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EL MEDITERRÁNEO, CEMENTERIO DE POBRES. MARCOS ROITMAN ROSENMANN

  OCEAN VIKING

MARCOS ROITMAN ROSENMANN

MARCOS 2Mientras la culta Europa mira hacia otro lado,  miles de subsaharianos mueren ahogados en las aguas de un mar cuya historia está cargada  de acontecimientos. Tres civilizaciones, dirá Braudel,  han confluido en su articulación política, dando vida a personajes, proyectos de dominación y desencuentros.  Ha sido campo de guerras, de control imperial. Ha enfrentado a Occidente, Roma y Grecia, cristianos, ortodoxos, y musulmanes.  Hoy, es un cementerio de indigentes. La aporofobia: miedo, rechazo,  aversión a los pobres  se apodera de las clases dominantes de la Europa mediterránea. Miles de emigrantes viven una tragedia,  huyen del hambre, la tortura,  guerras civiles, canallas,  operaciones humanitarias  organizadas por la OTAN y los países civilizados, Libia sin ir más lejos. Ingenuos, piensan ser  recibidos con los brazos abiertos, tal y como reza el nombre de uno de los  barcos que los ha recogido en alta mar: Open Arms.  Sin embargo, no son bienvenidos por los gobiernos y autoridades. Provienen de una patera, no de  yates  o cruceros  que hacen la ruta turística por un Mediterráneo donde todo es maravilloso. De ser sus ocupantes  los damnificados nadie  recriminaría  la acción de salvamento. Pero los sobrevivientes son pobres, sus historias irrelevantes. No pertenecen a la beatiful people, ni  beben champagne, ni  poseen generosas cuentas bancarias. Deberían haber muerto, no tienen derecho a una vida digna. Constituyen un problema.  El mismo que hoy enfrenta el barco fletado por  Médicos sin Fronteras y SOS Mediterranée Ocean Viking,  con trescientos cincuenta y seis personas rescatadas a bordo. No tiene donde atracar. Sus ocupantes son apestados.  Para justificar su rechazo se les estigmatiza, si se les acoge otros vendrán a continuación, produciéndose un efecto llamada. Hay que ser inflexibles. Su destino es ahogarse o la repatriación.

Esta Europa cuna del renacimiento, orgullosa de practicar los derechos civiles y las libertades públicas, con un Parlamento  y tribunales que velan por el mantenimiento y respeto de los derechos humanos, discrimina entre náufragos ricos e inmigrantes pobres. Sus fragatas vigilan para evitar la llegada de indeseables, dicen defender el derecho internacional y occidente. No hay trabajo, primero los nuestros. Fomentan  el miedo y el racismo. Los rescatados son pobres, constituyen un peligro. Se convierten en inmigrantes ilegales, potenciales asesinos, ladrones, agentes del islam. Si por un casual, alcanzan las costas son confinados  en centros de acogida,  verdaderas cárceles. Se les insulta, desprecia y acusa de mentir. Vienen a perturbar la paz,  pobres de solemnidad, negros y musulmanes.

El ex vicepresidente mundial de Coca Cola, anterior director en  España, diputado y miembro de la ejecutiva  de Ciudadanos, el más acaudalado de los trescientos cincuenta legisladores, Marcos de Quinto se refirió a los rescatados por el  Open Arms como  “bien comidos pasajeros”. VOX pide la incautación del barco y acusa a la ONG Proactiva de “favorecer la inmigración ilegal”,  “uso fraudulento de las leyes del mar y complicidad con las mafias internacionales del tráfico de personas”. El Partido Popular, acusa al gobierno de improvisación, favorecer el efecto llamada y alentar a las mafias. Más de lo mismo.  En Italia,  Matteo Salvini,  en Francia Marie Le Pen, despliegan los mismos argumentos. Hay acuerdo, practican la aporofobia.

Han destruido países con guerras canallas, pero eluden responsabilidades. La crisis del barco  Open Arms, como la crisis del Aquarius en 2018 y ahora Ocean Viking, demuestra como las vidas humanas y el rescate en alta mar pasa a segundo plano. Todos se tiran la pelota. A Italia le vienen bien los exabruptos xenófobos y racistas de su Ministro de Interior Matteo Salvini. El barco podía haber atracado, pero se esperó diecinueve días. Se jugó con la desesperación de los sobrevivientes. Mientras, España  deshojaba la margarita. Todos criticando al gobierno y el gobierno criticando a Italia. Italia denunciando a la Unión Europea y la derecha sacando partido. Poco importa el sufrimiento de personas que han sido torturadas, violadas, con familias asesinadas y  quemadas en su presencia. Sólo en 2017 se ahogaron 2.835 personas cuando intentaban  cruzar el mar desde Libia, según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones.

Desde Libia o Sudán, la historia es recurrente. Así relata a Médicos Sin Fronteras, un joven de 16 años,  su experiencia antes de ser rescatado: “Salí de Sudan después que un grupo armado matara a mi padre (…) Tardé siete días en cruzar el Sahara (…) Traté de cruzar dos veces pero fui capturado por la Guardia Costera de Libia (…) Estaba en Tayura cuando el Centro de detención fue bombardeado. Mucha gente murió. Logre escapar (…) puedes ver las cicatrices en los pies. Corrí descalzo por las llamas (…) quiero ir a Europa; donde se respeten los derechos humanos, donde me traten como un ser humano y donde pueda encontrar trabajo…”  Y Yuka  Crickmar, técnica de Asuntos Humanitarios de MSF remata: “Cada persona con la que he hablado ha sido encarcelada, ha sufrido extorsión, ha sido forzada a trabajar en condiciones de esclavitud o tortura. También he visto las cicatrices (…) al mirarles a los ojos queda claro por lo que han pasado estas personas. Me decían que estaban listas para morir en el mar, en lugar de pasar otro día más sufriendo  en Libia”.

Son pobres, existen para ser explotados y extraditados al infierno. No han ganado el primer millón de euros en YouTube, ni son influencers. ¿Para qué rescatarlos? Esta es la verdadera Europa humanitaria. No nos engañemos.

Fuente: LA JORNADA

ESPAÑA: REVOLUCIÓN PASIVA, CRISIS, Y ASCENSO DE VOX. KATU ARKONADA

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KATU ARKONADA

Francisco Franco moría en su cama un 20 de noviembre de 1975, tras 40 años de dictadura y una guerra civil que dejó decenas de miles de republicanos enterrados en fosas comunes.

A su muerte, el franquismo no pudo continuar pues ETA había volado por los aires a su sucesor, el Almirante Carrero Blanco, pero encontró en la llamada transición española y la Constitución española la vía para poder implementar otro tipo de dictadura, la que de verdad importaba, la del modelo neoliberal que comenzó a implementarse en los 80 en Europa. Los partidos socialdemócratas, como el PSOE, se volvieron social-liberales, y los partidos comunistas se volvieron socialdemócratas, y aquí paz y después gloria.

Ese consenso duró 30 años hasta que el famoso movimiento 15M o los procesos soberanistas en las periferias del Estado hicieron temblar los cimientos de la España postfranquista.

La respuesta estatal fue una revolución pasiva que podría haber escrito el mismísimo Antonio Gramsci en un manual: la abdicación del Rey Juan Carlos, en favor de su hijo Felipe VI, más joven, guapo, simpático y sin tanta afición a cazar elefantes en Botsuana o cobrar comisiones por contratos entre empresas españolas y países de la península arábiga. Y junto al recambio del Jefe de Estado, la irrupción al mismo tiempo de Podemos, un PSOE recargado con un discurso socialdemócrata sincero en una época de desmantelamiento del Estado de Bienestar, y un Ciudadanos que venía a representar el lavado de cara de la derecha en un país donde no existían electoralmente opciones de ultraderecha pues estas ideas estaban cobijadas al interior del Partido Popular.

Sin embargo, esa restauración pasiva impulsada por las élites políticas y económicas que de verdad gobiernan España se ha encontrado con resistencias, y prueba de ello es la crisis política que se refleja en lo electoral, con 3 elecciones generales en poco más de 3 años.

Es tal la crisis política española, que este 28 de abril se sabe quién va a ganar las elecciones (el PSOE de Pedro Sánchez), pero no quién va a gobernar.

No se sabe quién va a gobernar porque el sistema electoral en España es parlamentario, no presidencialista, y es una mayoría de parlamentarios electos quien designa al jefe del ejecutivo.

Parece claro que el PSOE en el gobierno será el más votado con alrededor del 30% de los votos. Pero a partir de ahí tenemos más incógnitas que certezas.

En primer lugar, porque los votos que obtenga Unidos Podemos (entre 10 y 15%) no le van a dar al PSOE para gobernar con Pablo Iglesias de Vicepresidente, ni siquiera con los votos/escaños de algún partido más, como el PNV o Coalición Canaria.

Por lo tanto, el PSOE y Podemos solo podrían formar gobierno a partir de un acuerdo con los independentistas vascos y/o catalanes, lo cual se antoja harto difícil después de la criminalización e incluso encarcelamiento de los líderes independentistas catalanes. Podría llegarse a algún tipo de entendimiento para una abstención en la sesión de investidura (que podría darse incluso a cambio de nada), pero a partir de ahí, cualquier ley o presupuesto a ser aprobado tendría que llevar contraprestaciones políticas que no parece el PSOE esté en condiciones de otorgar.

Una segunda vía es un acuerdo entre PSOE y un Ciudadanos que podría obtener hasta el 15% de los votos, lo cual tampoco garantiza en principio mayoría ni en votos ni en escaños. El PSOE ha negado la posibilidad de pactar con quienes proponen en campaña practicarle un cordón sanitario, pero, aunque las promesas de campaña son solo eso, y aunque este pacto es el preferido de las élites económicas en general, y de los bancos en particular, no parece que vayan a dar los números.

La tercera vía es la de la suma de una mayoría entre la derecha y la ultraderecha. Esta última opción depende del desempeño de Vox, el socio de Steve Bannon en España, que, con un discurso contra la ideología de género, el marxismo cultural (que comprende desde el independentismo a las reivindicaciones LGTBIQ) y la inmigración, se ha ido haciendo un hueco en el escenario político español y ya ha obtenido más del 10% en las recientes elecciones andaluzas.

Vox ha sido el elefante en la habitación de los 2 debates electorales celebrados esta semana. Un debate entre 4 candidatos, todos ellos hombres, que ya son parte del establishment político, y que temen la irrupción de Vox, o bien porque les quite votos o bien porque les impida conformar una mayoría electoral.

En un mundo donde la globalización está en crisis, no es casualidad que esta crisis se muestre con más intensidad en los dos países donde se implementó por primera vez, tras el experimento chileno, el neoliberalismo. Al igual que Trump en Estados Unidos y el Brexit en el Reino Unido son síntomas de este mundo de monstruos, Vox es también síntoma de un sistema político que no ha sabido dar respuesta a los problemas de las mayorías sociales y que aspira a volver al viejo orden, a un franquismo sin Franco.

Todos los escenarios están, por tanto, abiertos para las elecciones generales, incluso el de la repetición electoral si ninguno de los 3 bloques posibles alcanza la mayoría. Todo ello sin olvidar la segunda vuelta que van a suponer las elecciones al Parlamento Europeo del 26 de mayo.