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TRUMP, EL PEOR PRESIDENTE EN LA HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS. MAX BOOT

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TRUMP DE ESPALDAS 3

MAX BOOT*

MAX BOOTHasta ahora, había sido reacio a etiquetar a Donald Trump como el peor presidente en la historia de Estados Unidos. Como historiador, sé cuán importante es permitir el paso del tiempo para obtener un sentido de perspectiva. Algunos presidentes que les parecieron espantosos a sus contemporáneos (Harry S. Truman) o simplemente mediocres (Dwight D. Eisenhower y George H.W. Bush), lucen mucho mejor en retrospectiva. Otros, como Thomas Jefferson y Woodrow Wilson, ya no se ven tan bien como solían hacerlo.

Ya había escrito, el 12 de marzo, que Trump es el peor presidente de los tiempos modernos, pero no de todos los tiempos. Eso dejó abierta la posibilidad de que James Buchanan, Andrew Johnson, Franklin Pierce, Warren Harding o algún otro don nadie, pudiera ser juzgado con mayor severidad. Pero en el último mes, ya hemos visto lo suficiente como para eliminar la clasificación “de los tiempos modernos”. Con su catastrófica gestión ante el coronavirus, Trump ya es el peor presidente en la historia de Estados Unidos.

Su único gran competidor por ese dudoso honor sigue siendo Buchanan, cuya indecisión contribuyó a que termináramos en la Guerra de Secesión, el conflicto más letal en la historia de Estados Unidos. Buchanan podría seguir siendo el perdedor más grande. Sin embargo, hay buenas razones para creer que la Guerra Civil se hubiera desatado de cualquier manera. En cambio, no hubo nada inevitable acerca de la magnitud del desastre que enfrentamos actualmente.

La situación es tan crítica que es difícil aceptarla. The Atlantic destaca: “Durante la Gran Recesión de 2007 a 2009, la economía sufrió una pérdida neta de aproximadamente 9 millones de empleos. La recesión de la pandemia ha visto casi 10 millones de solicitudes de prestaciones por desempleo en apenas dos semanas”. The New York Times estima que el índice de desempleo está alrededor de 13%, el más alto desde el fin de la Gran Depresión, hace 80 años.

Mucho peor que eso es la mortandad. Ya tenemos más casos confirmados de coronavirus que cualquier otro país. Trump declaró el 26 de febrero que la epidemia pronto estaría “casi en cero”. Ahora sostiene que si el número de muertos es de 100,000 a 200,000 —una cantidad mayor que todas las muertes estadounidenses en todas nuestras guerras combinadas desde 1945— será una demostración de que ha hecho “un muy buen trabajo”.

No. Será una señal de que él es un miserable fracaso, porque el coronavirus es la catástrofe más previsible en la historia de Estados Unidos. Las advertencias sobre los ataques de Pearl Harbor y el 11 de septiembre fueron evidentes solo en retrospectiva. Esta vez, no se requirió de ninguna inteligencia ultrasecreta para ver lo que se venía. La alarma fue activada en enero en los medios por expertos y por líderes demócratas como el ahora candidato presidencial, Joe Biden.

Algunos funcionarios del gobierno ofrecieron advertencias similares directamente a Trump. Un equipo de reporteros del Post escribió el 4 de abril: “El gobierno de Trump recibió su primera notificación formal sobre la epidemia del coronavirus en China el 3 de enero. En cuestión de días, las agencias de espionaje estadounidenses le confirmaron la seriedad de la amenaza a Trump, incluyendo una advertencia sobre el coronavirus —la primera de muchas— en el informe diario presidencial”. Pero Trump no estaba escuchando.

El artículo del Post es la disección más minuciosa del fracaso de Trump en prepararse para la tormenta inminente. Trump fue informado por primera vez sobre el coronavirus por el secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, el 18 de enero. Sin embargo, de acuerdo con la nota del Post, “Azar le comentó a varios allegados que el presidente creía que estaba siendo ‘alarmista’ y Azar tuvo dificultades para captar la atención de Trump para que se concentrara en el problema”. Cuando se le preguntó públicamente por primera vez a Trump sobre el virus, el 22 de enero, afirmó: “Lo tenemos totalmente bajo control. Es una persona que viene de China”.

En los días y semanas siguientes a que Azar lo alertara sobre el virus, Trump habló en ocho mítines y se fue a jugar golf seis veces, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.

La incapacidad de Trump en enfocarse en el problema, señala el Post, “sembró una importante confusión en el público y contradijo los mensajes urgentes de los expertos en salud pública”. También permitió que varios errores burocráticos no fueran atendidos como fallas graves, como realizar suficientes pruebas de diagnóstico o almacenar suficientes equipos de protección y respiradores. Seguir leyendo TRUMP, EL PEOR PRESIDENTE EN LA HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS. MAX BOOT