Archivo de la categoría: ANÁLISIS

GEOPOLÍTICA A TRES BANDAS. JORGE ELBAUM

El nuevo tablero mundial y sus potenciales efectos sobre América Latina y el Caribe

Joe Biden, Xi Jinping y Vladimir Putin.

JORGE ELBAUM

Durante las dos últimas semanas se produjeron cuatro sucesos que brindan claves para comprender el devenir de las relaciones internacionales y sus efectos sobre América Latina y el Caribe. El 12 de marzo, la Asamblea Nacional Popular (ANP) de la República Popular China aprobó el XIV Plan Quinquenal que orientará sus políticas domésticas y exteriores en el próximo lustro. Cuatro días después Joe Biden amenazó a Rusia y calificó a Vladimir Putin de asesino. El 18 y 19 –en Anchorage, Alaska– se llevó a cabo una gélida reunión bilateral entre el responsable del área de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China, Yang Jiechi, y el jefe de Departamento de Estado, Anthony Blinken. Para concluir con la seguidilla de encuentros trascendentes y conexos, el 22 y 23 de marzo el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, visitó a su par chino, Wang Yi.

El Plan Quinquenal plantea cambios respecto a su capítulo previo, el XIII, aprobado en 2015. Desde 1953 las orientaciones definidas por Beijing han marcado el itinerario de las políticas desarrolladas e implementadas por el gobierno. Los objetivos comunicados por Xi Jinping el 11 de marzo incluyen un marco de referencia conceptual denominado Visión 2035, en el que explicitan los objetivos de mediano plazo debatidos durante el último año en el seno del Partido Comunista chino y en su ANP. Las seis metas relevantes, esbozadas en ambos documentos, pueden ser sintetizadas en:

  • Expandir la demanda interna, combatir los monopolios y sostener la exportación.
  • Promover el cuidado del medio ambiente y adecuar la producción a formatos ecológicos.
  • Reemplazar el crecimiento de alta velocidad con un crecimiento de alta calidad.
  • Impulsar la innovación mediante la inversión en Ciencia y Tecnología.
  • Reducir la interdependencia económica, financiera, comercial y tecnológica con Estados Unidos.
  • Mantener un entorno externo cooperativo con el resto del mundo.

Respecto al primer objetivo, el nuevo Plan Quinquenal considera la necesidad de superar la etapa de apalancamiento exportador, para pasar a un modelo de circulación dual, consistente en privilegiar el mercado interno para blindarse de la potencial volatilidad de los mercados internacionales y los continuos cambios de políticas de Washington. Para promover políticas más amigables con la naturaleza, el proyecto se propone disminuir la velocidad del crecimiento económico y priorizar la calidad de vida de su población por sobre el incremento del PBI. Ese concepto es denominado en el documento Visión 2035 como la cimentación de una futura sociedad moderadamente próspera, distante de la opulencia y la acumulación material desmedida. Con ese cometido, se estipula el cumplimiento del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático y la reducción sistemática de las emisiones de dióxido de carbono, para llegar al 2030 en equilibrio neutral con la naturaleza.

El planteo supone además una reconfiguración del modelo productivo, orientando la inversión pública y privada hacia la tecnología aeroespacial, la neurociencia, los circuitos integrados, la computación cuántica, la inteligencia artificial, la biotecnología, las energías renovables, la investigación genética y la exploración espacial. La mayor parte de las inversiones estará orientada –señala el Plan– al mercado interno, para mejorar la calidad de vida de la población, siguiendo la idea cardinal de que para el año 2049, cuando se cumplan los cien años de la República Popular China, los ciudadanos chinos gocen de una prosperidad moderada, lema del desarrollo planteado. Para su logro, advierte el Plan, se deberán combatir las prácticas monopólicas, hecho que ha quedado demostrado en los dos últimos años con las limitaciones impuestas a la empresa Alibaba –similar a MercadoLibre en Argentina–, propiedad del empresario Jack Ma.

La propuesta de Beijing ha sido calificada por diferentes analistas internacionales como tecnonacionalismo. En la actualidad, China y Estados Unidos controlan el 78% de las patentes de inteligencia artificial, el 50% de la inversión global de proyectos de 5G (denominado también como la internet de las cosas), el 75% del mercado informático en la nube y el 90 % de las principales plataformas digitales existentes. Según el primer ministro chino, Li Keqiang, el valor añadido al PBI de la Investigación y el Desarrollo (I+D) debería pasar del 7,8% de 2020 al 10% en 2025. «Mejoraremos nuestras capacidades en innovación independiente porque las innovaciones no se pueden comprar», afirmó Wang Zhigang, ministro de Ciencia y Tecnología. Cada vez más la productividad se articula con la producción de conocimiento. Las patentes, por su parte, expresan la acreditación futura de dicha acumulación de saberes, competencias y aplicaciones prácticas.

 Expansión sin injerencia 

https://www.elcohetealaluna.com/wp-content/uploads/2021/03/Patentes.jpgPaíses con mayor solicitud de Patentes (2018).

En términos de su articulación internacional, Beijing propone multiplicar las inversiones de infraestructura en Asia, África y América Latina, profundizando su liderazgo en el sudeste asiático, su articulación con Rusia y su relación con la Unión Europea, con el claro objetivo de desacoplarse de Washington. Ante la perspectiva de posibles restricciones de las cadenas de suministro ligadas a Estados Unidos, el Plan Quinquenal impulsa la diversificación de las relaciones político-económicas y el fortalecimiento de su autosuficiencia, sustentada en el mercado interno de 1.400 millones de habitantes.

En 2020 la economía de China supuso el 16,8% del PBI global y exhibió un superávit en su cuenta corriente equivalente al récord histórico expuesto por cualquier otro país en la historia. A pesar de la ofensiva profundizada por el trumpismo, Beijing se convirtió en el mayor receptor de Inversión Extranjera Directa (IED), desplazando a Estados Unidos en ese rubro. También en 2020, el conjunto de 14 países integrantes del acuerdo del sudeste asiático conocido como RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership) se consolidó como el primer socio comercial de Beijing. La Unión Europea se ubicó en el segundo puesto y Estados Unidos fue desplazado al tercer lugar, prologando la desconexión y el desacoplamiento planteado por el Plan. El proyecto respecto a su vínculo con terceros países asume el compromiso de no injerencia político-gubernamental en los asuntos internos de ningún país, en un claro indicador diferencial respecto de Washington. En ese sentido se proyecta como una potencia dispuesta a contribuir a la generación de bienes públicos globales (medio ambiente, infraestructura, previsibilidad financiera, control de pandemias).

Pocos días después de la aprobación del XIV Plan Quinquenal se desarrolló en Alaska la reunión bilateral ente Estados Unidos y China, de la que participaron Antony Blinken y el consejero de Estado de Relaciones Exteriores Yang Jiechi. El encuentro escenificó el desacuerdo que Washington necesita exhibir para no exteriorizar debilidad frente al trumpismo residual. Como respuesta a esa dramatización de la administración estadounidense, que tuvo como prólogo el agravio de Biden a Putin, la cancillería china planificó una reunión con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, en la ciudad de Guilin, ubicada en la Región Autónoma de Guangxi Zhuang.

Según el jefe de la diplomacia rusa, el objetivo estratégico de Washington es impedir el desarrollo tecnológico de China y Rusia para frustrar la consolidación de un mundo multipolar. En ese cónclave, China y Rusia acordaron cooperar en aspectos de infraestructura, de seguridad y de investigación espacial pero priorizado las alternativas disponibles para abandonar el dólar como moneda de cambio comercial y de atesoramiento. En la reunión el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, anunció la decisión de contrarrestar las sanciones impuestas por Washington a través de la sustitución del sistema de transferencias interbancarias, el Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication (SWIFT)

En la última década, China impulsó la utilización global del yuan, y la participación del dólar en el comercio bilateral entre Moscú y Beijing se redujo de un 90% en 2015 a un 46% en el primer trimestre de 2020. A nivel global, el dólar cayó del 40% en 2019 al 38% en 2020, mientras que el euro subió más de tres puntos porcentuales. El yuan, por su parte, creció de 0,77 puntos porcentuales hasta el 2,42%. A pesar de los intentos de Washington por utilizar SWIFT para multiplicar sanciones contra Rusia, China, Venezuela, Irán y otros países soberanos, la moneda de Bruselas y la de Beijing, combinadas, superaron por primera vez en 2020 a la divisa de Washington como dispositivo de compensación de valor.

La geopolítica a tres bandas ofrece a América Latina y el Caribe una progresiva posibilidad de limitar la condena de la subordinación hemisférica. La intensificación de la disputa hegemónica muestra una creciente debilidad relativa de Washington y al mismo tiempo una búsqueda por parte de Moscú y de Beijing de auspiciar modelos no injerencistas, cooperativos y multipolares. La enorme economía china requiere materias primas y recursos naturales que pueden fijar la productividad latinoamericana en un orden primarizador y extractivista. Sin embargo, su expansión y su necesidad de legitimidad global ofrecen la posibilidad de concretar inversiones en infraestructura y la eventualidad de articular joint-ventures tecnológicas con empresas privadas, mixtas y estatales instaladas en el sudeste asiático.

La animosidad de Washington contra Putin y Jinping no tiene como fundamento el subterfugio institucionalista que apela a los valores democráticos como justificativo para imponer condenas y sanciones. Existen múltiples evidencias que dan cuenta de la simpatía de Washington con diferentes dictaduras que ejecutaron variados genocidios en América Latina. El aval actual a las monarquías absolutistas de la península arábiga y el apoyo a grupos insurgentes del África subsahariana comprueban que no es el espíritu republicano el factor que guía su política exterior.

Lo que Washington busca en forma denodada es obstaculizar el desarrollo de quienes pueden transformarse en países decididamente soberanos y autónomos, capaces de desafiar o autonomizarse de las decisiones del sistema monopólico, corporativo y financiarizado. Cuanto más independientes son los Estados, menos autoridad poseen las lógicas imperiales para imponer su voluntad. Cuanto más pobres, menos desarrollados y más dependientes son los países, mayor preponderancia detenta el Departamento de Estado para seguir imponiendo sus políticas. Washington elogia a las elites que endeudan a sus sociedades y valora positivamente la desconexión de los países en vías de desarrollo respecto a nuevos centros de poder emergente como China y Rusia. En forma paralela, las guerras mediáticas y tribunalicias contra todos los proyectos emancipatorios impulsan y consolidan un formato de sometimiento al Departamento de Estado.

Las relaciones internacionales se están reconfigurando y se presentan oportunidades novedosas para América Latina y el Caribe. El multilateralismo no sólo implica una diversidad del tablero global. Supone, además, la oportunidad para tomar distancia (o liberarse) de la maldición hemisférica, planteada con desprecio por quienes siguen considerándonos como su patio trasero.

Fuente: EL COHETE A LA LUNA

EL ESCORPIÓN Y LA RANA. JORGE ELBAUM

El documento de seguridad estratégica presentado por Joe Biden y el regreso al belicismo globalista

JORGE ELBAUM 

El último miércoles el Presidente de Estados Unidos Joe Biden calificó a su par ruso Vladimir Putin como un asesino y al líder chino Xi Jinping como un matón, en una sobreactuación orientada al doble objetivo de licuar la grieta con los republicanos trumpistas y al mismo tiempo recuperar un liderazgo global que cada vez se ve más desafiado por el multilateralismo creciente. La bravuconada que tensa las relaciones internacionales muestra que el regreso a la diplomacia anunciado por los aparatos de propaganda mediáticos globales fue solo un espectro: el bombardeo a Siria a fines de febrero y la seguidilla de agravios contra dos de los líderes más importantes del mundo exhiben una lógica estructural.

Una semana antes, el 3 de marzo, el Presidente Biden presentó junto a la Vicepresidenta Kamala Harris y el Secretario de Estado Antony Blinken la nueva Guía Estratégica Provisional de Seguridad Nacional, orientada a reemplazar la estrategia de seguridad nacional difundida en 2017 por la administración de Donald Trump. Durante la conferencia celebrada en la Casa Blanca, se informó que el documento pretende alinear a todas las agencias gubernamentales en una política exterior unificada.

El contenido de la Guía es coherente con el discurso belicista aplicado por las administraciones precedentes, todas ellas opuestas a la cooperación y al respeto de la soberanía de terceros países. La única diferencia planteada con la gestión anterior es que el trumpismo planteaba la inserción global como secundaria, mientras que Biden pretende recuperar el liderazgo para garantizar la supremacía hegemónica. Ambos modelos piensan sus relaciones con el resto del mundo en términos de subordinación y sometimiento.

El documento se plantea un doble objetivo. Por un lado, marcar las diferencias con el modelo trumpista en gestión global. Por el otro, otorgar certezas al entramado corporativo monopólico trasnacionalizado –de cuño neoliberal y financiarista– acerca de la defensa irrestricta de sus prerrogativas internacionales, tanto en sus aspectos de presencia como de acceso a los recursos naturales. El documento hace una única referencia explícita a América Latina y el Caribe para detallar el incremento de la pobreza, la corrupción, la violencia criminal, la recesión y la crisis de deuda, que se han agravado por la pandemia. No se nombra a Cuba ni a Venezuela, pero el documento señala como alarmante la presencia de  China y Rusia en el hemisferio occidental, dando por sobreentendido que dicho espacio continental es de su incumbencia exclusiva.

En las dos docenas de páginas, China es aludida en 15 oportunidades y se la califica como potencia asertiva. Rusia, por su parte, es denominada como potencia desestabilizadora y es mencionada en 5 oportunidades. Para el Departamento de Estado, Beijing desafía la visión del mundo exigida por Washington porque no reproduce el sistema institucional estadounidense: la concepción subyacente muestra que la única forma de gestión social estatal legítima, según Washington, debe imitar el modelo impuesto por el Departamento de Estado, so pena de ser considerado réprobo e ilegítimo. Salvo en los casos, como Arabia Saudita, en que los intereses estratégicos permiten omitir esas nimiedades.

El documento se compromete a que “países como China rindan cuentas» ante una coalición democrática formada por sus socios y aliados, articulados a través de una ofensiva diplomática a formalizarse durante los próximos años. Con ese cometido, la Guía adelanta que intentará fragmentar a la Asociación Económica Regional Integral (RCEP, por sus siglas en inglés), de la cual forman parte Beijing y otros 14 países del sudeste asiático. La RCEP fue suscrita en noviembre de 2020 y congrega un mercado de 2.200 millones de personas, equivalente a un tercio de la producción económica mundial. Para ese cometido, diversos medios de Washington anuncian una próxima reunión virtual del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, conocido como QUAD, conformado por Estados Unidos, Japón, Australia e India, los tres últimos integrantes del RCEP.

 De Beijing a Moscú

Xi Jinping y Vladimir Putin. El nuevo eje del mal para Estados Unidos

.Según la Guía, China es el único competidor capaz de articular potencialidad económica, diplomática, militar y tecnológica para sostener un desafío al actual equilibrio global. Para legitimar el enfrentamiento contra Beijing, Washington ha necesitado –al igual que en periodos anteriores– estereotipar al nuevo enemigo: en una reciente encuesta del Pew Research Center, el 67% de los estadounidenses tiene una opinión negativa o muy negativa hacia los chinos. La misma pesquisa de opinión pública realizada en 2017 mostraba a un 46% de opiniones similares. En el último informe de 2021, el 89 % considera a Beijing como un competidor o un enemigo. El 84% considera peligroso su creciente poder tecnológico y la mitad de la población considera que es necesario y/o imprescindible limitar el poder y la influencia china en el mundo.

La construcción del enemigo en la que está comprometido Estados Unidos desde hace una década –cuando advirtió que el desarrollo económico y tecnológico implicaba un desafío a su hegemonía– ha llevado a una creciente estigmatización de los poseedores de rasgos fenotípicos orientales. El martes 16 un supremacista asesinó a ocho personas en Atlanta, seis de ellas asiático-estadounidenses, en un atentado que las autoridades caracterizaron de racista contra esa minoría. En 2020, las personas de esa identidad fueron víctimas de 3.800 incidentes de odio.

Tanto Beijing como Moscú han sido exitosos en sus esfuerzos destinados a limitar las históricas ventajas de Estados Unidos. Ambos han aprovechado la última década para extender sus espacios de interacción: China en América Latina, África y el sudeste asiático, y Rusia en el Cáucaso y en Medio Oriente. Si bien la Guía no menciona a la vacuna Sputnik, el texto deja entrever que la innovación del laboratorio Gamaleya ha lesionado la pretendida superioridad científico-tecnológica de Occidente, sobre todo después de las dudas planteadas en torno a la británica AstraZeneca.

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EL NEGOCIO DE LA VACUNA CONTRA EL COVID-19, LA MUESTRA MÁS INHUMANA DEL CAPITALISMO. PASQUALINA CURCIO CURCIO

Ilustración: ACN

PASQUALINA CURCIO CURCIO

Como si no fuese suficiente con la desolación por el confinamiento, el desasosiego por los nuevos contagios y el duelo por quienes volaron a otro plano a causa de la pandemia, sentimos también una profunda indignación cuando se pone de relieve uno de los más inhumanos antivalores del capitalismo: hacer de la vida y de la salud un negocio.

EEUU, la Unión Europea y el Reino Unido se oponen a la propuesta de exención de los derechos de propiedad intelectual y patentes de la vacuna contra el COVID-19. Dicha propuesta fue presentada ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) en octubre de 2020 por Sudáfrica y la India, a la cual ya se han sumado más de 100 países. Consiste en eliminar las barreras de la propiedad intelectual de manera que las empresas transfieran su tecnología y conocimiento a otras plantas productoras para fabricar masivamente todas las dosis que se requieren y así inmunizar lo más rápido posible a la población mundial. Capacidad de producción con la que se cuenta, según Tedros Adhanom, director de la OMS.

El Acuerdo de los Derechos de Propiedad Intelectual y del Comercio (ADPIC) suscrito por los países miembros de la OMC no es otra cosa sino la creación legal de monopolios en la medida en que conceden a los capitales la exclusividad, por años, de la producción y comercialización de un bien. El argumento que esgrimen es que las patentes son la única garantía para incentivar la inversión en investigación y desarrollo.

Con el chantaje del incentivo, lo que realmente otorgan a las empresas farmacéuticas es el poder de decidir quién vive y quién muere, además de decidir de qué viviremos y de qué moriremos. Son estas las que elaboran la agenda de las investigaciones siguiendo el criterio de lo que le es más rentable, no por casualidad cronifican las enfermedades.

Es el caso que, el financiamiento para la investigación ni siquiera proviene de la propia industria privada farmacéutica. Son los gobiernos los que históricamente han facilitado los recursos financieros y es en las universidades e instituciones principalmente públicas que se han desarrollado las investigaciones que luego han sido apropiadas por las farmacéuticas.

De los US$ 13.900 millones que se han destinado a la investigación de la vacuna contra el COVID-19, los gobiernos han proporcionado US$8.600 millones, las organizaciones sin fines de lucro US$ 1.900 millones, mientras que solo US$3.400 millones los han puesto las empresas farmacéuticas privadas, apenas el 25% (Airfinity). A esto debemos sumar el mercado seguro que tiene la vacuna, de hecho, para diciembre de 2020 los gobiernos de los países llamados desarrollados habían pre encargado 10.380 millones de dosis.

La empresa farmacéutica estadounidense Moderna desarrolló la vacuna contra el COVID-19 con financiamiento 100% público, recibió US$ 562 millones. Le fueron pre encargadas 780 millones de dosis a un precio que ronda en promedio los US$ 31/dosis, lo que le genera ingresos por el orden de US$ 24.000 millones. Saquen ustedes las cuentas de la ganancia de esta empresa.

Pfizer/BioNtech, también estadounidense recibió US$ 268 millones del gobierno, alrededor del 66% de lo que destinó a la investigación. Le fueron pre encargadas 1.280 millones de dosis que a un precio promedio de 18,5 US$/dosis equivalen a ingresos por el orden de US$ 23.680 millones. A AstraZeneca/Oxford de capital inglés, le pre encargaron 3.290 millones de dosis, las cuales vende a un precio de 6 US$/dosis, obtendrá US$ 19.740 millones por ingresos, pero el 67% de los US$ 2.200 millones que dedicó a la investigación fueron públicos. A Jhonson&Jhonson le encargaron 1.270 millones de vacunas que vende a US$ 10/dosis lo que le generará un ingreso de US$ 12.700 millones habiendo realizado una inversión de US$ 819 millones con financiamiento 100% público.

Los precios de las vacunas oscilan entre 4 y 37 US$/dosis: Sputnik-V 10 US$/dosis; Sanofi/GSK entre 10 y 21; Novavax 16; Moderna entre 25 y 37; Sinovac entre 13 y 29 US$/dosis, además de las ya mencionadas.

La vacuna contra el COVID-19 es un negocio redondo, al parecer es el mejor de estos tiempos: la inversión para la investigación la asumieron los gobiernos que dieron los recursos a las empresas farmacéuticas privadas; tienen el mercado garantizado porque los mismos gobiernos pre encargaron las vacunas a las empresas que financiaron; toda la ganancia va a parar a las empresas farmacéuticas en su mayoría privadas que además son las que, gracias al monopolio otorgado por los mismos gobiernos a través del ADPIC, tienen la exclusividad de producción y comercialización por años.

Esta restricción del acceso a la vacuna, consecuencia de las patentes, ocurre mientras 500 mil personas se contagian y 8.000 fallecen a diario a causa de esta enfermedad. ¿Es ésta, o no, la muestra más inhumana del capitalismo?

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INFORME PRELIMINAR SOBRE VENEZUELA DE LA SEÑORA ALENA DOUHAN DE LA ONU, DOS CORRECCIONES DE FONDO. PASQUALINA CURCIO CURCIO

PASQUALINA CURCIO CURCIO

El informe presentado por la Sra. Alena Douhan, relatora especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sobre el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales contra los Derechos Humanos, ilustra de manera descarnada el impacto del bloqueo económico, no solo sobre la economía, sino principalmente sobre las condiciones de vida del pueblo venezolano ante la dificultad y, en ocasiones, la imposibilidad de importar alimentos, medicamentos, material médico quirúrgico, así como insumos y repuestos para la producción nacional de bienes esenciales.

Muestra, además, el carácter criminal de las sanciones al dar un golpe certero sobre Petróleos de Venezuela (Pdvsa), empresa que genera más del 90% de los ingresos en divisas a nuestro país. Bloquearla comercial y financieramente ha implicado la disminución de las exportaciones por el orden de 70% entre 2014, año en que iniciaron formalmente las agresiones por parte de los gobiernos de Estados Unidos, hasta el 2019.

Agradecemos la contundencia con la que la Sra. Douhan exigió el levantamiento de las “sanciones” contra los venezolanos. Sin embargo, hay dos aspectos que sugerimos sean revisados en el informe, especialmente de cara a la versión final que la Sra. Douhan debe presentar ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

1) El ataque al bolívar

Se lee en el informe: “Cuatro años de hiperinflación han provocado la devaluación total de la moneda nacional”. Es el caso que la relación entre la hiperinflación y el valor de la moneda es inversa. Ha sido la depreciación sistemáticamente inducida del bolívar mediante la manipulación del tipo de cambio, en el marco de la guerra económica, lo que ha derivado en una hiperinflación y con esta todas las implicaciones en las condiciones de vida de los venezolanos.

El ataque al bolívar es un arma que ha sido empleada por los gobiernos de Estados Unidos, conjuntamente con las “sanciones” para desestabilizar políticamente nuestro país, responsabilizar al gobierno constitucional y derrocar la Revolución bolivariana. Es público y notorio que detrás de la depreciación del bolívar están las acciones de Estados Unidos, confesión hecha por el senador republicano Richard Black, quien dijo: “Hemos desmonetizado su moneda y, a través del sistema bancario internacional, hicimos que la moneda venezolana careciera de valor y luego vamos y decimos: ‘Miren lo malo que es este Gobierno, su moneda no vale nada’. Bueno, no fueron ellos, fuimos nosotros quienes hicimos inútil su moneda”.

Este aspecto no es solo un asunto de forma del informe, es central para comprender el daño criminal que los gobiernos de Estados Unidos han hecho a los venezolanos. Mientras el bloqueo afecta las relaciones comerciales y financieras con el exterior, el ataque al bolívar desencadena un conjunto de distorsiones a lo interno de la economía venezolana, no solo en cuanto a la hiperinflación, sino también en lo que respecta a la caída de la producción, el deterioro del poder adquisitivo de los venezolanos y la insuficiencia del presupuesto de gasto del Estado.

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GANADORES Y PERDEDORES DE LA PANDEMIA. JORGE ELBAUM

Los beneficiados de la catástrofe y las reglas que habilitan la avaricia global

JORGE ELBAUM

El balance transitorio de la pandemia muestra una inmensa cantidad de víctimas y un reducido número de beneficiados. La actual crisis exhibe de manera obscena las reglas de un sistema global instaurado para favorecer a una elite minúscula y castigar a las grandes mayorías de la humanidad. Este orden internacional se convirtió en la condición de posibilidad de una triple ampliación de las desigualdades: la referida al incremento de las brechas sociales al interior de los países, las que provocaron la profundización de la distancia entre Estados centrales y periféricos, y las que generaron mayores condicionamientos a los Estados respecto a las corporaciones trasnacionales, los organismos multilaterales de crédito y los fondos de inversión.

La pandemia ahondó un esquema previo que debilitó a los más vulnerables y fortaleció a los más poderosos. Pero también dejó un poco más al descubierto el entramado que habilita la maximización de esas iniquidades. Dentro de esas coordenadas, durante la pandemia, existieron entidades gubernamentales, como la argentina o la alemana que se abocaron, desde el inicio de la emergencia sanitaria, a reducir el daño. Sin embargo sus esfuerzos no lograron detener el proceso de concentración que la lógica neoliberal promueve y fomenta desde hace más de cuatro décadas.

Un mes atrás el Institute for Policy Studies, un prestigioso centro de investigación con sede en Washington, difundió un estudio sobre las secuelas sociales generadas por el Covid-19 y las políticas que acompañaron su propagación. En uno de sus capítulos, dedicado a la situación internacional, describe cómo fue posible que mil millones de personas –un cuarto de la población económicamente activa a nivel mundial– hayan perdido su trabajo. Ese guarismo supone que alrededor de un 40 % de la población mundial ha caído en la pobreza. El relevamiento detalla, además, cómo un reducido grupo de billonarios se ha visto inmensamente beneficiado  gracias a la  pandemia. Las 50 personas más ricas del mundo aumentaron sus ingresos este año en U$D 413.000 millones, un monto equivalente al PBI actual de la Argentina.

Los beneficiarios no son más que una docena de empresas entre las que se encuentran BlackRock, Amazon, Facebook, Alphabet (Google) y Microsoft, pertenecientes a dos sectores: el de la especulación financiera y el de la economía de plataforma. Ambos universos son tributarios de la minería de datos y la Inteligencia Artificial (IA) –con la cual monitorean y condicionan la demanda–, la reducción extrema de lo que denominan como costos laborales y la elusión tributaria. Desde el 18 de marzo hasta el 17 de noviembre, la fortuna personal agregada de sus titulares se incrementó en un 42 %. Jeff Bezos, titular de Amazon, sumó 188.3 mil millones de dólares,  un monto cercano al total de la deuda externa de la Argentina.

El contexto que autoriza la actual inequidad sistémica se funda en la aquiescencia de las autoridades gubernamentales respecto a sus mandantes (o socios), encargados de instaurar un modelo de gestión global en el que el egoísmo y la mercantilización de la vida se han institucionalizado como virtud. Las reglas del juego vigentes convierten a las entidades soberanas en agencias protectoras de los acaudalados beneficiarios. En ese contexto, guiado por los apotegmas flexibilizadores, sobrevino la calamidad sanitaria que redujo aun más los empleos, incrementó obligadamente el endeudamiento y produjo una rápida reversión de los flujos de capitales desde la periferia hacia los países centrales. Este último hecho, además, motivó una amplia inestabilidad monetaria entre las economías de los países periféricos.

Para que esa situación no colisionara contra el sentido común, fue necesario inculcar –durante las últimas cinco décadas– un mantra neoliberal replicado por difusores activos e interiorizado por receptores indiferentes o pasivos. Algunos de los pilares de su discursividad,  que aún hoy se difunde como verdad revelada, reside en la desregulación del sector financiero, la privatización de servicios sociales –que incluye el desmantelamiento de los sistemas públicos de salud–, los recortes fiscales a las empresas (y a sus grandes accionistas), la flexibilidad laboral y el libre acceso a la explotación ilimitada de los recursos naturales, al límite de la aniquilación de especies y de la destrucción del medio ambiente.

Datos del Banco Mundial a 2017.

Al inicio de la pandemia, sólo 26 de los 158 países relevados por un estudio de Oxfam y el Development Finance International (DFI) invertían un 15 % de su PBI en salud pública, el porcentaje considerado básico para atender a sus poblaciones. En Argentina, para el año 2017 –último dato oficial disponible– la inversión en salud representó el 9,4 % del PBI, habiéndose reducido durante el macrismo un 20% desde 2015, el último año de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. El mismo contraste que se observa en relación con los ganadores y perdedores globales se aprecia en la programada distribución futura de las vacunas. Las naciones con el PBI más alto, que representan al 14 % de la población mundial, se aseguraron la mitad del total de dosis a ser producidas durante el año 2021. Se especula que más de las dos terceras partes de la humanidad –sobre todo los habitantes de los países más pobres– deberá esperar a 2022 para inocular a sus habitantes. Alrededor de 70 países pobres solo podrán vacunar a una de cada diez personas contra la Covid-19, el próximo año. Las naciones más ricas han comprado suficientes dosis para vacunar a toda su población casi tres veces antes de que se inicie el 2021. Canadá encabeza la clasificación con suficientes dosis para vacunar a cada canadiense cinco veces. Su gobierno se agenció  152 millones de vacunas para un población de 38 millones. Los países centrales han comprado el 53 % de todas las vacunas aprobadas o en proceso de certificación.

Las ocho guaridas fiscales con mayor cantidad de depósitos. Fuente: Citizens for Financial Justice.

Quienes se han visto favorecidos gracias a las cuarentenas y los distanciamientos sociales obligatorios venían acumulado riquezas desproporcionadas antes de la pandemia. Sus agraciados no son más que una docena de empresarios que valorizaron sus acciones a expensas de los trabajadores, los consumidores y la dificultades generalizadas. La crisis no hizo más que acelerar un proceso de concentración cuyas reglas han sido previamente impuestas y legitimadas por variadas instancias gubernamentales. Un aspecto central de esa normativa global, funcional al interés de la concentración creciente, ha sido la reducción de la fiscalidad. Esta mengua nunca ha generado mayores niveles de inversión, como prometen las propaladoras del ultraliberalismo anárquico. Por el contrario, ha incrementado los flujos especulativos, provocando más desigualdad, concentración de la riqueza y volatilidad en los mercados emergentes. En lo que sí han invertido estas elites globales fue en la adquisición de medios de comunicación, periodistas y think tanks, cuyo rol fundamental consiste en presionar a los gobiernos, las instituciones multilaterales y la sociedad civil para darle continuidad a su legitimación. También se han involucrado en campañas políticas y de formación de operadores judiciales, con el único objetivo de impedir que accedan a puestos gubernamentales quienes se oponen a esta lógica impúdica, reproductora de la miseria y la pobreza.

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NUESTRAS BATALLAS. IGNACIO RAMONET

DOMINIO PÚBLICO

Tierra seca y cuarteadad cerca de un parque eólico en la provincia china de Gansu. REUTERS / Carlos Barria.

IGNACIO RAMONET*

Hace 25 años, en noviembre de 1995, se publicaba, en España, el primer número de Le Monde diplomatique en español, una traducción y adaptación del prestigioso mensual francés, considerado como el mejor medio del mundo consagrado a la geopolítica, fundado en 1954. Lanzarlo e instalarlo sólidamente en el panorama de las revistas españolas dedicadas a la política internacional y a los temas sociológicos más problemáticos no fueron tareas fáciles. Y hay que rendir homenaje a todos los equipos, mujeres y hombres (gerentes, administradores, secretarios, diseñadores, traductores, correctores, cartógrafos, redactores, periodistas, etc.) que tanto se han sacrificado, ofreciendo todo su talento, para que puntualmente, cada mes, nuestra revista esté en los kioscos. Y debemos agradecer a nuestros suscriptores y a nuestros lectores su gran fidelidad, su total solidaridad y su apoyo constante sin los cuales nuestra publicación no hubiese podido mantenerse tantos años.

Le Monde diplomatique en español tiene la misión y el compromiso de desvelar la realidad del mundo. Más allá de las apariencias, desgarrando el tupido velo que tejen los grandes medios dominantes para ocultar las verdades que molestan, nuestros analistas ofrecen una lectura esclarecedora de lo que ocurre en el planeta. Una lectura plural, contrastada, indócil, exigente… Apostando siempre por el pensamiento crítico y la inteligencia de los lectores. Nuestra revista no pertenece a ningún partido, a ninguna capilla, a ninguna empresa multinacional, a ninguna doctrina. La única disciplina que se impone aquí es la de pensar libremente y, en la medida de lo posible, a contracorriente.

No es nada fácil. Y menos aún en estos momentos tan dramáticos cuando esta pandemia feroz sigue acosándonos y cuando la humanidad está viviendo un momento de gran transición.

En estos 25 años, el mundo ha cambiado mucho. La geopolítica de las grandes potencias estuvo casi inmovilizada durante medio siglo, durante lo que se llamó la «guerra fría», entre el final de la Segunda Guerra Mundial (1945) y el derrumbe de la Unión Soviética (1991)… Pero en estos últimos 25 años, la historia se volvió a poner en marcha, y el mundo se mueve hacia una dirección desconocida… Las certidumbres de antaño han dejado de serlo, pero el nuevo panorama está aún bien borroso. Además, para añadir confusión, en estos últimos 25 años, el mundo ha visto la mayor revolución tecnológica en materia de comunicación desde la invención de la escritura hace cinco mil años.

Por otra parte, y como siempre que se desvanecen las certidumbres, están surgiendo nuevos temores… Al razonamiento lógico sucede el pensamiento mágico. Antes de aquella afirmación de Gramsci: «Muere el viejo mundo, el nuevo tarda en aparecer, y en ese claroscuro surgen los monstruos», ya nos había avisado Goya: «El sueño de la razón produce monstruos». Y una vez más, en estos tiempos confusos, aparecen algunos ilusionistas haciendo creer que todo se podría resolver con una varita mágica que señala al «eterno culpable» de nuestros tormentos: el extraño extranjero. Ayer judío o gitano, hoy inmigrante o musulmán. El racismo y la xenofobia ancestrales como solución elemental a complejos problemas contemporáneos… ¡Qué miseria! Pero, en efecto, en toda Europa están resurgiendo las extremas derechas y los movimientos abiertamente racistas, antisemitas e islamófobos. Es legítimo que nos preguntemos si se repetirá la historia, esta vez como farsa. Por eso, en Le Monde diplomatique en español nos oponemos con todos los recursos del racionalismo y de la democracia a esta subida de los extremismos de derecha. Nuestro análisis es que el nuevo mundo afronta, además de la pandemia de la covid-19, tres crisis globales que amenazan radicalmente el futuro de la humanidad: 1) el cambio climático; 2) las migraciones masivas; y 3) los efectos no controlados de las nuevas tecnologías.

Sobre el cambio climático no nos extenderemos porque ya es una evidencia para muchos ciudadanos… Cada uno de nosotros ha vivido recientemente, en su entorno inmediato, un fenómeno climático que jamás antes había conocido (tempestad, inundación, incendio, sequía, calor asfixiante, lluvias torrenciales, nevada catastrófica, frío extremo, vientos huracanados, etc.). Hay una toma de conciencia general a propósito de la emergencia climática; de la necesidad de modificar nuestros hábitos de consumo; de la urgencia de descarbonizar la energía; de optar por un sistema de producción que no emita gases de efecto invernadero… Porque si no detenemos el calentamiento del planeta vamos hacia el colapso de nuestra civilización. Y nos precipitamos hacia el fin del mundo…

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¡LUCES! ¡CÁMARA! ¡MATEN! HOLLYWOOD, EL PENTÁGONO Y LAS AMBICIONES IMPERIALES. MATTHEW HOH

Fotografía de Nathaniel St. Clair

MATTHEW HOH*

Hay una enfermedad que viene con la certeza de aquellos que ven el mundo en blanco y negro, tan bueno y tan malo en términos de nosotros contra ellos, que matar es a menudo un acto moralmente defendible. Más aún, ese asesinato a menudo va más allá de la simple defensa propia, a un nivel de necesidad retributiva, un acto preventivo que hace que el acto de matar sea prácticamente un acto de altruismo. “Si no hubiera matado al malo, el malo habría matado a otras personas”, dice el razonamiento. El mito de la violencia redentora está claramente adoptado y expresado en nuestras explicaciones de la historia estadounidense: tuvimos que matar a los británicos para ser libres. En la religión cristiana, mayoritaria de Estados Unidos, Jesús tuvo que morir de la manera más dolorosa posible, en la cruz, para que la humanidad se salvara. Y en la amplia cultura popular de los Estados Unidos Luke tuvo que destruir la Estrella de la Muerte para salvar la galaxia…

Tal violencia redentora no existe en el mundo real y en las experiencias de vida individuales de los involucrados, cualquiera sea el bando de la matanza. Incluso ahora los lectores dirán “¿qué pasa con Hitler?” Parece una tontería tener que recordarles a los estadounidenses que Hitler no surgió de un vacío histórico, que la historia y Adolf Hitler no comenzaron en 1933, sino que Hitler, los nazis y la Segunda Guerra Mundial fueron una consecuencia y continuación de la violencia y la matanza de la Primera Guerra Mundial y esa es la lección de ambas guerras**. Sin embargo, Hitler y la Segunda Guerra Mundial, en los años y décadas posteriores a su final, y la muerte de más de 50 millones de personas, se convirtieron en el casus belli de armamentos masivos, decenas de miles de armas nucleares que acabarán con el mundo, guerras indirectas y bombardeos, invasiones y ocupaciones que mataron, hirieron, envenenaron, marcaron psicológicamente y dejaron sin hogar a decenas y decenas de millones de personas en todo el mundo. Con cada amenaza sucesiva, percibida o real, el Gobierno de los Estados Unidos imaginaba, inventaba y enfrentaba las imágenes de Hitler, los nazis y una descripción moralmente simplista, pero bien aceptada, de un enemigo que personificaba el mal y permitía definir a los estadounidenses como buenos. El personaje fue presentado al público estadounidense como una justificación de la guerra, el neocolonialismo, los obscenos presupuestos de armas, la desigualdad económica y muchas otras trampas del imperio.

Esta explicación simple y binaria de por qué Estados Unidos financia y libra la guerra a niveles que van más allá de todos los demás en el planeta apela a nuestros instintos tribales más básicos y satisface nuestra necesidad emocional de tener un propósito: alguien a quien temer, la necesidad de ser protegidos de alguien y alguien a quien buscar y llevar a cabo nuestra venganza. Esta comprensión masiva forzada del mundo que ostentan los EE.UU. contra el otro no solo funciona bien para la financiación, el reclutamiento y sus guerras del Pentágono, sino que es un pilar de Hollywood y de la industria del entretenimiento estadounidense. Esta narración barata y fácil, que por supuesto se puede encontrar en cuentos que se remontan a pinturas rupestres del hombre primitivo contra la bestia, permite al público identificarse con el protagonista violento, pero bienintencionado, y le permite ver al héroe como a uno mismo como los actores que vencen el mal, restauran el orden y la justicia y prometen un  futuro seguro. Cuando el público abandona la ficción sabe que así es como actuarían si se enfrentaran a la misma amenaza existencial y moral que los personajes de la película.

Esta manera de desarrollar ficción del Pentágono y Hollywood, nuevamente centrada en el mito de la violencia redentora, comienza tan pronto como los niños ven dibujos animados, que a menudo recurren a la violencia excesiva para lograr el orden y la justicia, o se toman para su primer espectáculo aéreo militar o para el desfile del 4 de julio. Esta explotación por parte del Pentágono y Hollywood de niños, adolescentes y el público adulto nos lleva a una sociedad militarizada donde gastamos más de un billón de dólares al año en la guerra mientras actualmente matamos personas en más de una docena de países diferentes. Sin embargo, para el estadounidense individual, particularmente para muchos que se alistan, esto es a menudo un simple ejercicio de lo correcto contra lo incorrecto, la responsabilidad con el mundo frente al apaciguamiento negligente y el bien contra el mal, es decir los fundamentos del excepcionalismo estadounidense.

Si tales creencias moralmente superiores del estadounidense promedio hipermilitarizado se basaran en la experiencia fáctica o histórica, fueran expuestas al pensamiento crítico, la lógica o el examen o fueran cotejadas por la exposición real o el contacto con personas de otras culturas y tierras, la realidad provocaría que los cimientos de la existencia maniquea de Estados Unidos se pudrieran, se arrugasen y colapsasen. Esta disonancia moral puede ser sin duda la causa fundamental de por qué 20 veteranos al día se suicidan y por qué los veteranos de Irak y Afganistán más jóvenes de Estados Unidos se suicidan a una tasa 6 veces mayor que la de otros jóvenes de su edad.

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PARA ENCONTRAR SOLUCIONES MÁS EFECTIVAS E INNOVADORAS A LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO DE CUBA. MIGUEL DÍAZ-CANEL Y AURORA FERNÁNDEZ

AURORA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ y MIGUEL DÍAZ CANEL BERMÚDEZ

El enfrentamiento a la COVID-19, además de talento y consagración, ha demandado mecanismos organizativos novedosos (por ejemplo, el comité de innovación coordinado por representantes del MINSAP y BioCubaFarma)

Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de la República de Cuba

Al momento de elaborar esta contribución, nuestro país está obteniendo un indiscutible éxito en la batalla contra la COVID-19. Entre las claves de ese triunfo está el nexo estrecho y fructífero entre la gestión de gobierno, el sistema de salud y el trabajo inteligente y consagrado de numerosos científicos y profesionales, junto a todo el pueblo.

El enfrentamiento a la COVID-19, además de talento y consagración, ha demandado mecanismos organizativos novedosos (por ejemplo, el comité de innovación coordinado por representantes del MINSAP y BioCubaFarma), sistemas de trabajo coherentes, acciones concertadas, intercambios sistemáticos entre el gobierno y la comunidad científica, presididos por el presidente de la República, entre otros, todo lo cual ha permitido una respuesta social, científica, política y sanitaria capaz de enfrentar el desafío que la pandemia ha planteado (Díaz-Canel y Núñez, 2020).

Dra. Aurora Fernández González, asesora del Ministro de Educación ]Superior de Cuba.

Esa experiencia sugiere que la unidad ciencia-gobierno deberá constituirse en una pauta de trabajo, un modelo que, con las particularidades de cada caso, debe emplearse para enfrentar las tareas más importantes que demanda nuestro desarrollo. La articulación ciencia-gobierno también es clave para abordar con éxito otro de los grandes desafíos que la nación está enfrentando: el impulso al desarrollo local; entendido éste como un proceso multidimensional que según el concepto de desarrollo sostenible incluido en la Agenda 2030 de la Organización de Naciones Unidas incluye, interrelacionadas, las variables: económica, social y ambiental (Comisión Económica Para América Latina y el Caribe [CEPAL], 2017) y también la dimensión institucional.

En la última década se registraron dos tendencias importantes vinculadas al tema que aquí se aborda. Por una parte, el desarrollo local pasó a ser un asunto relevante en el modelo de desarrollo económico y social cubano. Por otra, el Ministerio de Educación Superior (MES) incluyó el desarrollo local como un objetivo clave en su planificación estratégica para el período 2012-2020 e interactúa con muchos otros actores, programas y proyectos que trabajan con semejante finalidad, entre ellos la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial, liderada por el Ministerio de Economía y Planificación (2020) y otros organismos de la administración central del Estado, que actúa en 10 provincias bajo la conducción de sus gobiernos y cuenta con 13 instituciones nacionales asesoras, entre ellas la Red de Gestión Universitaria del Conocimiento y la Innovación para el desarrollo Local (GUCID), adscrita al Ministerio de Educación Superior.

El objetivo de este artículo es explorar dos acciones gubernamentales para fomentar el vínculo ciencia-gobierno con participación de las universidades, una desplegada desde el Ministerio de Educación Superior y la otra desde la Presidencia de la República, ambas centradas en atender necesidades del desarrollo con la utilización de la ciencia y la innovación.

Se comienza por explorar la experiencia internacional e identificar dos factores claves que han afectado los procesos de descentralización y desarrollo territorial, lo que permite destacar el papel determinante que en el éxito de esas políticas tiene la creación de capacidades a nivel local. De inmediato se precisará la centralidad de la política pública encausada al desarrollo local en el actual modelo económico y social cubano. Luego se exponen las dos iniciativas de gobierno orientadas a favorecer el desarrollo local, con énfasis en la creación de capacidades de conocimiento, ciencia, tecnología e innovación. En cada una de ellas se identifican los numerosos problemas por resolver.

Desarrollo

La experiencia internacional: claves de algunos fracasos

En América Latina se han gestado variados esfuerzos por impulsar políticas de descentralización y desarrollo territorial. Muchos no han tenido éxito. Al buscar una respuesta a esa situación se han identificado diversos factores que determinan esos adversos desenlaces, entre ellos los siguientes son muy importantes: los procesos de transferencia de decisiones, recursos y competencias de los niveles centrales a los territorios no suelen acompañarse de procesos de transferencia de conocimientos y creación de capacidades que permitan un ejercicio efectivo de las potestades atribuidas; no se favorece un verdadero diálogo multinivel donde nivel central y territorios, capacitados ambos para el ejercicio de sus funciones, puedan construir interactivamente las mejores políticas.

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LA CARRERA POR LA VACUNA. PASQUALINA CURCIO

 

COVID 19 VACUNA

PASQUALINA CURCIO

PASQUALINA 1Es esperanzador saber que más de 160 proyectos de investigación compiten aceleradamente por hallar la vacuna contra el COVID-19, exactamente 164 según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Dicen los expertos que es impresionante el ritmo de desarrollo y avance en los ensayos clínicos. Afirman que lo que en otros casos hubiese llevado años, ahora solo ha requerido meses. Hay quienes dicen que a finales de 2020 la humanidad dispondrá de la tan anhelada vacuna.

Los proyectos de investigación de cualquier tipo de medicamento deben cumplir, por protocolo, tres fases de ensayos clínicos. Según el último informe de la OMS publicado el 31 de julio, de los 164 proyectos, 26 se encuentran en fase clínica. De éstos, 6 van de primeros en esta carrera, ya están en la fase 3. Son 1) el de la Universidad de Oxford conjuntamente con la empresa farmacéutica AstraZeneca; 2) la empresa China Sinovac; 3) el Instituto de Estudios Biológicos de Wuhan con Sinopharm (Grupo farmacéutico nacional de China); 4) el Instituto de Productos Biológicos de Beijing también con el Grupo Sinopharm;  5) la empresa estadounidense Moderna conjuntamente con el Instituto de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas de EEUU; 6) la empresa farmacéutica estadounidense Pfizer con la alemana BioNTech y la china Fosun Pharma.

¿Por qué una vacuna, por qué la carrera?

No debe sorprendernos esta carrera de velocidad para hallar la vacuna. El COVID-19 a diferencia de otras enfermedades presenta unas particularidades que son grandes incentivos para que el complejo farmacéutico industrial y financiero invierta importantes recursos en la investigación y desarrollo de una vacuna.

En primer lugar, y a diferencia por ejemplo de la diabetes, el COVID-19 es contagioso. A pesar de que la diabetes es la séptima causa de muerte en el mundo, alrededor de 422 millones de personas la padecen anualmente y mueren por causa directa 1,6 millones al año, aún no contamos con una cura ni tratamiento preventivo.

La tasa de contagio del COVID-19, según los recientes estudios, se ubica en 5,7. Una persona con la enfermedad puede contagiar hasta 6 personas más. Enfermedades como por ejemplo el sarampión, altamente contagiosa (de 12 a 18) cuenta con su vacuna preventiva, igualmente la viruela, ya erradicada por la vacuna, cuya tasa de contagio era de 3 a 6. En cuanto a la influenza, que también dispone de vacuna, la tasa es 2,8.

En segundo lugar, el COVID-19 es una enfermedad relativamente letal, la tasa asciende a 3,83%, es decir, por cada 100 personas contagiadas, fallecen 4 en promedio a nivel mundial. La letalidad de la influenza es 0,01% y del sarampión 1,1%. En el caso de la viruela, la letalidad llegó a ser del 30% y en los casos hemorrágicos el 95%.

Hay un tercer factor que para los velocistas de la industria farmacéutica tiene mayor peso en esta carrera por la vacuna y es que el COVID-19 no se puede cronificar. La investigación está orientada a una vacuna para prevenir el contagio y no un tratamiento paliativo para mantener a la persona dependiente del medicamento por el resto de su vida como ha sido el caso de la diabetes o del VIH/SIDA. En estos dos casos, la industria invierte en la investigación de medicamentos no para curar, mucho menos para prevenir, sino solo para paliar los síntomas de la enfermedad.

La OMS estima que 38 millones de personas padecen de VIH/SIDA, 33 millones han fallecido por esta enfermedad. Solo en 2019 murieron 690.000 personas y se enfermaron 1,7 millones. La enfermedad ha sido cronificada y de hallarse la vacuna, la industria farmacéutica dejaría de ganar por lo menos US$ 250.000 millones de aquí al 2050. Es un asunto de negocios.

En el caso del COVID-19 se suma un cuarto factor y es la afectación de la economía mundial debido al confinamiento. Según estimaciones del Banco Mundial, la economía se contraerá 5,2% en 2020, la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, el comercio mundial entre 13% y 32% y el turismo podría disminuir entre 60% y 80%. Esta situación también afecta el bolsillo de los capitales (bueno de algunos, porque otros como por ejemplo Bezos, están haciendo su agosto con la pandemia) situación que repercute sobre los negocios.

El negocio de la vacuna

Para impulsar el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19 y financiar la investigación, tanto la CEPI (Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias) como GAVI (La Alianza para la Vacunación) y la OMS crearon la iniciativa COVAX. Casualidad o no, la CEPI se creó en 2017 en el Foro Económico Mundial en Davos, el de los grandes empresarios del mundo. La fuente de financiamiento son fondos públicos y privados filantrópicos, incluyendo los del Banco Mundial. Lo que mueve a este grupo es lo que se lee en su portal web “la introducción de una vacuna evitará la pérdida de US$ 375 mil millones a la economía global cada mes”.

Para que todo quede en casa, la CEPI es la que está financiando a la empresa estadounidense Moderna, la misma que listamos antes que se encuentra en la fase 3. Le dio US$ 2.000 millones de dólares para cubrir el proyecto. No solo eso, esta empresa forma para del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas de EEUU dirigido por Anthony Fauci. Además, a pesar de que ha adelantado la investigación con donaciones, ya anunció que una vez desarrollada la vacuna, esta tendrá un precio de 30US$ cada dosis, son dos dosis, o sea, 60US$.

La Universidad de Oxford y AstraZeneca, también en fase 3, han informado que el precio de su vacuna solo cubrirá los costos, alrededor de 2,5 euros cada dosis, solo proponen 1 dosis. Saquemos cuentas de las ganancias de Moderna/EEUU en este negocio de la vacuna. ¿Dónde habrá quedado la filantropía de CEPI, GAVI y COVAX?

Los chinos, con 2 proyectos en fase 3 de evaluación clínica, han anunciado que, una vez desarrollada la vacuna, esta será de acceso universal y gratuito. Lo propio han dicho los rusos. Al respecto, de acuerdo con el último informe de la OMS, el proyecto del Instituto de Investigaciones Gamaleya de Rusia aún se encuentra en la fase 1 de ensayos clínicos.

En todo caso, la vacuna debe ser de acceso universal y gratuito. No hay derecho de propiedad intelectual ni patente que valga en este caso.

En la reunión de la OMC realizada en Doha en 2001 se acordó “afirmamos que dicho Acuerdo (el de las patentes) puede y deberá ser interpretado y aplicado de una manera que apoye el derecho de proteger la salud pública y, en particular, de promover el acceso a los medicamentos para todos. A este respecto, reafirmamos el derecho de los Miembros de la OMC de utilizar, al máximo, las disposiciones del Acuerdo sobre los ADPIC, que prevén flexibilidad a este efecto”.

Qué mayor necesidad de proteger la salud pública y garantizar el acceso de medicamentos para todos, que esta emergencia sanitaria mundial declarada oficialmente por la OMS desde enero de este año y ya convertida en pandemia.

Fuente: ÚLTIMAS NOTICIAS

IMPACTO DE LA GUERRA ECONÓMICA EN VENEZUELA. PASQUALINA CURCIO

Abrebrecha

ilustración texto pasqualina

PASQUALINA CURCIO

PASqualina 4Cuantificar todas y cada una de las afectaciones de la guerra que el imperialismo ha declarado al pueblo venezolano es imposible. Las agresiones que desde 1999 hemos vivido los venezolanos no solo han sido económicas, han sido también psicológicas. No hay manera de medir las secuelas del odio que la oposición antidemocrática, con una propaganda anti socialista ha sembrado, al punto de quemar vivas a personas por parecer chavistas. La indignación que el pueblo venezolano siente ante quienes diciendo ser venezolanos han vendido la Patria, también es incuantificable.

Dicho lo anterior pero centrándonos en lo económico, hemos actualizado los cálculos que habíamos realizado en marzo de 2019. Para ese momento las pérdidas que esta guerra ha ocasionado ascendían a US$ 125 mil millones. Ahora hemos calculado las correspondientes al 2019, las cuales totalizan para ese año US$ 68 mil millones.

Por lo tanto, las pérdidas económicas totales entre 2016 y 2019 suman US$ 194 mil millones.

Para los venezolanos, US$ 194 mil millones equivalen a aproximadamente 16 meses de producción nacional. Con ese dinero hubiésemos podido pagar la deuda externa completa que según el BCV es de US$ 110 mil millones. O tendríamos suficientes recursos para importar alimentos y medicamentos durante 45 años.

Estas pérdidas están desagregadas de la siguiente manera: US$ 25 mil millones corresponden al dinero y activos que nos han sido saqueados, mientras que los otros US$ 169 mil millones representan lo que hemos dejado de producir desde el 2016 hasta el 2019 como consecuencia del ataque contra PDVSA (US$ 64 mil millones) y del ataque al bolívar (US$ 105 mil millones).

Bloqueo/saqueo/piratería.

John Bolton, confesó en enero de 2019: “Congelamos todos los bienes de la empresa estatal Pdvsa en territorio estadounidense [Citgo], bloqueamos US$ 7 mil millones en activos más US$ 11 mil millones en ingresos estimados por exportaciones durante el próximo año”.

De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores, el gobierno de EEUU y sus aliados nos han saqueado US$ 25 mil millones. Ellos lo disfrazan como “sanciones”, otros, elegantemente las llaman medidas coercitivas unilaterales, pero no es otra cosa sino un descarado robo y un acto de piratería. Aproximadamente US$ 5.400 millones se encuentran retenidos en 50 bancos incluyendo las 31 toneladas de oro que nos tiene retenidas el Banco de Inglaterra. Están incluidos también los US$ 18 mil millones en activos y dividendos de la empresa Citgo.

No solo nos robaron sino que además, en enero de 2019 el Departamento de Estado estadounidense anunció que le dio a Guaidó el control de bienes, activos y propiedades del gobierno venezolano en cuentas bancarias en EEUU, o sea, Guaidó ha sido el responsable de la administración de esos recursos. Nos gustaría saber cuánto de esos dólares ha destinado proteger a la población venezolana en tiempos de cuarentena. Lo que sí tenemos claro es que US$ 200 millones los destinó para cerrar un contrato con SilverCorp cuyo objetivo era contratar mercenarios para asesinar a venezolanos.

En cuanto al oro retenido debemos decir que el Banco de Inglaterra está obligado a devolverlo a su dueño inmediatamente éste se lo solicite. Ahora resulta que, según los ingleses, el dueño del oro es Guaidó quien dicen es el “presidente interino” de Venezuela. Es tan burdo este robo que quién en su sano juicio cree semejante barbaridad. El mundo entero sabe que no es Guaidó quien se sienta en la Asamblea General, ni en el Consejo de DDHH, ni en el Consejo de Seguridad de la ONU, ni en las reuniones de la Opep. Obviamente tampoco se sienta en Miraflores y mucho menos da órdenes a la Fanb.

¿Acaso es Guaidó quien está haciendo frente al covid-19 en Venezuela y coordinando con la Organización Mundial de la Salud los protocolos y recepción de la ayuda sanitaria? Cosas veredes, amigo Sancho.

Ataque a Pdvsa

William Brownfield, ex embajador de EEUU en Venezuela confesó: “Si vamos a sancionar a Pdvsa, ello tendrá un impacto en el pueblo entero, en el ciudadano común y corriente. El contra argumento es que el pueblo sufre tanto por la falta de alimentación, seguridad, medicinas, salud pública, que en este momento quizás la mayor resolución sería acelerar el colapso aunque ello produzca un periodo de sufrimiento de meses o quizás años”.

No es casual el ataque a Pdvsa, por el contrario es una acción premeditada y certera. Cualquier afectación a la industria petrolera tiene repercusiones no solo en la propia empresa, sino principalmente en la economía nacional y con ella en el pueblo venezolano.

La industria petrolera genera el 95% de las divisas que ingresan a Venezuela por concepto de exportaciones. La disminución de dichas exportaciones, ya sea por la caída de los niveles de producción petrolera o por disminución del precio del hidrocarburo afecta el ingreso de divisas y con ello las importaciones de insumos, repuestos, maquinarias para la producción nacional. Pdvsa es el catalizador de la producción interna.

El precio del petróleo, por primera vez en la historia cayó durante 4 años consecutivos, la caída fue de 65%. Por otra parte, el bloqueo comercial y financiero contra Pdvsa, la dificultad e imposibilidad de traer repuestos e insumos y las trabas financieras, entre otras razones, han afectado la producción petrolera, la cual ha disminuido 64% pasando de 2,8 millones de barriles diarios en 2013 a 1 millón en 2019, lo que se ha traducido en una caída de 78% de las exportaciones petroleras (pasaron de US$ 85 mil millones anuales en 2013 a US$ 19 mil millones en 2019).

Entre el año 2016 y 2019 dejamos de producir US$ 64 mil millones a nivel nacional como consecuencia de la disminución de las exportaciones petroleras.

Ataque al bolívar

Richard Black, senador del partido republicano de EEUU confesó refiriéndose a Venezuela: “Hemos desmonetizado su moneda y, a través del sistema bancario internacional, hicimos que la moneda venezolana careciera de valor y luego vamos y decimos: ‘Miren lo malo que es este Gobierno, su moneda no vale nada’. Bueno, no fueron ellos, fuimos nosotros quienes hicimos inútil su moneda”. (Sputnik, 09-12-2019).

El ataque al bolívar, principal arma de la guerra económica, no solo induce la hiperinflación y con ella la pérdida del poder adquisitivo de la clase obrera, también contrae la producción nacional. En la medida en que la clase asalariada ve deteriorada su capacidad de compra consecuencia de la veloz y desproporcionada subida de los precios, ésta disminuye las cantidades demandadas de bienes y quien vende disminuye su producción.

Desde el 2013 el imperialismo ha inducido criminalmente la depreciación del bolívar en 241.657 millones por ciento, lo que ha derivado en un aumento de precios de 11.500 millones por ciento desde ese año y hasta la fecha.

Entre 2016 y 2019 dejamos de producir a nivel nacional US$ 105 mil millones como consecuencia del ataque al bolívar.

Que cada quien saque sus conclusiones de lo que estas pérdidas económicas por US$ 194 mil millones representan en angustia, indignación, calidad de vida y vidas de venezolanos. Que saque también las conclusiones del incalculable nivel de conciencia y por tanto de resistencia del pueblo venezolano que, siempre con la moral en alto, ha enfrentado a los enemigos de la Patria con la mejor de las estrategias: la unión cívico militar.

Fuente: ÚLTIMAS NOTICIAS

EUROPA: DESILUSIONES Y DESAFÍOS GEOPOLÍTICOS. LEYDE ERNESTO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ

EUROPA 1

Dr. LEYDE ERNESTO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ*

LEYDE 3En los últimos años he dedicado un espacio de mi actividad docente a la investigación sobre las problemáticas relacionadas con Europa y, especialmente, sobre los procesos y fenómenos que aturden a la Unión Europea.

Así surgieron algunas publicaciones sobre esos temas: “Unión Europea: múltiples crisis y estrategia global en el siglo XXI”; “El Brexit[1] en las relaciones Reino Unido-Unión Europea. Impactos geopolíticos”; “La Unión Europea: múltiples crisis, desafíos y oportunidades en el siglo XXI”; “La Unión Europea: Imperfecciones, desafíos y oportunidades”, entre otras, que se pueden encontrar en referencias académicas cubanas e internacionales con políticas de Acceso Abierto. [2]

Ahora pretendo, en plena pandemia del SARS-CoV-2 enfermedad COVID-19, comentar que las tesis expuestas en aquellos trabajos han mantenido vigencia y que la pandemia de Covid-19 no hizo más que evidenciarlas en toda su magnitud y crueldad, acelerando sus impactos en la geopolítica europea a escala regional  e internacional.

La pandemia de la Covid-19 demostró lo que algunos analistas políticos no deseaban reconocer: la fragilidad de Europa y de sus instituciones de integración en relación con las múltiples crisis que la aquejan desde el 2008.

Las causas de las vulnerabilidades y de la irrisoria efectividad frente al coronavirus, no se debieron al poderío destructivo del virus, sino a la incapacidad de acción colectiva de una Unión que venía paralizada en sus metas supremas de integración y obtención de mayores cuotas de poder e influencia estratégica global. Así los ciudadanos europeos pudieron constatar que el llamado “Estado de Bienestar General” ya no existía o era microscópico, equiparándose en ese sentido a la COVID-19, pues solo esos servicios continúan disponibles en beneficio de aquellos con posibilidades o recursos financieros para alcanzar sus bondades.

Y eso se debe a que Europa ha permanecido afectada por la crisis sistémica capitalista manifiesta en múltiples problemáticas de índole: económico, político, social, moral e institucional. De ahí el retroceso o pérdida de valor simbólico de la Unión Europea a nivel local, regional y global, a pesar de sus incuestionables avances históricos en el proceso de integración, que han servido de referencia para otras organizaciones regionales. La integración europea fue deteriorada por los líderes políticos que impulsaron la salvaje economía neoliberal en beneficio propio, de las transnacionales y de los sectores ricos, empobreciendo a las mayorías.

En el contexto del trágico azote de la COVID-19, la Unión Europea  mantuvo su tradicional conducta neoliberal. Bajo ese signo proliferaron acciones de salvamento de la economía mediante la inyección de dinero para amortiguar los daños de la crisis económica capitalista (2008-2020), agudizada con los nuevos impactos de las cuarentenas y las interrupciones en los procesos productivos. Esta particular gestión deshumanizada no es nueva, recordemos que durante la crisis iniciada en el 2008 las instituciones europeas decidieron salvar los bancos y no a las personas. Las entidades bancarias capitalistas son muy poderosas, pero millones de personas permanecen, al mismo tiempo,  vulnerables y desamparadas.

En el neoliberalismo identificamos la verdadera causa de las múltiples crisis, de los daños humanos y materiales provocados antes y durante el desarrollo de la pandemia. Y seguramente también después, si el rol del estado en la economía no se instaura con rapidez o en calidad de una lección aprendida.

Al priorizar -a toda costa-, la economía y subestimar el entramado social, los máximos representantes de la referida Unión no encontraron una respuesta estratégica al colapso de los sistemas sanitarios y fue imposible evitar la muerte diaria de cientos y miles de personas en toda Europa. En la observación de esas perdurables condiciones uno se pregunta: ¿Qué pasará con la integridad de la Unión Europea? ¿Qué ocurrirá si surgen nuevas pandemias o una catástrofe natural afecta el continente europeo? ¿Cuál será el lugar de la Unión Europea y de la propia Europa en el sistema internacional en transición hacia la multipolaridad en el siglo XXI?

Tendencias contradictorias y geopolítica global 

La llamada etapa pospandemia abre un escenario de tendencias contradictorias. En esa atmósfera de incertidumbre no pocas personas en el mundo aspiran a una auténtica normalidad de signo  posneoliberal y poscapitalista.

Otro mundo es posible, pero el peor de los mundos –capitalismo- sobrevive a una pandemia amparado por un “orden” de la arrogancia, el militarismo, las guerras, la pobreza, el hambre y las sanciones económicas unilaterales. Ese rumbo suicida significa inexorablemente la destrucción de la especie humana. O el mantenimiento de un modo de vida capitalista consumista, caracterizado por el lujo y la concentración de las riquezas en beneficio de unos pocos.

La pandemia de coronavirus rememoró otros momentos pocos estelares de la Unión Europea no muy lejanos en el tiempo: la crisis migratoria, del Euro y el Brexit. Prevaleció la invalidez de la Unión para conciliar y establecer acciones conjuntas favorables a la unidad en el enfrentamiento a la pandemia. Así se demostró que este espacio europeo es de hecho un mercado único económico y monetario, pero está muy lejos de ser un proyecto social común. Ha quedado evidenciado, una vez más,  el predominio de una Unión Europea al servicio de las elites e incapaz de coordinar y hacer funcionar los resortes de la diplomacia intraregional. Seguir leyendo EUROPA: DESILUSIONES Y DESAFÍOS GEOPOLÍTICOS. LEYDE ERNESTO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ

CONFLUENCIA DE VIRUS EN AMÉRICA LATINA. CLAUDIO KATZ

CLAUDIO KATZ

CLAUDIO KATZLa pandemia ya provocó en América Latina un drama mayúsculo en tres países (Brasil, Ecuador y Perú) y escenarios de gran peligro en otro grupo de naciones. El cuadro de situación cambia día a día y nadie sabe cuál será el impacto final de la infección. Hasta ahora el porcentual de fallecidos es inferior a Europa y Estados Unidos, pero la oleada de contagios no alcanzó su pico[i].

Como el coronavirus llegó más tarde, todos los gobiernos tuvieron cierto tiempo para implementar el distanciamiento social requerido para aplanar la curva de contagios. Esa medida fue rechazada o adoptada en forma tardía por los países que concentran el grueso de las víctimas[ii].

VARIANTES DEL NEGACIONISMO

Bolsonaro es el responsable de una tasa explosiva de infectados y un ritmo desgarrador de muertes. Los contendores sustituyen a las morgues, las fosas comunes reemplazan a los cementerios y los aviones transportan ataúdes. En algunos sanatorios rige un protocolo para definir quién será sacrificado en la asignación de los escasos respiradores.

Este dantesco escenario es un efecto directo de la ausencia de prevención. Las escasas medidas de protección sanitaria fueron instrumentadas en forma caótica por los gobernadores. Bolsonaro mantiene la política criminal que Trump y Johnson debieron abandonar. Prioriza los negocios a la vida humana y minimiza la “gripecita”, mientras propicia actividades masivas e incentiva el funcionamiento corriente de la economía. Actúa como un psicópata en la presidencia que sonríe durante los paseos acuáticos, en medio del luto nacional imperante por el récord de 10.000 muertos.

Ecuador ha sido testigo de una crueldad equivalente. Guayaquil concentra el mayor número de casos per cápita de la región, con fallecidos recogidos en sus domicilios sin ninguna atención hospitalaria. Muchos cadáveres permanecieron en las calles hasta que la alcaldía habilitó una fosa común. Ni siquiera funcionaron los crematorios que cobran altas sumas por la recepción de los cuerpos. Lenin Moreno oculta la magnitud de las víctimas fatales y compite con Bolsonaro en su indiferencia ante la muerte.

En Perú el torrente de fallecidos aumenta en forma vertiginosa, a pesar de los controles y la inversión en reactivos. La incapacidad para implementar el distanciamiento social ha confirmado el rol insuficiente de los testeos. Un sistema sanitario desmantelado por años de maltrato neoliberal ha quedado desbordado por la masa de los contagiados.

Otras variantes negacionistas han descollado en el plano retórico. El ministro de salud de Chile convocó a desconocer las cuarentenas y su par de Bolivia se opuso a las campañas de prevención. Los gobiernos derechistas -que finalmente implementaron en forma parcial el confinamiento bajo la presión de las provincias o los municipios- intentan relajar o anular esa restricción. Colombia es un ejemplo de esa aplicación a regañadientes y en cuentagotas de la cuarentena.

El alto número de testeos y la baja mortalidad inicial en Chile contrastan con la gran aceleración de los contagios y el potencial desborde del sistema hospitalario. Piñera no puede desentenderse como Bolsonaro de la pandemia. Bajo el impacto de una gran rebelión popular debe simular preocupación por el avance de la infección.

OTRAS RESPUESTAS

Varios gobiernos de la región adoptaron medidas de protección sanitaria. En Argentina se introdujo una cuarentena muy estricta y temprana para preparar los circuitos sanitarios, bajo un inédito comando de los epidemiólogos. Estas medidas han permitido controlar hasta ahora la tasa de contagios, el número de fallecidos y las camas disponibles. En estos tres indicadores se verifica una abismal distancia con las cifras de Brasil, Ecuador o Perú.

Pero el peligro persiste en las zonas más vulnerables de los suburbios, las cárceles y los geriátricos. Además, la proporción de personal de salud infectado se ubica en un tope internacional y el número de testeos es muy bajo.

Cuba ofrece otro modelo de protección, basado en un sólido sistema sanitario. La población está preparada para lidiar con catástrofes periódicas (como los huracanes) y afronta la pandemia con una cuarentena parcial y normas específicas de atención de la enorme población adulta.

El sistema de salud público e igualitario de la isla permite ajustar los dispositivos, en un escenario económico muy deteriorado por el desplome del turismo y la retracción de las divisas. Estos logros son silenciados por los grandes medios de comunicación, que siempre elogian algún caso significativo (ahora Costa Rica) para ignorar los méritos de Cuba.

También llama la atención la rápida reacción del gobierno venezolano frente a la pandemia, en un contexto económico-social durísimo. Se ha logrado mantener aplanada la curva de contagios, mediante un método de control domiciliario y telefónico. El gobierno utiliza la gran estructura de organismos populares (misiones, CLAPS) y el asesoramiento médico cubano. Ha conseguido un alivio, en el dramático escenario del bloqueo, la agresión externa, la dolarización informal de los altos ingresos y la asistencia social al grueso de la población. El país bombea un tercio del petróleo extraído en el pasado, en un marco de virulenta desvalorización de su principal producto de exportación.

En México la tasa de contagios y fallecidos se intensifica en un marco contradictorio. Las confusas declaraciones presidenciales al comienzo de la pandemia fueron seguidas por medidas de cuidado y vigilancia epidemiológica, pero sin cuarentena general. Se puso en práctica un sistema de testeo, alerta temprana y centralización del sistema sanitario. El gobierno explicita sus críticas a la destrucción neoliberal de la salud pública y a la mercantilización de un sistema que desatendió las enfermedades crónicas.

Existe además un foco de potencial contagio en las maquilas, que si no es contenido podría convertir a las ciudades fronterizas en la Lombardía de México. La decisión de proteger la vida de los operarios será puesta a prueba, frente a la presión estadounidense para forzar un retorno anticipado al trabajo en ese sector.

Nicaragua plantea un enigma. Allí no rige la cuarentena, ni los barbijos, ni los testeos. Tampoco se han aplicado políticas de distanciamiento social. El gobierno convoca a concentraciones masivas, propicia las actividades festivas y mantiene abiertas las fronteras. Además, un presidente ausente propone la lectura de la Biblia para lidiar con la pandemia, omitiendo todas las recomendaciones de los epidemiólogos. En ese escenario el número oficial de fallecidos es llamativamente bajo. Seguramente se podrá dilucidar en poco tiempo esa anomalía.

Muchos factores inciden en los distintos casos en la evolución general de la infección, pero las políticas de abandono o protección de la salud agravan o atenúan los contagios. La conducta de cada gobierno es determinante de esas consecuencias.

INDEFENSIÓN POR LA DEPENDENCIA

Como la demografía determina cursos muy variados hay que ser cuidadoso en las comparaciones con otras regiones. Al igual que en Medio Oriente o África, no se sabe aún si en América Latina la oleada más fuerte de coronavirus se ha demorado o pasará de largo.

La misma cautela se impone en los contrastes entre países. La desconexión con el exterior o las dificultades del transporte interno (resultantes del propio subdesarrollo) suelen actuar como barreras al movimiento de las personas infectadas. Algunos especialistas consideran, además, que la preexistencia de otras epidemias puede contrarrestar la expansión de las nuevas.

Lo único seguro es el atroz efecto de la pandemia, si alcanza en América Latina la magnitud observada en el hemisferio norte. La elevada urbanización de la región es sinónimo de pobreza, subalimentación y viviendas sin agua corriente. El hacinamiento y la dificultad para lavarse las manos impiden cumplir los requisitos básicos del distanciamiento social. En tres áreas críticas de la cuarentena -geriátricos, cárceles y femicidos- ya hay anticipos explosivos. La emergencia sanitaria empalma, además, con otras infecciones de gran impacto como el dengue.

El desamparo de América Latina salta a la vista en la magnitud de la brecha sanitaria. La inversión per cápita en salud no llega al 10% del gasto promedio en las economías avanzadas. Mientras que la OMS recomienda destinar el 6 % del PBI a la atención sanitaria, lamedia regional se ubica en 2,2 %. Las 8 camas de hospital por cada mil habitantes que propicia el organismo oscilan entre 0,3 y 2,2 en el país más poblado (Brasil)[iii].

Estas carencias de larga data fueron agravadas por el desmantelamiento neoliberal de la salud pública. El abandono del principio de universalidad ha derivado en estructuras privadas de calidad para una minoría, en medio del generalizado colapso del sector público.

El deterioro en ese ámbito es monumental. No sólo faltan camas y respiradores para la emergencia, sino que los propios testeos han sido muy reducidos. Todos los países afrontan dificultades para importar los buscados reactivos, que los estados solventan luego de un ensayo de comercialización privada a altísimos precios[iv].

La indefensión latinoamericana frente a la pandemia es un resultado de varias décadas de neoliberalismo, precedidas de una larga trayectoria de capitalismo dependiente. Esa condición impide erigir diques efectivos contra el contagio. La misma fragilidad se ha verificado frente a otras calamidades naturales. Cada terremoto, inundación o sequía provoca desastres humanitarios, en una región que ingresó al mercado mundial bajo la sombra de una infección mortal. La viruela introducida por los conquistadores europeos diezmó en muchas zonas al 70% de la población originaria.

El coronavirus ha puesto de relieve no sólo el inconmensurable desamparo que prevalece en comparación a las economías centrales. El contraste es también significativo con los países asiáticos. Se ha verificado una distancia sideral con Corea o Singapur en el manejo de reactivos, respiradores, hospitales o mecanismos informáticos de seguimiento de los contagiados. La pandemia ha retratado en forma dramática, el lugar que actualmente ocupa cada país en la división global del trabajo.

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LA VENEZUALIZACIÓN DE LA ULTRADERECHA ESPAÑOLA. ARANTXA TIRADO Y WILLIAM SERAFINO

CRISIS DE GOLPISMO

Es inevitable pensar en los paralelismos existentes entre las formas de protesta de las élites españolas y las élites venezolanas, sus gritos de “¡libertad!” o sus denuncias de “¡dictadura!” resonando en las calles de Caracas o Madrid

ARANTXA SERAFINO
Marcha de protesta contra Maduro el 2 de Febrero del 2019 en Caracas. Foto: Alex Cabello Leyva (@ALEXCOCOPRO)

ARANTXA TIRADO y WILLIAM SERAFINO

Las manifestaciones de estos días contra la gestión del Gobierno de coalición español han tenido su “zona cero” en el barrio de Salamanca de Madrid. Una revuelta de ricos que se produce en el barrio al que han ido a parar buena parte de los autodenominados “exiliados políticos” venezolanos de mayor poder adquisitivo. Esta Little Venezuela que marca la agenda mediática y política sobre lo que se publica y opina en España en relación con su país de origen pero que empieza también a participar en la política española, cada vez con más peso. La cara más visible es la del padre de Leopoldo López ejerciendo como eurodiputado del Partido Popular (PP), pero los vínculos entre la derecha española y la derecha venezolana no empiezan ni acaban en López Gil o el PP. Hay toda una red de relaciones no tan públicas, todavía por investigar, que extiende sus tentáculos por las altas esferas del poder económico y el poder mediático. Aunque también se encuentra a otros niveles, propiciada por la presencia creciente de una comunidad venezolana, mayoritariamente opositora, en contacto con la población española, que está situando en el imaginario colectivo la idea de una “Venezuela apocalíptica sumida en el caos por culpa de un gobierno dictatorial”. Una exageración, a todas luces, pero que se asume acríticamente ante la falta de contraste con otra versión. Para quienes conocemos la realidad venezolana, se trata de una disociación entre la realidad y la lectura política que, por desgracia, estamos empezando también a vivir en el Estado español. España va camino de ser Venezuela, pero quizás son las élites las que nos van a llevar a un clima político como el venezolano.

La escalada de tensión en las calles va in crescendo pues en muchos barrios obreros del Estado, y también en barrios acomodados, se ha decidido salir a contrarrestar las manifestaciones de la derecha y la ultraderecha españolista con consignas antifascistas y de defensa de la sanidad pública. Aunque estemos lejos de las guarimbas venezolanas, una estrategia de protesta callejera basada en levantar trincheras urbanas, impedir el paso de vehículos o la salida de vecinos de sus casas, que dejó un saldo de muertos a su paso, llegando a la aberración de quemar vivas a personas por ser chavistas, los primeros conatos de violencia ya se están produciendo y pueden ir a más. La derecha española se ha propuesto incendiar las calles y tiene en sus padres venezolanos una escuela. Es inevitable pensar en los paralelismos existentes entre las formas de protesta de las élites españolas y las élites venezolanas, sus gritos de “¡libertad!” o sus denuncias de “¡dictadura!” resonando en las calles de Caracas o Madrid. Para mayor inri, buena parte de los manifestantes que están saliendo para protestar al grito de “¡Sánchez vete ya!” y consideran que el Gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de Unidas Podemos (UP) es una suerte de reencarnación del bolivarianismo que pretende, como expresaba el testimonio de un manifestante recogido el otro día en el Financial Times: “Acabar con España para convertirla en Venezuela”.

Paradójicamente, quienes más temen que España se convierta en Venezuela son los que nos están haciendo sentir estos días en Venezuela

Pero, paradójicamente, quienes más temen que España se convierta en Venezuela son los que nos están haciendo sentir estos días en Venezuela, copiando el comportamiento antidemocrático de la oposición venezolana, trayendo a este país el clima de confrontación en forma de “acoso y derribo” al que las élites latinoamericanas nos han acostumbrado en estos últimos años de gobiernos de izquierda y golpes de Estado en la región latinoamericano-caribeña. Una actitud que, cabe recordar, tiene raíces propias en la derecha hispana actual, heredera política directa de quienes dieron un golpe de Estado en 1936 contra el Gobierno de la II República, instauraron una dictadura de 40 años y, no contentos con el cambio gatopardiano en forma de “Transición a la democracia” que lograron instalar, se permiten hacer pataletas en la calle y chantajes en los despachos ante cualquier leve atisbo de cambiar la correlación de fuerzas existente en este régimen del 78.

Como sabemos, Venezuela se ha convertido en el coco al que acude la derecha y la ultraderecha española para recordarnos, cada dos por tres, lo mal que le puede ir a un país cuando opta por “elegir mal” en las urnas. Nos presentan una Venezuela apocalíptica, en una grave crisis económica y con altos grados de confrontación política, pero nunca nos explican los porqués de la foto fija. Mucho menos se dedican a informar con objetividad o, cuando menos, con un mínimo de ecuanimidad en el enfoque. Por tanto, los propietarios de los medios pero también los periodistas a su servicio, a un lado y otro del Atlántico, son responsables de la imagen distorsionada que buena parte de la población española tiene sobre la realidad venezolana. Pero también son responsables de ocultarnos información fundamental para entender el golpismo permanente que acosa a la Revolución Bolivariana desde sus inicios y cuyo último episodio recibe el título de Operación Gedeón.

‘Operación Gedeón’ o cómo se silencia el golpismo de las élites mundiales contra Venezuela

El pasado 3 de mayo de 2020 en las costas venezolanas del centro del país se produjo un acontecimiento que no recibió la suficiente cobertura de nuestros medios, pese a la gravedad de los hechos. El gobierno de los Estados Unidos, a través de una operación encubierta, intentó derrocar a un gobierno suramericano mediante el uso de las armas. Siguiendo el patrón de las intervenciones militares por delegación aplicado en años recientes sobre Libia y Siria, Washington tercerizó la ejecución del golpe en una compañía de mercenarios estadounidenses denominada Silvercorp USA, cuyo dueño es el veterano ex boina verde Jordan Goudreau. La lógica neoliberal de la subcontratación, una de las características de la guerra híbrida, fue llevada a la práctica en esta ocasión.

Decenas de hombres armados realizarían un desembarco en las costas de Macuto con el propósito de raptar a Maduro e instalar a Guaidó como presidente

Bajo el nombre de ‘Operación Gedeón’ (que hace referencia a un guerrero elegido por Yavé para liderar una “guerra de liberación” de Israel en el Antiguo Testamento), decenas de hombres armados realizarían un desembarco en las costas de Macuto (estado La Guaira, a 30 minutos de la capital Caracas) con el propósito de raptar a Nicolás Maduro e instalar al diputado Juan Guaidó como presidente de facto. La tropa llevaba semanas entrenándose en la Alta Guajira colombiana y mezclaba tanto a desertores militares venezolanos como a mercenarios estadounidenses contratados por Silvercorp. Desde una finca propiedad del narcotraficante colombiano Elkin Javier López, apodado “Doble Rueda”, salieron dos lanchas rápidas hacia Venezuela. Aunque intentaron un desembarco sigiloso en horas de la madrugada del 3 de mayo por Macuto, los cuerpos de seguridad venezolanos desmantelaron la incursión tras un combate.

El intento encalló, trascendió a los medios nacionales e internacionales y, rápidamente, el diputado Juan Guaidó se desmarcó. Indicó a través de sus redes sociales que se trataba de un montaje de Nicolás Maduro. Sin embargo, la hipótesis del autogolpe, que ya se había utilizado cuando el atentado con drones contra el presidente venezolano en agosto de 2018, duraría pocas horas. El mismo día, el ex boina verde Jordan Goudreau filtró un contrato firmado por Juan Guaidó y sus asesores más cercanos con la empresa Silvercorp USA. Se establecía un pago de 212 millones 900 mil dólares por los servicios de una incursión armada que concluiría, según cita el contrato, con la “eliminación del régimen de Nicolás Maduro” y la instalación de Guaidó. Goudreau alegó que el pago no se había realizado, aunque sí hubo un anticipo de 1 millón 500 mil dólares, por lo que decidió emprender la operación de forma apresurada. Luego, en un giro de 180 grados, y otorgándole beligerancia, Guaidó emitió un comunicado exigiendo que se respetaran los derechos humanos de los involucrados en la Operación Gedeón. Hasta ese momento, el diputado, autoproclamado jefe del Estado venezolano, había negado su conocimiento del contrato y su rúbrica en él. Días después, se vino abajo este argumento, pues uno de sus asesores más cercanos, el colombiano Juan José Rendón, confirmó en una entrevista que Guaidó efectivamente sí había firmado el contrato, confirmando su vinculación directa con la intentona golpista. El contrato firmado por Guaidó (y filtrado por Goudreau) estipulaba en sus cláusulas la persecución policial de las personas identificadas con el chavismo independientemente de su estatus, incluso “autorizaba” detenciones masivas, requisas a viviendas e instituciones y ataques armados, de ser necesario, contra quienes ofrecieran resistencia al golpe de Estado. Además, los mercenarios detenidos afirmaron que el objetivo de la operación era asesinar al presidente Maduro y confirmaron los vínculos del narcotraficante colombiano “Doble Rueda” y la libertad con la que realizaban los entrenamientos y preparativos en territorio colombiano.

Los gobiernos de Colombia y de los EE.UU. se vieron obviamente salpicados por las confesiones e informaciones que iban desvelando minuto a minuto el plan. Cada uno por su lado se desmarcó negando todo vínculo o conocimiento de la incursión, pero ya era demasiado tarde. A finales de marzo, EE.UU. había ofrecido una recompensa de 15 millones de dólares a quien suministrara información relevante o capturara a Nicolás Maduro, tras una imputación por narcotráfico encabezada por el Departamento de Justicia contra altos funcionarios del Estado venezolano, en un esfuerzo por apuntalar el relato de que Venezuela es un “narcoestado”. En los últimos meses, los funcionarios estadounidenses encargados de la política exterior hacia Venezuela han escalado su retórica agresiva. El secretario de Estado Mike Pompeo, ha insistido en reiteradas ocasiones en que “Maduro debe irse”.  Por su parte, el afamado halcón Elliott Abrams, representante de EE.UU. para Venezuela, recalcó semanas antes del fallido golpe que si Maduro no aceptaba renunciar a su cargo, eso igual ocurriría pero de forma más “peligrosa” y “brusca”. Resulta difícil creer que el gobierno estadounidense no haya estado vinculado, dado que la incursión subcontratada a Silvercorp encaja a la perfección con los reclamos contantes de Washington sobre una salida abrupta de Maduro. Seguir leyendo LA VENEZUALIZACIÓN DE LA ULTRADERECHA ESPAÑOLA. ARANTXA TIRADO Y WILLIAM SERAFINO

TERRORISMO IMPERIAL SIGLO XXI. CUBA, MEDIO SIGLO DE TERROR (SEGUNDA PARTE). STELLA CALLONI

Terrorismo imperial S. XXI. Cuba, medio siglo de terror

 

STELLA CALLONI

STELLA 1El terrorismo de Estados Unidos contra Cuba, ya existía bajo el gobierno del dictador Fulgencio Batista, que sometió al pueblo cubano por el terror y era sostenido por Washington y sus mafias, lo que terminó con el triunfo de la Revolución Cubana a inicios de 1959  y la fuga de los cómplices o beneficiarios de esa dictadura a Miami, lo que facilitó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) el reclutamiento de sectores de los emigrados para accionar en principio contra la figura del líder cubano Fidel Castro Ruz.

En su libro “la Guerra Secreta Operación ZR/Rifle” el general cubano Fabián Escalante Font (Editorial Ciencias Sociales, Cuba 2006), hace un seguimiento de todos las operaciones y proyectos criminales (643 admitidos luego por la CIA) de Estados Unidos para asesinar a Fidel Castro entre 1958 y el año 2000, en una investigación con profusa documentación que nos lleva a entrar a los laberintos de un mundo -jamás imaginado- hasta la matriz del terrorismo que azotó a Cuba y lo sigue haciendo hasta hoy.

En el informe de la Comisión Church, del senado estadounidense, creada bajo la presidencia del senador Frank Church, quien investigó en 1975 los intentos de asesinato de la CIA contra líderes políticos extranjeros, figura el comandante Fidel Castro como el blanco número uno de los planes terroristas desde los años 60.

Sólo mencionaremos algunos datos asombrosos que figuran en ese informe con testimonios además de algunos  terroristas cubano-americanos, integrados a los organismos de inteligencia estadounidenses, conformando una serie de  organizaciones que desde Miami asolaron a Cuba, América Latina y a diversos países del mundo.

También se menciona en el informe -entre tantos otros- el período de marzo a agosto de 1960: “Durante el último año de la administración (Dwight) Eisenhower, la CIA estudió planes con vistas a socavar la simpatía carismática de Castro, por medio del sabotaje contra sus discursos (…) Según informaciones del Inspector General de la CIA en 1967, un funcionario de la División Servicios Técnicos (TDS) recordó haber discutido un plan para rociar el estudio de televisión de Castro, con un agente químico que producía efectos similares al LSD”. Pero que se había rechazado por no ser un agente químico confiable …”

“Durante ese período el TDS impregnó una caja de tabacos (cigarros) que producía una desorientación temporal, con la esperanza de lograr que Castro se fumara uno de los tabacos antes de empezar su discurso…”

Más adelante refiere que “una anotación en los expedientes de la División de Operaciones de Servicios Médicos de la CIA indica que el 16 de agosto de 1960 se le entregó una caja con los tabacos favoritos de Castro y las instrucciones de darle tratamiento con un veneno letal. A los tabacos se les impregnó una toxina de botulina tan potente que una persona moriría con sólo ponérselo en la boca-. El oficial informó que  el 7 de octubre de 1960 los tabacos estaban listos…”

De la misma manera figura que “en agosto de 1960, la CIA dio pasos para enrolar a miembros del bajo mundo criminal con contactos con el Sindicato del juego organizado, para que ayudasen a asesinar a Castro, según el informe del Inspector General de la CIA”.

La sola lectura de estos planes nos lleva a entender el mundo creado entre la CIA y otros servicios de inteligencia con los terroristas cubano-americanos, además de conocidos integrantes de las mafias y asesinos seriales utilizados por éstas. Fueron y son verdaderos “batallones de la muerte”, de guerras sucias y encubiertas, y del terrorismo que desde entonces nunca detuvo su siniestra mano.

A lo largo de este informe de la Comisión Church figuran operaciones que ni siquiera la ficción pudo concebir, planes delirantes para usar los más impensables recursos con el objetivo de matar y destruir. Desde entonces hasta ahora pasó más de medio siglo de asedio a Cuba, violando  la legislación internacional y humanitaria con absoluta impunidad.

La tercerización de la guerra no es tal, ya que las empresas de mercenarios a los que eufemísticamente llaman ahora “contratistas” pertenecen en realidad a los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel y otros, y están bajo dirección de ex oficiales de  tropas “especiales” de estos países.

Las “empresas” de mercenarios -algunas de la cuales figuran como Agencias de Seguridad Privadas– se crearon para utilizar menos tropas propias y tratando de difuminar la presencia de Estados Unidos y sus asociados en acciones terroristas.

Esto se vio y entres otros casos en Nicaragua, en la guerra encubierta contra los sandinistas en los años 80, en Libia (2011), Siria (2012), en Playa Girón, Cuba (1961) en la Guaira, Chuao y otros lugares de Venezuela (2020) con el intento de invasión o infiltración en el territorio del 3 de mayo pasado, donde fueron derrotados y detenidos por el gobierno, el pueblo y sus fuerzas armadas.

En cuanto al uso de mercenarios, como en el caso de Alazo Baró que llegó ante la embajada de Cuba portando un fusil AK-47, 32 casquillos de proyectiles que dejaron el mismo número de orificios de bala evidenciando que sabía perfectamente que había ido con la intención de agredir y de matar, tal como lo señaló el canciller cubano Bruno Rodríguez.

Sólo para no olvidar en esta larga historia de asedio Cuba, uno de los atentados más brutales contra ese país  sucedió el 6 de octubre de 1976, cuando hicieron explotar un avión de la compañía cubana de aviación en pleno vuelo, matando a 73 personas poco después de haber despegado del  Aeropuerto de Barbados y que fue  considerado el peor atentado del “hemisferio occidental”  en esos momentos. Seguir leyendo TERRORISMO IMPERIAL SIGLO XXI. CUBA, MEDIO SIGLO DE TERROR (SEGUNDA PARTE). STELLA CALLONI

TERRORISMO IMPERIAL SIGLO XXI. CUBA EN LA MIRA (PRIMERA PARTE). STELLA CALLONI

Alazo Baró embajada cuba

 

STELLA CALLONI

STELLA 1En la madrugada del pasado 30 de abril, los habitantes del barrio Adams Morgan donde radican las sedes diplomáticas de distintos países en Washington, despertó ante una andanada de disparos que impactaron en el edificio de la Embajada de Cuba ubicado en el 2630 de la calle 16th Northwest, en un atentado terrorista a pesar de la vigilancia que rodea el lugar.

El atentado coincidió con los homenajes al pueblo y gobierno revolucionario de Cuba, al recordar su heroísmo al resistir y derrotar el intento de Estados Unidos de invadir ese país utilizando mercenarios y que comenzó en la madrugada del 17 de abril de 1961 en Playa Girón, Bahía de Cochinos, donde los invasores sufrieron una aplastante e histórica derrota en dos días.

Es imposible no unir estos momentos de la historia, porque desde entonces hasta hoy los gobiernos de Estados Unidos continuaron intentando acabar con el ejemplo que significa la revolución cubana, instalada a sólo 90 millas de sus costas, como un símbolo de la posibilidad de liberación de los pueblos.

No ha existido un sólo período en la historia donde no se hayan producido intentos terroristas, de todo tipo de acciones, incluyendo el terrorismo económico y mediático, en una guerra contrainsurgente, unilateral y continua de EE.UU contra una isla de poco más de 11 millones de habitantes.

La persistencia de los gobiernos estadounidenses en su intento de acabar con una revolución surgida de las entrañas de un pueblo de raíces heroicas, desde la guerra popular anticolonial del siglo XIX, es uno de los hitos en la historia mundial.

Hacer un listado de todos los atentados terroristas de EE.UU. contra Cuba, que desde los intentos de invasión, los bombardeos sobre poblaciones, sólo para producir muerte y daños, la destrucción de sembradíos de caña de azúcar y otras producciones agrarias, o la guerra biológica “sembrando” la gripe porcina o el dengue hemorrágico (1981) que produjo una cantidad de víctimas, tratando de afectar los progresos en salud en la isla y mucho más que esto, llevaría página enteras.

Además, hay que añadir otra larga lista de atentados y sabotajes tanto al interior del país, como en el exterior contra personalidades y países que apoyaran a Cuba o funcionarios y sedes diplomáticas cubanas en diversos lugares del mundo, entre ellos, dos jóvenes diplomáticos cubanos desaparecidos durante la dictadura militar que asoló a Argentina entre 1976 y 1983.

Los servicios de Inteligencia de EE.UU. fueron responsables de la instalación de las dictaduras militares que respondían a la Doctrina de Seguridad Nacional en el esquema de la Guerra Fría que impusieron el terrorismo de Estado en nuestros países dejando miles de víctimas, además de la conformación de una coordinadora de los regímenes del Cono Sur en los años 70 – 80 bajo el nombre de Operación Cóndor, en la que actuaron las organizaciones terroristas cubano-americanas de Miami bajo órdenes de la CIA, como lo hicieron en  operaciones similares en Vietnam (Phoenix) y Gladio en Europa, en esos años del terror.

No es sorprendente que este último atentado contra la embajada de Cuba en Washington, quiera ser presentado como un episodio protagonizado por un individuo:  Alazo Baró, que había llegado de Cuba a Estados Unidos en el año 2010, y al que intentan mostrar como un hombre afectado por problemas  psicológicos, quien actuó por las suyas, como ya lo han hecho en otras situaciones similares.

Sin embargo, el canciller de Cuba Bruno Rodríguez, durante una conferencia de prensa el pasado 12 de mayo, desbarató estos intentos al informar detalladamente sobre los sucesos, determinando que Washington no podía ignorar las secuencias de este grave hecho.

“Puedo informar con toda responsabilidad que Alazo Baró durante su estancia en Miami se asoció a un centro religioso llamado Doral Jesus Worship Center, Centro de oración de Jesús, en Doral, en Miami Dade, al que se aproximan regularmente y en el que se reúnen personas con reconocida conducta a favor de la agresión, la hostilidad, la violencia y el extremismo contra Cuba”, dijo el Canciller después de enumerar antecedentes del responsable directo del atentado.

Demostró que en ese centro Baró se contactó con el pastor Frank López, al que seguía en forma permanente en Facebook, destacando que éste “mantiene estrechas relaciones con personas como el senador Marcos Rubio”. Se refiere al representante republicano por Florida, además asesor de Trump para nuestra región, que conforma el influyente lobby del terrorismo cubano americano de Miami.

También destacó la relación de Baró con el venezolano Carlos Vecchio (mostrando una foto del mismo) “y con otras figuras de conocido extremismo contra Cuba y promotores de la agresión a nuestro país, incluido el congresista (Mario) Díaz-Balart”.

Recordó asimismo que el Vicepresidente de Estados Unidos, (Mike Pence) “curiosamente” había visitado esa Iglesia hace poco tiempo y que había pronunciado un discurso hostil y duro contra Cuba el 1 de febrero de 2019 y también de evidente desprecio hacia América Latina, además de amenazas a la región.

De acuerdo al relato del Ministro, Baró conoció en esa Iglesia al ciudadano de origen cubano Leandro Pérez, “quien en su propio perfil de Facebook (lo mostró en  pantalla) se declara como amigo cercano del tirador, a quien dice conocer y apreciar”. Sobre Pérez sostuvo que era conocido “por sus incitaciones públicas en las redes sociales a favor de acciones de magnicidio en Cuba”, llamando a acciones violentas, precisamente contra el General de Ejército Raúl Castro Ruz y el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

“Basta con revisar en este momento sus cuentas en redes sociales para encontrar apelaciones como la que ven en pantalla, (que también mostró a los periodistas presentes) mediante la cual llama a atacar con drones lugares oficiales de la ciudad de La Habana”.

Más aún, detalló que el pasado 5 de febrero utilizó Facebook para  amenazar a Cuba con tener listos drones “que se utilizarían para agredirnos” y añadió que “ha usado también las redes y sus contactos para promover ayuda al terrorista Ramón Saúl Sánchez cuya violación sistemática de las propias leyes norteamericanas, provocó la orden de deportación que, sin embargo, no se ejecuta. Los vínculos de Saúl Sánchez con el terrorismo contra Cuba están ampliamente documentados”.

Dio detalles muy importantes sobre Alazo Baró, los cuales nadie podría creer que ignora la inteligencia de EE.UU, y menos sus continuos ataques e incitación a  la violencia contra Cuba. Seguir leyendo TERRORISMO IMPERIAL SIGLO XXI. CUBA EN LA MIRA (PRIMERA PARTE). STELLA CALLONI

RACISMO EN LA CULTURA ‘MAINSTREAM’. VALENTÍN KHAL

el mayordomo
Forest Whitaker en El Mayordomo (2013)

VALENTÍN KHAL

El racismo es un hecho cultural que se evidencia en grados diferentes en el cine o en las series que se emiten en diferentes plataformas de Internet. El cine y la televisión están dominados por hombres blancos, es el canon de lo correcto, de lo que se tiene que ser. Todo lo que salga de ahí, es una deformidad, una rareza. Así, la cultura mainstream1 ha reforzado un esquema de valores que se perpetúan en la sociedad, manteniendo, a través de su programación, prejuicios y privilegios que alimentan el racismo. La invisibilización de las personas no blancas y de las mujeres ha sido una constante en las series televisivas de mayor audiencia; en otras ocasiones, las personas no blancas han servido de aliciente para la broma fácil a través de estereotipos que se escudan en el humor.

Se podría afirmar que las cosas han cambiado, que el racismo en Hollywood o en el mundo del espectáculo ya no es como en años pretéritos, casi hay que agradecer que ya no se produzcan películas de añoranza de la esclavitud como Lo que el viento se llevó (1939), todo un largometraje que romantiza a los soldados confederados y presenta a unos personajes negros infantilizados, menores de edad, que tienen que ser tutelados por los blancos. Es cierto que han aparecido series tan interesantes como Master of None Dear White People, series que critican abiertamente los privilegios de los blancos. A ellas irán dedicadas unas palabras más adelante.

La intención de estas líneas es poner el foco de atención sobre aquellas producciones audiovisuales contemporáneas o recientes donde el racismo se expresa de diferentes modos, tanto en la gran pantalla como en series de televisión bien conocidas por todos. Se parte de la premisa de que el racismo no es, necesariamente, el agravio a una persona en razón de su etnia u origen, sino que también lo es su invisibilización, la no presencia de actores no blancos (negros, latinos, asiáticos, etc.) es también racismo.

No vamos a hablar de aquellas tan evidentes como El nacimiento de una nación (1915), Un día de furia (1992), Una tribu en la cancha (1994), El precio del poder (1983)2¿De qué color me quieres? (1986), El Planeta de los simios (1968) o Apocalipsis Now (1979), La lista, por cierto, es aún más larga, simplemente aquí se han expuesto algunas películas donde el racismo es evidente.

Veamos, pues, algunos ejemplos de películas en las que su racismo podría pasar desapercibido, puesto que este mantenimiento de los privilegios de los blancos tiene que seguir existiendo, pero de una manera más disimulada. Vamos a exponerlos según su fecha de estreno

  • La misión (1986): Este drama histórico dirigido por Roland Joffé nos cuenta la historia de unos jesuitas que quieren proteger a los indígenas de la caza furtiva de esclavos, para ello se enfrentan directamente a los intereses de las Coronas española y portuguesa. En ella vemos toda una justificación para la imposición cultural y la evangelización de los indígenas y, por otro lado, se disfraza la labor de los jesuitas, la presencia de los blancos como salvadores y civilizadores.
  • La guerra de las Galaxias Episodio I: La amenaza fantasma (1999): En la ya penúltima trilogía, George Lucas desarrolló una serie de personajes en los que se reflejaban estereotipos raciales como el jamaicano con rastas Jar Jar Binks, que si se ve la película en su versión original, podrá escucharse el acento que le adjudican. También tenemos al avaro mercader judío representado en Watto.
  • La milla verde (1999): El afable papel de Michael Clarke no es más que la representación del negro dócil, incapaz de hacer nada, excepto violar a blancos. Esta misma docilidad de los negros aparece en libros como La cabaña del Tío Tom, de la caucásica Harriet Beecher Stowe.
  • El último Samurai (2003): En esta película vemos una constante que aparece en otros largometrajes como Avatar (2009), Danza entre lobos (1990) o la reciente The Great Wall (2016) y que ya adelantamos en “La misión: El blanco como salvador”. Nathan Algren interpretado por Tom Cruise es un borracho soldado estadounidense que termina en Japón y, se desconoce cómo, decide que debe preservar el estilo de vida samurai. A esto lo llamamos apropiación cultural.
  • Apocalypto (2006): Si antisemita fue su Pasión de Cristo mucho mejor no lo pudo hacer con esta película. La intención de Mel Gibson era promover la cultura maya y aupar a los jóvenes a hablar en su lengua, de ahí que se filmara en maya yucateco. Sin embargo, Gibson se deja llevar por los estereotipos y muestra una cultura violenta, sangrienta, sedienta de sangre y sacrificios humanos, cuando no existe evidencia histórica que permita hacer tales afirmaciones sobre los mayas. Lo que pudo haber sido una bonita oportunidad para hablar sobre estos maravillosos pueblos precolombinos fue desaprovechada.
  • Transformers (2007): Esta superproducción contó con la subvención del Ejército de los Estados Unidos y con su ayuda para grabar en varias bases del propio ejército. El personaje de Jazz, uno de los Autobots, es un negro cuyas frases están llenas de estereotipos y palabras mal sonantes. Este personaje tiene muy pocas líneas en el guión, disminuyendo su visibilización y reduciéndolo a frases como What’s up, little bitches?, entre otras del mismo tipo.
  • El mayordomo (2013): Cecil Gaines (Forest Whitaker) es un afroamericano que comienza a servir como mayordomo en la Casa Blanca. En ella conoce a Eisenhower y a todos sus sucesores, al tiempo que se nos expone el crecimiento del descontento de los afroamericanos por la segregación racial existente. Aquí vemos dos líneas interesantes: por un lado a unos presidentes blancos preocupados por el racismo en su país, en una de las escenas aparece un John. F. Kennedy (James Marsden) realmente afligido por el ataque del Ku Klux Klan a un autobús lleno de afroamericanos, quien acaba promulgando la Ley de Derechos Civiles de 1964; de nuevo el blanco salvador. Por otro, uno de los hijos de Gaines comienza a militar en los Black Panther y a seguir a Malcolm X, a lo que su padre, el mayordomo, se opone. Así pues hay dos tendencias: la de los afroamericanos que buscan acabar con la segregación con la acción directa y los de quienes, a lo Martin Luther King, representan la docilidad y la obediencia al blanco.

A lo arriba comentado, hemos de sumar la práctica del whitewashing que sigue siendo muy habitual en el cine contemporáneo. Consiste en actores blancos que hacen de personas que no son blancas; el caso más famoso es el de Mickey Rooney en Desayuno con diamantes (1961), donde su papel es un japonés. Sin embargo, en la última década son muchas las películas que han usado el whitewashing, impidiendo así la aparición en la gran pantalla de actores y actrices no blancos. Entre los más recientes tenemos títulos como Dragonball Evolution (2009) donde Justin Chatwin interpreta a Goku. A esta podemos sumar otros,  como Prince of Persia: las arenas del tiempo (2010), Jake Gyllenhaal interpreta a un príncipe persa; The social Network (2010) en la que Max Minghella tiene el papel de Divya Narendra, confundador de ConnectU, quien es de origen indio; en Argo (2012), Ben Affleck interpreta al jefe de operaciones de la CIA, Tony Mendez; y más recientemente Ghost in the Shell (2017), donde Scarlett Johansson o Michael Pitt interpretan papeles que en los personajes animados son japoneses, por no hablar de toda la filosofía oriental que ha sido ignorada en el film. Seguir leyendo RACISMO EN LA CULTURA ‘MAINSTREAM’. VALENTÍN KHAL

LA PANDEMIA ES LA DESIGUALDAD. PASQUALINA CURCIO CURCIO

PROLETARIOS DEL MUNDO, LA PANDEMIA ES LA DESIGUALDAD
Hay que cambiar el mundo de base, erradicar el origen de la desigualdad y revisar el sistema de producción y distribución basado en la propiedad desigual de los medios de producción. El mundo post pandemia debería avanzar hacia un sistema justo e igualitario. Es necesario contener al capitalismo y detener la propagación de la desigualdad y la pobreza que exponencialmente este sistema genera.

 

NASOBUCO DÓLAR

PASQUALINA CURCIO CURCIO

PASQUALINA 3No es del todo cierto que el Covid-19 no distingue al momento de atacar y sobre todo de provocar muertes. Es posible que biológicamente no haya diferencias en cuanto a color de piel, edad, o sexo, en todo caso son estudios que habrá que realizar con detenimiento una vez que se tenga el detalle de los casos de contagiados y fallecidos, pero, diferencias y desigualdades para combatir la pandemia y no morir en el intento, de hecho, las hay.

No es igual el riesgo a contagiarse que asume el repartidor de la empresa Amazon, quien debe salir a trabajar diariamente porque de lo contrario sus hijos irán a la cama sin comer, al riesgo que corre el dueño de la misma empresa, quien estando socialmente muy bien distanciado en su mansión figura de primero en la lista Forbes con un patrimonio de 138 mil millones de dólares.

No es igual sobrellevar la cuarentena siendo cajera de Walmart, con todo el riesgo a contagiarse que ello implica y teniendo un salario que no debe ser suficiente para pagar la prueba de despistaje del covid-19, que sobrellevar el distanciamiento social siendo uno de los accionistas de la empresa: el número 13 de la lista Forbes 2020 con 54 mil millones de dólares de patrimonio.

No es igual combatir el coronavirus sin un trozo de pan que comer porque, siendo asalariado y sin capacidad de ahorro, has sido despedido debido a que la empresa transnacional donde trabajas debió cerrar por la cuarentena, a ser el burgués dueño de la filial.

No es igual sobrellevar la pandemia viviendo en las calles, sin refugio permanente, sin tener que comer, sin trabajo ni salario, que perteneciendo al 1% de la población mundial que se apropia del 82% de la riqueza (Oxfam, 2019).

El verdadero mal que hoy se extiende por todo el mundo y que ataca a la humanidad es la desigualdad, a su vez consecuencia de un sistema de producción y distribución depredador a través del cual la burguesía, dueña del capital, con la complicidad de Estados que mínimamente participan en las economías y “los dejan hacer”, se ha ido apropiando cada vez más del esfuerzo del trabajador asalariado. Un sistema que, por lo tanto, genera cada vez más pobreza y que hoy, en tiempos de coronavirus, se hace más evidente.

Sobrellevar los embates de la pandemia por coronavirus en condiciones de pobreza obviamente resulta más difícil. Hoy, 3.700 millones de personas en el mundo son pobres, o sea, la mitad de la población.

¿Nos hemos preguntado por qué hay tantos pobres en el mundo? ¿O es que vamos a creer el discurso hegemónico defensor del capitalismo que cuenta que los pobres son pobres porque no trabajan lo suficiente, no se esfuerzan, no son productivos, despilfarran su salario, y por lo tanto, ellos mismos son los responsables de su condición de pobreza?

Veamos algunas cifras y desmontemos la mentira

La producción mundial asciende a 85.9  billones de dólares (es la suma del producto interno bruto de todos los países durante el 2018, según datos del Banco Mundial). ¿Quién se supone que produjo esa billonada? ¿Los ricos? ¿Los dueños del capital? ¿La burguesía?

Somos 7.594.270.356 de personas en el mundo, de las cuales, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 3.428.400.000, es decir, el 45% de la población total, pertenecemos a la fuerza de trabajo (estamos en edad productiva y en condiciones de trabajar). De estas 3.400 millones de personas que formamos parte de la fuerza de trabajo, estamos ocupados 3.294 millones. Según la OIT, solo 83 millones son empleadores, o sea, solo el 2,68% son dueños del negocio, propietarios del capital, llámense burgueses.

Eso significa que los 85,9 billones de dólares que se produjeron en el mundo en 2018 son resultado del esfuerzo de 3.208 millones de proletarios y 83 millones de burgueses.

Sin embargo, y siguiendo con las cuentas, según Oxfam, el 82% de los 85,9 billones de dólares que se produjeron fueron a parar a manos del 1 % de la población mundial (o sea, 70,4 billones de dólares fueron apropiados por tan solo 75 millones de personas). Cada uno de los de este grupito, que no son precisamente de la clase obrera, obtuvo en promedio 927.630 dólares en 2018, claro que unos más que otros.

El otro 18% de lo que se produjo en el mundo (15,4 billones de dólares) se distribuyó entre el 99% de la población mundial restante (entre 7 mil quinientos millones de personas) tocándole en promedio a cada uno 2 mil dólares al año, a unos más y a otros menos, a otros nada. Nos referimos a los que viven al día, a los que si no salen a trabajar no comen a pesar de que son los que producen los 85 billones. Léase los proletarios.

¿De verdad los pobres son pobres porque no trabajan? ¿Es en serio?

¿No será que el sistema capitalista explotador en un mundo globalizado y repleto de monopolios transnacionalizados, otorga el poder omnipotente al dueño del capital para fijar, no solo los precios sino también los salarios y por defecto la ganancia, subsumiendo cada vez más en la pobreza a los asalariados? ¿No será que el producto del trabajo de miles de millones de proletarios del mundo está cada vez más desigualmente distribuido? Seguir leyendo LA PANDEMIA ES LA DESIGUALDAD. PASQUALINA CURCIO CURCIO

ATAQUE EXPONENCIALMENTE CRIMINAL. PASQUALINA CURCIO CURCIO

BOLIVARES 1

PASQUALINA CURCIO CURCIO

PASQUALINA 3Nuevamente el gobierno de EEUU ataca al pueblo venezolano. No es que lo hayan dejado de hacer en algún momento, realmente llevan 20 años en ese plan, sin embargo y a pesar de la pandemia que azota a la humanidad, uno esperaría por lo menos una tregua en esta guerra no convencional que el imperialismo declaró al pueblo venezolano por el solo hecho de que decidimos ser un pueblo libre y soberano. Pero no, por el contrario, arremeten y en escalada.

En plena pandemia intensificaron el bloqueo comercial y financiero, aterrorizan a quienes estén dispuestos a vendernos alimentos y medicamentos incluyendo a las navieras; nos tienen retenidos alrededor de 5 mil millones de dólares en sus bancos, los cuales, en esta emergencia sanitaria nos permitirían abastecer de alimentos a todo el pueblo venezolano durante un par de años. Por si fuera poco, embistieron con la denuncia infundada de que somos un narco Estado para justificar así la eventual invasión a territorio venezolano, lo que, entre paréntesis, resultó una gran torpeza, porque ni ellos mismos se lo creyeron, no obstante para completar el show enviaron buques al Mar Caribe a incautar la droga colombiana que nunca pasa por Venezuela sino que toma otra ruta para llegar a EEUU: la del Océano Pacífico.

Es el caso que, dada la crisis económica y humanitaria que en estos momentos atraviesa EEUU, estas amenazas de invasión no son más que fanfarronadas. EEUU no tiene en estos momentos ni la capacidad económica, ni logística para iniciar una invasión, a lo que debemos sumar que la humanidad entera que batalla contra el Covid-19 vería con muy malos ojos cualquier intento de agresión (aunque no es esto lo que más preocupa a la Casa Blanca).

Además de una deuda externa impagable de 24 billones de dólares, EEUU se enfrenta a una recesión económica consecuencia de la pandemia y a una crisis sanitaria con más de 700 mil personas contagiadas que han obligado a la Reserva Federal a imprimir 2.2 billones de dólares para salvar la Bolsa de Valores y otorgar bonos a la población estadounidense, que en un 40% se encuentra en situación de pobreza y sin acceso a los servicios de salud.

Es tal la crisis que atraviesa el país del norte que ha recurrido a la piratería y al pillaje para hacerse de mascarillas y respiradores. También nos acaba de robar nuestro dinero colocado en el City Bank girando la instrucción de que fuese transferido a la Reserva Federal y ni siquiera ha podido cumplir con sus compromisos de pago a la OMS.

Sumemos a esta crítica situación el miedo que invade a los marines estadounidenses de verse abandonados en altamar si estuviesen infectados por el covid-19.

En todo caso no hay que bajar la guardia ante tan impredecible enemigo, y en este sentido, nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, incluyendo los 4.156.567 de milicianos, están conscientes de ello.

Ataque exponencial contra el bolívar

En este escenario de limitaciones económicas y logísticas, escalar el ataque al bolívar y manipular su precio para inducir la hiperinflación resulta una opción para EEUU que, sin mayor requerimiento económico, ni movilización de tropas, busca desestabilizar económica y políticamente a Venezuela desde dentro. Con solo apretar un botón, en menos de un mes atacaron y “depreciaron” 74% el bolívar: pasó de 75.000 BsS/US$ a 138.000 BSS/US$.

Atacar la moneda e inducir la hiperinflación son actos criminales, pero accionar esta arma en una situación de cuarentena colectiva es exponencialmente genocida. Como el resto de la humanidad, en Venezuela estamos combatiendo a ese minúsculo enemigo invisible, disciplinadamente nos hemos quedado en casa, lo que ha implicado que las industrias, los comercios, las escuelas, han cerrado sus puertas, han dejado de producir. En estas circunstancias los trabajadores del sector privado que dependen de su salario para vivir, y sobre todo los que forman parte del sector informal de la economía se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Si a esta situación le sumamos el hecho de incrementos desproporcionados de los precios de los bienes esenciales inducidos por el ataque al bolívar, la capacidad de adquirirlos se reduce. Seguir leyendo ATAQUE EXPONENCIALMENTE CRIMINAL. PASQUALINA CURCIO CURCIO

EL AÑO DE LA PESTE. MIKE DAVIS

MIKE DAVIS*
Michael Ryan DavisCoronavirus es la vieja película que hemos estado viendo una y otra vez desde que en 1995 el libro The Hot Zone, de Richard Preston, nos presentó al demonio exterminador conocido como ébola, nacido en una misteriosa cueva de murciélagos en África central. Fue solo la primera de una sucesión de nuevas enfermedades que surgían en el “campo virgen” (es el término adecuado) de los inexpertos sistemas inmunes de la humanidad. El ébola fue seguido pronto por la influenza aviar, que brincó a los humanos en 1997, y por el SARS, que surgió a finales de 2002: en ambos casos apareció primero en Guangdong, el centro manufacturero del mundo.

Por supuesto, Hollywood acogió con codicia estos brotes y produjo una serie de películas para emocionarnos y aterrorizarnos. (Contagio, de Steven Soderbergh, estrenada en 2011, resalta por su precisión científica y su escalofriante anticipación del caos actual).

Además de los filmes y de incontables novelas estridentes, cientos de libros serios y miles de artículos científicos han respondido a cada brote, muchos de los cuales enfatizan el lastimero estado de la preparación global para detectar y responder a esas nuevas enfermedades.

I.

Así pues, el coronavirus entra por la puerta principal como un monstruo familiar. Secuenciar su genoma (muy similar a su muy estudiado hermano, el SARS) fue pan comido, y sin embargo faltan los segmentos más vitales de información. Los científicos que trabajan día y noche para caracterizar el brote se enfrentan a tres retos colosales.

Primero, la constante escasez de equipos de prueba, en especial en Estados Unidos y África, ha impedido realizar estimaciones precisas de parámetros claves, como tasa de reproducción, tamaño de la población infectada y número de infecciones benignas. El resultado ha sido un caos de cifras.

Segundo, al igual que las influenzas anuales, este virus muta al circular entre poblaciones de diferentes composiciones de edad y estado de salud. La variedad que los estadunidenses tienen más probabilidades de contraer ya es levemente distinta del brote original en Wuhan. Las próximas mutaciones podrían ser benignas o alterar la actual distribución de la virulencia, que aumenta notablemente después de los 50 años de edad. El “catarro corona” de Trump es cuando menos un peligro mortal para la cuarta parte de los estadunidenses, que son de la tercera edad, tienen sistemas inmunes débiles o problemas respiratorios crónicos.

Tercero, aun si el virus se mantiene estable y muta poco, su impacto en los sectores de menor edad podría diferir radicalmente en los países pobres y entre los grupos de alta pobreza. Considérese la experiencia global de la influenza española de 1918-19, la cual se estima que causó la muerte a entre 1 y 2 por ciento de la humanidad. En Estados Unidos y Europa occidental, la cepa original H1N1 fue más letal en adultos jóvenes, lo cual se ha explicado comúnmente como resultado de sus sistemas inmunes, relativamente fuertes, que reaccionaron de más a la infección atacando las células pulmonares, lo cual condujo a neumonía y choque séptico.

Sin embargo, en fechas más recientes algunos epidemiólogos han teorizado que tal vez los adultos mayores tenían “memoria inmune” de un brote anterior de la década de 1890 que les dio protección.

En cualquier caso, la influenza encontró un nicho favorable en campamentos militares y trincheras del campo de batalla, donde segó las vidas de decenas de miles de soldados jóvenes. Este se volvió un factor principal en la batalla de los imperios. El colapso de la gran ofensiva alemana de la primavera de 1918, y por tanto el desenlace de la guerra, se ha atribuido a que los aliados, en contraste con su enemigo, pudieron remplazar sus ejércitos enfermos con combatientes estadunidenses recién llegados.

En cambio, la influenza española tuvo un perfil diferente en países más pobres. Rara vez se aprecia que casi 60 por ciento de la mortalidad global (por lo menos 20 millones de decesos) ocurrió en el Punjab, Bombay y otras partes del oriente de India, donde las exportaciones de granos a Gran Bretaña y las brutales prácticas confiscatorias coincidieron con una importante sequía.

La escasez resultante de alimentos empujó a millones de personas pobres al borde de la hambruna. Se volvieron víctimas de una sinergia siniestra con la desnutrición, que suprimió su respuesta inmune a la infección y produjo rampantes pulmonías tanto bacterianas como virales. En un caso similar, en Irán, entonces ocupado por los británicos, varios años de sequía, cólera y escasez de alimentos, seguidos por un extenso brote de malaria, fueron la precondición de la muerte de aproximadamente la quinta parte de la población.

Esta historia –en especial las consecuencias desconocidas de las interacciones con la desnutrición y con infecciones existentes– debe precavernos respecto de que el Covid-19 podría seguir una ruta diferente y más letal en los sobrepoblados y enfermizos barrios bajos de África y el sur de Asia. Algunos han afirmado que, como la población urbana de África subsahariana es la más joven del planeta, en la que los mayores de 65 años comprenden solo 3 por ciento de la población (contra 23 por ciento en Italia), el coronavirus solo tendrá un efecto leve.

A la luz de la experiencia de 1918, esta es una extrapolación absurda, al igual que el supuesto de que la pandemia, como la influenza estacional, retrocederá al elevarse la temperatura. (La segunda y más letal oleada de la influenza española llegó a mediados del verano.)

Es más probable, como advirtió Science el 15 de marzo, que África sea una “bomba de tiempo en marcha”. Además de la desnutrición, el combustible de tal explosión viral es el enorme número de personas con sistemas inmunes dañados. El VIH/sida ha matado a 36 millones de africanos de la generación pasada, y los investigadores estiman que existen unos 24 millones de casos actuales, junto con 3 millones o más con la “peste blanca”, la tuberculosis.

En África, 350 millones padecen desnutrición crónica y el número de niños pequeños cuyo crecimiento ha sido coartado por el hambre se ha incrementado por millones desde 2000. El distanciamiento social en vastas ciudades perdidas como Kibera, en Kenia, o Khayelitsha, en Sudáfrica, es una imposibilidad obvia, y más de la mitad de los africanos carecen de acceso a agua limpia y saneamiento básico. Además, cinco de las seis naciones con los peores sistemas de salud del mundo están en África, entre ellos el más populoso, Nigeria. Kenia, país conocido por exportar médicos y enfermeras, tiene exactamente 130 camas de terapia intensiva y 200 enfermeros certificados de cuidados intensivos para recibir la llegada del Covid-19.

II.

Dentro de un año, tal vez estemos mirando con admiración el éxito de China en contener la pandemia, y con horror el fracaso de Estados Unidos, (hago la heroica presunción de que la declaración de China de que la transmisión declina con rapidez es más o menos precisa).

La incapacidad de nuestras instituciones de mantener cerrada la caja de Pandora apenas si causa sorpresa: desde 2000 hemos visto repetidas fallas en la atención a la salud en la línea frontal.

Por ejemplo, las temporadas de influenza de 2009 y 2018 colmaron hospitales en todo Estados Unidos, exponiendo la pasmosa escasez de camas de hospital después de años de recortes en la capacidad de internamiento de pacientes, con tal de elevar las utilidades económicas.

La crisis se remonta a la ofensiva de las corporaciones que llevó a Ronald Reagan al poder y convirtió a destacados miembros del Partido Demócrata en sus cajas de resonancia neoliberales. De acuerdo con la Asociación Estadunidense de Hospitales, el número de camas disminuyó en un extraordinari0 39 por ciento entre 1981 y 1999. El propósito fue elevar las ganancias al incrementar el “censo” (el número de camas ocupadas). Sin embargo, el objetivo gerencial de 80 por ciento de ocupación significó que los hospitales ya no tenían capacidad de absorber el ingreso de pacientes durante las epidemias y las emergencias médicas. Seguir leyendo EL AÑO DE LA PESTE. MIKE DAVIS

LAWFARE Y GUERRA ASIMÉTRICA VS. VENEZUELA. CARLOS FAZIO

ELLIOT ABRAMS
Elliot Abrams, representante especial para temas relacionados con Venezuela, del Departamento de Estado de Estados Unidos. Foto Afp

CARLOS FAZIO

FAZIO 1En la coyuntura de la llamada “epidemia del siglo”, la diplomacia de guerra de Estados Unidos ha decidido profundizar su guerra no convencional, asimétrica, contra Venezuela. Con una serie de acciones sucesivas que pretenden generar miedo y pavor (shock and awe) en filas “enemigas”, la administración Trump activó el 26 de marzo pasado el miserable plan diseñado por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el representante especial para Venezuela, Elliott Abrams, cuyo objetivo final es intentar producir un “cambio de régimen” en el país que tienen la reservas probadas de hidrocarburos más grandes del mundo.

Ese día, en lo que parece marcar un nuevo punto de no retorno ahora bajo la pantalla judicial del golpismo (Lawfare), el fiscal general de EEUU, William Barr, anunció cargos criminales por narcoterrorismo, tráfico de cocaína, lavado de dinero y corrupción contra el presidente constitucional y legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro; una docena de altos funcionarios civiles y militares así como dirigentes del proceso bolivariano –e, incluso, un par de generales prófugos de la justicia venezolana–, bajo la grotesca argumentación de “haber participado en una asociación delictiva” que involucraría a una “organización terrorista extremadamente violenta” –las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC–, así como de “conspirar” para utilizar la venta de drogas como un “arma” contra Estados Unidos.

El 31 de marzo, en otra inadmisible intromisión –que viola  el Derecho internacional y los principios de la Organización de las Naciones Unidas, entre ellos, el de no intervención, la libre determinación de los pueblos y la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales−, Pompeo y Abrams hicieron público su “plan” denominado eufemísticamente “Marco para la transición democrática en Venezuela” (cuyo único fin es el derrocamiento de Maduro), lo que fue seguido, el 1 de abril, por el anuncio de Donald Trump del lanzamiento de un nuevo operativo militar naval antidrogas en aguas del Caribe y el Pacífico.

Trump, quien apareció flanqueado en la Oficina Oval por el secretario de Defensa, Mike Esper, y el jefe del estado mayor, general Mark Milley, dijo que las operaciones marítimas antinarcóticos estarán dirigidas contra lo que, afirmó, es una “creciente amenaza” de “narcotraficantes y terroristas” que buscarán “aprovecharse” de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus para introducir drogas en EEUU y afectar a la ciudadanía.

A su vez, el secretario Esper identificó a Venezuela como una amenaza en particular, al acusar al “régimen ilegítimo de Maduro” de depender de las ganancias del narcotráfico para mantenerse en el poder. Con lo cual, se cumplirían los propósitos encubiertos denunciados a mediados de marzo por el canciller venezolano, Jorge Arreaza, de que en el marco de una nueva fase de agresiones unilaterales estadounidenses contra su país, el Pentágono y el jefe del Comando Sur, Craig Faller, estaban contemplando un “bloqueo naval” a Venezuela, acción reconocida por la ONU como “uso de la fuerza”; medida que podría ser reforzada en la coyuntura con acciones coercitivas bajo el paraguas de la Organización de Estados Americanos (OEA), vía el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), ambos, viejos instrumentos de la guerra fría al servicio de Washington.

Pino Arlacchi y los bulos de la CIA y el Pentágono

En el marco de la nueva fase de guerra híbrida de EU contra el proceso bolivariano de Venezuela, cabe recordar que el 15 de abril de 2019, durante una sesión de preguntas y respuestas en la Universidad de Texas, el secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó entre risas y aplausos: “Yo era director de la CIA (Agencia Central de Inteligencia). Mentimos, engañamos y robamos. Teníamos hasta cursos de entrenamiento”. (Aunque la transcripción oficial del Departamento de Estado no incluyó esas aseveraciones, sí quedaron registradas en video).

La confesión de Pompeo vino a confirmar lo que es público y notorio y está registrado en cientos de documentos oficiales y literatura sobre la CIA de los últimos 60 años. Pero no deja de ser grave que el jefe de la diplomacia estadounidense se refiera a sí mismo como mentiroso y ladrón. Máxime, en la actual coyuntura, cuando expertos comunicacionales del Pentágono y la CIA han echado a andar una nueva etapa de la guerra no convencional contra Venezuela, diseñada en base a operaciones de guerra psicológica, propaganda encubierta y mensajes indirectos a través de los medios de difusión masiva (radio, televisión, prensa escrita, Internet), direccionadas a conseguir el control y la manipulación de la llamada opinión pública mediante distorsiones informativas (noticias intoxicadas). Seguir leyendo LAWFARE Y GUERRA ASIMÉTRICA VS. VENEZUELA. CARLOS FAZIO