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VENEZUELA: ¿AGRESIÓN EN OCTUBRE? ÁNGEL GUERRA CABRERA

Miliicia bolivariana

ÁNGEL GUERRA CABRERA

Una agresión militar a Venezuela, patrocinada por Estados Unidos, podría llevarse a cabo antes de las elecciones del 3 de noviembre en ese país. El 22 de agosto el almirante Remigio Ceballos, jefe del comando estratégico operacional de la Fuerza Armada Nacional (FANB) Bolivariana, declaró que «Los órganos internacionales de inteligencia aliados a Venezuela nos informan que Colombia prepara una agresión, y la FANB responderá con fuerza y contundencia cualquier agresión contra la soberanía y la independencia de Venezuela, bajo el mando de nuestro Comandante en Jefe Nicolas Maduro Moros» .

 “Estamos en presencia del gobierno colombiano que más ha agredido a Venezuela en toda nuestra historia”, añadió. Ceballos también escribió en Twitter: Durante el año 2000 se instaló el Plan Colombia con 7 bases militares norteamericanas en ese país «para preparar su agresión a nuestra nación y a toda la región». Días antes, Samuel Moncada, embajador de Venezuela ante la ONU denunciaba en un trino: Órganos de propaganda de Washington ya promueven la fuerza multinacional invasora de Venezuela… debe ser con ocupación militar pero sin la presencia visible de Estados Unidos en primera fila. Son los ejércitos de Colombia y Centroamérica los que harán el trabajo sucio. En otro mensaje, Moncada señaló que ya arranca la “fase superior” de agresión contra Venezuela, cuya campaña de máxima presión… pasa a la dimensión militar. ”Buscan la ‘sorpresa de octubre’. En Venezuela debemos prepararnos para la provocación en ciernes”. En otro tuit el representante venezolano en la ONU mostró un fragmento del artículo del portal conservador Washington Examiner, donde se aprecian las insinuaciones del jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Craig Faller y de Phil Gunson, de International Crisis Group, acerca de una eventual invasión a la nación suramericana. Según la publicación, en un seminario convocado por el tóxico Atlantic Council, Faller habría expresado: La clave está en cómo podemos compartir mejor inteligencia y como la comunidad internacional puede influir mejor para forzar y cambiar la conducta de Maduro y de los “actores estatales externos”, en obvia referencia a Cuba, Venezuela e Irán.

Coincidentemente con esto, se reunían en Bogotá con el subpresidente Iván Duque, el mencionado Faller junto a Robert O´Brien, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, su adjunto para América Latina el cubanoestadunidense Mauricio Claver-Carone, archienemigo de Cuba y Venezuela y candidato de Trump a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo y el embajador de la potencia del norte Phillip Goldberg. La presidencia de Colombia anunció que se revisarían “temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico, ´la situación de Venezuela´ y la inmigración de ciudadanos de ese país a Colombia”.  El cinismo de Washington llega al extremo de acusar a Venezuela de tráfico de drogas mientras su principal aliado en la región, Colombia, produce el 90 por ciento de la coca que se comercializa en el mundo.

Por su parte, el portal mexicano La política online afirma que el senador cubanoestadunidense Marco Rubio agita a la campaña de Trump  para convencer al presidente de invadir Venezuela con el fin de conseguir los 29 votos electorales de Florida: Integrantes del war room republicano convocados para operar el voto latino comentan desde hace poco que, al menos en dos reuniones, Rubio se expresó en favor de una acción militar en Sudamérica para, de ese modo, asegurar los votos de Florida en el Colegio Electoral en noviembre. 

Antecedentes fundamentales refuerzan la posibilidad de una agresión a Venezuela. De entrada, la fijación del presidente Donald Trump con el país suramericano y sus espléndidos recursos naturales, que lo ha llevado a preguntar a jefes militares del Pentágono sobre la factibilidad de agredirlo directamente con fuerzas estadunidenses y la descomunal e incesante arremetida subversiva y guerra económica que mantiene contra él. Pero, además, está el hecho de su desfavorable situación actual en las encuestas, que de proseguir, o agravarse, podrían conducir a que el demócrata Joe Biden lo desaloje de la Casa Blanca. Presidentes estadunidenses que han querido relegirse han aumentado su simpatía entre los votantes al recurrir a la llamada “sorpresa de octubre”, una acción que presuntamente reúne al país en torno al comandante en jefe.

Durante la administración de Donald Trump no han cesado las acciones militares y paramilitares contra Caracas organizadas desde Colombia bajo la dirección de Washington. Entre ellas el fallido intento de asesinar al presidente Nicolas Maduro y al alto mando político-militar de la Revolución Bolivariana el 4 de agosto de 2018, el derrotado intento de golpe de Estado del 30 de abril de 2019 y la desarticulada invasión marítima, con participación de mercenarios estadunidenses de mayo de 2020, denominada Operación Gedeón. Esta fue planificada mediante un contrato firmado entre el autoproclamado Guaidó y el jefe mercenario y ex boina verde Jordan Goudreau.

Twitter: @aguerracabrera

Fuente: LA JORNADA

A PROPÓSITO DE MADURO, DUQUE, PIÑERA Y LA MADRE TERESA. ATILIO A. BORÓN

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ATILIO A. BORÓN

ATILIO 3Recientes declaraciones de la Cancillería argentina vuelven a reproducir las habituales monsergas que la Casa Blanca dirige al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.  Críticas que se caen por su propio peso y que si no lo hacen es debido al funesto oligopólico mediático que el imperio y sus secuaces construyeron para desinformarnos, confundirnos y llevarnos de las narices. Por ejemplo, acusar al “régimen de Maduro” (nótese que todos los gobiernos adversarios de Washington son “regímenes”; en cambio, ni el feroz despotismo medieval de Arabia Saudita para ni hablar del criminal narcogobierno de Iván Duque merecen tal apelativo) de hambrear a su pueblo y no cuidar la salud de su población mientras somete Venezuela a un férreo bloqueo que … ¡impide la llegada de los alimentos y medicamentos que Caracas había comprado (y pagado) de antemano! Pocas veces la historia universal ha registrado una adicción tan extrema al doble discurso y a la hipocresía política como las que la Casa Blanca exhibe desde hace ya largas décadas, síntoma inequívoco de la insanable declinación de su poderío imperial.

Acosado por la canalla mediática que fiel a sus patrones exige que el gobierno argentino estigmatice a Venezuela como una dictadura Felipe Solá procura escapar por la tangente y califica de “irregular” la situación del Estado de Derecho en ese país. Pontificar desde la Argentina sobre el imperio del derecho en otros países es un ejercicio que requiere un cierto grado de temeridad, desmemoria o ignorancia. Basta con recordar los más de mil días de prisión de Milagro Sala, todos aquellos que pasaron años en prisión preventiva (amén de los muchos que todavía quedan en esa situación) y la obscena prostitución de la Justicia Federal para que cualquiera nacido en este país tenga cierta cautela al juzgar la situación de Venezuela. Solá reconoció, y no es un dato menor, que el gobierno de Nicolás Maduro tiene un origen legítimo pero también que su relación con la “oposición dura” (o sea, la que representa el interés de Washington por apoderarse del petróleo y el oro venezolanos) “es cuasi bélica”. Consciente que se deslizaba por una peligrosa pendiente que remataba en una postura indefendible e incoherente con previas declaraciones del presidente Alberto Fernández apeló a una pirueta retórica e introdujo un matiz diciendo que Venezuela “está terriblemente golpeada por el precio del petróleo y por la cantidad de sanciones y bloqueos que tiene”. Allí estuvo bien, aunque tendría que haber profundizado en esa línea de pensamiento. No lo hizo y en su lugar perdió el control del vehículo y desbarrancó al decir que, desgraciadamente, en ese país “Hay una gran facilidad para meter presos políticos, luego los suelen largar, aunque no siempre. El gobierno es autoritario, sin dudas.”[1] Sólo falta que hoy nuestro Canciller declare, en línea con lo que ayer dijera el impresentable Mike “Vito Genovese” Pompeo, que el mundo libre debe forjar una alianza para derrotar a la “tiranía china” para que los zombies decimonónicos que pueblan el Palacio San Martín griten alborozados: “¡cartón lleno!”

Unos pocos datos concretos son suficientes para demostrar los gruesos yerros del discurso del Canciller. Sería bueno, para comenzar, que hablara con el ex presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para que se informe del talante moral de esa “oposición dura”, que saboteó a última hora un acuerdo entre gobierno y oposición que el español había pacientemente labrado durante meses de arduas negociaciones. Una oposición que declaró que su único objetivo era la “salida” de Maduro y que organizó dos criminales intentos sediciosos, las “guarimbas” del 2014 y 2017, que ocasionaron centenares de muertos, heridos y una cuantiosa destrucción de propiedades públicas y privadas. Una oposición que durante un tiempo aceptó como “presidente encargado” a un ilustre desconocido designado como tal por el presidente de Estados Unidos, que desde hace meses no cesa de despreciarlo públicamente  ante la constatación de su absoluta nulidad como político. Parecería que para Solá estos datos sobre la naturaleza del sector más vociferante y violento de la oposición venezolana son meras nimiedades, pero no lo son. Y calificar al gobierno de Maduro de adoptar una actitud “cuasi bélica frente a una oposición armada que actúa completamente por fuera de las reglas del sistema institucional es un grosero error de apreciación. ¿Calificaría de la misma manera la conducta del gobierno de Carlos S. Menem (de quien fue ministro) cuando ordenó aplastar a sangre y fuego la rebelión “carapintada” encabezada por Mohamed Alí Seineldín en 1990, que causó muchísimas menos víctimas fatales que la oposición violentista en Venezuela? ¡Por favor, seamos serios y cuidemos las palabras!  Y en cuanto a la “facilidad para meter presos políticos” o para practicar todas las malas artes del “lawfare” la Argentina de los últimos años ha llegado a alturas casi inigualables en esa materia: aprobó la licenciatura, la maestría, el doctorado y el posdoctorado en “Reglas para Violar el Estado de Derecho”.  Este desempeño debería ser un baño de sobriedad para todo alto funcionario de nuestro país, evitando caer en la tentación, o en el ridículo, de sermonear a otro gobierno por lo menos hasta que hayamos realizado la reforma del poder judicial que propone el gobierno para acabar con la herencia macrista de una justicia federal corrupta hasta la médula e inextricablemente vinculada al crimen organizado y los servicios de inteligencia estadounidenses.

Pero supongamos que la tremenda presión de Washington y sus secuaces locales –la “prensa libre” y la derecha económica y política- obliga a nuestro Canciller a pronunciar la palabrota deseada: “dictadura”, que hay que reconocer para crédito de Solá que rehusó hacerlo. Aun así, y pensando en un gobierno que ha declarado su voluntad de avanzar en la reconstrucción de la unidad latinoamericana (o por lo menos sudamericana) sería bueno medir cuidadosamente las palabras y antes de hablar de Venezuela dar una ojeada para ver qué ocurre en el vecindario. Si Maduro es autoritario y por lo tanto el suyo es un “régimen”, ¿qué decir entonces del gobierno de Iván Duque en Colombia? Según el director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), Camilo González Poso, “desde que se suscribió el acuerdo de Paz entre el Gobierno y las extintas Farc hasta el 15 de julio de este año, fueron asesinados 971 líderes sociales en Colombia.” No sólo eso: según la misma organización “entre el 7 de agosto de 2018 y julio de 2020, lo que lleva Iván Duque como presidente, han asesinado a 573 líderes sociales y defensores de Derechos Humanos en Colombia.” [2]  ¿Cómo caracterizar a un régimen político que perpetra tan interminable masacre? Por comparación con Duque, Maduro es la Madre Teresa de Calcuta, pese a lo cual ningún al Canciller no se le pasa por la cabeza caracterizar al gobierno colombiano como autoritario. Mucho menos lo hacen los hampones que pululan en la Casa Blanca y los alrededores, para los cuales Duque es el Winston Churchill sudamericano. El malo de la película es el venezolano, así lo dice el libreto que viene del Norte y así lo repiten algunos.

Pero supongamos que nuestra cancillería no conoce demasiado lo que ocurre en Colombia porque la prensa y los medios que lee “la Casa” (eufemismo que designa al fosilizado estamento diplomático de la Argentina) jamás le proporciona tan incómodas estadísticas o noticias “incorrectas”. Además es cierto que si hay un país blindado mediáticamente en Latinoamérica ese país es Colombia; el otro es Brasil. Bien, pero, ¿se puede desconocer tan olímpicamente la trágica realidad que vive un país como Chile, con quien compartimos 5.308 kilómetros de frontera? No debería suscitar alguna preocupación en nuestra Cancillería saber que, como lo suscribe un informe oficial del Poder Judicial chileno “desde el inicio del estallido social el pasado mes de octubre las detenciones ilegales fueron 1928, o sea subieron en un 77 % con relación al año anterior.” [3]  El estallido social, reavivado en las últimas semanas, ocasionó el año pasado 34 muertos, 2.500 presos políticos, 3.765 heridos y 445 lesionados oculares, un buen número de los cuales perdieron totalmente la vista.[4] Aparte hay numerosas denuncias por torturas y vejaciones y por lo menos 20 desaparecidos tan sólo en la primera semana que siguió al inicio de las protestas el 17 de octubre del 2019.[5] El gobierno de Sebastián Piñera se limita a decir que se trata de unos muy pocos casos puntuales, que no hubo un plan sistemático. Nada ni remotamente parecido ocurre en Venezuela, pero no importa. Igual su gobierno es “autoritario” mientras que Piñera, al igual que Duque, es el arquetipo viviente de la democracia, un deslumbrante paladín que todos deberían imitar. Además, téngase en cuenta que en Chile la oposición a Piñera fue completamente pacífica y desarmada, pese a lo cual fue reprimida con ferocidad mientras que las “guarimbas” venezolanas hicieron gala de una violencia extrema, al punto de prender fuego vivas a por lo menos una veintena de personas supuestamente por el delito de “portación de cara” chavista.[6]

No es más reconfortante la situación si volteamos nuestra mirada a la situación del Ecuador, en donde todavía manda un traidor rastrero y corrupto que ha tomado en sus manos la totalidad de los poderes del estado con tal de perseguir a Rafael Correa y la fuerza política que lo representa. Moreno arrasó con el Estado de derecho con perversa meticulosidad, y ante el levantamiento popular del 2019 desató una represión que produjo según inverosímiles informes oficiales un saldo de cinco muertos y 855 heridos. No obstante, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) denunció la existencia de casi 108 desaparecidos.[7] Ni una palabra en relación al  “régimen” ecuatoriano, que es una dictadura unipersonal apenas disimulada con ligeros ropajes de institucionalidad democrática y en donde se abolió por completo y a plena luz del día la separación de poderes y la institucionalidad vigente hasta su llegada a la presidencia. Pero el “autoritario” es Maduro, no Moreno. Seguir leyendo A PROPÓSITO DE MADURO, DUQUE, PIÑERA Y LA MADRE TERESA. ATILIO A. BORÓN

PARADOJALES RESULTADOS DE UNA “FAKE NEWS”. ATILIO A. BORÓN

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Los ojos con que Michelle Bachelet mira a Venezuela

 

ATILIO A. BORÓN

ATILIO 3Ayer por la tarde Clarín y La Nación titulaban su edición digital con grandes caracteres celebrando el pronunciamiento del gobierno argentino en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU reunida en Ginebra. Engullendo sin la menor perspicacia la noticia –incompleta y tendenciosa, y por lo tanto falsa– difundida por la “prensa independiente” la dirección del PRO no tardó en emitir una declaración en donde “felicitaba” al gobierno argentino por su “reconocimiento, tardío pero correcto, sobre la gravísima situación venezolana.” El comunicado titulado “Mejor tarde que nunca” fue firmado por Patricia Bullrich y Fulvio Pompeo (no confundir con Mike, el Secretario de Estado, aunque uno y otro piensen igual) culmina con una exhortación al gobierno para que sostenga esta actitud “en el tiempo, en los distintos ámbitos políticos y diplomáticos existentes, con el fin de apoyar un proceso que permita sin más demora la celebración de elecciones libres e independientes en Venezuela.” En este caso la verdad a medias que creó la “fake news” engañó y les hizo pasar un papelón a quienes son sus incansables promotores. En efecto, a poco andar se conoció la versión completa de la postura argentina en donde se ratificaba: a) el reconocimiento de Nicolás Maduro como el único presidente legítimo de Venezuela; b) la legalidad del llamado a elecciones parlamentarias convocadas por el gobierno bolivariano para diciembre de este año; c) se reafirmaba la condena al bloqueo y las sanciones económicas, que exacerbaban los sufrimientos de la población; d) y se hacía lo propio con el principio de no intervención tema sobre el cual, en el programa de Víctor Hugo Morales por la AM 750, el presidente reafirmó que nadie tenía derecho a decirle a los venezolanos como debían arreglar sus problemas. “Ni yo, ni Trump, ni nadie”, sentenció, para desconsuelo de una derecha colonizada que sí le asigna ese derecho al presidente de Estados Unidos. Además, en la entrevista Fernández recordó la frustrada intervención de José Luis Rodríguez Zapatero para normalizar el proceso electoral en Venezuela y que fue saboteada, a último momento y cuando estaba todo resuelto, por la actitud antidemocrática de la oposición.

El resultado: una fake news que le jugó una mala pasada a la derecha. Para colmo, con sus aclaraciones en el día de hoy, el presidente se alejó aún más del Grupo de Lima, al que juzgó como irrelevante e irrepresentativo; y descalificó explícitamente –y llamándolo por su nombre– los presuntos derechos que el ocupante de la Casa Blanca esgrime para inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela. Reafirmó también su rechazo al golpe y la dictadura en Bolivia y el compromiso de la Argentina con el ex presidente Evo Morales y cuantos bolivianos busquen asilo en este país.

Dos conclusiones surgen de este episodio: primera, que es imprescindible alinear a la Cancillería con las posturas de la Casa Rosada. No hay que ser un lince ni capaz de ver bajo el agua para percatarse que las melodías que resuenan en el Palacio San Martín no gozan del agrado del presidente. Y para jugar un papel positivo en el concierto regional o internacional este país tiene que tener una política exterior, no dos, y evitar que el presidente tenga que salir a aclarar ante los medios qué fue lo que hizo o dijo la Cancillería. Segunda conclusión: la Argentina podría haber ido un poco más lejos en su intervención en Ginebra. Por ejemplo, cuestionando la imperdonable –-y permanente– omisión que Michelle Bachelet hace del tema de las sanciones económicas y el bloqueo a Venezuela cada vez que examina la situación de los derechos humanos en ese país. Podría también haber manifestado su insatisfacción ante el hecho de que la funcionaria no hubiese utilizado la misma vara para juzgar el criminal accionar de las fuerzas policiales en Chile, con sus casi cuatrocientas personas que quedaron ciegas o perdieron un ojo, amén de las mujeres violadas y los miles de detenidos y la treintena de muertos durante la represión; o señalar la incongruencia de hablar de “tortura y malos tratos y la violencia de género” a manos de las fuerzas de seguridad en un continente en donde el maltrato (que no siempre es tortura) y la violencia de género son pan de cada día, incluyendo a la Argentina. Pese a ello, a esa señora sólo le preocupa lo que pueda ocurrir bajo el gobierno de Nicolás Maduro, al paso que ignora las masivas violaciones de los derechos humanos perpetradas en Chile por el régimen de Piñera o en la dictadura boliviana. Podría también el gobierno argentino haberle solicitado que tornase su inquisitiva mirada hacia la vecina Colombia en donde, según la agencia EFE, nada sospechosa de simpatías chavistas, el gobierno de Iván Duque fue responsable o cómplice del asesinato  de 100 activistas sociales y políticos entre el 1º de enero y el 15 de mayo de este año.* Pero Bogotá es un proxy del gobierno de Estados Unidos y Bachelet, en su papel de sumisa sirvienta de la Casa Blanca, ni se le pasa por la cabeza hacer tal cosa y prefiere lanzar sus dardos contra la República Bolivariana en lugar de hacerlo contra el narcogobierno colombiano. En fin, haciendo las sumas y las restas, gracias a la “fake news” de Clarín y La Nación la política del gobierno argentino hacia Venezuela quedó dibujada con perfiles más nítidos y esperanzadores. Y esto es una buena noticia.

*https://www.efe.com/efe/america/sociedad/sube-a-100-la-cifra-de-lideres-sociales-asesinados-en-colombia-2020-dice-ong/20000013-4248539

TRUMP ENSAYA LA INVASIÓN A VENEZUELA. ATILIO A. BORÓN

EL HIJO DE BADUEL. INTENTO DE INVASIÓN VENEZUELA
Numerosos mercenarios fueron abatidos o capturados apenas desembarcaron en las costas venezolanas

ATILIO A. BORÓN

 La frustrada incursión de un grupo de mercenarios pretendiendo desembarcar en las costas de Macuto, estado de La Guaira, es la enésima prueba de que Estados Unidos, es un “estado canalla”; es decir, un país que viola sistemáticamente la legalidad internacional y al hacerlo pone en peligro la paz mundial. La tentativa de la madrugada del pasado domingo confirma que la Casa Blanca persiste en su criminal actitud de mantener el bloqueo e intentar por cualquier medio derrocar a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. E insiste en esta actitud en medio del desastre que la pandemia está produciendo en su país (69.000 muertos y más de 30 millones de desempleados). Imperturbable ante el caos, Trump tiene tiempo para ordenar que una banda de mercenarios ponga en marcha su criminal “licitación para una invasión tercerizada” tal como fuera formalmente anunciada por el bandolero neoyorquino.[1] El objetivo de este primer ataque fue testear la capacidad de respuesta de la FANB (Fuerza  Armada Nacional Bolivariana), su cohesión frente a los invasores y su eventual vulnerabilidad ante la tentación que despierta entre malhechores de todo tipo la millonaria recompensa ofrecida por Washington. A no confundirse: lo ocurrido en Macuto no es un incidente aislado sino un engranaje de un plan meticulosamente concebido y cuyo desenlace final, en la afiebrada alucinación de quienes lo pergeñaron, es el secuestro o el asesinato del presidente Nicolás Maduro y la concreción del tan ansiado como elusivo “cambio de régimen.” De hecho, al día siguiente del primer incidente en Macuto un nuevo colectivo mercenario fue interceptado y sometido por las milicias populares en Chuao, en la región costera del Estado Aragua.[2]

Es indudable que la escala de esta operación fue incomparablemente menor que la que lanzara un grupo de cubanos contrarrevolucionarios en el desembarco de Playa Girón, el 15 de abril de 1961. En aquella ocasión se movilizaron unos 1400 hombres, más de una docena de aviones de transporte y bombarderos, numerosos barcos, tanques y una impresionante armamento. La fulminante respuesta de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas impidió que los invasores lograran su primer objetivo estratégico, preámbulo de otros más ambiciosos: crear una “zona liberada” en donde se instalase un gobierno provisional que obtendría el inmediato reconocimiento de la Casa Blanca y de la OEA y que permitiría que los medios de comunicación y los políticos serviles y sirvientes del imperio presionar a otros gobiernos para que reconozcan el nuevo gobierno cubano y lanzar una campaña mundial para que la “comunidad internacional” avale esta maniobra.

Lo de Macuto tuvo otra dimensión, pero no se debería caer en el error de creer que ese era todo el plan. De hecho, la nueva incursión por Chuao prueba lo que venimos diciendo. Ambos operativos son  “globos de ensayo” para medir la rapidez y contundencia de la respuesta del chavismo y, también, operaciones de distracción para facilitar el eventual ingreso de contingentes de mercenarios –“contratistas militares privados”, según las leyes de Estados Unidos, como Academi (ex Blackwater) y Triple Canopy que cuentan con miles de efectivos- regularmente contratados por la CIA y el Departamento de Estado para realizar lo que eufemísticamente se llaman “operaciones especiales.” Por ejemplo, organizar micro-operaciones en el dilatado litoral atlántico-caribeño de Venezuela o por la extensa frontera colombo-venezolana (2.219 kilómetros) que ofrece muchas rutas alternativas de ingreso ilegal y de difícil detección. Por supuesto que el narcogobierno de Iván Duque en Colombia hará absolutamente cualquier cosa que le sea solicitada por Trump, pues es consciente que si desobedeciera la orden tanto él como su jefe político, Álvaro Uribe Vélez, podrían terminar sus días en una cárcel de máxima seguridad como el ex presidente panameño Manuel  Antonio Noriega. Por otra parte, no puede olvidarse el hecho de que la IVª Flota de Estados Unidos lleva semanas patrullando el Mar Caribe con el pretexto de desarticular las redes del narcotráfico cuando los informes de la DEA señalan que el 93 % de la cocaína que ingresa a ese país lo hace desde Colombia y vía el Océano Pacífico. Ese vasto despliegue naval fue diseñado para otorgar apoyo logístico, y eventualmente de tropas y equipos, a las operaciones desbaratadas en las últimas horas. La situación, por lo tanto, es de extrema gravedad y la subestimación de la prensa es la mejor prueba de que se quiere minimizar el peligro para que el gobierno bolivariano baje su guardia y piense que lo peor  ya pasó. Tal actitud subestima grandemente al liderazgo de Nicolás Maduro y el patriotismo de venezolanas y venezolanos que, de producirse el ataque, propinarán una tremenda derrota a los invasores. Sería bueno que alguien le cuente al ignorante de Trump qué fue lo que le ocurrió a Estados Unidos en Playa Girón y en Vietnam.

Los sicarios mediáticos del imperio dicen que las agresiones a Venezuela cuentan con el beneplácito, o al menos la aquiescencia,  de la “comunidad internacional”. Pero ocurre que esa tal comunidad no existe y es una engañosa entelequia. Así la describió un experto estadounidense, Samuel P. Huntington, conservador pero poco amigo de las “posverdades” y ardides propagandísticos de la derecha. Escribió que “los líderes estadounidenses constantemente dicen que hablan en nombre de ‘la comunidad internacional.’ ¿Pero a quiénes tienen en mente? A China, Rusia, India, Paquistán, Irán, el mundo árabe, América Latina, Francia? ¿Será que algunos de esos países o regiones perciben a Estados Unidos como el vocero de una comunidad de la cual son partes integrantes? La comunidad en cuyo nombre habla Estados Unidos incluye, como mucho, a sus primos anglo-sajones (Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda)… a Alemania y algunas pequeñas democracias europeas … a Israel en cuestiones relacionadas con Oriente Medio y a Japón. Son estados importantes, pero están muy lejos de ser la “comunidad internacional global”.[3]

Pese a ello Trump y sus secuaces de la Fundación Libertad siguen diciendo, por ejemplo, que a Juan Guaidó o el bloqueo a Cuba y Venezuela son apoyados por “la comunidad internacional”. O acusando de “populistas”, “autoritarios” o violatorios de la separación de poderes a los gobiernos latinoamericanos que priorizan la salud de sus poblaciones en lugar de garantizar el libérrimo funcionamiento de los mercados, algo que para Mario Vargas Llosa y su tropa de impresentables políticos comenzando por Álvaro Uribe Vélez, José María Aznar y Mauricio Macri refleja las aspiraciones de la “comunidad internacional.” Mienten a sabiendas y deberían recordar, antes de que tengan un abrupto despertar, la sabia sentencia de Abraham Lincoln cuando dijo que: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.”

Ante esta ofensiva de Washington lo primero que se impone es la necesidad de cerrar filas en defensa del gobierno bolivariano. La injerencia de Estados Unidos y su peón colombiano los asuntos internos de Venezuela es absolutamente inadmisible y debe ser condenada de modo rotundo. Este es un imperativo categórico, de raíz kantiana, imprescindible para evitar que el sistema internacional desate una espiral incontenible de caos, violencia y muertes. Segundo, será también inaceptable cualquier actitud ecléctica o que pretenda apelar a una imaginaria neutralidad, y menos en tiempos de una pandemia universal. Y si algunos gobernantes extravían el rumbo sea porque ceden a la coerción de la Casa Blanca o debido a sus propias debilidades ideológicas deberán saber que la repulsa popular ante esa conducta más pronto que tarde podría causar el derrumbe de sus gobiernos. Tercero y último: potenciar los dispositivos de coordinación a través de la Internet que nos hemos visto forzados a utilizar debido a la cuarentena para formar un gran movimiento de opinión continental repudiando la ofensiva norteamericana en contra del gobierno bolivariano y, por supuesto, de Cuba, Nicaragua e Irán. Y, agregaríamos, en contra de las políticas de sanciones económicas a Rusia y China y la “extraterritorialidad” de las leyes de Estados Unidos que exacerban las ya de por sí peligrosas tensiones del sistema internacional. Hemos aprendido que aún cuando no podamos reunirnos físicamente podemos hacerlo virtualmente, e impulsar iniciativas de autodefensa que impidan que el capital utilice los estragos de la pandemia para reconstruir, en clave aún más autoritaria, su dominación sobre los pueblos. Este “asociativismo digital” puede y debe convertirse en un significativo aporte para facilitar la coordinación internacional de las luchas antiimperialistas e idóneo instrumento para combatir las mentiras y manipulaciones mediáticas con las que se nos quiere subyugar.

 NOTAS

[1] Cf. María Fernanda Barreto, en Correo del Alba, 26 de Marzo de 2020, accesible en:     https://correodelalba.org/2020/03/26/trump-abre-la-licitacion-para-la-invasion-militar-a-venezuela-en-medio-de-la-pandemia/   La cifra de 55 millones de dólares resulta de sumar los 15 millones ofrecidos por la captura (o el asesinato) de Nicolás Maduro a los que se agregan los 10 millones por Diosdado Cabello y Tareck El Aissami y, además, por los traidores Hugo Carvajal y Clíver Alcalá que seguramente querrán capturarlos vivos. Cf. los datos en el periódico colombiano El Tiempohttps://www.eltiempo.com/unidad-investigativa/quienes-estan-con-maduro-en-el-cartel-de-recompensas-de-ee-uu-477386

[2] https://twitter.com/oriolsabata/status/1257378597439967239

[3] Cf. “The lonely superpower”, en Foreign Affairs,  Marzo-Abril 1999, Vol. 78, Número 2

Fuente: BLOG DE ATILIO BORÓN

VENEZUELA, LA DEA DESMIENTE A TRUMP. ÁNGEL GUERRA CABRERA

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ÁNGEL GUERRA CABRERA

GUERRITALos registros de la agencia antidrogas de Estados Unidos, DEA por sus siglas en inglés, desmienten rotundamente, como veremos, las banales acusaciones de narcotráfico lanzadas por Donald Trump contra su homólogo venezolano Nicolás Maduro y miembros de su gobierno. Queda claro que la nueva y belicosa embestida del magnate inmobiliario contra Venezuela  tampoco tiene nada que ver con la defensa de la democracia ¡Al contrario¡ Y es consecuencia del absoluto fracaso de todos los planes golpistas y desestabilizadores de su administración contra el gobierno constitucional y legítimo del presidente Maduro. No en menor medida, también de un desesperado intento electoralista por hacer que los estadounidenses miren hacia otro lado y no al cuadro dantesco de su cada vez más desastrosa y mortífera gestión de la pandemia del coronavirus, con un saldo altamente negativo mundialmente que supera de forma notoria en velocidad la del ritmo de contagios y defunciones de los otros países más afectados por la enfermedad. Y otra razón para la embestida trumpista antivenezolana muy probablemente obedezca al muy erróneo cálculo de que la situación de pandemia  colocaría al país bolivariano en una situación más propicia para hacerlo objeto de las inmorales e ilegales bravatas y amenazas del propietario de casinos. Resulta que Venezuela está mostrando una impresionantemente bien conducida estrategia de contención al virus, apoyada por su población, y, además, por reconocidos expertos de Cuba, China y Rusia.

Hagamos un muy apretado resumen de los hitos de la embestida antivenezolana. En una serie de escenas que más que actos de Estado, asemejan una farsa grotesca, primero, el Procurador General de Estados Unidos William Barr (en su momento recibió de  la administración de Bush padre la encomienda de realizar la fundamentación “legal” para la invasión de Panamá de 1989), acusó de narcoterrorismo al presidente Maduro y a varios miembros de la cúpula gubernamental venezolana y, al estilo de Lejano Oeste, ofreció recompensas por informaciones que condujeran a su detención.

Curiosamente, la acusación incluye a dos generales hace tiempo desertores del instituto armado de Venezuela y domiciliados en el extranjero. Jurídicamente hablando, la acusación de Barr es totalmente inválida, toda vez que acorde a la Carta de la ONU y hasta la de la putrefacta OEA, el gobierno de un país no tiene jurisdicción sobre el territorio de otro. Eso, sin contar que Barr no presentó prueba alguna contra el presidente Maduro y los otros venezolanos que involucró, simplemente porque no las tiene.  No es ocioso añadir que una acusación no es ni remotamente un fallo de culpabilidad, por lo que su uso en este caso no pasa de ser una torcedura de la ley por Barr para cumplir con los propósitos políticos antivenezolanos de Trump. La cuestión es muy clara. La DEA afirma en todos sus informes hasta 2019 que Colombia es la “fuente primaria para la cocaína capturada en Estados Unidos”. Según el Cocaine Signature Program elaborado por la DEA en 2018 “aproximadamente 90 por ciento de las muestras de cocaína analizadas fueron de origen colombiano, seis por ciento de origen peruano y cuatro por ciento de origen desconocido”. En otras palabras, de acuerdo con los registros de la agencia federal para las drogas de Estados Unidos no se encuentra en ese país cocaína ni ningún otro narcótico procedente de Venezuela.

De modo que la conferencia de prensa ofrecida la Casa Blanca pocos días  después de la acusación de Barr en la que se anunció por Trump el inicio de “la más grande operación antidroga llevada a cabo en el hemisferio occidental” y el despliegue de toda una armada en el Caribe, pero apuntando a tierras bolivarianas, no es más que otro episodio de la farsa antivenezolana dirigida a hacer presión contra Caracas y a justificar un eventual ataque posterior, sea por paramilitares desde Colombia o por un operación de más envergadura.

Lo único razonable que puede hacer Estados Unidos en una coyuntura humanitaria tan dramática como la que sufre la humanidad, y su propia población en primer lugar, es apoyar el llamado a la paz y a silenciar las armas en el mundo formulado por el secretario general de la ONU António Guterres, levantar el bloqueo a Venezuela, Cuba, Nicaragua, Palestina, Irán y Siria. De una vez respetar el derecho de Venezuela a la autodeterminación y que el secretario de Estado Pompeo deje de presentar marcos “para la transición a la democracia” en Venezuela que el pueblo de ese país aventará al cesto de la basura como siempre que su soberanía e independencia se han visto amenazadas.

Twitter: @aguerraguerra

EN RESPUESTA A LA CARTA QUE EL PRESIDENTE MADURO DIRIGIERA AL PUEBLO DE LOS ESTADOS UNIDOS

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La Red en Defensa de la Humanidad – Capítulo de EE.UU. expresa su más sincera solidaridad con el pueblo de Venezuela y su único presidente legítimo, Nicolás Maduro Moros, en esta hora de peligro.

La administración de EE.UU. crea más conflictos y agresiones contra Venezuela, mientras personas de todo el mundo luchan contra una peligrosa pandemia.

Hace dos semanas, el gobierno de Trump presentó cargos criminales falsos contra el presidente y otros trece funcionarios venezolanos, incluido el presidente de su Tribunal Supremo. Y hace apenas unos días, el 2 de abril, los EE.UU. desplegaron buques de guerra frente a las costas de Venezuela, en el que constituye el mayor despliegue militar de EE.UU. desde la invasión de Panamá en 1989. Esto se suma a las cada vez más numerosas sanciones económicas con el fin de aumentar el sufrimiento del pueblo y estrangular la economía venezolana.

Es indignante que la administración de los Estados Unidos esté destinando recursos contra Venezuela para la guerra mientras se nos muestra desorganizada e inepta para conseguir equipos de salvamento como ventiladores, camas e, incluso, mascarillas, para su propia población y los profesionales de la salud que están al frente de esta lucha.

El Presidente Maduro habló de los intereses comunes de los ciudadanos de ambos países. «Los pueblos de Estados Unidos y Venezuela no son tan diferentes como las mentiras tratan de hacernos creer.» El Presidente habló, incluso, de los sueños comunes de una «sociedad más justa, libre y compasiva».

El Presidente Maduro imploró a los ciudadanos de EE.UU. «que no permitan que su país sea arrastrado una vez más a otro conflicto interminable, otro Vietnam, otro Irak, pero esta vez más cerca de casa».

Mientras otros países, como Cuba, Rusia y China, envían especialistas y equipos médicos para ayudar internacionalmente en la lucha común contra el COVID-19, la administración Trump ha optado por generar un nuevo conflicto y por amenazar con desatar una guerra.

Exigimos el fin de la política de amenazas, sanciones y agresiones de los Estados Unidos.

Nos solidarizamos con el pueblo de Venezuela y el mundo.

Red en Defensa de la Humanidad, Capítulo de EE.UU., 6 de abril, 2020

 

LAWFARE Y GUERRA ASIMÉTRICA VS. VENEZUELA. CARLOS FAZIO

ELLIOT ABRAMS
Elliot Abrams, representante especial para temas relacionados con Venezuela, del Departamento de Estado de Estados Unidos. Foto Afp

CARLOS FAZIO

FAZIO 1En la coyuntura de la llamada “epidemia del siglo”, la diplomacia de guerra de Estados Unidos ha decidido profundizar su guerra no convencional, asimétrica, contra Venezuela. Con una serie de acciones sucesivas que pretenden generar miedo y pavor (shock and awe) en filas “enemigas”, la administración Trump activó el 26 de marzo pasado el miserable plan diseñado por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el representante especial para Venezuela, Elliott Abrams, cuyo objetivo final es intentar producir un “cambio de régimen” en el país que tienen la reservas probadas de hidrocarburos más grandes del mundo.

Ese día, en lo que parece marcar un nuevo punto de no retorno ahora bajo la pantalla judicial del golpismo (Lawfare), el fiscal general de EEUU, William Barr, anunció cargos criminales por narcoterrorismo, tráfico de cocaína, lavado de dinero y corrupción contra el presidente constitucional y legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro; una docena de altos funcionarios civiles y militares así como dirigentes del proceso bolivariano –e, incluso, un par de generales prófugos de la justicia venezolana–, bajo la grotesca argumentación de “haber participado en una asociación delictiva” que involucraría a una “organización terrorista extremadamente violenta” –las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC–, así como de “conspirar” para utilizar la venta de drogas como un “arma” contra Estados Unidos.

El 31 de marzo, en otra inadmisible intromisión –que viola  el Derecho internacional y los principios de la Organización de las Naciones Unidas, entre ellos, el de no intervención, la libre determinación de los pueblos y la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales−, Pompeo y Abrams hicieron público su “plan” denominado eufemísticamente “Marco para la transición democrática en Venezuela” (cuyo único fin es el derrocamiento de Maduro), lo que fue seguido, el 1 de abril, por el anuncio de Donald Trump del lanzamiento de un nuevo operativo militar naval antidrogas en aguas del Caribe y el Pacífico.

Trump, quien apareció flanqueado en la Oficina Oval por el secretario de Defensa, Mike Esper, y el jefe del estado mayor, general Mark Milley, dijo que las operaciones marítimas antinarcóticos estarán dirigidas contra lo que, afirmó, es una “creciente amenaza” de “narcotraficantes y terroristas” que buscarán “aprovecharse” de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus para introducir drogas en EEUU y afectar a la ciudadanía.

A su vez, el secretario Esper identificó a Venezuela como una amenaza en particular, al acusar al “régimen ilegítimo de Maduro” de depender de las ganancias del narcotráfico para mantenerse en el poder. Con lo cual, se cumplirían los propósitos encubiertos denunciados a mediados de marzo por el canciller venezolano, Jorge Arreaza, de que en el marco de una nueva fase de agresiones unilaterales estadounidenses contra su país, el Pentágono y el jefe del Comando Sur, Craig Faller, estaban contemplando un “bloqueo naval” a Venezuela, acción reconocida por la ONU como “uso de la fuerza”; medida que podría ser reforzada en la coyuntura con acciones coercitivas bajo el paraguas de la Organización de Estados Americanos (OEA), vía el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), ambos, viejos instrumentos de la guerra fría al servicio de Washington.

Pino Arlacchi y los bulos de la CIA y el Pentágono

En el marco de la nueva fase de guerra híbrida de EU contra el proceso bolivariano de Venezuela, cabe recordar que el 15 de abril de 2019, durante una sesión de preguntas y respuestas en la Universidad de Texas, el secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó entre risas y aplausos: “Yo era director de la CIA (Agencia Central de Inteligencia). Mentimos, engañamos y robamos. Teníamos hasta cursos de entrenamiento”. (Aunque la transcripción oficial del Departamento de Estado no incluyó esas aseveraciones, sí quedaron registradas en video).

La confesión de Pompeo vino a confirmar lo que es público y notorio y está registrado en cientos de documentos oficiales y literatura sobre la CIA de los últimos 60 años. Pero no deja de ser grave que el jefe de la diplomacia estadounidense se refiera a sí mismo como mentiroso y ladrón. Máxime, en la actual coyuntura, cuando expertos comunicacionales del Pentágono y la CIA han echado a andar una nueva etapa de la guerra no convencional contra Venezuela, diseñada en base a operaciones de guerra psicológica, propaganda encubierta y mensajes indirectos a través de los medios de difusión masiva (radio, televisión, prensa escrita, Internet), direccionadas a conseguir el control y la manipulación de la llamada opinión pública mediante distorsiones informativas (noticias intoxicadas). Seguir leyendo LAWFARE Y GUERRA ASIMÉTRICA VS. VENEZUELA. CARLOS FAZIO

REDH CONTRA LAS RECIENTES AMENAZAS Y ACUSACIONES INFUNDADAS POR PARTE DE EE.UU. CONTRA EL GOBIERNO Y EL PUEBLO DE VENEZUELA

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La Red en Defensa de la Humanidad rechaza categóricamente las intenciones del gobierno de EEUU de agredir nuevamente al pueblo de Venezuela con amenazas e infundadas acusaciones tratando de vincular al presidente legítimo Nicolás Maduro y autoridades del Estado venezolano con el narcotráfico.

De manera desesperada, luego de 20 años de intentos para derrocar la Revolución democrática y pacífica bolivariana, buscan justificar la invasión de territorio venezolano violando, como siempre lo han hecho, la normativa del derecho internacional. Trump anunció operaciones antidroga y el despliegue de barcos en el Caribe y el Pacífico Oriental centrándose particularmente en Venezuela, cuyo gobierno, según el Secretario de Defensa Mark Esper, depende de las ganancias derivadas de la venta de narcóticos.

El mundo entero sabe que Venezuela no figura entre los países que producen, trafican ni consumen drogas. No aparece en las estadísticas de los recientes informes de la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito correspondientes al año 2019. Sólo figura como el país con mayores incautaciones de narcóticos.

Es Colombia, y no Venezuela, el mayor productor de cocaína del planeta. De las 245.400 hectáreas de cocaína que fueron cultivadas el año 2017, el 69,68%, es decir, 171.000 estaban en territorio colombiano. Es también Colombia el mayor productor de cocaína 100% pura: de las 1.970 toneladas que se produjeron en 2017, en ese país se fabricaron 1.379 toneladas. Es por el Pacífico y por Centroamérica por donde se registra el mayor tráfico de cocaína hacia EEUU, según el mencionado informe.

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¿VENEZUELA: NARCO ESTADO? MENTIRAS, NÚMEROS Y VERDADES. PASQUALINA CURCIO CURCIO

PASQUALINA CURCIO CURCIO

PASQUALINA 2“Yo era el director de la CIA. Mentimos, engañamos, robamos. Es como si tuviéramos cursos de entrenamiento completos.” Esta confesión la realizó ante un grupo de estudiantes de la Universidad de Texas el 15 de abril de 2019 el hoy Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo.

Se trata del mismo personaje abyecto quien ayer, en un acto carente de ética, incitando al delito ofreció una recompensa de 15 millones de dólares a quien le entregase al presidente constitucional y legítimo de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. Entrenado para mentir justificó su ofrecimiento afirmando que Maduro es el responsable del “tráfico internacional de narcóticos”.

Mike Pompeo junto con el Fiscal General de EEUU, William Barr, acusaron a Maduro sin prueba alguna (como suelen hacer los voceros del imperio estadounidense) de «haber participado en una asociación criminal que involucra a una organización terrorista extremadamente violenta, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un esfuerzo por inundar Estados Unidos de cocaína».

Aseguraron que “los exjefes guerrilleros [de las FARC] que han retomado las armas ´obtuvieron el apoyo del régimen de Maduro´ para operar en la frontera entre Colombia y Venezuela con el objetivo de enviar al territorio estadounidense toneladas de cocaína.”(1)

Barr, al igual que Pompeo, tomó los cursos de entrenamiento para mentir, engañar y robar. Se desempeñó como funcionario de la CIA entre 1973 y 1977.

La actuación protagonizada por Barr y Pompeo es parte del guión para acabar con la Revolución Bolivariana.  En el documento titulado “Plan Maestro para derrocar a la dictadura venezolana” del 23-02-2018 suscrito por el entonces Jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, se lee entre los objetivos y estrategias:

“Intensificar notablemente la denuncia contra el régimen de Maduro calificándolo de criminal, ilegítimo, ladrón de la riqueza del pueblo venezolano y saqueador del tesoro nacional (…) Hacer uso de la ´corrupción generalizada´ y  de las ´ganancias originadas por las operaciones de narcotráfico´ para desacreditar su imagen [la de Maduro] ante el mundo y sus seguidores.”

También está entre los planes: “Continuar el fuego en la frontera con Colombia, multiplicar el tráfico de combustible y otros bienes, el movimiento de los paramilitares, incursiones armadas y tráfico de drogas, provocando incidentes armados con las fuerzas de Seguridad de la Frontera”…Reclutar paramilitares mayormente de los campos de refugiados en Cúcuta, la Guajira y del Norte de Santander”.

Es y ha sido parte del Plan, entre otros: “Aumentar la inestabilidad interna a niveles críticos… causar víctimas y señalar como responsable al gobierno de Venezuela magnificando, frente al mundo, la ´crisis humanitaria´ a la que ha sido sometido el país…”  (2)

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ECUADOR: ¿DE LA REVUELTA A LA INSURRECCIÓN? ATILIO A. BORÓN

ECUADOR -A ATILIO

ATILIO A. BORÓN

ATILIO 3Ya van diez días del levantamiento plebeyo en Ecuador y la situación lejos de revertirse cobra nuevos bríos. La toma de edificios públicos se generaliza: masas movilizadas de indígenas, campesinos, capas medias empobrecidas y pobladores urbanos rodean el Palacio de Carondelet, sede del gobierno ecuatoriano. y el edificio de la Asamblea Nacional. Días pasados se tomaron la sede de la misión del FMI en Quito, ámbito donde reside “gobierno real” que tiene como su marioneta privilegiada a Moreno. El “estado de excepción” decretado por su gobierno, luego de su cobarde huída hacia Guayaquil, no logró desbaratar la ofensiva popular a la que se sumaron, en las últimas horas, indígenas amazónicos que nunca antes se habían incorporado activamente a las protestas que conmovieran al Ecuador en 1997, 2000 y 2005 y que culminaran con los derrocamientos de Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. La única respuesta del régimen, de la dictadura de Moreno, ha sido declarar el “toque de queda” desde las 15 horas de este sábado.

La situación, al caer la tarde de hoy ha sido descrita de este modo por un testigo muy calificado instalado en el teatro mismo de los acontecimientos: “es una verdadera lucha de clases … Quito paralizada con “toque de queda”   desde las 15h, sin hora límite. Indígenas rodeados en las zonas de sede. Bombas y disparos. Ciudad militarizada. En otras ciudades del país empiezan movilizaciones. Violencia brutal contra los protestantes. Varios muertos, centenares de heridos, mil y más apresados. Cortaron señal de Telesur. Imposible información porque nadie puede circular. Algo se informa en redes y ahí circulan videos, fotos, documentos. Lenin Moreno dice estar abierto al diálogo. La posición indígena: no negociar sino públicamente, con presencia de la televisión, ONU, derechos humanos, iglesia. No es solo movilización indígena sino también estudiantes, trabajadores, pobladores. Los indígenas son el centro y la fuerza popular más grande. Llegaron a Quito desde distintas regiones del país. El pedido fundamental: dejar insubsistente decreto de liberación de precios de combustibles. Cuestión de fondo: reacción contra las medidas anunciadas y acordadas con el FMI. Situación incierta. Sin salida por el momento. Para nosotros, quiteños, un ambiente de guerra con focos de enfrentamientos. Situación terrible.”

En toda crisis, como en las guerras, el papel de la prensa al informar o desinformar es de enorme importancia. De hecho, el conflicto se presenta como si fuera una reacción de los indígenas ecuatorianos, segmentando y subestimando la confrontación. En realidad el rechazo al “paquetazo” de Moreno atraviesa –como lo dice más arriba nuestro informante- casi toda la estructura social: comenzó primero en las ciudades: los transportistas y, de inmediato, estudiantes, maestros, la militancia política opositora, ciudadanas y ciudadanos de Quito y (en menor medida al principio) de otras ciudades. Pero esta revuelta  experimentó un “salto cualitativo” con la arrolladora incorporación de las comunidades indígenas y campesinas. Fueron éstas las que le otorgaron ese tono amenazantemente plebeyo a la insurgencia que el presidente fugitivo y sus compinches caracterizaron como la “revolución de los zánganos”, reflejando nítidamente el talante racista del bloque dominante.  Antes, los paniaguados de Lucio Gutiérrez también habían denigrado a las masas que, en el 2005, acabarían con ese otro traidor y que fueran anatemizadas como una “revolución de forajidos”.

Hay cuatro rasgos que distinguen a la actual coyuntura pre-revolucionaria de las revueltas anteriores: esta es muchísimo más masiva y multitudinaria; tiene presencia en casi todo el país mientras que sus predecesoras tenían lugar casi exclusivamente en Quito; su duración es mucho más prolongada; y la brutalidad de la represión oficial es muchísimo mayor, incluyendo el “toque de queda”. Según cifras oficiales había cinco muertos a manos de las fuerzas de seguridad al anochecer del viernes. Pero las organizaciones sociales ya hablan de un número bastante mayor y hay centenares de heridos -varios de ellos en grave estado- y más de mil personas detenidas.  Esto, antes del “toque de queda”. Además buena parte de los medios de comunicación están bajo control oficial y Telesur ha sido sacada del aire, al igual que un puñado de radios anatemizadas por el gobierno ecuatoriano como “correístas”. Además, los internautas están también siendo acosados y los que emiten noticias contrarias a los informes oficiales por las redes sociales están siendo bloqueados. Líderes y dirigentes opositores están detenidos o amenazados (por ejemplo, sobre Paola Pabón, prefecto de Pichincha, pesa una orden de captura por instigación a la violencia, sabotaje y terrorismo). Otros tuvieron que asilarse. Gabriela Rivadeneira buscó refugio en la embajada de México y a Ricardo Patiño se encuentra exiliado en ese país. Correa sigue en Bélgica y la persecución sobre otros dirigentes del correísmo es implacable.  El presidente prófugo sólo produjo como gesto de pacificación un mensaje por cadena nacional de 44 segundos (¡Sic!) diciendo que está dispuesto a dialogar con los revoltosos. Seguir leyendo ECUADOR: ¿DE LA REVUELTA A LA INSURRECCIÓN? ATILIO A. BORÓN

TRUMP RESUCITA EL TIAR. CARLOS FAZIO

Resultado de imagen para TRUMP VESTIDO DE SOLDADO

CARLOS FAZIO

FAZIO 2Desgastado el liderazgo por delegación del fantoche Juan Guaidó y agotada en la etapa la maquinaria del gol­pe de Estado contra el gobierno constitucional y legítimo de Nicolás Maduro, el pasado 11 de septiembre la administración Trump decidió iniciar una nueva fase de su política de cambio de régimen en Venezuela, y con apoyo de Brasil usó a Colombia para activar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) en la Organización de Estados Americanos (OEA).

Viejo instrumento del panamericanismo de guerra de Washington, el objetivo inmediato del TIAR será multilateralizar las sanciones coercitivas contra Venezuela en los campos comercial y financiero −incluido un posible bloqueo naval que interrumpa las exportaciones petroleras responsables de 95 por ciento de los ingresos del país sudamericano−, y/o la ruptura de relaciones diplomáticas, consulares y económicas de varios gobiernos derechistas del área.

Junto con el TIAR (Río de Janeiro, 1947), la OEA, cuya carta fundacional surgió en el marco de la novena Conferencia Internacional Americana (Bogotá, 1948), fue uno de los mecanismos para la seguridad colectiva interhemisférica utilizados por la diplomacia estadunidense en su lucha contra el comunismo de Moscú durante la guerra fría, como se llamó la confrontación política, ideológica y militar entre el Este y Oeste en la inmediata posguerra, tras la derrota del nazifascismo.

Como aparato estratégico intercontinental, el TIAR −calificado como el primer pacto de la guerra fría−, fue instrumentado por Washington para que cumpliera un papel similar al de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Europa occidental. A partir de 1948, en particular luego de la llegada del general Dwight D. Eisenhower a la Casa Blanca en 1953, EE.UU. abandonó la idea de exportar su democracia mediante estrategias reformistas y optó por políticas conservadoras y punitivas hacia América Latina y los países periféricos del mundo libre.

El entonces secretario de Estado, John Foster Dulles, hizo de la seguridad militar y policial de corte contrainsurgente el primer punto de la agenda de Washington, y alentó el establecimiento de regímenes dictatoriales civiles y militares, procapitalistas y antizquierdistas en América Latina. En los hechos, el pacto de defensa mutua plasmado en el TIAR −la idea de uno para todos y todos para uno− significó la continentalización de un monroísmo de nuevo tipo que, según diferentes coyunturas y con sus respectivos puntos de continuidad y ruptura, ha sido sometido a constantes procesos de actualización y relaboración doctrinaria y estratégica por el Pentágono y el Departamento de Estado.

Ante la irrupción del socialismo en Cuba, la estrategia de John F. Kennedy consistió en alinear a los gobiernos autoritarios y dictatoriales de América Latina y el Caribe en su lucha contra el Castro-comunismo, combinando la zanahoria de la Alianza para el Progreso con el garrote de la fracasada aventura mercenaria de Bahía de Cochinos.

Luego, bajo las dictaduras militares de seguridad nacional, el neomonroísmo devino en lucha antisubversiva, y tras la autodisolución de la URSS en 1989, adaptó su ropaje a la guerra a las drogas (sustituto del fantasma comunista) y las guerras sucias y de baja intensidad (Granada, El Salvador, Nicaragua, Panamá), hasta la fase actual de guerra al terrorismo post-11 de septiembre de 2001.

Los 11 países que apoyaron ahora activar el TIAR −del total de 18 firmantes− fueron: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y República Dominicana. Cinco países se abstuvieron: Costa Rica, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay; Bahamas se ausentó. Cuba fue excluida del TIAR en 1962 y México se retiró del TIAR en 2002. Venezuela, que con Bolivia, Ecuador y Nicaragua abandonaron el tratado en 2012, estuvo representada por un enviado de la oposición política.

La representante mexicana ante la OEA, Luz Elena Baños, dijo que es inaceptable usar un mecanismo que contempla la fuerza militar y subrayó que si bien México no es parte del TIAR, sí está obligado a pronunciarse en contra del uso político que se pretende dar a lo que considera un delicado y controversial instrumento.

Categórico, el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, rechazó la activación espuria e írrita del TIAR, y dijo que ese pacto es un instrumento de genuflexión por quienes quieren legalizar una intervención militar en la patria de Bolívar. El jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana calificó al TIAR de anacrónico y falaz, y aseveró que es un subterfugio diseñado por EU para garantizar sus propios intereses hegemónicos en la región.

Así, el 14 de septiembre llegó a Bogotá el nuevo embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg, experimentado operador de golpes suaves y rupturas secesionistas. Los antecedentes de Goldberg en la ex Yugoslavia y Bolivia, aumentan el riesgo de una balcanización de la frontera colombo-venezolana. Su misión podría ser acelerar el papel de Colombia como cabeza de playa para una intervención militar y paramilitar en Venezuela −incluido el montaje de falsos positivos y/o una operación de bandera falsa en la frontera entre ambos países, que vincule a las FARC/ELN con el gobierno de Maduro−, ahora bajo la fachada legal del TIAR.

Fuente: LA JORNADA

COLOMBIA, PLATAFORMA DE LA CIA PARA LA AGRESIÓN A VENEZUELA. CARLOS FAZIO

ÁGUILA 7

CARLOS FAZIO

CARLOS FAZIO 2El pasado 28 de agosto, el secretario de Estado Mike Pompeo anunció la creación de la Unidad de Asuntos para Venezuela (Venezuela Affairs Unit, VAU por sus siglas en inglés), que estará ubicada en la embajada de Estados Unidos en Bogotá, Colombia, lo que exhibe a ese país sudamericano como la principal plataforma para un golpe de Estado Made in USA contra el gobierno constitucional y legítimo de Nicolás Maduro y el papel servil y cipayo del presidente colombiano Iván Duque.

La Unidad de Asuntos de Venezuela estará dirigida por James Story, ex encargado de negocios en la Embajada estadunidense en Caracas, y quien fue uno de los últimos diplomáticos en retirarse de la misión en la capital venezolana en marzo, después de que el presidente Nicolás Maduro rompiera relaciones con Washington.

El nivel de la VAU no es tradicional en el servicio exterior de Estados Unidos, y según trascendidos de prensa no se equiparará a una “sección de intereses” como la que existió en La Habana, Cuba, durante décadas. De acuerdo con fuentes del Departamento de Estado, su carácter provisional la coloca fuera del Comité de Relaciones Exteriores del Senado en cuanto a aprobar su personal, aunque seguirá supervisando el desarrollo de las relaciones bilaterales.

La creación de la oficina diplomática paralela de EE.UU. en Bogotá contó con el apoyo bipartidista (demócrata/republicano) del Congreso, y busca dar legitimidad regional al desdibujado presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, en un momento de extrema debilidad política de la oposición interna al gobierno de Maduro.

El presidente Maduro rompió relaciones con Estados Unidos el 23 de enero pasado, luego de que Donald Trump desconociera su mandato y reconociera a Guaidó, su creación, como “presidente encargado”, en medio de una campaña de intoxicación mediática en el mundo occidental dirigida a presionar, desestabilizar y producir un “cambio de régimen” en Venezuela, con apoyo de varios presidentes de la ultraderecha latinoamericana agrupados en el llamado Grupo de Lima.

Desde entonces, oficiales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) comenzaron a realizar contactos con funcionarios diplomáticos venezolanos con fines de reclutamiento e incitación al abandono de sus cargos, en particular en Colombia, Panamá y Naciones Unidas.

Según reportes periodísticos, a cambio de convertirse en colaboracionistas de la agencia de espionaje estadunidense, oficiales de la CIA ofrecieron sumas de dinero de entre 120 y 150 mil dólares, con el encargo, a quienes defeccionaran, de que deberían ofrecer entrevistas a medios de prensa donde evidenciarían, entre otras exigencias, rechazo al presidente Maduro y al gobierno que habían defendido hasta ese momento.

Desde entonces, también, los agentes de la CIA incrementaron sus actividades en territorio colombiano. En 2018, la agencia estadunidense ya había logrado la defección del agregado de prensa venezolano en Bogotá, Luis Espinoza. Destaca, asimismo, el apoyo brindado a una red terrorista basificada en Perú, denominada operación “Jaque Mate Venezuela 2019”, dedicada a la ejecución de actos violentos en territorio venezolano con fines de desestabilización.

Antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia, entre Iván Duque y Gustavo Petro, en junio de 2018, la CIA preparó una denuncia pública donde acusaba, falsamente, a Royland Belisario, miembro del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), de un supuesto atentado contra el hoy presidente Duque. La versión fue recuperada por el diario bogotano El Tiempo el 3 de marzo de 2019 y atribuida a “organismos de inteligencia colombianos”.

El 15 de abril de 2019, durante una sesión de preguntas y respuestas en la Universidad de Texas, el secretario de Estado Mike Pompeo afirmó que cuando “yo era director de la CIA, mentimos, engañamos y robamos. Teníamos hasta cursos de entrenamiento”. La transcripción oficial del Departamento de Estado censuró esas aseveraciones, pero sí quedaron registradas en video. Y aunque es público y notorio que a lo largo de su historia la CIA ha hecho lo que Pompeo dijo, no deja de ser grave que el jefe de la diplomacia estadunidense se refiera a sí mismo de esa forma.

El 7 de febrero anterior, tras la detención del ex coronel de la Guardia Nacional Bolivariana, Oswaldo Valentín García Palomo, el vicepresidente de Comunicación, Cultura y Turismo de Venezuela, Jorge Rodríguez, destacó ante los medios la publicación de mensajes intimidatorios y noticias falsas por parte de actores del antichavismo que delineaban el marco de una serie de acciones golpistas. Seguir leyendo COLOMBIA, PLATAFORMA DE LA CIA PARA LA AGRESIÓN A VENEZUELA. CARLOS FAZIO

¿QUÉ TIENEN EN COMÚN MARIO VARGAS LLOSA, FELIPE GONZÁLEZ Y BERTÍN OSBORNE? MARCOS ROITMAN

MARCOS ROITMAN

MARCOS ROITMANEn el contexto del XII Foro Atlántico organizado por la Fundación Internacional para la Libertad, Casa de América, espacio público dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital, cede sus instalaciones para el acto. Tres instituciones cuya labor sería velar por una programación, si no aséptica, al menos neutral, rompen las reglas del decoro diplomático. Saltándose el protocolo, las buenas maneras y las formas, Casa de América se transformó en un gallinero donde primaron los insultos y las descalificaciones hacia el gobierno legítimo de la República Bolivariana de Venezuela.  Uno de los gallos, desplegando su ya vetusto plumaje, Felipe Gonzalez, se refirió a la Asamblea Constituyente, avalada por el voto de 8.089.320 ciudadanos venezolanos, como “La asamblea nacional prostituyente de Maduro”.   Mientras, el otro gallo que se disputaba el palo mayor del gallinero, Mario Vargas Llosa, cacareaba con brío: “si todos los dirigentes socialistas  tuviesen la lucidez de Felipe Gonzalez y hubiesen actuado de una manera clara, inequívoca, solidarizándose con los opositores venezolanos, otra sería la situación hoy  en día”. El tercero en discordia y presentador, el showman, Bertín Osborne, gallo en corral ajeno, solo pudo cacarear: “esto es un sin vivir…los momentos de euforia y felicidad en los cuales parece que el régimen de Maduro va a caer, nunca acaban de concretarse”…, ante tal desazón, Felipe Gonzalez  lo miro  sonriendo y busco tranquilizarle desvelando una conversación con el autoproclamado Juan Guaidó : “le he pedido –refiriéndose a Guaidó- no vuelvas a señalar  el día D y la hora H, porque esto es un proceso. Eso de anunciar el día D como la fecha en la cual caerá Maduro solo genera frustración”  Los asistentes aplaudieron entregados a los plumíferos bípedos y Bertín entró en shock. Ya no articuló frase, cuando le tocó clausurar el acto, cantó: “me ha gustado mucho moderar esto”.

Pero todo estaba pensado.  Bajo el título genérico “Un dialogo sobre los retos de España y América latina”,  el acto encubría un propósito, apoyar el golpe de Estado en Venezuela. La puesta en escena incluía la presencia de una plumífera de excepción, Fabiola Rosales,  esposa del autoproclamado. Su incomparecencia, fue reemplazada por la proyección de un video en el cual se aludían amenazas, persecución política,  falta de libertad de expresión y la negativa del “régimen” para justificar su ausencia. Nada se improvisa, a su lado Juan Guaidó, quien aprovechó para subrayar  el carácter de crisis humanitaria y “las amenazas que  hay a nuestra vida. Al Parlamento. Al ejercicio de la Política (…) Estamos agradecidos por la invitación. Por aproximar soluciones. Y la comunidad internacional será determinante. Seguimos adelante” Era el aporte emocional para un público entregado. Tras su proyección, un aplauso cerrado, vivas a Guaidó y la sedición golpista. Nuevamente Gonzalez, con su incontinencia verbal, cacareo ante las palabras de los ausentes: “es un ejemplo más del deterioro que sufre Venezuela”.

Por otro lado, el premio Nobel de literatura, Mario Vargas llosa,  tan proclive a escribir sobre golpes de Estado, tiranos, dictaduras y la explotación colonial del rey Leopoldo II de Bélgica, sufre amnesia y esquizofrenia al mismo tiempo. Él,  que publicó una crítica mordaz a las tertulias, debates televisivos, en La civilización del espectáculo, se trasformó en uno de sus personajes. Lo brillante de su escritura trasmuta en estiércol cuando se trata de relacionar la caída de los gobiernos constitucionales y democráticos con la intervención de los Estados Unidos, la CIA y el Departamento de Estado. Su hipocresía no tiene límites. Para justificarse, termina diciendo: “Es cierto que muchas democracias pueden estar más o menos marcadas por la corrupción y la ineficacia; pero sigue siendo mucho más preferible una democracia corrompida que una dictadura militar”.  Es cierto, pero le faltó agregar, sobre todo, si soy un beneficiario de la corrupción,  vivo mejor  gracias a ella y además la practico.   En este cúmulo de desaciertos,  Vargas Llosa introducía  en el debate, el populismo, germen de todos los males que aquejan América latina. Primero Chávez, luego Maduro y ahora Andrés Manuel López Obrador.  “…México me preocupa mucho. Porque ahora mismo tiene a otro populista en el poder. Un populista, además, que podría perpetuarse en él, rompiendo el sistema democrático, si se lo propusiese”. Era una buena excusa para avalar las palabras de Felipe Gonzalez: “el triunfo del populismo es la exaltación de la mediocridad. Los populistas ofrecen respuestas simples a problemas complejos, y siempre, además echando la culpa de sus propios males a terceros”.

El acto llegaba a su fin. Los tres gallos se regocijaban contemplando el gallinero que los aplaudía. En común hablar el idioma del imperio, llamar a la sedición golpista, desconocer los principios básicos de la democracia, negando cualquier tipo de negociación con el gobierno de Nicolás Maduro, en la mejor estrategia desestabilizadora. Bien se les puede calificar de trio de la muerte.  Así, los bípedos plumíferos acompañados de sus respectivas gallináceas se despedían del auditorio, sin darse cuenta que, aunque gallos, otros les dan de comer y los ponen a cantar o cacarear según sea…

SANCIONES, TRUMPISMO E HIPOCRESÍA IMPERIAL (II). ÁNGEL GUERRA CABRERA

ÁNGEL GUERRA CABRERA

GUERRITALos planes desestabilizadores y las agresiones de Estados Unidos contra la Revolución Bolivariana iniciaron muy temprano después de que el comandante Hugo Chávez asumiera la presidencia en enero de 1999. Luego de una feroz arremetida del sector empresarial contra el presidente, se produjo el derrotado golpe de Estado en abril de 2002, seguido en noviembre por el sabotaje contra Petróleos de Venezuela (PDVSA), la empresa pública que genera el 98 por ciento de los ingresos en divisas del país, cuya prolongada paralización significó una pérdida económica de 16 mil millones de dólares.

Las política desestabilizadora y golpista de Washington contra el gobierno bolivariano no ha cesado nunca, pero es a partir del año 2013, con posterioridad al deceso de Chávez y en el primer gobierno del presidente Nicolás Maduro, que se inicia la guerra económica, primero de forma encubierta pero más adelante toma un cariz abierto y formal, de modo que está sustentada en decretos y leyes emitidos por la Casa Blanca y por el Congreso de Washington. El primer documento público en esta escalada es la Orden Ejecutiva 13692 dictada por el presidente Barack Obama en marzo de 2015, que con una cara muy dura declara a Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos”. La orden ha sido prorrogada cada año primero por Obama y más tarde por el peculiar sujeto que ocupa hoy la oficina oval en la Casa Blanca.

No es ocioso reiterar que estas acciones transgreden flagrantemente la Carta de la ONU y otros importantes instrumentos del derecho internacional, como han subrayado los expertos del organismo internacional que han investigado y reportado las brutales agresiones contra la economía y el bienestar de los venezolanos; por cierto, sin que este organismo les haya prestado atención, pese a la seriedad y profesionalismo con que han elaborado sus informes. Al extremo de que la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en una actitud que deja muchos cuestionamientos sobre su honestidad e integridad personal y como funcionaria internacional, se prestó a presentar un informe sobre los derechos humanos en el país bolivariano que parece dictado por el inefable John Bolton. Toda una paradoja, pues existe una asombrosa semejanza entre la guerra multidimensional de Nixon y Kissinger para derrocar al presidente Salvador Allende y la que se está llevando a cabo contra Venezuezuela.

Mayo de 2016 marca un hito importante en la guerra económica pues el banco alemán Commerzbank cierra todas las cuentas de instituciones, bancos públicos venezolanos y de PDVSA, en julio toma la misma medida Citibank, que un año después se niega a recibir los fondos para la compra de 300 mil dosis de insulina destinados a Venezuela. A partir de mediados de 2016, se repetirán e intensificarán acciones de esa naturaleza por muchos otros bancos y comenzará el bloqueo sistemático a la compra de alimentos y medicinas por Caracas hasta llegar a extremos de cerco y acoso tal vez sin precedentes, pues junto a Estados Unidos participan activamente sus aliados de la Unión Europea y las deleznables marionetas del Grupo de Lima: Duque, Bolsonaro, Piñera y Macri.

También a mediados de 2016 las inescrupulosas calificadoras de riesgo colocan a Venezuela con el riesgo financiero más alto del mundo (2640 puntos), muy por encima de países en guerra, a pesar de haber cumplido con sus compromisos de deuda externa. Desde el año 2013 el país pagó 63 566 millones de dólares, sin embargo, el riesgo país incrementó 202% durante el mismo período.  Cada 100 puntos de ese indicador equivalen al pago de un 1 por ciento adicional de tasa de interés. Se trata de una maniobra sin fundamento financiero, cuyo objetivo es encarecer el pago de la deuda para aumentar la sangría de la economía venezolana.

En agosto de 2017, Trump emite la Orden Ejecutiva 13 808 que prohíbe la adquisición de deuda por Venezuela por un plazo mayor a 90 días, la obtención de acciones por su gobierno y el cobro de ganancias por Caracas, que corta los ingresos de Citgo, la muy productiva filial de PDVSA en territorio estadounidense. Posteriormente, Washington se roba Citgo con la complicidad del super títere Guaidó, como ha ocurrido con muchos otros activos venezolanos. Un caso escandaloso es la retención de oro por valor de 1200 millones de dólares depositado por Venezuela en el Banco de Inglaterra.

Al igual que hace con Cuba, Washington impide que Venezuela tenga acceso a medicamentos en el mercado internacional. Las transnacionales Abbot, Pfizzer y Baster se han negado a emitir certificados de exportación para medicamentos oncológicos destinados al país suramericano en un acto verdaderamente inhumano y criminal, que ha ocasionado la muerte de pacientes.

En la próxima entrega se explicará cómo se generan la agresión contra el bolívar y la descomunal inflación y cómo el pueblo enfrenta esta política genocida.

Twitter: @aguerraguerra

Ver también:

SANCIONES, TRUMPISMO E HIPOCRESÍA IMPERIAL (I). ÁNGEL GUERRA CABRERA

 

CAZANDO MENTIRAS: THE NEW YORK TIMES FRENTE A LA ÉTICA DE LA SALUD CUBANA

MÉDICOS CUBANOS EN VENEZUELA

CUBADEBATE

El diario The New York Times publicó el domingo un reportaje de su periodista Nicholas Casey bajo el efectista título  Nicolás Maduro usó a médicos cubanos y a los servicios de salud para presionar a los votantes.

Usando, él sí, el supuesto testimonio de 16 exintegrantes de la Misión Médica Cubana en Venezuela,  Casey apunta a la insólita historia de que los trabajadores cubanos de la salud fueron utilizados para amenazar a pacientes e incluso coercionarlos, negándoles el servicio, si no votaban por Maduro en las elecciones del pasado 2018.

Según el Times:

Se usaban muchas tácticas, dijeron los doctores, desde simples recordatorios para votar por el gobierno hasta denegar tratamiento a los simpatizantes de la oposición que tienen enfermedades mortales.

Los médicos cubanos comentaron que se les ordenó ir puerta por puerta en barrios pobres para ofrecer medicinas y advertir a los residentes que se les cortaría el acceso a los servicios médicos si no votaban por Maduro o por sus candidatos.

Muchos dijeron que sus superiores les instruyeron a hacer las mismas amenazas en consultas a puerta cerrada con pacientes que buscaban tratamiento para enfermedades crónicas.

Una exsupervisora cubana indicó que ella y otros trabajadores médicos extranjeros recibieron carnets de votación falsos para participar en una elección. Otra doctora dijo que les ordenaron dar instrucciones precisas sobre el voto a pacientes de edad avanzada cuyas enfermedades los hacían susceptibles a la manipulación.

El avieso reportaje de The New York Times sólo muestra las fotos de dos de los supuestos 16 médicos informantes del periodista (uno viviendo ahora en Chile y otro en Ecuador). Sus únicas otras fuentes de información son el Alcalde opositor de una pequeña villa pesquera venezolana y un connotado participante en numerosos planes anticubanos:José Miguel Vivanco, director del programa para las Américas de Human Rights Watch.

En un magro ejercicio del periodismo que tanto dice defender, NYTimes se olvida del contraste de fuentes y no entrevista a ningún médico cubano en ejercicio en Venezuela, no habla con ningún paciente, no busca la opinión de la dirección de la Brigada Médica Cubana.

La objetividad no es necesaria cuando el claro objetivo propagandístico es alinearse con las fuerzas retrógadas que en Estados Unidos buscan, por cualquier medio, el cambio de régimen en Venezuela. Las mismas que quieren hacer ver al gobierno de Maduro, apoyado por millones de venezolanos, como un régimen que únicamente se sostiene por el apoyo del mando militar y del gobierno cubano.

Son las mismas fuerzas que promovieron el robo descarado del personal médico cubano por el mundo, con el desfachatado programa de Parole, que ahora Marco Rubio y otros pretenden reactivar, en su feroz y fracasada campaña anticubana.

No es extraño entonces que el Senador Marco Rubio haya salido ayer presuroso a tuitear el trabajo del señor Casey como muestra de la “decisiva influencia cubana en Venezuela”. O que se congénere Rick Scott haya puesto en su cuenta de Twitter, en español e inglés, “Utilizar la medicina como un arma política para intimidar a pacientes para que voten por el dictador de @NicolasMaduro es indignante, inhumano y repugnante. Donde vemos caos e inestabilidad en Am. Latina, también vemos las huellas del régimen de Castro. ¡Esto tiene que terminar!”. Seguir leyendo CAZANDO MENTIRAS: THE NEW YORK TIMES FRENTE A LA ÉTICA DE LA SALUD CUBANA

ASÍ FABRICÓ ESTADOS UNIDOS AL ‘PRESIDENTE’ GUAIDÓ. DAN COHEN Y MAX BLUMENTHAL

DAN COHEN Y MAX BLUMENTHAL*

Juan Guaidó es el producto de un proyecto de una década supervisado por los entrenadores de élite de Washington para cambios de gobierno. Mientras se hace pasar por un campeón de la democracia, ha pasado años al frente de una violenta campaña de desestabilización.

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Antes del fatídico día 22 de enero, menos de uno de cada cinco venezolanos había oído hablar de Juan Guaidó. Hace solo unos meses atrás, este hombre de 35 años era un personaje oscuro en un grupo de extrema derecha políticamente marginal, estrechamente asociado con actos de violencia callejera. Incluso en su propio partido, Guaidó había sido una figura de nivel medio en la Asamblea Nacional, dominada por la oposición, que ahora se encuentra bajo desacato según la Constitución venezolana.

Pero después de una llamada telefónica del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, Guaidó se proclamó a sí mismo como presidente de Venezuela. Ungido como el líder de su país por Washington, un político previamente desconocido fue trasladado al escenario internacional como el líder seleccionado por Estados Unidos para la nación con las reservas de petróleo más grandes del mundo.

Haciendo eco del Consenso de Washington, el comité editorial del New York Times calificó a Guaidó como un “rival creíble” para Maduro con un “estilo refrescante y una visión para hacer avanzar al país”. El comité editorial de Bloomberg News lo aplaudió por buscar la “restauración de la democracia” y el Wall Street Journal lo declaró “un nuevo líder democrático”. Mientras tanto, Canadá, numerosas naciones europeas, Israel y el bloque de gobiernos latinoamericanos de derecha conocido como el Grupo de Lima reconocieron a Guaidó como el líder legítimo de Venezuela.

Si bien Guaidó parecía haberse materializado de la nada, él era, de hecho, el producto de más de una década de asidua preparación por parte de las fábricas de élite dedicadas al cambio de régimen del gobierno de Estados Unidos. Junto a un grupo de activistas estudiantiles de derecha, Guaidó fue entrenado para socavar el gobierno de orientación socialista de Venezuela, para desestabilizar el país y, algún día, tomar el poder. Aunque ha sido una figura menor en la política venezolana, había pasado años demostrando en silencio su valía en los pasillos del poder de Washington.

“Juan Guaidó es un personaje que se ha creado para esta circunstancia”, dijo a The Grayzone, Marco Teruggi, sociólogo argentino y renombrado cronista de la política venezolana. “Es la lógica de un laboratorio: Guaidó es como una mezcla de varios elementos que crean un personaje que, con toda honestidad, provoca entre risa y preocupación”.

Diego Sequera, periodista y escritor venezolano de la agencia de investigación Misión Verdad, estuvo de acuerdo: “Guaidó es más popular fuera de Venezuela que en el interior, especialmente en los círculos elitistas de la Ivy League y de Washington”, comentó Sequera a The Grayzone: “Es un personaje conocido allí, es previsiblemente de derecha y se considera leal al programa”.

Mientras que Guaidó se vende hoy como la cara de la restauración democrática, su carrera la realizó en la facción más violenta del partido de oposición más radical de Venezuela, ubicándose a la vanguardia de una campaña de desestabilización tras otra. Su partido ha sido ampliamente desacreditado dentro de Venezuela y es, en parte, responsable de fragmentar una oposición muy debilitada.

“Estos líderes radicales no tienen más del 20 por ciento en las encuestas de opinión”, escribió Luis Vicente León, el principal encuestador de Venezuela. Según León, el partido de Guaidó permanece aislado porque la mayoría de la población “no quiere la guerra”. “Lo que quieren es una solución”.

Pero esta es precisamente la razón por la que Guaidó fue seleccionado por Washington: no se espera que guíe a Venezuela hacia la democracia, sino que derrumbe a un país que durante las últimas dos décadas ha sido un bastión de resistencia a la hegemonía estadounidense. Su improbable ascenso señala la culminación de un proyecto de dos décadas para destruir un régimen socialista.

Apuntando a la “troika de la tiranía”

Desde la elección de Hugo Chávez en 1998, Estados Unidos ha luchado para restablecer el control sobre Venezuela y sus vastas reservas petroleras. Los programas socialistas de Chávez pueden haber redistribuido la riqueza del país y ayudado a sacar a millones de personas de la pobreza, pero también le colocaron un objetivo en la espalda. En 2002, la oposición lo derrocó brevemente con el apoyo y reconocimiento de Estados Unidos antes de que el ejército restableciera su presidencia luego de una movilización popular masiva. A lo largo de las administraciones de los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush y Barack Obama, Chávez sobrevivió a numerosos planes de asesinato antes de sucumbir al cáncer en 2013. Su sucesor, Nicolás Maduro, sobrevivió a tres atentados contra su vida.

El gobierno de Trump elevó inmediatamente a Venezuela a la cima de la lista de objetivos de cambio de régimen de Washington, calificándolo de líder de una “troika de la tiranía”. El año pasado, el equipo de seguridad nacional de Trump intentó reclutar miembros del ejército para montar una junta militar, pero ese esfuerzo fracasó. Seguir leyendo ASÍ FABRICÓ ESTADOS UNIDOS AL ‘PRESIDENTE’ GUAIDÓ. DAN COHEN Y MAX BLUMENTHAL

LA MENTIRA EN EL BOMBILLO. ENRIQUE MILANÉS LEÓN

Los mal disimulados guiños de Juan Guaidó al rubio peligroso dejan claro que persigue entregarle a precio de arepa una de las naciones más ricas del mundo.

En la enciclopedia que la maledicencia política ha dejado correr en Venezuela durante los años de su Revolución, un recio embuste parece pujar todavía por el «premio Pinocho». ¿No recuerdan? Resulta que los bombillos ahorradores entregados casa a casa hace años, en virtud de un programa hermanado con Cuba, tenían una inaudita prestación tecnológica que permitía a ciertas fuerzas ocultas grabar lo que ocurría en las habitaciones donde eran instalados.

Más que la edad de oro de la posverdad, vivimos el apogeo de la plusmentira, pero ahora que las únicas detonaciones en Venezuela son las de las fake news, hay que comenzar todo análisis aclarando lo principal: el chavismo lleva 20 años lidiando con ellas.

Con su acostumbrado discernimiento, el intelectual venezolano Luis Britto García ha llamado «gangsterismo informático» al capítulo digital de esta práctica que convierte la tecnología en una línea de producción en serie de mentiras. De un solo clic desfilan por la pantalla invenciones tan variopintas que muchos deciden adoptarlas y, en su reproducción irresponsable o mal intencionada, pueden causar un considerable daño en un país con el 80 % de los medios en manos privadas y opositoras, con amplio acceso a la red y –como ha aclarado Britto García– más teléfonos que habitantes. Aunque emblema de la época, internet es también la frontera más grande que cada país debe vigilar y cuidar.

Mientras las potencias se rearman misil a misil a costa del hambre de los pobres de este mundo, otro arsenal
–acaso más sencillo, pero igual de letal– se incrementa de manera más dinámica. Es la maraña de páginas digitales y redes sociales con su norte en la derecha que Dominique Albertini, periodista francés del diario Libération, ha llamado «armas de intoxicación masiva». Intoxicada sin remedio, la oposición a Maduro pretende intoxicar.

A 121 febreros del falso positivo del Maine en la bahía de La Habana, por los días en que el magnate de periódicos  William Randolph Hearst, del New York Journal, le exigía al dibujante Frederick Remington –aburrido de esperar en el calor del trópico un conflicto invisible en su horizonte– que mandara los dibujos, pues la guerra la pondría él, uno aprecia en Venezuela cuánta escenografía añade el capital a sus farsas. Ahora Hearst publicaría, con todo desenfado, el tuit y hasta el supuesto video de un malvado buzo español, con armadura, yelmo y todo, colocando la mina en el casco del acorazado que perdió su corazón. ¡Y que viva la guerra! Seguir leyendo LA MENTIRA EN EL BOMBILLO. ENRIQUE MILANÉS LEÓN

DECLARACIÓN DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE LA REPÚBLICA DE CUBA

FIDEL Y CHÁVEZ

El Gobierno Revolucionario de la República de Cuba denuncia la escalada de presiones y acciones del Gobierno de los Estados Unidos para preparar una aventura militar disfrazada de «intervención humanitaria» en la República Bolivariana de Venezuela y llama a la comunidad internacional a movilizarse para impedir que se consume.

Entre el 6 y el 10 de febrero de 2019, se han realizado vuelos de aviones de transporte militar hacia el Aeropuerto Rafael Miranda de Puerto Rico, la Base Aérea de San Isidro, en República Dominicana y hacia otras islas del Caribe estratégicamente ubicadas, seguramente sin conocimiento de los gobiernos de esas naciones, que se originaron en instalaciones militares estadounidenses desde las cuales operan unidades de Fuerzas de Operaciones Especiales y de la Infantería de Marina que se utilizan para acciones encubiertas, incluso contra líderes de otros países.

Medios políticos y de prensa, incluso norteamericanos, han revelado que figuras extremistas de ese gobierno, con una larga trayectoria de acciones y calumnias dirigidas a provocar o alentar guerras, como el Asesor de Seguridad Nacional John Bolton, el Director del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Mauricio Claver-Carone, con la participación del Senador de la Florida, Marco Rubio, diseñaron, gestionaron el financiamiento y organizaron directa y detalladamente, desde Washington, el intento de golpe de estado en Venezuela mediante la ilegal autoproclamación de un presidente.

Son ellos mismos los que, personalmente o a través del Departamento de Estado, vienen realizando presiones brutales contra numerosos gobiernos para forzar su apoyo al llamado arbitrario a nuevas elecciones presidenciales venezolanas, mientras promueven el reconocimiento al usurpador que apenas cuenta con 97 mil votos como parlamentario, frente a los más de 6 millones de venezolanos que el pasado mes de mayo eligieron al Presidente Constitucional Nicolás Maduro Moros.

Tras la resistencia al golpe ofrecida por el pueblo bolivariano y chavista, demostrada en las masivas manifestaciones de apoyo al Presidente Maduro y en la lealtad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el Gobierno de los Estados Unidos ha intensificado su campaña política y mediática internacional y recrudece las medidas económicas coercitivas unilaterales contra Venezuela, entre las que puede citarse el bloqueo en bancos de terceros países de miles de millones de dólares pertenecientes a Venezuela y el robo de los ingresos de las ventas de petróleo de esa hermana nación, lo que está provocando graves daños humanitarios y duras privaciones a su pueblo.

Junto a este cruel e injustificable despojo, EE.UU. pretende fabricar un pretexto humanitario para iniciar una agresión militar contra Venezuela y se ha propuesto introducir en el territorio de esa nación soberana, mediante la intimidación, la presión y la fuerza, una supuesta ayuda humanitaria, que es mil veces inferior a los daños económicos que provoca la política de cerco, impuesta desde Washington.

El usurpador y autoproclamado «presidente» declaró desvergonzadamente su disposición a reclamar una intervención militar de Estados Unidos con el pretexto de recibir dicha «ayuda humanitaria», y ha calificado el rechazo soberano y digno a esa maniobra como «un crimen de lesa humanidad».

Altos funcionarios estadounidenses recuerdan cada día, con arrogancia y desfachatez que, en relación con Venezuela, «todas las opciones están sobre la mesa, incluida la militar».

En el proceso de fabricación de pretextos, el gobierno de Estados Unidos ha  acudido al engaño y la calumnia al presentar un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que, cínica e hipócritamente, expresa una grave preocupación por «la situación humanitaria y de derechos humanos…, los intentos recientes de bloquear la prestación de ayuda humanitaria,la existencia de millones de migrantes y refugiados…, el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes pacíficos, la situación de ruptura de la paz y la seguridad regionales» en Venezuela e insta «a adoptar las medidas necesarias».

Es evidente que Estados Unidos prepara el terreno para establecer por la fuerza «un corredor humanitario» bajo «protección internacional», invocar la «obligación de proteger» a los civiles y aplicar «todas las medidas necesarias».

Es indispensable recordar que conductas similares y pretextos parecidos fueron adoptadas por Estados Unidos en el preludio de las guerras que lanzó contra Yugoslavia, Iraq y Libia, al precio de inmensas pérdidas de vidas humanas y de enormes sufrimientos.

El gobierno estadounidense intenta eliminar el obstáculo mayor que representa la Revolución Bolivariana y Chavista al ejercicio de la dominación imperialista sobre «Nuestra América» y al despojo al pueblo de Venezuela de la primera reserva certificada de petróleo del planeta y de otros cuantiosos y estratégicos recursos naturales.

No puede olvidarse la triste y dolorosa historia de intervenciones militares de los Estados Unidos, en más de una ocasión en México, Nicaragua, República Dominicana, Haití, Cuba, Honduras y más recientemente en Granada y Panamá.

Como alertó el 14 de julio de 2017 el General de Ejército Raúl Castro Ruz: «la agresión y la violencia golpista contra Venezuela dañan a toda “Nuestra América” y solo benefician los intereses de quienes se empeñan en dividirnos para ejercer su dominación sobre nuestros pueblos, sin que les importe generar conflictos de consecuencias incalculables en esta región, como los que estamos presenciando en diferentes lugares del mundo».

La Historia juzgará severamente una nueva intervención militar imperialista en la región y la complicidad de quienes irresponsablemente lo acompañen.

Se decide hoy en Venezuela la soberanía y la dignidad de América Latina y el Caribe y de los pueblos del Sur. Se decide también la supervivencia de las normas del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Se define si la legitimidad de un gobierno emana de la voluntad expresa y soberana de su pueblo o del reconocimiento de potencias extranjeras.

El Gobierno Revolucionario llama a la movilización internacional en defensa de la paz en Venezuela y en la región, basada en los principios de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz adoptada con la firma de los Jefes de Estado y Gobierno de la CELAC en 2014.

Expresa su bienvenida y apoyo al Mecanismo de Montevideo, iniciativa de México, Uruguay, la Mancomunidad del Caribe (CARICOM) y Bolivia,que busca preservar la paz en Venezuela basado, como dice su reciente Declaración, en los principios de no intervención en los asuntos internos, la igualdad jurídica de los Estados y la solución pacífica de controversias.

Saluda la favorable acogida a dicha iniciativa por parte del Presidente Maduro Moros y la comunidad internacional y expresa preocupación ante el rechazo categórico del Gobierno estadounidense a las iniciativas de diálogo promovidas por varios países, incluida esta.

El Gobierno Revolucionario reitera su firme e invariable solidaridad con el Presidente Constitucional Nicolás Maduro Moros, la Revolución bolivariana y chavista y la unión cívico-militar de su pueblo y hace un llamado a todos los pueblos y gobiernos del mundo a defender la Paz y a oponerse unidos, por encima de diferencias políticas o ideológicas, para detener una nueva intervención militar imperialista en la América Latina y el Caribe que dañará la independencia, la soberanía y los intereses de los pueblos del Río Bravo a la Patagonia.

La Habana, 13 de febrero de 2019

VENEZUELA: SOLIDARIDAD Y «AYUDA HUMANITARIA». ÁNGEL GUERRA CABRERA

GUERRITA

ÁNGEL GUERRA CABRERA

El 10 de enero, cuando la OEA acordó ilegalmente declarar ilegítima la reelección del presidente Nicolás Maduro, una activista estadounidense, Medea Benjamin, irrumpió en la sesión con un cartel que decía: OEA, no apoye un golpe en Venezuela. El acto puede haber parecido menor por tratarse de una sola persona. Pero independientemente del prestigio de Benjamin como activista feminista y pacifista desde su adolescencia, cuando se opuso a la guerra de Vietnam, y más tarde su liderazgo contra la  agresión a Irak, es conocido que la opinión pública en Estados Unidos se opone a las intervenciones militares de la superpotencia, al final decididas por una pequeña elite, incluso sin consultar al Legislativo. Así que la resuelta mujer actuaba en ese momento como expresión de una corriente de la sociedad estadounidense que rechaza la guerra ejercida históricamente por su gobierno a lo largo y ancho del mundo.

El 13 de febrero, en el Senado de Estados Unidos, miembros de Codepink, organización de la que Benjamin es referente, interrumpieron la comparecencia ante una comisión de Elliot Abrams, emisario especial del Departamento de Estado para Venezuela. Los activistas le recordaron su pasado como criminal de guerra en Nicaragua y Centroamérica. Este hombre propició y enmascaró masacres en El Salvador y Honduras, además de ser uno de los operativos del ilegal escándalo Irán-Contras, aprobado por Ronald Reagan para burlar la ley que prohibía suministrar armas a la contra nicaragüense. Con la agravante de que los aviones de la CIA que llevaban las armas, regresaban cargados de drogas que la agencia vendía en los barrios negros de Los Ángeles para continuar financiando las armas ilegales. Un tribunal federal halló a Abrams culpable, pero fue indultado por el difunto George H. W. Bush al inicio de su presidencia. Luego funcionario a las órdenes directas de Bush hijo, hay fuertes indicios de que participó en el golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez.

Abrams, el secretario de Estado Pompeo, el director del consejo de seguridad nacional John Bolton, el senador Marco Rubio(encargado por Trump de los planes contra Cuba, Venezuela y Nicaragua) y el subdirector del citado consejo Mauricio Claver Carone, se hacen llamar “equipo Venezuela” y según denunció Peter Kornbluh, experto en relaciones Cuba-Estados Unidos, la obsesión del grupo es derrocar al gobierno revolucionario de Cuba una vez que  acaben con Maduro (//www.jornada.com.mx/2019/02/09/mundo/022a1mun)

Así como Medea Benjamin y otros activistas de Codepink han mostrado una firme voluntad solidaria con Venezuela dentro de Estados Unidos, crecen en el mudo acciones de solidaridad con la Revolución Bolivariana.  Desde que estuvimos en La Habana en la IV Conferencia por el Equilibrio del Mundo a fines de enero, donde se hizo un vibrante llamado a la solidaridad con Venezuela y todas y todos nos comprometimos a actuar enérgicamente en esa dirección, se aprecia una ola  ascendente de videos  realizados por activistas  que denuncian las mentiras de los medios contra la patria de Bolívar y, en algunos casos, filman en Venezuela el país real, totalmente contrario al que dibujan las desvergonzadas bocinas   corporativas.

De la misma manera, circulan en las redes digitales artículos muy bien argumentados en defensa del chavismo, con miles de reproducciones, y Maduro ha concedido una serie de entrevistas muy esclarecedoras de gran repercusión. Entre ellas destaca la publicada en La Jornada por Luis Hernández Navarro dada la eficacia de las preguntas y respuestas, muy leída en México. Diariamente encuentra uno declaraciones de importantes personalidades condenando la política de Estados Unidos contra Venezuela y repudiando la amenaza de intervención militar reiterada por Trump.  Hace unas horas se difunde Tambores de la paz, canción del cubano Raúl Torres que promete ser todo un jonrón de la imprescindible Telesur.

Pero a la vez, durante la visita del ultraderechista presidente colombiano Iván Duque a Washington, Trump vuelve conque “todas las opciones están sobre la mesa” si Maduro no se va. Esto, en medio del peligrosísimo espectáculo montado con la supuesta ayuda “humanitaria” de la USAID y de otros países, en cuya distribución no participan ni la ONU ni la Cruz Roja Internacional puesto que es obvio que en Venezuela no existe crisis humanitaria y que lo que intentan hacer en la frontera venezolana Estados Unidos y sus satélites es una flagrante violación del derecho internacional sobre ayuda humanitaria. También es sabido cuantas veces esas dos palabras han estado unidas a las intervenciones militares de Washington. Ojalá no se llegue a ese fatídico extremo en Venezuela. Pero si llegare, topará una encarnizada resistencia sin fin de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y sus millones de milicianos y milicianas.

Twitter: @aguerraguerra

PRESIDENTE NICOLÁS MADURO, “SI EE.UU. APUESTA POR UNA INTERVENCIÓN MILITAR, VENEZUELA SE CONVERTIRÁ EN EL VIETNAM DE AMÉRICA LATINA”

En la peor crisis desde que asumió la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro considera que el intento de la derecha de formar un gobierno paralelo en su país es expresión del conflicto entre la independencia y la soberanía de Venezuela y la intención imperial estadunidense de recolonizar esa nación.

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La revolución bolivariana, por mandato del comandante Chávez, nos dio la consigna: comuna o nada, manifestó el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante la entrevista con La Jornada, realizada por Luis Hernández Navarro en Caracas. Foto Zurimar Campos

LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO 

En entrevista exclusiva con La Jornada, el mandatario bolivariano rechaza que Venezuela sea una dictadura, se violen los derechos humanos o exista una crisis humanitaria. Según él, los políticos que hoy están presos son los organizadores de un golpe de Estado violento, que asesinaron, quemaron vivas a muchas personas y destruyeron propiedades. La inmensa mayoría de los medios de comunicación –asegura– están en manos privadas, en su mayoría opositoras. Y la llamada crisis humanitaria es un show montado por el Comando Sur para justificar una intervención militar.

Presente en la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador, el mandatario venezolano cuenta que no asistió a la ceremonia de investidura en la Cámara de Diputados para evitar una agresión en su contra que habría tapado el carácter histórico del triunfo del político mexicano.

Nicolás Maduro asegura que, en caso de que Estados Unidos apueste por intervenir militarmente su país, se creará en América Latina un nuevo Vietnam. Venezuela está moralmente lista para responder la agresión. Su ejército está unido y aliado al pueblo. Las agresiones de Trump –dice– buscan apropiarse del petróleo venezolano.

Esta es la versión completa de la entrevista con Maduro, que La Jornada le hizo en el Palacio de Miraflores el pasado 5 de febrero.

–Presidente, el día de hoy se dio a conocer que usted envió una carta al papa Francisco proponiéndole que jugara un papel en la mediación del conflicto. ¿Podemos saber qué más le decía en esa carta?

–Primero le daba las gracias por sus oraciones permanentes para que haya paz en Venezuela y le pedía que nos ayudara en la facilitación para un diálogo nacional. Ya el Vaticano nos ayudó en una fase en el año 2016. Quiere decir que conoce bien el terreno aquí, en Venezuela. Creo que la autoridad moral del Papa puede ayudar mucho para un diálogo que sea constructivo, de agenda abierta. Espero su respuesta pronto.

–Sin embargo, la Asamblea Nacional dijo que rechaza todo diálogo o grupo de contacto que alargue el sufrimiento del pueblo. O sea, descalifica cualquier posibilidad de diálogo.

–Sí, la derecha venezolana golpista ha rechazado los mecanismos de diálogo que la comunidad internacional está ventilando. Hace dos días el gobierno de Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump, ya había dicho: no al diálogo. Y ayer, el cártel de Lima, este grupo de gobiernos intolerantes de derecha, dijo también no al diálogo. Es una posición irracional, insensata. Es una posición antinatura, porque lo natural en la política es el diálogo, la palabra, la conversación.

“Yo insisto: sí al diálogo, sí al diálogo y sí al diálogo. Y más temprano que tarde, con la ayuda del gobierno de México, de Uruguay, de los 14 gobiernos del Caribe en el Caricom, de Bolivia, del grupo de contacto de la Unión Europea –y ojalá también del Vaticano– vamos a sentarnos en una mesa de diálogo. Estoy seguro que así será.”

La actitud de México, diplomáticamente correcta

–¿Qué opinión le merece la actitud y la posición del gobierno mexicano?

–El gobierno mexicano ha tenido una actitud diplomáticamente correcta, que es respetar a Venezuela, no inmiscuirse en sus asuntos internos. Y, a decir del presidente López Obrador, ha rescatado el espíritu de la Constitución mexicana y la tradición diplomática mexicana, tan admirada en el mundo, de no intervencionismo, de diálogo. Creo que está jugando un gran papel en este momento histórico

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