolverá», que se convirtió en el programa de la Revolución.  A pocos metros de aquí yacen los restos de los caídos aquel 26 de julio y de otros mártires de la gesta insurreccional, incluidos también los valientes jóvenes santiagueros de la lucha clandestina y los hijos de esta ciudad que cayeron en las gloriosas misiones internacionalistas.

En los duros años de presidio y vejaciones no desfalleció el fervor y el compromiso de reiniciar la lucha, creció el prestigio y la autoridad del líder revolucionario para sumar nuevas fuerzas contra la dictadura.

El exilio en México no conoció el descanso; sirvió para preparar la próxima y decisiva etapa de batallar que nos trajo en el yate Granma a las Coloradas el 2 de diciembre de 1956.  La demora en arribar a costas cubanas, debido a la azarosa navegación, no permitió la sincronización prevista con el Alzamiento de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre, organizado por el audaz y valeroso joven dirigente del Movimiento 26 de Julio, Frank País García, quien todavía no había cumplido los 22 años, edad que tenía cuando fue brutalmente asesinado por los esbirros de la tiranía el 30 de julio de 1957.

Tampoco el desastre de Alegría de Pío, que casi aniquiló a los expedicionarios, pudo extinguir el optimismo y la fe de Fidel en la victoria, convicciones que lo llevaron a exclamar el 18 de diciembre cuando nos reencontramos, con apenas siete fusiles: ¡Ahora sí ganamos la guerra!

Desde Santiago de Cuba, como resultado de los infatigables esfuerzos del movimiento clandestino dirigido por Frank País, recibimos en la Sierra Maestra el primer refuerzo de jóvenes combatientes, armas y municiones, que significó un aporte crucial a la capacidad combativa del naciente Ejército Rebelde.

Prosiguieron meses de incesantes combates, primero en la Sierra Maestra y luego la lucha se extendió a otras regiones con la apertura de nuevos frentes y columnas, y con la derrota de la gran ofensiva de las tropas batistianas contra el Primer Frente dirigido por Fidel, que marcó el inicio de la contraofensiva estratégica y el viraje radical de la guerra que condujo a la derrota del régimen y la toma del poder revolucionario.

Ya el 8 de enero de 1959, a su llegada a La Habana, el Jefe de la Revolución expresaba, (cito): «La tiranía ha sido derrocada, la alegría es inmensa y sin embargo queda mucho por hacer todavía.  No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante todo sea más difícil». (Fin de la cita).

Las premonitorias palabras de Fidel no tardaron en hacerse realidad.  Se iniciaba una etapa de luchas que estremeció los cimientos de la sociedad cubana.  El 17 de mayo, a escasos cuatro meses y medio del triunfo, en la Comandancia de la Plata, en el corazón de la Sierra Maestra, se promulgó la primera Ley de Reforma Agraria en cumplimiento del Programa del Moncada, hecho que afectó a los poderosos intereses económicos de los monopolios norteamericanos y la burguesía criolla, que redoblaron las conspiraciones contra el proceso revolucionario.

La naciente Revolución se vio sometida a todo tipo de agresiones y amenazas, como el accionar de bandas armadas y financiadas por el Gobierno norteamericano, los planes de atentado contra Fidel y otros dirigentes, el asesinato de jóvenes alfabetizadores, muchos de ellos todavía adolescentes; el sabotaje y el terrorismo en todo el país con el terrible saldo de 3 478 muertos y 2 099 incapacitados; el bloqueo económico, comercial y financiero y otras acciones políticas y diplomáticas con el fin de aislarnos; las campañas de mentiras para denigrar a la Revolución y a sus líderes; la invasión mercenaria por Playa Girón en abril de 1961; la Crisis de Octubre en 1962 cuando en Estados Unidos se preparaba la invasión militar a Cuba y una interminable lista de hechos hostiles contra nuestra patria.

Nadie puede negar que la Revolución que nacía aquel Primero de Enero no ha tenido, a lo largo de 60 años, un minuto de sosiego, ya vamos por 12  administraciones norteamericanas que no han cejado en el empeño de forzar un cambio de régimen en Cuba utilizando una u otra vía, con mayor o menor agresividad. Seguir leyendo A 60 AÑOS DEL TRIUNFO PODEMOS AFIRMAR QUE ESTAMOS CURADOS DE ESPANTO, NO NOS INTIMIDAN EL LENGUAJE DE FUERZA NI LAS AMENAZAS. RAÚL CASTRO RUZ

SILVIO RODRÍGUEZ: “CUANDO ESCRIBÍ ‘EL NECIO’ ESTABA PENSANDO EN FIDEL”. (VÍDEO DE LA CANCIÓN)

Hace una década, en medio de una entrevista con Radio Nacional de Venezuela, Silvio Rodríguez contó la historia tras “El necio”, una canción publicada en 1992, en un disco titulado simplemente Silvio, donde el trovador evoca al líder de la Revolución cubana, a quien llamó “un maestro del humanismo”.

“Cuando escribí ‘El necio’, estaba pensando en Fidel y, hasta cierto punto, en mí”, comienza el relato de Silvio Rodríguez.

“Lo que me llevó a escribir —dijo el músico— fue el ambiente ideológico de fines de los 80, principios de los 90, el derrumbe del campo socialista. Ya estaba la glásnost en la Unión Soviética y se veía que aquello apuntaba hacia algo catastrófico. Hubo varios periodistas en La Habana que me preguntaban por qué no me pronunciaba al respecto. Y yo pensaba, sigo pensando y siempre pensé igual, que no tengo tampoco por qué pronunciarme acerca de cada cosa que sucede. Ese no es mi oficio, no es mi trabajo. A veces no tengo nada que decir, o se está produciendo todavía un proceso de acumulación necesario para que en algún momento se convierta en expresión y brote. Mientras tanto, no puedo hacer nada, ni forzar las cosas, porque no me sale una buena canción”.

Según el trovador cubano, “es mejor quedarse con la boca cerrada a hablar boberías. Y en el caso de la canción, es más imperdonable todavía, porque, ¿cómo tú vas a hacer trascender algo que no vale la pena?”.

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EL CHE ACERCA DE FIDEL

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Fidel y el Che en el presidio en México. Foto: Archivo

De la amistad y la admiración que Ernesto Che Guevara le profesaba a Fidel hablan de forma elocuente varios de los documen­tos dejados por el Guerrillero He­roico. Cartas, frases y artículos denotan cuán profundo caló el Comandan­te en Jefe en aquel argentino, que con solo un encuentro se sintió identificado con el revolucionario cubano y sus ideas.

Sobre el surgimiento de esa a­mistad el Che diría en una ocasión: “Lo conocí en una de esas frías noches de México […] a las pocas horas de la misma noche de la madrugada era yo uno de los futuros expedicionarios […]”.

Y no es casual entonces que en su carta de despedida, vuelva sobre ese recuerdo, pues marcó el inicio de una etapa vital en la lucha por la libertad de Cuba, de América; y también en la profundización y radicalización del pensamiento de ambos hombres.

Los días de preparación de la expedición del Granma, le permitieron al joven médico aquilatar las cualidades morales del líder cubano. Cuando la persecu­ción a los revolucionarios de la Isla los alcanzó en tierras mexicanas y llevó a muchos a la prisión, la actitud de Fidel conmovió a todos.

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En los días de la Sierra Maestra. Foto: Archivo

“[…] Hubo quienes estuvieron en prisión 57 días […] con la amenaza perenne de la extradición […] pero en ningún momento perdimos nuestra confianza personal en Fidel Castro. Y es que Fidel tuvo algunos gestos que, casi podríamos decir, com­prometía su actitud revolucionaria en pro de la amistad. Recuerdo que le expuse específicamente mi caso: un extranjero, ilegal en México, con toda una serie de cargos encima. Le dije que no debía de manera alguna, pararse por mí la Revolución, y que podía dejarme; que yo comprendía la situación y trataría de ir a pelear desde donde me lo mandaran y que el único esfuerzo debía hacerse para que me enviaran a un país cercano y no a la Argentina. También recuerdo la respuesta tajante de Fidel: “Yo no te abandono” […] Esas actitudes personales de Fidel con la gente que aprecia son la clave del fanatismo que crea a su alrededor […]”.

Fidel impresionó al Che como “un hombre extraordinario”, de esos que sin importar cuán imposibles son las cosas, las encara y las resuelve. Esa capacidad, su inteligencia y el humanismo que emanan de su persona, fueron las que hicieron que reconociera en él a un líder indiscutible.

“[…] Fidel es un hombre de tan enorme personalidad que en cualquier movimiento donde participe, debe llevar la conducción”, escribió en uno de sus ar­tículos, donde también lo denomina como una “fuerza telúrica” y valora que “(…) El futuro colocará en su lugar exacto los méritos de nuestro primer ministro”.

Porque para el Che, “[…] si no­sotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí, es sencillamente porque Fidel entró primero en el Moncada, porque bajó primero del Granma, porque estuvo primero en la Sierra, porque fue a Playa Girón en un tanque, porque cuando había una inundación fue allá y hubo hasta pelea porque no lo dejaban entrar […], porque tiene como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales posibles para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución”.

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Antes de partir de Cuba en 1965. Foto: Archivo

En el Granma, los combates de la Sierra y la invasión; en los amenazantes días de Girón y la Crisis de Octubre; en la necesaria lucha por la sobrevivencia económica, por sacar adelante el país, el Che estuvo al lado de los cubanos, su sangre y su sudor construyeron también la Revolución y edificaron un nuevo país que hizo suyo y al cual amó entrañablemente.

También en esa cercanía, en ese amor, estuvo la mano de Fidel, el primero que lo hizo sentir cuán justa era la causa de la gente noble de esta tierra. De ello testimonia la carta de despedida que le dejara al Comandante en Jefe antes de ofrecer en otras partes del mundo, el concurso de sus modestos esfuerzos.

“Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos”.

Fuente: Granma

LA VERDAD Y LA MENTIRA. FIDEL CASTRO RUZ

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Desde luego que no faltará quien se haga cruces, quien se asombre, quien se ponga malo del hígado cuando uno dice estas cosas, y es lógico, porque nos enseñaron a ser cobardes, porque nos enseñaron a ser tímidos, porque nos enseñaron a ser miedosos y porque nos enseñaron a ser poco patriotas.  Entonces, ante las verdades se asustan, aunque sean verdades históricas.  Nos casaron con la mentira y nos han obligado a vivir con ella en vergonzoso contubernio; nos acostumbraron a la mentira, y nos asustamos de la verdad.  Nos parece como que el mundo se hunde cuando una verdad se dice, ¡como si no valiera más la pena de que el mundo se hundiera, antes de que vivir en la mentira! 

Tomado del discurso pronunciado en la sesión plenaria del Comité Conjunto de Instituciones Cívicas Cubanas, efectuado en el Salón de Actos del Colegio Médico Nacional el 16 de marzo de 1959.

LA REVOLUCIÓN MARXISTA DE CORAZÓN CUBANO

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En la Mayor de las Antillas, Fidel y Raúl convirtieron al marxismo en patrimonio de millones y lo enriquecieron en la construcción del socialismo que hacemos cada día

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Fidel durante la creación del Comité Central del PCC. Foto: Jorge Oller

A tan temprana edad de la Revolución cubana –diciembre de 1961– el periódico Revolución publicaba en una de sus portadas de entonces: «Soy marxista leninista y lo seré siempre». Eran palabras de Fidel, y en ese ideario, también se sostendrían las bases del proyecto de país que desde mucho antes viniera gestándose y que viera la luz el 1ro. de enero de 1959.

«(…) el caudal extraordinario de conocimientos que el marxismo encierra, significa para nosotros una ventaja extraordinaria en esta lucha».

«(…) el marxismo no es solo la única verdadera ciencia de la política y de la revolución, sino que desde que el hombre tiene conciencia de sí mismo, es la única interpretación verdadera del proceso de desarrollo de la historia humana», diría también el Comandante en Jefe, en junio de 1962.

Y Fidel alertaba, además, sobre las maneras de acercarnos a la obra de Marx: «Quizás una de las cosas, sin embargo, más difíciles de comprender es que ninguna de esas interpretaciones son interpretaciones mecánicas, que ninguna de esas interpretaciones tienen que ser interpretaciones de cliché, y que el marxismo no es un conjunto de “formulitas” para tratar de aplicar a la fuerza la explicación de cada problema concreto, sino una visión dialéctica de los problemas, una aplicación viva de esos principios, una guía, un método».

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MARTÍ, PROFETA Y FORJADOR. FIDEL CASTRO RUZ

Entre los cubanos de alma limpia hay un pacto simbólico: Martí es la idea del bien que nos une y nos alumbra. Fidel, discípulo preclaro del apostolado martiano, comprendió siempre el compromiso ético con el legado de El Maestro

FIDEL CASTRO RUZ

MARTÍ 1Obra Yugo y estrellas, de José Luis Fariñas.

FIDEL 1Martí, admirador de Bolívar, bolivariano hasta la médula, compartió con éste hasta la muerte su sueño de liberación y unión de los países de nuestra América: «…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber  –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo– de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso», escribió horas antes de su muerte en combate. Para nosotros, José Martí fue como un Sucre: al servicio de la libertad alcanzó con su pensamiento lo que el gran mariscal de Ayacucho alcanzó con su gloriosa espada.

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Guía y apóstol de nuestra guerra de independencia contra España, nos enseñó ese espíritu internacionalista que Marx, Engels y Lenin confirmaron en la conciencia de nuestro pueblo. Martí pensaba que «patria es humanidad», y nos trazó la imagen de una América Latina unida frente a la otra América imperialista y soberbia, «revuelta y brutal» –como él decía–, que nos despreciaba.

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Nos enseñó su ardiente patriotismo, su amor apasionado a la libertad, la dignidad y el decoro del hombre, su repudio al despotismo y su fe ilimitada en el pueblo.  En su prédica revolucionaria estaba el fundamento moral y la legitimidad histórica de nuestra acción armada.  Por eso dijimos que él fue el autor intelectual del 26 de Julio.

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Amante fervoroso de la paz, la unión y armonía entre los hombres, no vaciló en organizar e iniciar la guerra justa y necesaria contra el coloniaje, la esclavitud y la injusticia. Su sangre fue la primera en derramarse y su vida la primera en ofrendarse como símbolo imborrable de altruismo y desprendimiento personal. Olvidado y aún desconocido durante muchos años por gran parte del pueblo por cuya independencia luchó, de sus ­cenizas, como Ave Fénix, emanaron sus inmortales ideas para que casi medio siglo después de su muerte un pueblo entero se enfrascara en colosal lucha, que significó el enfrentamiento al adversario más poderoso que un país grande o pequeño hubiese conocido jamás.

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Fue un hombre verdaderamente extraordinario y excepcional. Hijo de militar, nacido en un hogar de padre y madre españoles, deriva en profeta y forjador de la independencia de la tierra que lo vio nacer; intelectual y poeta, siendo un adolescente al iniciarse la primera gran contienda, fue capaz más tarde de conquistar el corazón, el respeto, la adhesión y el acatamiento de viejos y experimentados jefes militares que se llenaron de gloria en aquella guerra.

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¿Qué significa Martí para los cubanos?

En un documento denominado El Presidio Político en Cuba, Martí cuando apenas tenía 18 años, después de sufrir cruel prisión a los 16 con grilletes de hierro atados a sus pies, afirmó: «Dios existe, sin embargo, en la idea del bien, que vela el nacimiento de cada ser, y deja en el alma que se encarna en él una lágrima pura. El bien es Dios. La lágrima es la fuente de sentimiento eterno».

Para nosotros los cubanos, Martí es la idea del bien que él describió.

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Más allá de Cuba, ¿qué recibió de él el mundo? Un ejemplo excepcional de creador y humanista digno de recordarse a lo largo de los siglos.  ¿Por quiénes y por qué? Por los mismos que hoy luchan y los que mañana lucharán por los mismos sueños y esperanzas de salvar al mundo, y porque quiso el azar que hoy la humanidad perciba sobre ella y tome conciencia de los riesgos que él previó y advirtió con su visión profunda y su genial talento.

(Fragmentos de discursos pronunciados por el Comandante en Jefe)

Fuente: Periódico Granma, 26 de marzo de 2018, La Habana, Cuba.

EL ARTE DE ESCUCHAR. GRAZIELLA POGOLOTTI

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GRAZIELLA POGOLOTTI

Más vigente que nunca, el pensamiento vivo de Fidel se orienta estratégicamente hacia un horizonte de emancipación, teniendo en cuenta siempre la percepción concreta de la realidad. Así, en sus Reflexiones, avizoró las grandes amenazas que penden sobre el destino de nuestra especie. Enraizada en el conocimiento de los procesos históricos que han conformado nuestro país, su visión no es localista. Tiene alcance universal.

La gran tarea de hurgar en su ideario, indispensable en medio de los desafíos de la contemporaneidad, exige seguir paso a paso, en su integralidad y en sus contextos, la secuencia de sus discursos, adheridos siempre a las demandas de la inmediatez e inscritos en un marco conceptual riguroso y asequible a todos, nunca aferrado a doctrinarismos abstractos. Su rasgo característico reside quizás en su naturaleza dialógica señalada por el Che al describir en El socialismo y el hombre en Cuba su intercambio productivo con las masas en el inmenso espacio de nuestra Plaza de la Revolución. Otra clave imprescindible se encuentra en la singular capacidad de escuchar, aun en esos multitudinarios encuentros, las interrogantes de sus interlocutores. De ese toma y daca dimana la organicidad de sus respuestas y la consiguiente autenticidad de su palabra, hecha de verdad y de convicción profunda.

Para los que no habían nacido entonces y para quienes vivimos esa etapa, vale la pena recordar el inicio de los noventa del pasado siglo. Fidel preparó al pueblo, cuando todavía no se había producido el acontecimiento, ante la posibilidad de que la Unión Soviética se desgajara. Aunque resulte dura, la verdad constituye cimiento de unidad, fuente de confianza y plataforma indispensable para el diálogo. A lo largo de los difíciles años del periodo especial, tuve el privilegio de participar en numerosos encuentros con el Comandante. Había que juntar voluntades para emprender el áspero ascenso hacia la resistencia por la salvaguarda de cada uno y de la patria conquistada. La precariedad económica tenía inevitable repercusión en la vida de la sociedad. En esa coyuntura, los escritores y artistas reunidos en el seno de la Uneac concedieron prioridad al análisis de los problemas que emergían en su entorno.

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LEGADO DE FIDEL. MIGUEL BARNET

Miguel Barnet

MIGUEL BARNET

Es cierto que el presbítero Félix Varela nos enseñó a pensar, pero a pensar en nosotros y hacia nuestros ideales, pero también es cierto que José Martí esclareció con su pensamiento cuáles debían ser nuestros ideales y cómo enfrentar el pensamiento hegemónico del Norte al que calificó de «revuelto y brutal». Su apotegma de Patria es Humanidad ha adquirido con la Revolución Cubana su más claro sentido. Asimismo, Fernando Ortiz, desde una óptica cóncava, nos aclaró qué era la cubanía y cómo se debía definir la cubanidad, su prima hermana, y enfatizó en que la vocación de ser cubano era tan legítima o más que la del simple hecho de nacer en Cuba. Pero Fidel Castro, en lúcido corolario, nos demostró que en la acción y el pensamiento contemporáneos estaba la clave de una nación verdadera, aquella que se construyó en la Revolución y de la cual él fue su mayor artífice. Una nación digna y soberana sin enmiendas foráneas ni concesiones sino con la realización plena de un socialismo cada vez más democrático y participativo.

Esa ha sido su más profunda y conspicua lección. Seamos fieles a su pensamiento y ese será el mejor homenaje que los buenos cubanos le haremos para que su memoria no quede como una reliquia sino como un ejemplo vivo del diario quehacer.

Fidel

Es cierto que los poetas

atrapan instantes de la vida

y los fijan en la historia

Generalmente el pasado

vago y nostálgico

O el presente inmediato con sus fuegos sutiles

y sus reverberaciones

Pero qué difícil atrapar el futuro

y colocarlo para siempre

en la vida de todos los poetas,

de todos los hombres.

FIDEL Y LOS INTELECTUALES. FREI BETTO

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FREI BETTO

Muchas veces nuestros movimientos sociales y políticos hablar por el pueblo, quieren ser vanguardias del pueblo, escriben para el pueblo, mas no se comprometen con el pueblo —enfaticé, en presencia de Fidel, la noche del 10 de febrero de 2012, en La Habana, en encuentro que él, a los 85 años, sostuvo durante nueve horas con dos centenas de intelectuales cubanos y extranjeros.

Comandante  —proseguí—, con profunda tristeza para los enemigos de este país y enorme alegría para nosotros, amigos de Cuba, constatamos su excelente estado de salud y su brillante lucidez. Aprecio el sistema cubano de división social del trabajo: el pueblo cuida de la producción; Raúl de la política y Fidel de la ideología, tal como usted lo ha acaba de demostrar a todos nosotros aquí.

Hay sin embargo, dos temas que aun no fueron abordados —agregué. Comienzo por aquel que mencionara brevemente Adolfo Pérez Esquivel [1], porque cuando me preguntan sobre cómo conocer bien la Revolución Cubana, respondo que para ello no basta con conocer la historia de Cuba y el marxismo, sino que es necesario conocer además la vioda y obra de José Martí.  Por tanto, para entender a Fidel, como hace Katiuska Blanco [2], es necesario conocer la pedagogía de los jesuitas.

Muchos aquí, como Santiago Alba, compañero de Túnez, ya experimentaron lo que significa una prueba oral en una escuela de jesuitas. Es difícil. De esa formación proviene Fidel. Yo no soy jesuita, así que no estoy haciendo auto propaganda. Soy dominico, pero en el caso de mi amistad con Fidel, hemos logrado poner de acuerda a un dominico y un jesuita. Entre los jesuita existe por práctica el examen de conciencia, que ahora se hace en este país, aunque con otros nombres.

Hubo un tiempo —vengo a Cuba desde hace más de 30 años—, en que se hablaba de emulación; después, de alimentación; ahora de lineamientos.

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“Soy dominico, pero en el caso de mi amistad con Fidel, hemos logrado poner de acuerdo a un dominico y a un jesuita”. Foto: Prensa Latina

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FIDEL, HUMANISTA. PEDRO PABLO RODRÍGUEZ

Pedro Pablo Rodriguez

PEDRO PABLO RODRÍGUEZ

Son numerosas las referencias de quienes trataron con frecuencia a Fidel o de quienes compartieron con él, ya fuera a solas o en grupos, acerca de su constante preocupación por atender los más diversos asuntos propios de esas personas o de cualquiera otra relacionada con él o con su trabajo. Tales testimonios rememoran ejemplos y momentos diversos, desde los preparativos para el asalto al cuartel Moncada hasta sus años finales, cuando su vida pública se redujo notablemente.

No deja de admirar cómo un líder político que alcanzó dimensiones de talla universal, y que manifestó sistemáticamente estar muy atento a los grandes problemas de la humanidad contemporánea, no dejara de tener sus sentidos enfocados también hacia una multitud de asuntos de su propio país y de sus conciudadanos, a menudo con sus nombres y apellidos. Como tampoco deja de asombrar y conmover su preocupación por los problemas del mundo y especialmente por los pueblos más pobres y desposeídos.

Es cierto que ya como jefe de Estado dispuso de un aparato de apoyo y de colaboradores, casi siempre imbuidos de similares anchas preocupaciones humanistas. Basta recordar a Celia Sánchez Manduley, quien desde los días de la Sierra Maestra y hasta su deceso fue su más sensible y eficaz asistenta, cuya lealtad y perspicaz ojo crítico lo mantenían al tanto de lo que pensaban y sentían hasta los cubanos más humildes y sufridos.

Mas no caben dudas de que la personalidad de Fidel justamente exigía semejante contacto, directo y sistemático por sí mismo, y también por parte de quienes le rodeaban o ejercían cualquier función en nombre de la Revolución. Por eso prácticamente no ha quedado rincón de Cuba, centro de trabajo, escuela, hospital, campo deportivo, que él no visitara y hablara con quienes allí residían, estudiaban o laboraban. Por eso no exageran aquellos que atribuyen a su gestión personal, a su atento seguimiento, la obra de la que forman parte o en la que están involucrados de una u otra manera, y que es parte de su trayectoria personal, la de cada uno de ellos. Por eso hizo parte del modo de ser del cubano actual lo mismo defender con las armas la independencia de Angola y contribuir al fin del apartheid, que enseñar a leer y escribir en Nicaragua, que volcar todo tipo de solidaridad activa en Venezuela, que brindar asistencia médica por Latinoamérica, África, Asia, las islas del océano Pacífico. Por eso maravillaba su conocimiento al detalle de tantos asuntos del país y del mundo, su insistente manera de preguntar lo mismo a los más altos responsables que a los más sencillos participantes de una obra cualquiera.  Seguir leyendo FIDEL, HUMANISTA. PEDRO PABLO RODRÍGUEZ

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