Este texto se lo mandó Manuel Pérez a Camilo Pérez Casal con esta introducción: “Hoy se cumplen 50 años de que Fidel fue a la 6B a apoyar al ICAIC. Va mi texto sobre aquella noche y el contexto".
Camilo me lo mandó con el siguiente mensaje: “Me atrevo a sugerirte este extraordinario testimonio de Manolito como entrada. Muy útil en los días que se avecinan”.
Lo he puesto en cuanto lo leí. Y recuerdo que Santiago filmó aquellas palabras de Fidel porque las vi en el ICAIC.
Silvio Rodríguez
MANUEL PÉREZ PAREDES
Quedó en nuestra Historia como el Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura (23 al 30 de abril de 1971). Se ha hablado y escrito bastante sobre sus repercusiones no solo en el ámbito de la cultura artística nacional.
Ahora, simplemente, me limito a recordar el clima que existía en el salón del Hotel Habana Libre donde sesionaba su Comisión 6B, y la importancia de lo que en ella sucedió.
Vale la pena alguna información previa para contextualizar ese momento.
El Congreso dividió su trabajo en siete comisiones, pero es la número 6 la que centró los debates, críticas y ataques más fuertes en torno a la actividad artística-intelectual en nuestro país en aquel momento. Su tema fue «La influencia del medio social sobre la educación». La cantidad de ponencias (52) y recomendaciones (974), más la propia importancia del tema, determinaron que los organizadores considerasen recomendable dividir la Comisión. Así surgieron las 6A y 6B.
El contenido de la Comisión 6A fijaba los siguientes temas: las modas, las costumbres, las extravagancias, la religión, la delincuencia juvenil, sexualidad y desviación.
Yo representé al ICAIC como vicesecretario de la Comisión 6B. En ella se discutieron ponencias e intervenciones especiales relacionadas con la importancia e influencia de la radio, la televisión, la música, el cine (particularmente las películas extranjeras que programaba el ICAIC en las salas de exhibición), y otros medios masivos de comunicación y manifestaciones artísticas. Se debatió con intensidad y pasión la influencia de estos medios en la formación de la población, en particular, la de los niños, adolescentes y jóvenes.
El ICAIC presentó al Congreso dos ponencias: “Para una definición del documental didáctico” de Julio García Espinosa, Estrella Pantín y Jorge Fraga, y “El Cine y la Educación”, escrita por Julio y por mí. Esta última, revisada por Alfredo, fijaba las posiciones de principios de la Institución en su política cultural, tanto en la producción del cine nacional como en la exhibición, desde su fundación hasta ese momento.
Este fue el único punto de debate de la noche del 27 de abril, cuya sesión presidió Raúl Roa.
Media docena de delegados del ICAIC estaban presentes, entre ellos Alfredo Guevara. También una cifra similar, o aproximada, de delegados de otras áreas de la cultura artística.
La inmensa mayoría de los presentes eran pedagogos, educadores y dirigentes de Organismos del Estado y las organizaciones políticas y de masas que atendían el área educacional o cultural. A las sesiones podían asistir también, de acuerdo con el interés de los asuntos a tratar, delegados de otras comisiones.
Por la experiencia de otras discusiones sobre diversos temas de la cultura artística desarrolladas desde el primer día en esta Comisión, se podía prever que esta sesión sería bien polémica. La realidad superó las expectativas.
El debate lo abrió un miembro del Comité Nacional de la UJC de la época. Lanzó, con pasión, una serie de interrogantes críticas sobre algunos planteamientos de la ponencia, en particular, sobre el criterio de diversidad en la política de exhibición del ICAIC, expresada en el cine que se estaba viendo en nuestras pantallas. En pocos minutos se sucedieron diversas intervenciones que añadían opiniones sobre el tema, y predominaron, con matices, las que se identificaban con el planteamiento inicial.
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