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UN RUBY EN EL MEDIO DE LA OSCURIDAD (DE LOS ESTADOS UNIDOS). JORGE ELBAUM

Hace 60 años una niña afrodescendiente ingresaba por primera vez a una escuela reservada para alumnos blancos.

JORGE ELBAUM

ELBAUM 3

Seis décadas atrás, un 14 de noviembre de 1960, una niña de 6 años llamada Ruby Bridges ingresaba en la escuela William Frantz Elementary de Nueva Orleans, Louisiana. Era la primera vez que esa institución recibía una alumna afrodescendiente. Para poder ingresar, en el medio de los insultos de los padres y madres supremacistas, fue escoltada por agente del FBI enviados por el presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower. La comunidad blanca había decidido impedir su ingreso porque reclamaba la continuidad de las políticas de segregación racial, declaradas como ilegales por la Corte Suprema en 1954.  

Ruby había nació en Tylertown, Mississippi en 1954. Pero su trayecto a la escuela en 1960 se  percibió como una afrenta para la comunidad supremacista que evaluaba como un pecado la interacción de niñxs blancos con criaturas afrodescendientes. Estos últimos podían ser valorados como mano de obra esclava o barata, pero nunca como sujetos de derechos similares a los herederos de los colonos europeos. 

En el mismo periodo en que Ruby subió las escalinatas de la escuela algo que quebró. Esa imagen habría de quedar grabada en la conciencia política de toda una generación. Algo similar había ocurrido seis años antes, en diciembre de 1955, cuando Rosa Park decidió negarle su asiento, en un transporte público, a un ciudadano blanco, tal como exigían las tradiciones de respeto hacia los hombres considerados superiores. 

Ruby fue la primera niña en asistir a una escuela que no estaba diseñada para estudiantes negros. Para impedir que pudiera ingresar –pese a las decisiones federales–, las autoridades escolares resolvieron tomarle un examen con la esperanza de poder rechazarla con criterios pseudo-educativos, dado que consideraban a los negros como inferiores intelectualmente. Ruby y otrxs 5 niñxs de la comunidad afroamericana lograron superar la prueba pero solo la familia Bridges se animó a desafiar a la horda de padres que se oponían en forma terminante con que una niña de sus características tuviese contactos con sus hijxs. Cuando Ruby llegó acompañada de los agente del FBI tenía puesto un jumper gris y una camisa blanca. Antes de subir la escalera le tiraron huevos y tomates podridos.

El día del inicio de las clases las autoridades educativas, lxs maestros y los funcionarios de la gobernación de Louisiana condenaron la presencia de Ruby y vaciaron la escuela con la esperanza de que los Bridges desistieran. Para garantizar las clases, la secretaría de educación hizo una convocatoria ad-hoc y logró que una maestra de Boston accediese a trasladarse 2000 kilómetros para ser la docente de Ruby. 

“Yo no entendía qué pasaba –relató años después Ruby–, nunca imaginé que habían organizado una manifestación para impedir que yo acudiese a la escuela. Portaban pancartas, coreaban consignas que decían: ´No queremos integración´. Cuando entré con los funcionarios del gobierno federal, los padres y las madres decidieron retirar a sus hijxs porque especulaban con que las autoridades de la escuela no iban a permitirme ingresar. Mientras las maestras y los padres se iban con sus niñxs, me gritaban cosas que no podía entender, a través de una ventana”. 

El colegio quedó desierto. En el segundo día de clases las autoridades resolvieron que lxs niñxs siguieran sus cursos sin la presencia de Ruby. Sin embargo, ese día le informaron a los padres de la niña que nadie aceptaba ser su compañera de clase. Pero su familia no se amedrentó.  Ruby fue a su segundo día de clase y la recibió una mujer que la iluminó con una sonrisa:  “Cuando entré vi a una mujer que dijo: ´Hola, soy tu maestra´. Lo primero que pensé fue: ´Pero… ¡Es blanca!´, Nunca había tenido vínculo con una persona blanca. Resultó ser la mejor maestra que jamas haya podido tener y por ella amé la escuela.” 

La maestra Henry hizo 2000 kilómetros de historia. Viajó desde Boston porque lxs docentes de la ciudad rehusaban a darle clase a niñxs negrxs. La señora Henry también fue discriminada en su estancia en New Orleans porque siendo blanca accedió a mezclarse con una criatura negra. “Fue como una segunda madre para mí –señaló Ruby varios décadas después– y nos convertimos en las mejores amigas.” Eran Ruby y la Sera Henry. Solas. Nadie más. Todo su primer año fue igual, sin compañerxs de curso. Sin recreos. Sin juegos con otrxs niñxs. Sin tareas compartidas. Sin amigxs. Solo ellas dos. 

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HUBO RACISMO, RECONOCE FINALMENTE DISNEY. ROLANDO PÉREZ BETANCOURT

ROLANDO PÉREZ BETANCOURT

Lo estuvieron negando durante muchos años, pero los negocios, y el peso de la realidad, terminaron por inclinar la balanza: hubo estereotipos racistas y otras ofensas, reconoce finalmente Disney en su gigantesca plataforma de streaming donde, a tono con los nuevos tiempos de exhibición, presenta su amplia variedad de títulos.

Críticos y estudiosos lo señalaron desde siempre, pero los defensores de la casa productora alegaban que tales denuncias eran infundadas, al igual que los reproches de racista y misógino endilgados, en lo personal, al fundador de la empresa, Walt Disney.

Generaciones enteras habían crecido disfrutando esos clásicos del dibujo animado, y no todos estaban dispuestos a revisar un pasado infantil marcado por el entusiasmo, ni pedirle cuenta al bonachón Walter Elias Disney por dejar pasar, o incluir él mismo, escenas de contenidos ofensivos a la condición humana.

Pero los tiempos cambian, y los nietos y bisnietos de aquellos que no se percataron, o a los que no les importó el gato por liebre, comenzaron a darse cuenta de que, no obstante el empaque creativo de esos filmes, Disney no escapaba de la impronta racista, machista y xenófoba que, desde su nacimiento, había marcado a Hollywood.

El propio Walt Disney trató, muy temprano, de eludir responsabilidades declarando: «Hago películas para entretener y después la Academia de Hollywood me dice lo que significan». Pero ya desde los años 30 del pasado siglo, no faltaron especialistas en afirmar que en aquellas bellas historias para niños «había algo oscuro».

Las críticas abarcaban las tergiversaciones culturales de la industria Disney, como sucedió con la leyenda china Mulan (1998), y hace solo cuatro años con Moana, cinta en la que Maui, figura mitológica venerada en la Polinesia, era convertida en un chistoso gordito en taparrabos.

La lucha contra posiciones racistas que se libra en el mundo parece haber sido determinante para que la casa Disney se llamara a contar. En noviembre del pasado año, los filmes exhibidos en su plataforma empezaron a llevar la siguiente advertencia: «Este programa se presenta como se creó originalmente, puede contener representaciones culturales obsoletas».

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PUEBLO MAPUCHE, EL RACISMO NO ES GRATUITO. MARCOS ROITMAN ROSENMANN

MARCOS ROITMAN ROSENMANN

Al pueblo y presos políticos mapuche

Salvo el periodo de la Unidad Popular (1970-1973), el Estado chileno ha ejercido la violencia, el asesinato y la mentira contra el Wallmapu. El pueblo mapuche ha resistido y resiste. El odio y el racismo toman nuevas formas y se recrean con gobiernos de diferente color. El etnocidio es la política. El objetivo, la expropiación de tierras y la explotación de riquezas del territorio mapuche. El nuevo plan Impulso Araucanía del gobierno de Piñera, favorece la rapiña. Articulado en tres frentes: agricultura, turismo y energías renovables; abre la región a inversiones privadas bajo la denominación de destinos agroclimáticos, turísticos y zonas potenciales de bioenergía, desarrollo eólico y recursos hídricos. El plan propone liberar derechos de agua a empresas privadas para embalses y represas. En este apartado, señalan: aún existen en desuso 3.5 millones de litros para ser rematados. El despojo es constante. Terratenientes, trasnacionales, empresas madereras, mineras, acuícolas, salmoneras, eólicas e hidroeléctricas se disputan el Wallmapu. Entre las madereras, destacan Mininco, perteneciente al grupo Matte; Forestal Arauco del grupo Angelini; Bosques Cautín, y Magasa. Las hidroeléctricas y eólicas suman más de 20, entre otras: la española Endesa, Colbún del grupo Matte; RP Global austriaca; Enacon de inversionistas estadunidenses, brasileños y chilenos. Electro Austral, Conpax y Rankun con socios canadienses. A lo cual se agregan las eólicas Relmu, Endesa, Los Trigales, Piñón Blanco o Ener Renova. A esta pléyade, debemos adicionar las acuícolas y salmoneras: Novatec, Aquasmol, Aquasur, Captren, Landicach, Los Fiordos, Aqua Chile, Salmones Multiexport, Bío-Bío, Antártida o Invitec Pesquera.

El capitalismo verde se impone con políticas contrainsurgentes, militarizando el Wallmapu. Con el eslogan posesionar a la Araucanía como destino turístico internacional, se pretende construir aeropuertos y autopistas. El desastre medioambiental está servido. Contaminación, degradación de las aguas. Al plan Impulso se une la Asociación de Paz y Reconciliación en la Araucanía. Organización de sesgo paramilitar, que agrupa a la ultraderecha, latifundistas y empresarios. Entre sus dirigentes destacan Gloria Naveillan, portavoz de los agricultores de Victoria-Malleco; Andrés Cádiz Stewart, teniente coronel(r) de Carabineros; María Angélica Tepper Kolossa, presidenta de la multigremial en la Araucanía; Eduardo Zwanzger Azocar, terrateniente con fuertes vínculos políticos; Cristian Arntz Mac-Evoy, presidente de la sociedad agrícola y ganadera de Osorno; Patricio Wunderlich Arismendi, presidente de la Asociación de Camioneros de Osorno y multigremial del Sur; Rodrigo Lavín Cristoph, presidente de Agro Llanquihue y productores de leche del sur; Juan Ricardo Hollstein Turk, coordinador, en Los Lagos, del partido ultraderechista de José Kast, y para incrédulos, el terrateniente Alan Leisle Cooper, condenado en tiempos de la Unidad Popular por el asesinato del general en jefe del ejército René Schneider en 1970, cuyo objetivo era evitar el acceso de Salvador Allende a la presidencia. Cooper opina así de los mapuches: los voy a balear a todos si es que llegan acá. No les tengo ningún miedo.

La Asociación Paz y Reconciliación en la Araucanía se ha destacado por sus actos de violencia contra los comuneros. El primero de agosto convocó a sus integrantes a desalojar las municipalidades de Curacautín, Ercilla y Victoria, tomadas por comuneros para hacer oír las demandas de los presos políticos, algunos con 100 días en huelga de hambre, entre otros, el machi, líder religioso, Celestino Córdova, quien ha suspendido el ayuno, tras un acuerdo. Hoy siguen en huelga de hambre en las cárceles de Temuco siete presos, con 33 días; en Angol ocho, con 109 días, y en Lebu, 11 presos, con 46 días.

Bajo el lema de el que no salta es mapuche, y la inacción de Carabineros, incendiaron parte de la municipalidad de Curacautín. El ministro del Interior, de la pinochetista UDI, Víctor Pérez Varela, acudió apoyando a los terratenientes y exculpando sus acciones. Así se refirió a las organizaciones del Wallmapu: no es posible que grupos organizados, violentos, que claramente responden a organizaciones criminales y actos terroristas, angustien y acorralen a la ciudadanía. La constitución pinochetista sólo reconoce un pueblo bajo una nación, el chileno. Cualquier reivindicación sobre territorios, justicia consuetudinaria, flora y fauna dentro del Wallmapu se consideran actos de terrorismo. El Estado chileno, pese a firmar el acuerdo 169 de la OIT, envía tropas, detiene a dirigentes y configura un sistema judicial ad hoc de protección de testigos, cuyas declaraciones inculpen a comuneros. Así se encarcelan lonkos, acusados de quemar automóviles, prender fuego a plantaciones, robar ganado, etc. En esta lógica, Carabineros montó la operación Huracán para inculpar y detener al dirigente de la Coordinadora Arauco-Malleco, Héctor Llaitul, y a los hermanos Huenchulan de la comunidad Temuicuicui. En ella participaron el general director de Carabineros, Bruno Villalobos, el general Gonzalo Bru, el jefe de operaciones de la Unidad de Inteligencia, Patricio Marín, y el informático Alex Smith, quien debía introducir mensajes falsos en sus celulares vía WhatsApp. Nada impidió que los lonkos fueran detenidos y sus familias acosadas. En 2020, entre la pandemia y las políticas de etnocidio, el pueblo mapuche sigue combatiendo. Su valentía y dignidad se anclan en la defensa del Wallmapu. Su ejemplo crece y su bandera corona lo alto de la torre humana, símbolo de la rebelión popular, levantada en la Plaza de la Dignidad.

Fuente: LA JORNADA

TRUMP, EL MONTE RUSHMORE, LA COVID-19 Y EL KU KLUX KLAN. AMY GOODMAN y DENIS MOYNIHAN

MONTE RUSHMORE 1

AMY GOODMAN y DENIS MOYNIHAN

Amy Goodman y Denis MoynihanPaha Sapa es el nombre tradicional que el pueblo lakota le otorgó al centro sagrado de su universo. Esta región de Dakota del Sur también es conocida como “Colinas Negras” y es el hogar del icónico Monte Rushmore, que lleva el nombre de un abogado y especulador de la fiebre del oro. El Monumento Nacional Monte Rushmore luce las cabezas esculpidas en la montaña de cuatro presidentes de Estados Unidos: Washington, Jefferson, Lincoln y Theodore Roosevelt. Las gigantescas cabezas fueron talladas en el granito entre 1927 y 1941 por 400 trabajadores, dirigidos por el escultor Gutzon Borglum. Previo a ese proyecto, Borglum había sido reclutado por las Hijas Unidas de la Confederación para tallar el enorme monumento de Stone Mountain a los líderes confederados en Georgia. Si bien abandonó ese proyecto tras una disputa, Stone Mountain le permitió al escultor perfeccionar sus habilidades de tallado en la montaña, con las que logró el monumento Rushmore. Borglum era allegado al Ku Klux Klan y probablemente fuera miembro.

Este viernes 3 de julio*, para dar inicio al feriado del Día de la Independencia que tendrá lugar este fin de semana, el presidente Donald Trump realizará un mitin en el Monte Rushmore con un sobrevuelo de aviones de combate y fuegos artificiales, que están prohibidos en el área debido al gran riesgo de incendio forestal. Mientras los organizadores esperan la participación de 7.500 personas, la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, acérrima aliada de Trump, declaró: “Regalaremos máscaras para cubrirse el rostro, para las personas que decidan usar una, pero no respetaremos el distanciamiento social”. Los tapabocas no serán obligatorios. Este evento de “retorno” ocurre al tiempo que Estados Unidos sufre un estallido de casos de COVID-19 y un cargado debate nacional sobre qué hacer con las estatuas y los símbolos que consagran el racismo sistémico.

Los gobiernos tribales y las organizaciones activistas de la región han reclamado la cancelación del evento. El presidente de la tribu oglala sioux Julian Bear Runner declaró al medio The Guardian: “Las tierras en las que está tallada esa montaña y las tierras que [Trump] está a punto de visitar pertenecen a la gran nación sioux”. Además, Runner aclaró: “No cuenta con el permiso de sus propietarios soberanos originales para ingresar al territorio en este momento. […] Va a desatar protestas si viene aquí”.

El incendiario y poco oportuno espectáculo de Trump evoca su fallido mitin del mes de junio en Tulsa, Oklahoma, que estaba programado para el 19 de junio, día en que se celebra el fin de la esclavitud en Estados Unidos desde 1865, en un lugar no muy lejano a la escena de una de las peores masacres de afroestadounidenses en la historia de Estados Unidos, la matanza racial de Tulsa de 1921. Bajo presión, Trump pospuso su evento para el 20 de junio, un día después de la importante fecha, conocida como Juneteenth. Un millón de personas se habían registrado para concurrir al mitin, pero la policía local estimó que hubo menos de 6.500 asistentes, lo que dejó miles de asientos del estadio vacíos. Un escenario al aire libre construido para que 40.000 personas más pudieran participar del evento desde afuera también quedó vacío. Este fracaso significó un desastre de proporciones épicas para las relaciones públicas de la campaña de Trump y Pence.

El gobierno de Estados Unidos reconoció la soberanía tribal sobre las Colinas Negras en dos tratados de Fort Laramie, en 1851 y 1868, donde se destinaba el territorio “para uso y ocupación absoluto e ininterrumpido de los sioux”. Sin embargo, en la década de 1870 se descubrió oro en esas tierras y el ejército estadounidense expulsó a los indígenas. La resistencia armada de los indígenas durante décadas contra las oleadas de colonos terminó efectivamente con la brutal masacre del ejército hacia mujeres, niños y ancianos lakota en la ciudad de Wounded Knee, el 29 de diciembre de 1890.

De todas formas, la resistencia nunca murió, a pesar de la pobreza y la violencia institucionalizadas por el sistema de reservas indígenas. A fines de los años sesenta y setenta, las ocupaciones de la isla de Alcatraz y la ciudad de Wounded Knee pusieron un foco en las demandas de justicia de los indígenas estadounidenses. Más recientemente, durante el enfrentamiento en Standing Rock, representantes de más de 200 tribus de todo el continente americano lograron retrasar la construcción del oleoducto Dakota Access. La resistencia indígena de primera línea todavía está a la vanguardia, y continúa desafiando esta construcción, así como la del oleoducto Keystone XL aprobado por Trump, las arenas alquitranadas de Alberta, en Canadá, y numerosos sitios de extracción de recursos en el Amazonas.

Los pueblos indígenas se han visto particularmente afectados por la pandemia de coronavirus y las tribus han tomado medidas para protegerse. Tanto la tribu sioux del río Cheyenne como la oglala sioux establecieron puntos de control en las carreteras, dejando ingresar a la reserva solamente a residentes e invitados de residentes. La gobernadora Kristi Noem amenazó con emprender acciones legales y le pidió auxilio al gobierno de Trump. Después de que la Casa Blanca amenazara con retener los fondos de ayuda para enfrentar la epidemia de COVID-19, la tribu sioux del río Cheyenne presentó una demanda contra Trump ante un tribunal federal. El caso está pendiente.

El presidente de la tribu sioux del río Cheyenne, Harold Frazier, se unió a Julian Bear Runner, de los oglala sioux, en un llamado a eliminar el Monumento Monte Rushmore. Frazier expresó: “Nada representa un mayor recordatorio para la Gran Nación Sioux de lo que significa un país que no puede cumplir promesas ni tratados que los rostros tallados en nuestra tierra sagrada en lo que Estados Unidos llama Monte Rushmore”. Los pueblos indígenas tienen planeado llevar a cabo fuertes manifestaciones de protesta.

Solamente en esta semana, Trump retuiteó el video de un seguidor que gritaba “¡poder blanco!”. Trump también firmó una orden ejecutiva para preservar monumentos, incluidas las estatuas confederadas. Desde Tulsa hasta las Colinas Negras, nuestro supremacista blanco en jefe aviva la llama del racismo, esperando que sea un impulso para su reelección.

Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta.

*Este artículo fue publicado el 2 de julio de 2020 en Democracy Now! en español.

Fuente: DEMOCRACY NOW

JAMYATS. DE AHUEHUETES Y ESTATUAS. YÁSNAYA ELENA AGUILAR

El sistema colonialista que ha jerarquizado el mundo, los pueblos y sus culturas, impone sobre la superficie de la tierra representaciones tangibles de la lectura que ha hecho de la historia

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El árbol al lado de la iglesia de Santa María de Tule, cerca de Oaxaca (México). Foto: Luis Monje

YÁSNAYA ELENA AGUILAR

“Yo no quiero ser un árbol, sino su significado”
Orhan Pamuk, Me llamo rojo.

YÁSNAYA ELENA 1Se trata de un árbol, un ahuehuete, taxodium huegelii. En los contados viajes que hice desde mi comunidad hacia la ciudad de Oaxaca durante la infancia, podía observarlo, monumental, en medio del atrio de Santa María del Tule, una localidad que se encuentra aproximadamente a 12 kilómetros de la capital del Estado, muy cerca de Mitla. Desde la ventana del autobús, mi madre, Eneida, me lo señaló por primera vez: “Ese es el árbol”, me dijo en la lengua en la que nos comunicamos comúnmente, el mixe. Imposible no verlo, quienes se especializan en estos temas apasionantes estiman que tiene más de 2.000 años de antigüedad, el diámetro de su tronco mide más de 14 metros y el de su copa se extiende a lo largo de 58 metros, su altura roza los 42. Observar este magnífico árbol, aún desde la ventanilla del autobús, medio empañada por el polvo de la sierra, dejó una profunda impresión en mi ánimo infantil de por sí ya excitado por la cercanía de esa ciudad que estaba a punto de conocer por primera vez. Décadas antes, mi abuela, con 15 años, había caminado, desde mi comunidad, casi por dos días, antes de llegar a esa ciudad de cantera verde en donde se tomó una fotografía junto a su madre que aún conservamos. Posiblemente ellas también habían observado aquel imponente árbol, tal vez pudieron acercarse y sentarse en alguna enorme rugosidad cercana a la raíz antes de que una cerca de metal lo protegiera de la gran afluencia turística.

Según las narraciones tradicionales, Kontoy, una mezcla de divinidad y héroe guerrero del pueblo mixe, había bajado hacia los valles centrales de Oaxaca y se sentó a descansar antes de subir de nuevo hacia las montañas de la sierra. En su lugar de descanso, clavó en la tierra su largo y pesado bastón que se convirtió rápidamente en el enorme ahuehuete que ahora yo contemplaba por primera vez desde un autobús en lento movimiento. Según los relatos, Kontoy, que había logrado defender a su pueblo de guerras, invasiones e injusticias, se internó dentro de nuestra montaña sagrada, el Zempoaltepetl, la Montaña Veinte; antes de partir hacia las entrañas de la tierra, prometió que regresaría cuando llegara el tiempo de encabezar de nuevo la defensa del pueblo mixe. Mientras el bastón de Kontoy, ese gran ahuehuete, se mantenga vivo, la promesa de su regreso continúa vigente; un elemento natural, un árbol de impresionantes dimensiones, nos recuerda las resistencias del pueblo mixe y actualiza siempre su significado y su simbolismo desde hace cientos de años. En los documentos coloniales en los que se consigna una rebelión indígena (zapotecos, mixes y chontales) en contra del gobierno virreinal en 1659, se detalla el papel que tuvo la figura de Kontoy: uno de los objetivos de la rebelión era sacudirse el yugo de los gobernantes españoles para hacer posible su regreso, un regreso que muchos acontecimientos extraordinarios habían anunciado como inminente. Después de haber escuchado muchas veces, desde que tengo memoria, las hazañas de este héroe-divinidad a quien se le rinde culto en los rituales mixes tradicionales, por fin podía contemplar esa promesa convertida en ahuehuete, la promesa de la resistencia de mi pueblo. Así que, aquel día, mi madre no sólo me señaló un árbol, sino su significado.

La tierra que habitamos, convertida en territorio, va siendo marcada material y culturalmente por las personas que lo habitamos. Leemos la tierra y un árbol se convierte en bastón mesiánico, un río marca una frontera y una montaña, un lugar sagrado. Podemos también escribir sobre la tierra y construir edificios como el Taj Majal para dejar constancia, en la memoria del mundo, del paso por la vida, de alguien que hemos perdido. La tierra en su interacción con la humanidad registra en su lomo el transcurrir de las poblaciones y culturas, pero también registra el mecanismo de las opresiones. El colonialismo puede narrarse, en un sentido, como un proceso en el que, mediante la violencia y el poder, se imponen nuevas lecturas y escrituras sobre la faz –el rostro- de la tierra. La construcción de la catedral metropolitana en el corazón histórico de Ciudad de México, levantada sobre las edificaciones de la antigua Tenochtitlan, muestra de manera más que elocuente el ejercicio de borramiento y reescritura desde el poder. En un acto de recuperación de textos ocultos contenidos en el palimpsesto que es la superficie de la tierra, mi amigo e historiador Miguel Ángel Recillas, recorría Ciudad de México con el mapa de la antigua Tenochtitlan en la mente: “Aquí acaba el lago y comienza la tierra firme”, me decía solemne, como si estuviéramos en el mismo espacio, pero en el año 1518; “aquí estamos en medio de la calzada de Tlacopan, recuérdalo” volvía a repetirme en otro lugar.

Como una continuación de ese acto de escritura colonial de la tierra, se han erigido diversos tipos de monumentos. Etimológicamente, la palabra “monumento” se relaciona con los terrenos semánticos del recuerdo y la memoria, un monumento se erige con la intención de hacernos recordar y, con el paso del tiempo, como imanes semióticos, se van cargando de más sentidos. Con la obsesión occidental por la representación fiel de las personas, los rostros y las formas humanas que tan bien problematiza Orhan Pamuk en su novela Me llamo Rojo, los monumentos de la tradición europea imitan los cuerpos humanos: son estatuas, bultos de bronce, piedra o metal con cabeza humana, brazos y piernas. Esta costumbre no deja de parecerme extraña y aún me causa aversión encontrarme por sorpresa con un monumento de forma humana en medio de la noche en un lugar inesperado: maniquís en pedestales que nos observan mientras una paloma les deposita excremento en el hombro, momias sin carne expuestas en espacios públicos. Una estatua de Cristóbal Colón, por ejemplo, replica, al menos en intención, su propio cuerpo o el que le es supuesto. A diferencia de otras tradiciones en las que las edificaciones o monumentos que se erigen en recuerdo de un personaje son templos, altares de piedra o pirámides, la tradición occidental privilegia la imitación de la forma humana en las estatuas. En la tradición mixe, más que estatuas que nos muestren el cuerpo de una divinidad, su presencia puede ser representada en el cuerpo de una serpiente o la visita estruendosa de un rayo blanco.

El sistema colonialista que ha jerarquizado el mundo, los pueblos y sus culturas, impone sobre la superficie de la tierra representaciones tangibles de la lectura que ha hecho de la historia, mediante la colocación de estatuas. No es de extrañarse entonces que, en las recientes manifestaciones en contra del racismo o en medio de las luchas históricas en contra de la opresión que han sufrido los pueblos indígenas, se sienta necesario derribar los monumentos con los que el colonialismo nos llama a recordar y a significar constantemente su lamentable actualidad. Ante los recientes derribamientos de estatuas de Cristóbal Colón en diferentes lugares de Estados Unidos, The Hispanic Council, un instituto de investigación independiente que promueve las relaciones entre España y Estados Unidos, creyó pertinente aclarar que los ataques a las estatuas de Cristóbal Colón carecen de rigor histórico, otras voces apuntan que estos actos no tienen fundamento pues hay que considerar que este personaje jamás pisó el territorio de lo que hoy llamamos Estados Unidos. Estas aclaraciones no toman en cuenta que no es la representación de Cristóbal Colón, una persona concreta que nació hace más de cinco siglos, la que ha sido derribada, sino el conjunto de los significados, sentidos, connotaciones e implicaciones que su figura ha adquirido: el simbolismo de la opresión. Podemos, es verdad, problematizar, analizar y situar históricamente la vida y los actos de la persona que fue Cristóbal Colón, pero derribar las estatuas que lo homenajean va más allá de eso, significa rebelarse en contra de los actos de escritura colonialista sobre el cuerpo de nuestros territorios, significa desincrustar de la tierra las estatuas que la voluntad colonialista plantó, estatuas que colonizan simbólicamente el espacio con su peso y su presencia. Derribar estatuas cargadas con estos significados implica negarnos a recordar con elogio lo que debe ser problematizado desde el pasado y cuestionado en sus consecuencias presentes.

En muchas opiniones, se subraya que los derribos o ataques a las estatuas de Cristóbal Colón, Hernán Cortés o de otros personajes similares en realidad no tienen efectos sobre el racismo o sobre las opresiones actuales, que se trata de actos meramente simbólicos; sin embargo, los actos simbólicos son importantes, tan importantes que desde otras voces y otras voluntades se determinó que era importante erigir esas mismas estatuas, si lo simbólico no fuera fundamental, nunca hubieran sido colocadas.

En el amplio abanico de mecanismos culturales por medio de los cuales convocamos a la “jauría errabunda de los recuerdos” como la llama Lautréamont, la construcción de estatuas parece ser el medio preferido de una tradición, sin embargo, siempre es posible leer y escribir el territorio de manera múltiple sin imponer un mecanismo sobre otro. Nos quedan muchas posibilidades, entre ellas, la posibilidad de que un árbol se vuelva un monumento, un llamado a la memoria y la actualización de una promesa. Ahí donde una estatua recuerda colonialismo, un árbol responde resistencia.

Fuente: EL PAÍS

ESTADOS UNIDOS: DEL «I HAVE A DREAM» AL «I CAN’T BREATH». KATU ARKONADA

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Foto: Bill Hackwell

KATU ARKONADA

KATU 1El asesinato policial de George Floyd ha provocado un levantamiento antirracista y antifascista en Estados Unidos, que retoma el Black Lives Matter puesto en marcha en 2013 tras el asesinato por un disparo policial en el pecho del adolescente Trayvon Martin, y que cobró fuerza en 2014 tras ser abatido a tiros en Ferguson, también por la policía, Michael Brown.

Tal y como transcurren los acontecimientos, es probable que la muerte de una persona tenga cuanto menos la misma incidencia en el resultado de la elección presidencial de noviembre que la crisis del Covid-19 que ya ha cobrado la vida de más de 110 mil estadunidenses.

A Floyd, guardia de seguridad que había quedado desempleado por la pandemia, le ahogaron durante ocho minutos y 46 segundos con la rodilla en su cuello por haber pagado un plato de comida con un billete de 20 dólares falso.

Pero el asesinato de George Floyd es la punta del iceberg de un sistema basado en el racismo y el clasismo que permite, según la web Mapping Police Violence, que 99 por ciento de las muertes a manos de la policía entre 2013 y 2019 hayan quedado impunes.

Tan sólo en 2019 hubo mil 42 personas muertas por disparos policiales. De ellas, según una investigación del Washington Post, por cada millón de habitantes 12 eran blancas, 23 hispanas, y 31 afroamericanas. Es decir, en Estados Unidos tienes casi tres veces más probabilidades de morir por disparos de la policía si eres negro.

Otra estadística terrorífica muestra que, aunque en EU aproximadamente 50 por ciento de las personas asesinadas son blancas, 80 por ciento de los condenados a muerte lo son por haber matado a una persona blanca.

Y si pensamos la pandemia de coronavirus que azota el planeta, en Estados Unidos, con 13 por ciento de la población afroamericana, 26 por ciento de las muertes por Covid-19 son de raza negra. Se hace necesario darle un vistazo al proyecto The Covid Racial Data Tracker para comprobar que quienes más están muriendo por Covid-19 son personas afroamericanas, latinas e indígenas.

Todo ello, a menos de cinco meses para una elección presidencial donde,en principio, era casi segura una relección de Trump, basada en los buenos datos del crecimiento económico y la reducción del desempleo, frente a un Partido Demócrata en crisis y un candidato gris como Joe Biden. Sin embargo, hoy, con una crisis sanitaria que se traduce en una crisis económica y social sin precedente, que ha dejado más de 40 millones de desempleados entre marzo y mayo, y una previsión del FMI de contracción del PIB de 6 por ciento, Trump ya no está tan seguro de la victoria y comienza a dar síntomas de nerviosismo.

Por eso el magnate se repliega sobre su núcleo duro tuiteando el 29 de mayo “ When the looting starts, the shooting starts” (el saqueo lleva a los disparos), que hace referencia a expresiones utilizadas por policías y racistas en 1967 en pleno auge del movimiento por los derechos civiles, y en 1968, año del asesinato de Martin Luther King. El 31 tuitea: “ Law order!”, la misma frase con la que Richard Nixon ganó las elecciones en 1968.

Enfrente de Trump, la población afroestadunidense, migrantes, estudiantes, mujeres y ambientalistas, con la duda de si Biden va a ser capaz de articular todas sus demandas y sumar además de los sectores del establishment a los que representa, la izquierda que acaudilla Bernie Sanders. Para ello va a ser importante su acompañante como vicepresidenta, que con toda seguridad va a ser una mujer.

Es difícil que sea Amy Klobuchar, con un perfil de centro parecido a Biden, pero tampoco Elizabeth Warren, muy a la izquierda para el establishment demócrata. La elección de vicepresidenta podría estar entre tres mujeres afroestadunidenses, la senadora por California, Kamala Harris, la ex candidata a gobernadora de Georgia, Stacey Abrams, y la congresista por Florida, estado clave, Val Demings.

Y así como el Make America great again fue un mensaje potente que permitió a Trump ganar una elección, el Black lives matter está dando también una batalla en redes sociales, donde una de las figuras más importantes está siendo Bernice King, hija de Martin Luther King, quien publicó una carta de 1963 de su padre desde la cárcel, donde afirma que la mayor piedra con la que se tropieza la liberación negra no es el Ku Kux Klan, sino los blancos moderados, que prefieren una paz negativa entendida como ausencia de tensión, a una paz positiva comprendida como realización de la justicia. Luther King señalaba en esa carta que la experiencia les ha enseñado de manera dolorosa que la libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor, sino que debe ser exigida por las y los oprimidos.

Del Make America great again al Black lives matter. Del I have a dream, de Martin Luther King en 1963, al I can’t breath, de George Floyd en 2020, la pandemia está cambiando el tablero geopolítico, y el levantamiento del pueblo estadunidense contra el racismo estructural en su sociedad podría cambiar también el resultado de las elecciones presidenciales.

Mientras tanto, no hay suficiente fuego que pueda traer justicia por el asesinato de George Floyd y el resto de víctimas de la violencia policial y racial en Estados Unidos.

Fuente: LA JORNADA

ESTADOS UNIDOS, ¿BAJO ASEDIO DE TRUMP? JOHN SAXE-FERNÁNDEZ

EE.UU. GUARDIA NACIONAL MONUMENTO A LINCOLN

JOHN SAXE-FERNÁNDEZ

Aplazo la segunda entrega del trabajo sobre el sector energético bajo asedio porque tal parece que con Donald Trump, la ultraderecha y sus cuerpos de acción en la Casa Blanca, el que está bajo asedio es Estados Unidos. En la potencia norteña se sabe, desde el inicio mismo del siglo XXI, y el 11/ S, que es posible lanzar en EU una intentona contra la Constitución y los derechos civiles tan frecuentes en sus operativos diplo-militares en Latinoamérica y el Caribe. Al menos 40 ciudades de EU están bajo toque de queda con la Guardia Nacional en 15 estados, por la protesta general ante la atroz ejecución de George Floyd perpetrada por la policía de Minneapolis.

Asesinar afroestadunidenses: he ahí la marca de la esclavitud y del endémico racismo, admirado por el régimen nazi y alentado por un Trump agazapado en el búnker de la Casa Blanca durante días de protestas ¿en embeleso con el modus operandi de los nazis, lanzando dinamita al tanque del estallido social vía tuits, como queriendo incendiarlo todo como en el incendio del Reichstag? Él tampoco convocó a la unidad nacional. Jerrold Nadler, coordinador de Asuntos Judiciales de la Cámara de Diputados de EU dijo que Trump siempre ha querido ser un dictador.

Luego de varios días, sale Biblia en mano para la foto y mientras dice apoyar manifestaciones pacíficas, su policía en simultáneo lanzó gas lacrimógeno, granadas cegadoras y balas de goma. Acusa a demócratas y a terroristas de izquierda de los saqueos y amenaza con despliegues militares. A sabiendas que la ley permite al Ejecutivo ese despliegue sólo a petición de los gobernadores, Trump dijo si ante desmanes los gobernadores no me lo solicitan, lo haré por ellos. El sesgo hitleriano de Trump me lo advirtió Roberto Fernández Retamar, el notable historiador y presidente de Casa de las Américas, enviándome copia del libro de James Whitman, Hitler’s American Model (El modelo estadunidense de Hitler, Princeton, 2017).

Al revisar un acervo documental del Tercer Reich, Whitman se topó con valiosos testimonios en los abundantes registros taquigráficos de lo dicho en sesiones convocadas por Hitler desde el Ministerio de Justicia para generar las leyes raciales del Reich, tarea a cargo del ministro Franz Gurtner, quien presidió las reuniones entre abogados expertos en la elaboración e interpretación de leyes, con integrantes clave de la cúpula gubernamental nazi. Al inicio Gurtner presentó un memorándum especificando al detalle las leyes raciales de EU, material base en las sesiones, referido por los participantes como el modelo estadunidense de legislación racial. Para Whitman “es de lo más significativo que los nazis más radicales ahí presentes, de manera recurrente mencionaron esas leyes como la pauta a seguir por Alemania. De ahí emanó una atrocidad judicial: la feroz legislación antijudía, que incluyó a mestizos, mulatos y gente de color. Entre los admiradores del supremacismo blanco del sur de EU estaba Roland Freisler, quien luego presidió la Corte del Pueblo Nazi, cuya actuación fue aterrorizante, expresión clave de la salvajada judicial de las Leyes Nuremberg. En ese registro taquigráfico, Whitman encuentra sorprendente, en particular, descubrir que los nazis más radicales presentes eran los campeones más ardientes de las lecciones y perspectivas raciales de EU para Alemania”. Las fuentes del involucramiento nazi con la ley racial son variadas. A finales de los años 20 y 30, dice Whitman, “los nazis y el mismo Hitler se interesaron en la legislación racista de EU. En Mi Lucha, Hitler celebra a EU como el único estado que ha progresado hacia la creación de un orden racista del tipo de las Leyes de Nuremberg que estamos intentando establecer”.

El nacional trumpismo opera desde una base electoral que apoya la relección del magnate, objetivo central de su actuación orientada al fomento de la conflictividad, auxiliado por quienes saquean, queman y violentan ofreciéndole oportunidades para aparecer, según su preferencia electorera. La ley y el orden encubren su fracasado manejo del Covid-19 con resultados tan trágicos o aún más, que los cosechados por su par brasileño, el otro rotundo fracaso epidemiológico que arrastra enorme sufrimiento a millones de familias. A Trump sólo le importa su relección, con él de campeón de la mano dura, no como quien preside una economía que añade 40 millones de desempleados, en un medio global que va hacia una crisis, como advirtió Istvan Mészáros, que hará parecer a la Gran Depresión como una tarde de té en la vicaría, con EU como epicentro de eso y de la pandemia. El despliegue de la fuerza militar contra su población con la equívoca idea de eliminar su imagen como la personificación de la decadencia intelectual y moral de EU es asunto de alto riesgo mundial.

En EU persiste un atroz racismo escudado en un diseño judicial corrupto. Ambos deben desaparecer.

www.jsaxef.blogspot.com

Facebook: JohnSaxeF

Fuente: LA JORNADA

MARCHA DE JÓVENES EN OAKLAND, CALIFORNIA, CONTRA EL RACISMO EN EE.UU. FOTOS DE BILL HACKWELL

BILL HACKWELL*

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BILL HACKWELL*Bill Hackwell es un fotógrafo norteamericano especializado en temas sociales, que incursiona frecuentemente en aspectos de la vida cotidiana de gran connotación humanista. Su obra es ampliamente difundida en medios antihegemónicos. La marcha de jóvenes a que aluden cinco de las siete fotos  suyas aquí publicadas, tuvo lugar el lunes 1 de junio de 2020 en la ciudad californiana de Oakland, Estados Unidos; las dos restantes imágenes constituyen muestras del célebre arte callejero norteamericano, especialmente el retrato del joven negro George Floyd, asesinado en Minneapolis. Todas las fotos fueran tomadas en Oakland.  

LA CHISPA DE MINNEAPOLIS. ATILIO A. BORÓN

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ATILIO A. BORÓN

ATILIO 3En 1944 Gunnar Myrdal, un sueco que había recibido el Premio Nobel de economía, escribió un libro titulado “El dilema norteamericano” para desentrañar las raíces del llamado “problema negro” en Estados Unidos. Su investigación demostró que los afroamericanos eran percibidos y tratados por los blancos -salvo un sector que no compartía esa creencia- como una “raza inferior” a la cual se le negaba el disfrute de los derechos supuestamente garantizados por la Constitución. Por eso los afroamericanos quedaban en situación estructural de desventaja con los blancos: bajos ingresos, menor educación y mayor desempleo construyeron la trama profunda de un círculo vicioso heredado de la larga historia de la esclavitud y cuyas sombras se proyectan hasta el presente. Myrdal concluyó su estudio diciendo que Estados Unidos tenía un problema, pero era de otro color: blanco. Una población denostada, agredida y discriminada, que incluso después de un siglo de abolida la esclavitud debía luchar contra la cultura del esclavismo que sobrevivió largamente a la terminación de esa institución.

El Informe de la Oficina del Censo de EEUU del año 2019 confirma la validez de aquel lejano diagnóstico de Myrdal al demostrar que si el ingreso medio de los hogares estadounidenses era de $ 63.179 y  el de los hogares “blancos” $ 70.642 el de los afroamericanos se derrumbaba hasta los $ 41.361 y el de los “hispanos” caía pero estacionándose en $ 51.450. Los blancos son el 64 % del país, pero el 30 % de la población carcelaria; los negros suman el 33 % de los convictos siendo el 12 % de la población. El 72 % de los jóvenes blancos que terminan la secundaria ingresan ese mismo años a una institución terciaria, cosa que sólo hace el 44 % de los afrodescendientes. Las recurrentes revueltas de esa etnia oprimida atestiguan el fracaso de las tímidas medidas adoptadas para integrarla, como la tan discutida “acción afirmativa.” La pandemia del Covid-19 agravó la situación, poniendo de manifiesto la escandalosa discriminación existente: la tasa de mortalidad general por ese virus es de 322 por millón de habitantes y baja a 227 para los blancos, pero sube bruscamente entre los negros a 546 por millón. Y la depresión económica que la pandemia potenció exponencialmente tiene entre sus primeras víctimas a los afrodescendientes. Son ellos quienes figuran mayoritariamente entre los inscriptos para obtener el módico y temporario seguro de desempleo que ofrece el gobierno federal. Y además son el grupo étnico mayoritario que está en la primera línea del combate a la pandemia.

    Esta explosiva combinación de circunstancias sólo necesitaba un chispazo para incendiar la pradera. El asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis filmado minuto a minuto y viralizado en instantes aportó ese ingrediente con los resultados ya conocidos. La criminal estupidez de un Trump desquiciado por más de cien mil muertos a causa de su negacionismo y por el abismo económico que se abrió a sus pies a cinco meses de la elección presidencial hicieron el resto. En un tuit amenazó a los manifestantes con “meter bala” si proseguían los disturbios, igual que los esclavócratas sureños del siglo diecinueve. Signos inequívocos de un fin de ciclo, con violencia desatada, saqueos y toques de queda desafiados en las principales ciudades. Cualquier pretensión de “volver a la normalidad” que produjo tanta barbarie es una melancólica ilusión.

RACISMO EN EEUU: «DESPIERTEN», CLAMA LEBRON JAMES

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LeBron James explota tras la muerte de George Floyd a manos de la policía

«Despierten», clamó hoy LeBron James, una de las grandes estrellas de la NBA, al sumarse a la ola de indignación y protestas que generó el asesinato de un hombre negro a manos de la policía de Minneapolis, el lunes.

«Por estas cosas es que protestamos. ¿Lo entienden ahora o todavía no queda claro?», afirmó el astro de Los Angeles Lakers en un mensaje en la red social Instagram que ilustra con una fotografía del momento del criminal arresto policial.

«Diez minutos de agonía», fue el título más repetido al hacerse públicas las imágenes grabadas por testigos con sus teléfonos celulares y subidas luego a las redes que muestran los últimos instantes en la vida de George Floyd.

Un hombre negro de 46 años que pidió varias veces «por favor» a sus impiadosos «verdugos» y cuyo pecado había sido intentar pagar una compra con un billete falso de 20 dólares, el precio que la policía de Minneapolis le puso a su vida.

El hecho derivó en el despido de los cuatro agentes implicados, provocó multitudinarias protestas en esa ciudad del estado de Minnesota, limítrofe con Canadá y reavivó polémicas en un Estados Unidos hoy devastado también por la pandemia.

James, además, publicó una fotografía de Colin Kaepernick, ex «quarterback» de los San Francisco 49ers que solía arrodillarse cuando sonaba el himno nacional antes de los partidos de la NFL, la Liga nacional de Football Americano.

Gesto a modo de protesta por la violencia policial hacia los ciudadanos afroestadounidenses que luego imitarían algunos de sus colegas y deportistas de otras disciplinas y que indignaba al presidente Donald Trump más que los propios crímenes.

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RACISMO EN LA CULTURA ‘MAINSTREAM’. VALENTÍN KHAL

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Forest Whitaker en El Mayordomo (2013)

VALENTÍN KHAL

El racismo es un hecho cultural que se evidencia en grados diferentes en el cine o en las series que se emiten en diferentes plataformas de Internet. El cine y la televisión están dominados por hombres blancos, es el canon de lo correcto, de lo que se tiene que ser. Todo lo que salga de ahí, es una deformidad, una rareza. Así, la cultura mainstream1 ha reforzado un esquema de valores que se perpetúan en la sociedad, manteniendo, a través de su programación, prejuicios y privilegios que alimentan el racismo. La invisibilización de las personas no blancas y de las mujeres ha sido una constante en las series televisivas de mayor audiencia; en otras ocasiones, las personas no blancas han servido de aliciente para la broma fácil a través de estereotipos que se escudan en el humor.

Se podría afirmar que las cosas han cambiado, que el racismo en Hollywood o en el mundo del espectáculo ya no es como en años pretéritos, casi hay que agradecer que ya no se produzcan películas de añoranza de la esclavitud como Lo que el viento se llevó (1939), todo un largometraje que romantiza a los soldados confederados y presenta a unos personajes negros infantilizados, menores de edad, que tienen que ser tutelados por los blancos. Es cierto que han aparecido series tan interesantes como Master of None Dear White People, series que critican abiertamente los privilegios de los blancos. A ellas irán dedicadas unas palabras más adelante.

La intención de estas líneas es poner el foco de atención sobre aquellas producciones audiovisuales contemporáneas o recientes donde el racismo se expresa de diferentes modos, tanto en la gran pantalla como en series de televisión bien conocidas por todos. Se parte de la premisa de que el racismo no es, necesariamente, el agravio a una persona en razón de su etnia u origen, sino que también lo es su invisibilización, la no presencia de actores no blancos (negros, latinos, asiáticos, etc.) es también racismo.

No vamos a hablar de aquellas tan evidentes como El nacimiento de una nación (1915), Un día de furia (1992), Una tribu en la cancha (1994), El precio del poder (1983)2¿De qué color me quieres? (1986), El Planeta de los simios (1968) o Apocalipsis Now (1979), La lista, por cierto, es aún más larga, simplemente aquí se han expuesto algunas películas donde el racismo es evidente.

Veamos, pues, algunos ejemplos de películas en las que su racismo podría pasar desapercibido, puesto que este mantenimiento de los privilegios de los blancos tiene que seguir existiendo, pero de una manera más disimulada. Vamos a exponerlos según su fecha de estreno

  • La misión (1986): Este drama histórico dirigido por Roland Joffé nos cuenta la historia de unos jesuitas que quieren proteger a los indígenas de la caza furtiva de esclavos, para ello se enfrentan directamente a los intereses de las Coronas española y portuguesa. En ella vemos toda una justificación para la imposición cultural y la evangelización de los indígenas y, por otro lado, se disfraza la labor de los jesuitas, la presencia de los blancos como salvadores y civilizadores.
  • La guerra de las Galaxias Episodio I: La amenaza fantasma (1999): En la ya penúltima trilogía, George Lucas desarrolló una serie de personajes en los que se reflejaban estereotipos raciales como el jamaicano con rastas Jar Jar Binks, que si se ve la película en su versión original, podrá escucharse el acento que le adjudican. También tenemos al avaro mercader judío representado en Watto.
  • La milla verde (1999): El afable papel de Michael Clarke no es más que la representación del negro dócil, incapaz de hacer nada, excepto violar a blancos. Esta misma docilidad de los negros aparece en libros como La cabaña del Tío Tom, de la caucásica Harriet Beecher Stowe.
  • El último Samurai (2003): En esta película vemos una constante que aparece en otros largometrajes como Avatar (2009), Danza entre lobos (1990) o la reciente The Great Wall (2016) y que ya adelantamos en “La misión: El blanco como salvador”. Nathan Algren interpretado por Tom Cruise es un borracho soldado estadounidense que termina en Japón y, se desconoce cómo, decide que debe preservar el estilo de vida samurai. A esto lo llamamos apropiación cultural.
  • Apocalypto (2006): Si antisemita fue su Pasión de Cristo mucho mejor no lo pudo hacer con esta película. La intención de Mel Gibson era promover la cultura maya y aupar a los jóvenes a hablar en su lengua, de ahí que se filmara en maya yucateco. Sin embargo, Gibson se deja llevar por los estereotipos y muestra una cultura violenta, sangrienta, sedienta de sangre y sacrificios humanos, cuando no existe evidencia histórica que permita hacer tales afirmaciones sobre los mayas. Lo que pudo haber sido una bonita oportunidad para hablar sobre estos maravillosos pueblos precolombinos fue desaprovechada.
  • Transformers (2007): Esta superproducción contó con la subvención del Ejército de los Estados Unidos y con su ayuda para grabar en varias bases del propio ejército. El personaje de Jazz, uno de los Autobots, es un negro cuyas frases están llenas de estereotipos y palabras mal sonantes. Este personaje tiene muy pocas líneas en el guión, disminuyendo su visibilización y reduciéndolo a frases como What’s up, little bitches?, entre otras del mismo tipo.
  • El mayordomo (2013): Cecil Gaines (Forest Whitaker) es un afroamericano que comienza a servir como mayordomo en la Casa Blanca. En ella conoce a Eisenhower y a todos sus sucesores, al tiempo que se nos expone el crecimiento del descontento de los afroamericanos por la segregación racial existente. Aquí vemos dos líneas interesantes: por un lado a unos presidentes blancos preocupados por el racismo en su país, en una de las escenas aparece un John. F. Kennedy (James Marsden) realmente afligido por el ataque del Ku Klux Klan a un autobús lleno de afroamericanos, quien acaba promulgando la Ley de Derechos Civiles de 1964; de nuevo el blanco salvador. Por otro, uno de los hijos de Gaines comienza a militar en los Black Panther y a seguir a Malcolm X, a lo que su padre, el mayordomo, se opone. Así pues hay dos tendencias: la de los afroamericanos que buscan acabar con la segregación con la acción directa y los de quienes, a lo Martin Luther King, representan la docilidad y la obediencia al blanco.

A lo arriba comentado, hemos de sumar la práctica del whitewashing que sigue siendo muy habitual en el cine contemporáneo. Consiste en actores blancos que hacen de personas que no son blancas; el caso más famoso es el de Mickey Rooney en Desayuno con diamantes (1961), donde su papel es un japonés. Sin embargo, en la última década son muchas las películas que han usado el whitewashing, impidiendo así la aparición en la gran pantalla de actores y actrices no blancos. Entre los más recientes tenemos títulos como Dragonball Evolution (2009) donde Justin Chatwin interpreta a Goku. A esta podemos sumar otros,  como Prince of Persia: las arenas del tiempo (2010), Jake Gyllenhaal interpreta a un príncipe persa; The social Network (2010) en la que Max Minghella tiene el papel de Divya Narendra, confundador de ConnectU, quien es de origen indio; en Argo (2012), Ben Affleck interpreta al jefe de operaciones de la CIA, Tony Mendez; y más recientemente Ghost in the Shell (2017), donde Scarlett Johansson o Michael Pitt interpretan papeles que en los personajes animados son japoneses, por no hablar de toda la filosofía oriental que ha sido ignorada en el film. Seguir leyendo RACISMO EN LA CULTURA ‘MAINSTREAM’. VALENTÍN KHAL

COLIN RAND KAEPERNICK EN UN MURAL EN OAKLAND. ALICIA JRAPKO

Mi amiga Alicia Jrapko me ha enviado un mensaje desde Estados Unidos en el que me comenta acerca de un revelador mural que existe en una calle de Oakland. Comparto algunos párrafos y la imagen del mural; añado una foto tomada de Internet.  

Colin Kapernick en un mural cerca de casa.
Colin Rand Kaepernick, junto a Malcom X  y Martin Luther King,  en un mural ubicado en el barrio de Temescal, en la ciudad de Oakland. Foto: BILL HACKWELL

ALICIA 10Colin Rand Kaepernick es un quarterback del fútbol americano que está sin trabajo. Es considerado un agente libre.
Jugó seis temporadas para los San Francisco 49ers en la Liga Nacional de Fútbol Americano.
En el tercer partido de pretemporada de los 49ers, en 2016, Kaepernick se arrodilló durante la entonación del himno nacional de los Estados Unidos antes del partido –en lugar de estar de pie como es habitual–, en protesta contra la injusticia racial y la opresión sistemática en el país. La semana siguiente, y durante toda la temporada regular, Kaepernick se arrodilló durante el himno. Las protestas suscitaron reacciones muy polarizadas, con algunos que lo elogiaban, a él y a su postura contra el racismo, y otros que denunciaban las protestas como una falta de respeto a las fuerzas armadas y al país.
Las acciones resultaron en un movimiento de protesta más amplio, que se intensificó en septiembre de 2017 después de que el presidente Donald Trump dijera que los propietarios de la NFL deberían «despedir» a los jugadores que protestaran contra el himno nacional
Kaepernick se convirtió en un agente libre después de esa temporada, pero nadie lo contrato. En noviembre de 2017, presentó una queja contra la NFL y sus dueños, acusándolos de conspirar para mantenerlo fuera de la liga.

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Los jugadores Eli Harold, Colin Kaepernick y Eric Reid, el 2 de octubre de 2016. MARCIO JOSE SANCHEZ (AP) 

DE MUROS, MILICIAS Y TRÁGICOS DESENLACES. WILLIVALDO DELGADILLO

EL ASESINO 4

WILLIVALDO DELGADILLO

willivaldo-delgadillo-213_0El autor del tiroteo masivo en El Paso, Texas viajó más de 10 horas desde la residencia de sus padres en Allen, Texas, para cumplir un objetivo bien planeado: asesinar a la mayor cantidad de mexicanos que pudiera hallar congregados en Walmart un sábado por la mañana. Patrick Crusius conocía sus motivaciones.

En un breve documento titulado Una verdad inconveniente las delineó: ante la destrucción del país perpetrado por las corporaciones, los demócratas y los inmigrantes es necesario tomar acciones drásticas. Comparó sus procedimientos con los de una guerra y cuestionó que las acciones violentas sancionadas por el Estado tuviesen mayor legitimidad que la de ciudadanos patriotas, como él. No puede descartarse que el joven de 21 años padezca algún trastorno mental, pero eso no quita que ese acto de terror encuadre en una racionalidad miliciana, antes considerada extrema, y que ahora ha encontrado acomodo en el mainstream de la política y la sociedad estadunidenses. En esta perspectiva, promovida por Donald Trump desde la Casa Blanca, la populosa metrópoli fronteriza de 3 millones de habitantes compuesta por Juárez, El Paso y Sunland Park es una zona crítica donde se juega el destino de su país.

En un reportaje aparecido en mayo en The Intercept, Debbie Nathan detalló cómo opera un grupo de milicianos agrupados en la organización denominada United Constitutional Patriots (UCP). Una célula de esta organización acampó durante semanas afuera de Sundland Park, al pie del emblemático cerro de Cristo Rey. En ese lapso se dedicó a hostigar y a detener a los inmigrantes que intentaban cruzar la frontera. Equipados con uniformes, armas reales y placas falsas, sus miembros actuaban impune y concertadamente con la Patrulla Fronteriza. Sus videos circulan en redes sociales y pueden consultarse en YouTube bajo títulos que instan a otros patriotas a desplazarse a la frontera. El objetivo del UCP era documentar una supuesta crisis y detener la inminente invasión extranjera. Su presencia se dio apenas unos días después de que Trump estuvo en El Paso en un acto de campaña ante 7 mil simpatizantes bajo el lema Finish the wall. Muchos vinieron de Texas y de Arizona, pero parte sustancial de los asistentes era de El Paso. No debe extrañar. El Paso es una ciudad abrumadoramente latina con una importante corriente de solidaridad con los inmigrantes que se expresa en organizaciones históricas, como la Casa Anunciación y el Border Network for Human Rights. Sin embargo, también es sede del Fort Bliss y en ciertos sectores se ha cultivado una mentalidad de guerra contra mexicanos y centroamericanos. La Patrulla Fronteriza es una importante fuente de empleo en la región. Esto explica la existencia de patrioteros y protofascistas a los que apela el trumpismo. Seguir leyendo DE MUROS, MILICIAS Y TRÁGICOS DESENLACES. WILLIVALDO DELGADILLO

SALVINI, EL CABALLO GANADOR DE (STEVE) BANNON PARA LAS ELECCIONES EUROPEAS. ÁLVARO HERVÁS

Con M de (contranarrativa para las migraciones) 

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Matteo Salvini, ministro del Interior y vicepresidente de Italia. Foto: Confartigianato Imprese / CC BY-NC-SA 2.0

ÁLVARO HERVÁS

Italia es considerada en el ámbito de las ciencias políticas como un ‘laboratorio’, debido a la emergencia de experimentos que luego se han consolidado y extendido a otros lugares. Por poner dos ejemplos de sobra conocidos: allí se conformó el fascismo, como una tercera vía frente al liberalismo y el comunismo; también surgió en este territorio un tipo de figura que maridaba al empresario y al político, Silvio Berlusconi. Dentro del marco que supuso la elaboración del informe La Franquicia Antimigración de la Fundación porCausa, la elección de Italia como estudio de caso responde a esta condición de “sala de pruebas”, en este caso por estar gobernada por una coalición formada por la Liga (anterior Liga Norte) y por el Movimiento 5 Estrellas, dos formaciones opuestas en muchos aspectos, pero a las que les une su crítica a los partidos tradicionales y las élites económicas; y su rechazo a la inmigración. Además, el líder de la Liga, ministro de Interior y vicepresidente de Italia, Matteo Salvini, se ha erigido como el principal referente del movimiento nacionalpopulista a escala europea con la conformación de la Alianza Europea de los Pueblos y las Naciones.

La condición de Italia de Frontera Sur y, por tanto, punto de acceso al continente para los flujos migratorios, la sitúa como un lugar idóneo para observar el impacto sociopolítico de la crisis de acogida de refugiados de Oriente Medio. Es uno de los factores principales que ha posibilitado la llegada al poder del populismo xenófobo. Otra de ellas es que es uno de los países más afectados por la crisis económica de 2008, con el consecuente crecimiento de la desigualdad (más de tres millones de familias están en situación de pobreza) y la precarización del trabajo. Ambos aspectos están relacionados ya que, ahora mismo, tener un trabajo en Italia no asegura salir de la pobreza. La carencia de soluciones por parte de los diversos gobiernos ante estas problemáticas derivó en una crisis de representación de las instituciones y de los partidos de masas tradicionales, basados en el eje derecha-izquierda.

Italia comenzó a ser un país receptor de migración desde la década de 1990, cuando los países del norte de Europa elaboraron políticas más restrictivas para la inmigración. El gobierno de Italia carecía de legislación para atender la cuestión migratoria y fue elaborando leyes basadas en las particularidades del momento, sin elaborar ningún plan estructurado. Pese a que la mayor parte de la población migrante que llegaba hasta Italia era inmigración comunitaria, el foco comenzó a ponerse sobre la población no comunitaria. Este enfoque estuvo presente en gobiernos de diversas ideologías, que siguieron una tendencia discriminatoria hacia las personas migrantes y vincularon su presencia a cuestiones de seguridad. Por tanto, el ‘Decreto Salvini’ (un decreto en materia de seguridad e inmigración que endurece las condiciones para los solicitantes de asilo, limita la protección de los inmigrantes vulnerables y facilita las expulsiones) no es un elemento disruptivo sino la continuación de una tendencia de gobiernos anteriores que contribuye a legitimar la xenofobia como política pública. La cuestión migratoria para la población italiana se convirtió en una de las principales preocupaciones, según revelaron diversas encuestas. En esto influyó mucho la percepción de la inmigración, que para los italianos suponía más del 30% de la población total cuando en realidad no alcanza el 10%. Este compendio de factores se vio canalizado en la encuesta de Swg de enero de 2018, que revelaba que “una línea dura contra los inmigrantes” podía suponer el 30% del apoyo electoral.

Estas circunstancias fueron las claves para la elaboración de la estrategia política de Salvini y lo que determinó su discurso. Es el marco sobre el que se entienden eslóganes como “los italianos primero”, además de la réplica de la campaña de Trump en Estados Unidos. La pretensión era juntar tres aspectos en uno solo: economía, migraciones y seguridad. Para ello, presentó el contexto italiano como una lucha por unos recursos escasos, en el que la presencia “masiva” de migrantes había supuesto la precarización del trabajo y que los pocos recursos iban destinados para ellos en forma de ayudas sociales, marginando a la población italiana, lo que generaba conflictos sociales. Este discurso ha llegado al punto de justificar ataques racistas como el llevado a cabo por Luca Traini en febrero de 2018, candidato de la Liga a las elecciones municipales de 2017. Seguir leyendo SALVINI, EL CABALLO GANADOR DE (STEVE) BANNON PARA LAS ELECCIONES EUROPEAS. ÁLVARO HERVÁS

TRUMP, COMBUSTIBLE PARA EL ODIO. DALIA GONZÁLEZ DELGADO

El 2017 fue un año en el cual ganó prominencia el movimiento Alt-Right, cuya creencia central es que la «identidad blanca» está siendo atacada por fuerzas multiculturales
El 2017 fue un año en el cual ganó prominencia el movimiento Alt-Right, cuya creencia central es que la «identidad blanca» está siendo atacada por fuerzas multiculturales Foto: El País

Donald Trump ha sido gasolina para la hoguera del extremismo en Estados Unidos. Desde que llegó a la Casa Blanca, hace poco más de un año, se han repetido titulares en la prensa relacionados con supremacistas blancos o violencia racista. El número de los denominados «grupos de odio» ascendió a 954 en el 2017, lo cual representa un aumento del 4 % con respecto al 2016.

Los datos provienen del informe anual del Southern Poverty Law Center (SPLC, por sus siglas en inglés), institución dedicada al seguimiento de las agrupaciones extremistas en Estados Unidos. Entre los grupos que operan activamente se incluyen, por ejemplo, neonazis, KuKluxKlan, antinmigrantes, antimusulmanes, anti lgbtiq, nacionalistas blancos, neoconfederados, cabezas rapadas y nacionalistas negros.

El SPLC define un grupo de odio como una organización que «con base en sus declaraciones o principios oficiales, sus líderes o sus actividades, tiene creencias o prácticas que atacan o difaman a toda una clase de personas, generalmente por sus características inalterables».

Gran parte del aumento tuvo lugar dentro del movimiento supremacista blanco. El número de grupos neonazis creció de 99 a 121, los grupos anti-musulmanes de 101 a 114 y los antiinmigrantes de 14 a 22.

El SPLC considera que el incremento entre los supremacistas blancos fue impulsado mayormente por las acciones y el lenguaje racista del presidente Trump. «El mundo te permite difundir propaganda como nunca antes, y Trump ha aumentado el odio», dijo a la prensa Heidi Beirich, directora de proyecto del SPLC y supervisora del informe.

«El 2017 ha sido un año donde se ha visto una creciente división e intolerancia», añadió.

«Ha habido un envalentonamiento de la derecha radical y eso se debe en gran parte a las acciones del presidente Trump, quien ha twitteado materiales de odio y ha hecho que la amenaza a nuestra sociedad presentada por esos grupos parezca leve».  Seguir leyendo TRUMP, COMBUSTIBLE PARA EL ODIO. DALIA GONZÁLEZ DELGADO

RACISMO EN LA CULTURA MAINSTREAM. VALENTÍN KAHL

VALENTÍN KAHL / EL VIEJO TOPO
El racismo es un hecho cultural y que se evidencia en grados diferentes en el cine o en las series que se emiten en diferentes plataformas de Internet. El cine y la televisión está dominada por hombres blancos, es el canon de lo correcto, de lo que se tiene que ser. Todo lo que salga de ahí, es una deformidad, una rareza. Así, la cultura mainstream1 ha reforzado un esquema de valores que se perpetúan en la sociedad, manteniendo, a través de su programación, prejuicios y privilegios que alimentan el racismo. La invisibilización de las personas no blancas y de las mujeres ha sido una constante en las series televisivas de mayor audiencia; en otras ocasiones, las personas no blancas han servido de aliciente para la broma fácil a través de estereotipos que se escudan en el humor.

Se podría afirmar que las cosas han cambiado, que el racismo en Hollywood o en el mundo del espectáculo ya no es como en años pretéritos, casi hay que agradecer que ya no se produzcan películas de añoranza de la esclavitud como Lo que el viento se llevó (1939), todo un largometraje que romantiza a los soldados confederados y presenta a unos personajes negros infantilizados, menores de edad, que tienen que ser tutelados por los blancos. Es cierto que han aparecido series tan interesantes como Master of None Dear White People, series que critican abiertamente los privilegios de los blancos, a ellas irán dedicadas unas palabras más adelante.

La intención de estas líneas es poner el foco de atención sobre aquellas producciones audiovisuales contemporáneas o recientes donde el racismo se expresa de diferentes modos, tanto en la gran pantalla como en series de televisión bien conocidas por todos. Se parte de la premisa de que el racismo no es, necesariamente, el agravio a una persona en razón de su etnia u origen, sino que también lo es su invisibilización, la no presencia de actores no blancos (negros, latinos, asiáticos, etc.) es también racismo.

No vamos a hablar de aquellas tan evidentes como El nacimiento de una nación (1915), Un día de furia (1992), Una tribu en la cancha (1994), El precio del poder (1983)2¿De qué color me quieres? (1986), El Planeta de los simios (1968) o Apocalipsis Now (1979), La lista, por cierto, es aún más larga, simplemente aquí se han expuesto algunas películas donde el racismo es evidente.

Veamos, pues, algunos ejemplos de películas en las que su racismo podría pasar desapercibido, puesto que este mantenimiento de los privilegios de los blancos tiene que seguir existiendo, pero de una manera más disimulada, vamos a exponerlos según su fecha de estreno.  Seguir leyendo RACISMO EN LA CULTURA MAINSTREAM. VALENTÍN KAHL

FASCISMO. LUIS BRITTO GARCÍA

LUIS BRITTO GARCÍA

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Hollywood representa el fascismo como pandilla de malencarados en uniforme que agitan estandartes  y gritan órdenes. La realidad es más perversa. Según Franz Leopold Neuman en Behemoth: The Structure & Practice of National Socialism, 1933-1944 el fascismo es la complicidad absoluta entre el gran capital y el Estado. Donde los intereses del gran capital pasan a ser los de la política, anda cerca el fascismo. No es casual que surja  como respuesta a la Revolución comunista de la Unión Soviética.

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El fascismo niega la lucha de clases, pero es el brazo armado del capital en ella. Aterroriza a la baja clase media y la marginalidad  con el pavor a la crisis económica,  a la izquierda  y la  proletarización y  las enrola como paramilitares para reducir por la fuerza bruta a socialistas, sindicalistas, obreros y movimientos sociales.  Mussolini fue subvencionado por la fábrica de armas Ansaldo y el Servicio Secreto inglés; Hitler financiado por las industrias armamentistas del Ruhr; Franco, apoyado por terratenientes e industriales, Pinochet por Estados Unidos y la oligarquía chilena.

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La crisis económica, hija del capitalismo, es a su vez la madre del fascismo. A pesar de estar en el bando vencedor en la Primera Guerra Mundial, Italia sale de ella tan destruida que la clase media se arruina y participa masivamente en la Marcha sobre Roma de Mussolini. En la elección de mayo de 1924, Hitler obtuvo sólo el 6,5% de los votos. En las de diciembre de ese año, sólo el 3,0%. Pero en las de 1928, cuando revienta la gran crisis capitalista, obtiene 2,6%, en 1930 gana 18,3%, y en 1932, 37,2%, con lo cual accede al poder y lo utiliza para anular a los restantes partidos. Pero el fascismo no remedia la crisis: la empeora. Durante Mussolini el costo de la vida se triplicó sin ninguna compensación salarial ni social. Hitler empleó a los parados en fabricar armamentos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial, la cual devastó Europa y causó sesenta millones de muertos. Franco inicia una Guerra Civil que cuesta más de un millón de muertos y varias décadas de ruina; los fascistas argentinos eliminan unos treinta mil compatriotas, Pinochet asesina unos tres mil chilenos. Tan malo es el remedio como la enfermedad.

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El fascismo convoca a las masas, pero  es elitista. Corteja y sirve a las aristocracias, sus dirigencias vienen de las clases altas e instauran sistemas jerárquicos y autoritarios. Charles Maier, historiador, recalca que hacia 1927,  el 75% de los miembros del partido fascista italiano venía de la clase media y media baja; sólo 15% era obrero, y un 10% procedía de las élites, los cuales sin embargo ocupaban las altas posiciones y eran quienes en definitiva  fijaban  sus objetivos y políticas.  Hitler establece el “Fuhrer-Prinzip”: cada funcionario usa a sus subordinados como le parece para alcanzar la meta, y rinde cuentas sólo al superior. El Caudillo falangista responde sólo ante Dios y la Historia, vale decir, ante nadie.

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El fascismo es racista. Hitler postuló la superioridad de la “raza” aria, Mussolini arrasó con libios y abisinios, y  planeó el sacrificio de medio millón de eslavos “bárbaros e inferiores” a favor de 50.000 italianos superiores. El fascismo sacrifica a sus fines a los pueblos o culturas que desprecia. Los falangistas tomaron España con tropas moras de Melilla. Alber Speer, el ministro de Industrias de Hitler, alargó la Segunda Guerra Mundial de dos a tres años más con la  producción armamentista activada por tres millones de esclavos de razas “inferiores”.

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Fascismo y  capitalismo tienen rostros  aborrecibles que necesitan máscaras. Los fascistas copian  consignas y programas revolucionarios. Mussolini se decía socialista, el nazismo usurpó el nombre de socialismo y se proclamaba partido obrero (Arbeite); en su programa sostenía que no se debía tolerar otra renta que la del trabajo.  Por su falta de creatividad, roban  los símbolos de movimientos de signo opuesto. Los estandartes rojos comunistas y la cruz gamada, símbolo solar que en Oriente representa la vida y la buena fortuna, fueron confiscados por los nazis para su culto  de la muerte.

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El fascismo es beato. Los curas apoyaron a los falangistas que salían a matar prójimos y fusilar poetas. El Papa bendijo las tropas que Mussolini mandó a la guerra; nunca denunció las tropelías de Hitler.  Franco y Pinochet fueron idolatrados por la Iglesia.

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El fascismo es misógino. La misión de las mujeres se resume en  Kirche, Kuchen, Kinder, vale decir, iglesia, cocina, niños. Nunca figuró públicamente una compañera al lado de sus líderes; quienes las tuvieron, las escondieron o relegaron minuciosamente. Nunca aceptaron que una mujer ascendiera por propio mérito o iniciativa.  Hitler las encerró en granjas de crianza para parir arios; Mussolini les asignó el papel de vientres para incrementar la demografía italiana, Franco y Pinochet las confinaron en la iglesia y la sala de partos.

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El fascismo es anti intelectual. Todas las vanguardias del siglo pasado fueron progresistas: la relatividad, el expresionismo, el  dadaísmo, el surrealismo, el constructivismo, el cubismo, el existencialismo, la nueva figuración. A todas, salvo al futurismo,  las trató como “Arte Degenerado”. El fascismo no inventa,  recicla. Sólo cree en el ayer, un ayer imaginario que nunca existió. El fascismo asesinó a Matteotti, encarceló a Gramsci,  fusiló a García Lorca e hizo morir en la cárcel a José Hernández. Pinochet asesinó a Víctor Jara. Cuando oigo hablar de cultura, saco mi pistola, decía Goering.  Cuando oigamos hablar de fascismo, saquemos nuestra cultura.

TA-NEHISI COATES: ENTRE EL MUNDO Y YO / UN LIBRO AL DÍA

TA-NEHISI COATES: ENTRE EL MUNDO Y YO / UN LIBRO AL DÍA 

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Idioma original: inglés
Título original: Between the World and Me
Años de publicación: 2015
Valoración: muy recomendable

Andan tiempos algo convulsos en E.E.U.U. últimamente. Y no parece que la victoria de Trump vaya a ayudar a mejorar la situación, al menos en lo que atañe el tema que trata este libro: el racismo. A pesar de los intentos de avanzar hacia una sociedad más igualitaria y sin divisiones por motivo de raza, queda aún mucho camino por recorrer, tal y como evidencian casos como el tiroteo de Charleston, los altercados entre policía y comunidad afroamericana en Baton Rouge, Minneapolis, y otros tantos que llevaron a realizar grandes actos de protesta y disturbios en Ferguson. Hasta el propio Obama reconoció que «hemos visto tragedias como ésta demasiadas veces». El movimiento «Black lives matter» coge fuerza en Estados Unidos y parece que no faltan razones ni sobran motivos.

El magnífico libro que nos ocupa, publicado en 2015 y ganador del premio National Book Award de no ficción ese mismo año, nos ofrece una fotografía reciente del conflicto existente entre la comunidad blanca y la negra. Objetivamente no es que nos cuente nada que no sepamos (o que no debamos saber ya a estas alturas) sino que lo que nos ofrece el libro, más que quitarnos las posibles vendas que aún podamos tener en los ojos, es la visión particular del autor ante tal situación. Escrito a modo de ensayo, describe y narra en clave epistolar del autor hacia su hijo los sentimientos que puede albergar una persona negra en Estados Unidos y las dificultades con las que se encuentra por causa del color de su piel. De esta forma, y haciendo un breve repaso de las desigualdades que ha sufrido la comunidad negra a lo largo del tiempo desde sus épocas de esclavitud, el autor se ciñe en la reciente historia para detallarnos un país con una imagen muy diferente de la que se nos quiere transmitir a través de películas, anuncios, etc., es decir, una sociedad hecha, dominada y moldeada a medida por y para los blancos.  Seguir leyendo TA-NEHISI COATES: ENTRE EL MUNDO Y YO / UN LIBRO AL DÍA