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CONVERSACIÓN CON UN AMIGO DE JOHN Y YOKO. GUILLE VILAR

GUILLE VILAR

GUILLE 1Invitado por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas y la Fototeca de Cuba, el pasado mes de diciembre estuvo de visita en nuestro país el fotógrafo norteamericano Bob Gruen para presentar la exposición Rock and Roll en la Fototeca de Cuba. Para este neoyorquino hablar de músicos del rock anglosajón, es sencillamente hacer referencia a una profesión a la cual se ha entregado con mucho oficio, pero también apasionadamente. De ello dan fe las numerosas fotografías exhibidas en las paredes de la Fototeca; valiosos testimonios que evocan la trascendencia de los músicos capturados por el lente de su cámara, además de sugerirnos historias de vidas. En tal sentido, sus fotos tanto de John Lennon como de John y Yoko Ono en New York, preservan una carga emotiva a la cual intentamos acercarnos en esta entrevista exclusiva concedida por Bob Gruen a La Jiribilla.

Bob Gruen, fotógrafo norteamericano y amigo de  John y Yoko. Detrás de Bob, los cuadros de John Lennon y Chuck Berry. Foto: Cortesía del autor

¿Cómo fueron sus inicios como fotógrafo de rock?

Aprendí de la fotografía de mi madre, quien revelaba e imprimía sus propias fotos por afición. Seguí por ese camino y tomaba fotos para un periódico de la escuela. Después de la Secundaría Básica, compartí con los músicos de un grupo de rock conocido como Glitterhouse. Ellos firmaron con el productor Bob Crewe y la casa disquera utilizó mis fotos del grupo y así comencé a conocer gente del negocio de la música. Pero realmente mi carrera como tal comenzó cuando tomé una buena foto a Tina Turner en 1970 y empecé a trabajar con Ike and Tina. Después de este momento, he hecho muchos contactos que han permitido establecerme como un fotógrafo de rock.

Freddie Mercury, Brian May y Roger Taylor de Queen.  Febrero, 1977. Foto: Bob Gruen

¿Cuándo usted se acerca a los músicos, se limita a obtener buenas fotos o desearía que este tipo de acercamiento pudiera llegar a convertirse en una relación cercana?

Usualmente de inicio no busco crear una amistad… muchos de estos trabajos, son justamente eso, trabajos. Pero a menudo, logro hacer relaciones amistosas con las personas que fotografío.

John Lennon en una azotea en Nueva York. Agosto 29, 1974. Foto: Bob Gruen
¿Cómo le fue posible acercarse a una figura icónica dentro del rock como John Lennon?

Conocí a John Lennon y Yoko Ono a pedido de una revista. Les gustaron las fotos que tomé en la primera noche y me pidieron que regresara para trabajar con ellos. Hoy en día todavía mantengo relaciones con Yoko.

No solo tuvo la posibilidad de ser el fotógrafo de Lennon durante su estancia en New York sino que llegó a ser una persona muy cercana a su círculo familiar. ¿Cómo definiría al Lennon más íntimo, el menos mostrado por la prensa?

John y Yoko no eran muy diferentes en privado a como se comportaban en público. La pareja de John y Yoko que uno ve en las entrevistas y en los documentales, eran la misma gente que conocí en la cocina de su casa. La única diferencia es que, en privado, Yoko se siente con más confianza para mostrarnos su sentido del humor… realmente llega a ser muy simpática a lo formal que pudiera parecer en público.

Yoko Ono y John Lennon sostienen flores junto a un árbol en Central Park, Nueva York. 2 de abril de 1973. Foto: Bob Gruen

¿Cómo eran las sesiones de fotos con Lennon? ¿Podías trabajar con tranquilidad, sin presión?

Después de nuestro primer encuentro, nos sentíamos muy cómodos el uno con el otro. A ellos les gustaba que su vida fuera documentada así que usualmente les tomaba las fotos sin que me prestaran atención. Seguir leyendo CONVERSACIÓN CON UN AMIGO DE JOHN Y YOKO. GUILLE VILAR

RAÚL RODRÍGUEZ: «SOY UN FOTÓGRAFO REALISTA». OCTAVIO FRAGA

CUBA: PREMIO NACIONAL DE CINE 2017

A Raúl Rodríguez siempre le interesó el cine. Desde niño estuvo vinculado a este arte, entretenimiento fundamental en la Santa Clara de los años 40, cuando la oferta de espectáculos prácticamente se limitaba a la proyección de filmes, las visitas del circo o de compañías de teatro. Sus padres iban al cine dos o tres veces a la semana, y muchas veces lo llevaban, incluso a ver películas prohibidas para menores. Así creció su hábito y gusto por la gran pantalla.

Desde muy chiquito ya era un cinéfilo. Y a los 14 años, cuando estuvo tres meses en casa de su tía en Nueva York, caminaba por la calle 44, donde estaban las distribuidoras de películas, y de los basureros sacaba las revistas de cine para estar al tanto de los filmes que estaban en producción, en exhibición y en desarrollo.


Raúl Rodríguez Cabrera. Foto: Cortesía del autor

De vuelta a su natal Santa Clara, empezó a estudiar en el preuniversitario (lo que en aquel entonces se llamaba Instituto de Segunda Enseñanza) y allí, un día descubrió un proyector de 16 mm, en perfecto estado, que nadie usaba, y creó un cineclub estudiantil.

Enrolado desde entonces en los vaivenes del séptimo arte, el cineasta Raúl Rodríguez ha sido proyeccionista, editor, promotor de cine club e incursionó en la dirección de documentales. Pero hoy es, sobre todo, un sólido operador de cámara y, más aún, un experimentado director de fotografía, avalado por más de cien obras audiovisuales que son las mejores huellas de su talento.

Un cúmulo de experiencias que tomó muy en cuenta el jurado convocado por el ICAIC para otorgarle el Premio Nacional de Cine, en su última edición. El lauro, reconoce a los cineastas del país por la obra de la vida. Y Raúl, considerado por muchos uno de los fotógrafos más prominentes del cine cubano, lo agradece. Porque este es, más bien, la continuidad de su trabajo, de su sustantiva labor creativa.   Seguir leyendo RAÚL RODRÍGUEZ: «SOY UN FOTÓGRAFO REALISTA». OCTAVIO FRAGA

BAJO EL SIGNO DE SATURNO. SUSAN SONTAG

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SUSAN SONTAG / EL VIEJO TOPO 

En la mayor parte de sus retratos, tiene la mirada baja, la mano derecha en el rostro. La más antigua que conozco le muestra en 1927 –tiene treinta y cinco años– con cabello oscuro ondulado sobre una frente alta y un bigote sobre el grueso labio inferior: juvenil, casi guapo.

Con la cabeza baja, sus hombros envueltos en la chaqueta parecen empezar tras sus orejas; su pulgar se apoya en la mandíbula; el resto de la mano, un cigarrillo entre el índice curvado y tres dedos le cubren la barbilla; la mirada baja tras de sus gafas –la suave y soñadora mirada del miope– parece salir flotando hacia el extremo izquierdo inferior de la fotografía.

benjamin-sontag-2En una foto de finales de los treinta, el cabello ondulado casi no ha retrocedido, pero no queda ni rastro de juventud ni de guapura; el rostro se ha ensanchado y la parte superior del torso no sólo parece alta, sino enorme, hinchada. El bigote más grueso grueso y la mano regordeta, doblada, con el pulgar hacia abajo, le cubren la boca. La mirada es opaca, o sólo más absorta: podría estar pensando o escuchando. (“El que se esfuerza por escuchar nove”, escribió Benjamin en su ensayo sobre Kafka.) Hay unos libros tras su cabeza.  Seguir leyendo BAJO EL SIGNO DE SATURNO. SUSAN SONTAG

SUSAN SONTAG: LA MEJOR TEORÍA DE LA BELLEZA ES SU HISTORIA

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Susan Sontag (1933-2004)

SUSAN SONTAG / CULTURAMAS

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Cuando finalmente, en abril de 2002, el Papa Juan Pablo II respondió al escándalo provocado por la revelación de innumerables encubrimientos de sacerdotes responsables de rapiña sexual, hizo el siguiente comentario ante los cardenales estadounidenses reunidos en el Vaticano: “Una gran obra de arte puede presentar melladuras, pero su belleza permanece. Esta es una verdad que cualquier crítico intelectualmente honesto reconoce”.

¿Es de extrañar que el Papa compare la Iglesia Católica con una gran –es decir, hermosa– obra de arte? Quizás no, ya que esta inocua comparación le permite transformar los aberrantes delitos en algo así como las ralladuras en la copia de una película muda o las despostilladuras en la superficie de una obra maestra de la pintura antigua: meras imperfecciones que instintivamente ignoramos o pasamos por alto. Al Papa le gustan las ideas venerables. Y “la belleza”, en tanto que remite (como la salud) a una excelencia indiscutible, ha sido un término al que se ha recurrido siempre para formular evaluaciones incuestionables.

La permanencia, sin embargo, no es uno de los atributos más evidentes de la belleza; y su contemplación –cuando es experta– puede estar entreverada en el pathos, tema que Shakespeare aborda en muchos de sus sonetos. Las celebraciones tradicionales de la belleza en el Japón, como el rito anual de contemplar los cerezos en flor, son sutilmente elegiacas; la belleza más conmovedora es la más evanescente. Hacer de la belleza algo en cierto modo perdurable ha requerido de un buen número de transposiciones y de remiendos conceptuales. La idea resultaba sencillamente demasiado atractiva, demasiado poderosa, como para ser malbaratada en loas a formas superiores. Había que multiplicar la idea, permitir que hubiera tipos de belleza, belleza con adjetivos, organizada en una ascendente escala de valores y de incorruptibilidad, donde los usos metaforizados (“belleza intelectual”, “belleza espiritual”) tuvieran prioridad sobre lo que el lenguaje ordinario alaba como bello, lo que proporciona un gozo a los sentidos.  Seguir leyendo SUSAN SONTAG: LA MEJOR TEORÍA DE LA BELLEZA ES SU HISTORIA

ANTE EL DOLOR DE LOS DEMÁS (fragmento). SUSAN SONTAG

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SUSAN SONTAG (1933-2004) / ANTE EL DOLOR DE LOS DEMÁS (fragmento) / REGARDING THE PAIN OF OTHERS

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¿Qué implica protestar por el sufrimiento, a diferencia de reconocerlo?

La iconografía del sufrimiento es de antiguo linaje. Los sufrimientos que más a menudo se consideran dignos de representación son los que se entienden como resultado de la ira, humana o divina. (El sufrimiento por causas naturales, como la enfermedad o el parto, no está apenas representado en la historia del arte; el que causan los accidentes no lo está casi en absoluto: como si no existiera el sufrimiento ocasionado por la inadvertencia o el percance). El grupo escultórico de Laoconte y sus hijos debatiéndose, las incontables versiones pintadas o esculpidas de la Pasión de Cristo y el inagotable catálogo visual de las desalmadas ejecuciones de los mártires cristianos, sin duda están destinados a conmover y a emocionar, a ser instrucción y ejemplo. El espectador quizá se conmisere del dolor de quienes lo padecen —y, en el caso de los santos cristianos, se sienta amonestado o inspirado por una fe y fortaleza modélicas—, pero son destinos que están más allá de la lamentación o la impugnación.

Al parecer, la apetencia por las imágenes que muestran cuerpos dolientes es casi tan viva como el deseo por las que muestran cuerpos desnudos. Durante muchos siglos, en el arte cristiano las descripciones del infierno colmaron estas dos satisfacciones elementales. De cuando en cuando, el pretexto puede ser la anécdota de una decapitación bíblica (Holofernes, Juan Bautista) o el folletín de una masacre (los varones hebreos recién nacidos, las once mil vírgenes), o algo por el estilo, con rango de acontecimiento histórico real y destino implacable. También se tenía el repertorio de crueldades, que es duro mirar, proveniente de la antigüedad clásica; los mitos paganos, aún más que las historias cristianas, ofrecen algo para todos los gustos. La representación de semejantes crueldades está libre de peso moral. Sólo hay provocación: ¿puedes mirar esto? Está la satisfacción de poder ver la imagen sin arredrarse.  Seguir leyendo ANTE EL DOLOR DE LOS DEMÁS (fragmento). SUSAN SONTAG

Sorprendentes instantáneas aéreas de paisajes y ciudades de Cuba

«Quería convertirme en el primer artista en fotografiar a Cuba desde el aire», cuenta Marius Jovaisa, el fotógrafo lituano que realizó una vistas aéreas hermosísimas de  paisajes y urbes cubanas.

Según Jovaisa la tarea le llevó cinco años y con las instantáneas de tan singular aventura ha sido publicado su libro Unseen Cuba («La Cuba nunca antes vista»).

Jovaisa, quien ha publicado libros similares sobre México y Belice, explicó que la mayoría de sus fotografías las tomó al amanecer o al atardecer, pues «quería conseguir un efecto especial».

«Me propuse expandir mis horizontes a un sitio en el que ningún artista hubiera tomado fotos aéreas», precisó.

El fotógrafo cumplió un anhelo y se quedó con un gran recuerdo de la Isla y de su gente. «Me enamoré de Cuba», afirmó Jovaisa.

Juventud Rebelde le invita a descubrir estas sorprendentes instantáneas de paisajes y ciudades de Cuba y a que nos des tu opinión sobre las mismas.

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Castillo del Morro, construido por los españoles en 1589 a la entrada de La Habana para contener los ataques piratas.

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Detalle Castillo del Morro, a la entrada de La Habana.

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La Habana.

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Los corales de Jardines del Rey en la costa norte de la isla.

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El cementerio de Cristóbal Colón, La Habana.

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Sistema montañoso en Holguín.

 

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