
Ciudad de La Habana, 3 de mayo de 1978
Compañero Alejo Carpentier
Embajada de Cuba en Francia
París.
Querido compañero Carpentier:
Nuestro Partido y nuestro pueblo han recibido con la misma emoción que nosotros las palabras con que usted, en gesto de noble y conmovedora generosidad, dedica a la Revolución la medalla conmemorativa y el importe del Premio Miguel de Cervantes Saavedra.
Estamos acostumbrados a que los jóvenes, que todo lo deben a la nueva sociedad, consagren a ella sus éxitos en la producción, la conciencia, el arte o el deporte. Usted, sin embargo, era ya una gloria de las letras, de reconocido prestigio cuando todavía faltaban largos años para que triunfara nuestra causa. Esa circunstancia subraya, en todo su valor moral, en la hora de un altísimo reconocimiento a la obra literaria de su vida entera, a compartir ese merecido honor con todos sus compatriotas.
Muchas condecoraciones pueden caber en el pecho de un hombre. Pero cuando un hombre siente que no puede existir verdadera grandeza si está separada de la obra colectiva a la que pertenece, como usted lo manifiesta ahora, se hace digno de la más alta y más valiosa de todas; la de la admiración, el cariño y el respeto de su pueblo.
No será fácil para nosotros escoger la obra a la cual dediquemos el elevado importe de su donación. Muchas cosas se nos ocurren; un campamento, o palacio de pioneros, un hospital, una escuela. Tal vez, al fin y al cabo lo dediquemos a una institución más directamente vinculada con el arte, algo que recuerde su gesto, aunque su obra escrita y su conducta perdurarán más que ningún otro símbolo.
Fraternalmente,
Fidel Castro
FUENTE: http://www.fidelcastro.cu/es/correspondencia/alejo-carpentier-1978
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CARTA DE FIDEL A LILIA ESTEBAN, VIUDA DE CARPENTIER, EN EL CENTENARIO DEL ESCRITOR CUBANO (2004)
La Habana, 26 de diciembre del 2004
“Año 45 del Triunfo de la Revolución”
Cra. Lilia Esteban de Carpentier
Presente
Querida Lilia:
Al arribar hoy al centenario de Alejo Carpentier, quisiera testimoniarle la gratitud, el cariño y la admiración que continúan despertando entre nosotros la creación y la conducta de quien fuera su inolvidable compañero, autor de una obra monumental a cuya preservación y cuidado se ha consagrado usted con ejemplar lealtad.
Carpentier era ya una figura internacionalmente reconocida al triunfar la Revolución, con la que decidió juntar su suerte. Sumado a su obra escrita, el importantísimo trabajo que realizó desde entonces enriqueció de modo decisivo prácticamente todas las manifestaciones del arte y la literatura en nuestro país, poniendo al servicio de su pueblo sus amplias relaciones, su enorme prestigio intelectual y su consecuente vocación democratizadora de la cultura. En varias ocasiones refirió haber abandonado con la Revolución la soledad del escritor para vivir en tiempos de solidaridad. Nos satisface a todos mucho ver cómo a medida que el tiempo pasa su figura se agiganta.
Hace ya más de un cuarto de siglo, al agradecerle el noble y magnífico gesto de donar íntegramente a nuestro gobierno el importe del Premio Cervantes, afirmé que su obra y su conducta perdurarían más que ningún otro símbolo. Hoy, al conmemorarse el centenario de su nacimiento, en Cuba y en todo el mundo se reeditan sus libros, se le recuerda con emotivos homenajes, exposiciones y conciertos, y se le dedican importantes festivales y congresos.
Albergo la convicción de que en la batalla por alcanzar una cultura general integral en la que se encuentra inmerso nuestro pueblo, la obra de Alejo Carpentier tendrá la garantía de lectores cada día más cultos y ciudadanos solidarios que honren eternamente su memoria.
Reciba un fraternal abrazo.
Fidel Castro Ruz