Abrebrecha
Hay enfermedades a las que llaman huérfanas, también se les conoce como olvidadas. Al parecer pocos se ocupan de investigar sobre ellas: la leishmaniasis, la malaria, la tuberculosis, la lepra, la enfermedad del sueño, el chagas.
Hay otras en cambio, que son las consentidas de la industria farmacéutica, encabezan la lista de prioridades en lo que a recursos para la Investigación y el Desarrollo (I+D) se refiere: el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, las mentales, los desórdenes neurológicos, la calvicie, las arrugas, la impotencia sexual, la celulitis y hasta la adaptación a husos horarios.
Hoy la más consentida, por amplias y válidas razones, es el Covid-19.
De acuerdo con un informe publicado por Médicos sin Fronteras existe un desequilibrio fatal en el mundo: “a las enfermedades que representan el 90 % de la morbilidad se dedica solo el 10 % de la investigación mundial”. De los casi 150.000 ensayos clínicos que se desarrollan anualmente en el mundo, tan solo el 1,4% se centran en las enfermedades olvidadas que afectan a cientos de millones de personas.
Dicen que la industria farmacéutica le da prioridad a la I+D de medicamentos para las enfermedades cuya prevalencia e incidencia es mayor en los países más ricos, o sea, donde hay mejores mercados, y olvida las enfermedades de los pobres.
Esta afirmación en parte es cierta, pero no del todo o ¿cómo se explica que ante la gripe aviar y la H1N1 la industria farmacéutica buscó desesperadamente una vacuna, pero no así contra el VIH-Sida? ¿Por qué si la diabetes afecta a 246 millones de personas, la mayoría con altos niveles de ingreso, no se han invertido recursos para desarrollar una cura definitiva?
Otros factores influyen en la decisión de las farmacéuticas: el tipo de enfermedad y el tipo de medicamento que buscan.
Altamente contagiosas y letales
Las enfermedades altamente contagiosas y letales (la viruela, la gripe aviar, la H1N1, el Covid-19) no solo ponen en riesgo la vida de incluso los dueños de las empresas farmacéuticas, además siendo la cuarentena social el protocolo indicado para contener la propagación, afecta, nada más y nada menos que el producto interno bruto mundial. Motivo por el cual se ganarán el interés inmediato de la industria para desarrollar la vacuna o la cura, a diferencia de aquellas enfermedades cuya transmisión puede ser relativamente controlada, por ejemplo el VIH, o la influenza que aunque se contagia de manera directa no es tan letal.
Vacuna, cura, o cronificación de las enfermedades
A menos de que se trate de una enfermedad altamente contagiosa y muy letal, a la industria farmacéutica le resulta más rentable desarrollar mejoras a los tratamientos paliativos de las enfermedades que curarlas o prevenir su aparición. Por eso prefiere invertir en mejorar los tratamientos de la diabetes, el alzhéimer, la hipertensión arterial, el colesterol y el VIH, en lugar de hallar la cura definitiva y romper con la dependencia del medicamento.
Para poner un ejemplo, la industria farmacéutica dejaría de ganar, de aquí al 2050, unos 276 mil millones de dólares por la venta de tratamientos antirretrovirales si hallara la vacuna o la cura contra el VIH.
Richard Roberts, Premio Nobel de Medicina 1993 dijo en 2003: “Pues es habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación, no para curar, sino sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores, mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre.”
Por cierto y valga la cuña: Cuba, en cambio, ha avanzado en el desarrollo de una vacuna terapéutica contra el VIH/SIDA denominada Teravac-VIH. Seguir leyendo LA CRONIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES. PASQUALINA CURCIO CURCIO