PROGRAMA DE LA MOSCA

Hay personas que no tienen memoria,
O sencillamente que lo olvidaron todo.

Hay de esa gente en cualquier dimensión,
Incluso en las reuniones. Cuando los niños juegan.
Llegan ante nosotros y se atribuyen glorias,
Avisos, caridades. Jamás se equivocaron.
Y desatan su humor y hablan de aquella vez
En que pelaron ¿solos? Entonces lo sabían.

Yo conozco esta especie, me la encuentro a menudo
En las aulas cerradas, allí donde el hastío
Hace olvidar las cosas.

Suelen vestir de pobres, pero en la oreja llevan
No lavanda barata, sino esencias de sándalo.

Este que yo conozco no sabe improvisar.
Tras tanto balbuceo, hay un guión perfecto.
Cuando entra a la sala, ya viene modelando.

Sabe lo que dirá,
Y puede, incluso, saber lo que yo pienso.
No duerme, no descansa.
Hace el amor y piensa cómo cortar las alas
Del que nadie ha elegido, del que llegó cubierto
De polvo y de dolor, del guerrero común.
Y dice que fue él,
Que nadie sino él descubrió la bacteria.
Olvida aquellas veces en que rogaba un guiño
A cualquier pasajero con mandato y con ley.

– Eh, tomadme en cuenta, yo soy de los que sirven.
Eso no lo recuerda, lo quisiera olvidar.

Y sigue el timador creyéndose libélula,
Ave del paraíso, y sólo hay un ausente
Capaz de verlo mosca. Pero no quiere hablar.
(¿Acaso lo creerán? ¿Y si el juez no recuerda
La verdadera historia?)

Y vuela y vuela el nuevo trepador,
Y hay gente que lo aplaude, que le brillan los ojos.
Pero cuántos lo creen.

Dos ancianos y un joven empiezan a dudar.
Y en el aire se escucha estrépito de alas,
Y en la leche la mosca, ensuciándolo todo.

Omar González

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