Con las nuevas tecnologías de la información y comunicación, sin que nos demos cuenta, millones de ciudadanos estamos siendo observados, espiados, controlados y fichados por Estados orwellianos que llevan a cabo una vigilancia clandestina masiva, en alianza con aparatos militares de seguridad y las corporaciones gigantes de la web. Pero, además, de manera paralela y complementaria, cuando se abre paso la era de la llamada “post verdad” (o el arte de la mentira flagrante), tiene lugar otra guerra en el espacio simbólico y en los ámbitos cultural e ideológico, que es librada por el cartel de los medios hegemónicos contra los pueblos de Nuestra América.
Ambos procesos son promovidos por Estados Unidos, sus cómplices europeos y el gobierno fascista de Israel, a través de un capitalismo criminal y militarizado. A últimas fechas, Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y otros países de la región, han sido los principales objetivos de un terrorismo mediático que, para imponer imaginarios colectivos con los contenidos y sentidos afines a la ideología dominante, utiliza además medios cibernéticos, audiovisuales y gráficos para manipular y controlar las conciencias de manera masiva.
Es previsible que las guerras irregulares y asimétricas, cobren nuevos bríos y se profundicen. Como es bien sabido, las guerras actuales se libran también en el campo mediático bajo la forma de conflictos irregulares. El Pentágono da una gran importancia a la lucha ideológica en el campo de la información y al papel de los medios de difusión masiva como arma estratégica y política y, además, como fuente de exorbitantes ganancias para los dueños de los oligopolios. Más allá de lo que ocurra en la realidad, la batalla por la narrativa, como la denominan los militares contrainsurgentes, es clave en la fabricación de una determinada percepción de la población y las audiencias mundiales. Seguir leyendo COMUNICACIÓN EMANCIPATORIA O PATRIAS COLONIZADAS